jueves, 16 de febrero de 2017

Patria: "Fulano hace un poco, Mengano hace otro poco, y cuando ocurre la desgracia que han provocado entre todos, ninguno se siente responsable."


Comentario en torno a la novela Patria, de Fernando Aramburu, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

Era lunes, 13 de febrero y después de las cosillas de casa, me fui de paseo y de recados, bajo la que se había anunciado como llovizna pero se mostró como señora lluvia. Iba pensando en la entrada del jueves, si pondría esto o lo otro, qué le parecería a Austri, mi compañera de lecturas. No contaba con ella, con la que estaba cayendo; pero mi pensamiento la convocó y  allí estaba, en la librería Luz y Vida, junto al expositor de Patria. Había entrado a comprar A sangre y fuego y Media vida, ya sabéis, las que leeremos los meses próximos. Aquí tenéis mi ensoñación:

-¡Hola María Ángeles!

¡Hola, Austri! No esperaba verte por aquí.

-Pues éste es el lugar más adecuado, éste y la Biblioteca Pública.

-Sí, desde luego. Pero vamos fuera y charlamos. Cuando nos cansemos de andar bajo la lluvia, entramos en una cafetería. La lluvia es casi un personaje de Patria.


-Al Txato lo matan bajo la lluvia. ¿Crees que la lluvia significa algo más que el fenómeno meteorológico?

-Podría ser, lluvia y País Vasco van de la mano. La que cayó durante cuarenta y tres años...De todas maneras, cómo le gustan los paraguas a Fernando Aramburu. Mira la portada de otro de sus libros, Años Lentos, novela protagonizada por una familia donostiarra más pobre que la de Patria y una ETA más incipiente, a finales de los sesenta.


-Como es una novela muy larga, vamos a comentar solo algunos pasajes. Déjame tu libro, a ver qué comentamos. Ya está, nos sirven de guía estos post it que guardas entre las páginas. 



-Son sólo referencias a  frases que me llamaron la atención, en algunos capítulos. Leo lo de las pintadas y el linchamiento moral que sufre el Txato. ¡Nadie hizo nada! 

"Habían aparecido pintadas en las paredes. Una de tantas : TXATO TXIBATO. Por la rima, supongo, pero el caso es difamar y meter miedo. Fulano hace un poco, Mengano hace otro poco, y cuando ocurre la desgracia que han provocado entre todos, ninguno se siente responsable porque total, yo sólo pinté, yo sólo revelé donde vivía, yo sólo le dije unas palabras que igual ofenden, pero, oye , son sólo palabras, ruidos momentáneos en el aire."

-Le negaron el saludo y la mirada. Los amigos, los vecinos y los inocentes niños que escuchaban conversaciones no inocentes de sus padres. "Una canallada", como le dijo Arantxa, sin beso, con una palmada, bien alto. Bittori no olvida, "antes muerta". El Txato tuvo que renunciar a la bici...

"Mataron al Txato, una tarde de lluvia, a pocos metros del portal de su casa."

-"Y el cura, menudo pájaro, le insistía a Bittori para que el funeral se celebrara en San Sebastián."



Es que allí irá más gente. Ni hablar, somos del pueblo. Don Serapio, "menudo pájaro", cedió y en la homilia ni una palabra sobre el atentado, "trágico suceso que a todos nos conmociona". Asistieron unos pocos vecinos, algunos políticos constitucionalistas, algunos parientes y ningún empleado.  Arantxa estuvo en los bancos del fondo, con su marido. "No se acercaron a dar el pésame, pero allí estaban, no como otros. Y eso Bittori tampoco lo olvida". 

-Era una Arantxa sana, antes del ictus, el que tuvo en Mallorca, de vacaciones con su hija Ainhoa. Aquello que la dejó totalmente paralizada, con el "síndrome de enclaustramiento". Enclaustrada...como su hermano Joxe Mari en la cárcel con una condena de ciento y pico años, como su querida Patria, enclaustrada por la ley del silencio impuesta por un nacionalismo criminal de cuatro líneas. Adivinamos que Arantxa será la que probará a tender un puente entre las dos familias, la hija de la amarga Miren, la "mujer de mármol". 


-Mujer de mármol con su nieta Ainhoa de quince años. Miren viajó a Mallorca cuando lo del ictus y tuvo que hacerse cargo, unos días de la niña.  Hubo en la isla una explosión delante del cuartel de la Guardia Civil. La adolescente razona: tan lejos de Euskal Herria, qué culpa tienen los de aquí de lo que pasa allá, la bomba me podía haber explotado a nosotros, no me gusta que maten, a mi aita tampoco le gusta.



La amona Miren suelta la sinrazón de su discurso aprendido: 

"Eso no pasa porque ellos miran bien cuando tiene que producirse una explosión...Las bombas son para defender los derechos de nuestro pueblo y se las ponen al enemigo. A los mismos que torturaron al osaba Joxe Mari y que todavía lo torturan en la cárcel. Si no entiendes esto, yo ya no sé qué puedes tú entender...¿Que sigan machacando al pueblo vasco por los siglos de los siglos? "

La gente buena no mata, eso te lo ha dicho Guillermo, tu aita, no, eso lo digo yo. 
Ainhoa no se terminó el bocadillo, Miren, "dura de gesto", tampoco.

-Volvemos a don Serapio, menudo pájaro. Bittori quería saber y no se conformaba con sus diálogos de Polloe. Decidió volver a la casa del pueblo, la que abandonó en una mudanza casi clandestina. Un día se presentó don Serapio, menudo pájaro, que le preguntó si hacía vida en la casa. El olor a alubias con morcilla no ofrecía dudas. Claro, era su casa. El cura, "rana verbal",  dando saltos para acá y para allá, inició una conversación de circunstancias llena de halagos y de blanda amabilidad, de un tema a un subtema, pasando por la meteorología. Bittori perdía la paciencia, tenía hambre y estaba deseando quitarse de en medio la incómoda visita. "Zanjó: ¿Por qué no hablas de lo que has venido a hablar?" 

"Sin poderlo evitar", dirigió una mirada a la foto enmarcada del Txato. Soltó lo que tenía que soltar. Que...causaba cierta inquietud...la gente veía que venía todos los días y sentía extrañeza y se hacía preguntas...otros vecinos tenían derecho a rehacer sus vidas...oportunidad a la paz. La lucha armada que había golpeado con dureza a  nuestro pueblo...las fuerzas de seguridad...hemos tenido muertos...aquí ha habido represión...inocentes...maltratado, torturado en los cuartelillos...nueve hijos de la villa...en la cárcel...no soy jurista...si merecen o no el castigo...simple sacerdote...contribuir a que la gente de su pueblo viva en paz.

Obispo Setienal que tuve el gusto de conocer en visita pastoral y en el tren. 

-Bittori se enfrentó al cura, le preguntó si acaso la paz estaba en peligro porque la viuda de un asesinado viniera a pasar unas horas en su casa. En absoluto, por Dios, en absoluto. Sólo había venido a pedir un favor en nombre de la gente del pueblo. Mira que la tenía bien presente en sus oraciones, a ella y a sus hijos. Y que si su marido no estaba ahora en la presencia del Señor no sería porque él no lo hubiera suplicado no sé cuantas miles de veces. ¡El Txato en el infierno o en el purgatorio ! ¿Por qué no lo echaba ya a escobazos? Bittori no perdió los nervios, lo cual tenía mérito. Le pidió que hablara claro, qué quería de ella:

"Que no vaya al pueblo para no entorpecer el proceso de paz...que ha llegado el momento de que nos perdonemos los unos a los otros"

-¿A quién tenía Bittori que perdonar? Respondió que a nadie pero que era "parte del conflicto" y tal vez la otra parte exigiera también perdón. ¡Inaudito! Ya no aguantaba más y tenía hambre. 

"Quien no me quiera ver en le pueblo, que me pegue cuatro tiros como al Txato, porque pienso seguir viniendo tantas veces como me dé la gana".

"Dile a la persona que te ha mandado visitarme que no pararé hasta conocer todos los detalles relativos al asesinato de mi marido".


-¿Hurgar en la herida? No, sino sacarle todo el pus para que pueda cerrarse. Se fue ofendido. Sentada sobre el plástico y la húmeda losa, le contaría al Txato toda la conversación con don Serapio. 

"¿Tú qué piensas Txato? ¿Hice bien?"

-¿Por qué lo mataron? Vamos a "Diálogo en la oscuridad".

Aquella noche, en que Bittori anunció "sapo en salsa" para cenar, el Txato estaba inquieto y no tenía hambre. Sentada en la cama, en la oscuridad, mosqueada porque Miren le había hablado de "las cartas", le espetó:

"¿A qué esperas para contármelo todo?"

-El Txato puso a Bittori al tanto del acoso a que lo estaban sometiendo, sin ocultar cifras ni su viaje a Francia. En cambió, no dijo una palabra sobre la mención a Nerea en la última carta amenazadora. ¿Qué pensaba hacer? Esperar.

"Por este año ya les he pagado y más no me van a sacar. Estos cabrones me piden una barbaridad, justo ahora que me he metido en créditos y compras, y que hay unos cuantos morosos que no me pagan...Quién sabe, igual ha habido una equivocación...¿Quién me dice a mí que el tipo al que entregué el sobre no se lo ha quedado para costear sus caprichos...de momento es mejor no hacer nada."

-El Txato confíaba en el pueblo. Lo conocían"soy de aquí, hablo euskera, no me meto en líos de política, doy trabajo...fiestas...equipo de fútbol, el Txato apoquina como el que más. Si alguien de fuera viene a hacerme daño, seguro que le echan el alto. Ojo, que ese es de los nuestros. Además, conmigo se puede hablar ¿eh?"

-No tan confiado, no se chupa el dedo. En la empresa, guardaba una pistola en el cajón. Si el asunto se complicara, se llevaría los camiones a la Rioja o por ahí.

Su mujer le dice que, aunque sea del pueblo, no le extrañaría que alguno de sus obreros le pasara a ETA datos suyos. Podría ser. Todos pagaban y se iban por las ramas si se les preguntaba. Y quería que Nerea estudiara fuera. El Txato, contra su costumbre, no roncó en toda la noche.

-Dejamos al Txato y a Bittori por hoy. Esto que hemos comentado ¿te trae a la memoria algún recuerdo de los años en que viviste en Euskadi?

-En los años ochenta, en Legazpi se hablaba, como en todo Euskadi, del "impuesto revolucionario", de las cartas de extorsión que los empresarios recibían y de que no todos eran muy ricos. En enero de 1983 hubo una noticia que cayó como una bomba en el pueblo. ETA había secuestrado a Miguel Ignacio Echeverría, nieto de Patricio Echeverría, el fundador de Aceros Bellota, la empresa donde trabajaba la mayor parte de los legazpiarras. Los niños de la escuela se hacían eco de la preocupación de sus padres: la fábrica se puede venir abajo, habrá despidos, nos tendremos que ir de la casa porque es de Patricio...O, en otra línea: a ese chaval nadie le ha visto tomar txikitos en los bares de la Kale Nagusia, pagarán, seguro que pagan, esos tienen mucho dinero...de nuestro sudor al pie del horno de fundición. El Ayuntamiento, en pleno, con su alcalde a la cabeza, también obrero de PESA, declaró a la prensa que estaban en un "impasse", no sé por qué no se me olvida la palabreja. Una semana después, el joven estudiante de ingeniería Miguel Ignacio Echeverria, fue liberado, tras el pago de los 160 millones de pesetas. 



De curas, monjas y frailes habría mucho que hablar. Algunos, en expresión popular, eran "más de eta que de la otra". ¡Y no conocí a don Serapio pero conocí al obispo Setién! Nos reunió a los maestros de Legazpi, qué religiosos y modositos, en su visita pastoral, en mi primer curso. Habló casi todo en euskera y nadie tradujo nada. Mis compañeras, las de Burgos,  me recuerdan que yo comenté, en aquella ocasión que San Pedro no entendería a  este obispo. Unos años más tarde, coincidí con él en el Talgo y, en una sacudida del vagón, estuve a punto de regarle con el contenido del bote de zumo que acababa de abrir, no lo hice a posta, monseñor. Era de melocotón, no de tomate, afortunadamente.

Bueno, Austri, ha dejado de llover. La semana que viene seguimos con Patria.

Un abrazo de María Ángeles Merino

y Austri.

14 comentarios:

La seña Carmen dijo...

Tantos secuestros y asesinatos se sucedían en aquellos años que se nos han olvidado los nombres. Gracias por tirar de tus recuerdos y de la hemeroteca, siempre en este orden.

Se lo he comentado a algún otro miembro de este foro en privado: para mí uno de los puntos más flojos de la novela es la elección de la víctima, y no es que busque la razón de la sinrazón.

Bertha dijo...

Por desgracia hay mucho Serapio que dan lecciones de moral y ética y no estamos hablando de siglos. Aun escuece esta doble moral.

Un abrazo y hasta la semana que viene, feliz finde guapísimas.

Myriam dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Myriam dijo...


Myriam16 de febrero de 2017, 16:27
Ya ves, yo opino lo opuesto a CARMEN con respecto a la elección de la víctima. A los cerebros de la Banda terrorista les importaba cobrar los secuestros para financiar la compra de armas. Con el resto de implicados por acción u omisión la envidia hacia lo suyo. Y si, Txato era muy trabajador y controlador, quería estar en todas las salsas (con respecto a su trabajo) pero por es o por ser Empresario no era opresor, cómo no lo serían otros empresarios asesinados de verdad - no digo todo, que también los habría-, ¿o resulta qué todo empresario es explotador?

En todo caso, me gustaría que CARMEN ampliara porqué no le gusta.

Cariños

Myriam dijo...

Y el cura instigador, menudo pájaro! Ajjjjj

La seña Carmen dijo...

¡Cuánto interés es saber mi opinión que hasta en mayúsculas gritas mi nombre, Myriam! No me sabía yo tan importante, je je.

No es que no me guste, es que si bien otros pasajes de la novela están más claros y el juego de perspectivas cumple su papel, en este caso, por qué eligen al Txato como víctima para el asesinato, no para la extorsión, a mí por lo menos no me han quedado muy claros: Por un lado parece que sus empleados, o al menos alguno de ellos, le tenía una especial inquina desde la huelga, por otra parece que era el objetivo preferido del etarra jefe del pueblo, el dueño de la taberna. El Txato se siente seguro en su pueblo, no ha dicho que no fuera a pagar, solo pidió una tregua... Vale, no pidamos a los terroristas que razonen mucho, pero aquí me da la sensación de que Aramburu se ha liado un poco con ese juego de perspectivas. Todo no podía ser perfecto.

Por mi parte no he dicho ni media de explotadores ni explotados, así que imagino que esa parte no era comentario a mi comentario.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Fernando ha declarado que ha elegido este tipo de personaje para que nadie pudiera rastrear un hecho concreto. Es similar a tantos otros pero si hubiera situado un hecho concreto o demasiado similar a otro eso le hubiera llevado a un detallismo que no era el objetivo de la novela. Es su elección. Acepto que te sorprenda, Carmen.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, como dice Mª Ángeles en su entrada, este tipo de hechos solo se entienden con los silencios cómplices y con las pequeñas acciones que, al final, empujan todo hacia una única vía. En esto consiste el imperio del terror.

Myriam dijo...

Cármen, no está para gritar tu nombre. Sinonimia que lo vieras. Siempre he puesto los nombres en mayúsculas cuando he hecho comentarios en mi blog, porque no todas las personas leen los comentarios que no ven dirigidos a ellas. Efectivamente esa parte no era dirigida a tí sino que era una reflexión mía sobre el tema.

Un abrazo, Cármen
Y otro a Ma de los Ángeles

Myriam dijo...

Y por supuesto, Cármen, muchas gracias por tu respuesta, ahora me quedó más claro por que no te gusta esa elección de víctima.

Myriam dijo...

No era para gritar tu nombre, sino para que lo vieras. Quería decir ( el móvil me cambió las palabras)

María Pilar dijo...

Encantada con leeros y seguiros por este recorrido de Patria. Por tanto a mí no me queda más que deciros gracias, Mª Ángeles/Austri. A las dos.

Ele Bergón dijo...

Me gusta " la lluvia es casi un personaje de Patria " y tanto que lo es. Como lo es el silencio, el miedo, la sinrazón, las ausencias en los entierros que tú tan bien apuntas. ¿ Cómo se puede ir trastocando todo?

A mí también me gusta la conversación que tienen abuela y nieta en Mallorca. La nieta parece la adulta y la abuela la adolescente intransigente, contaminada.

El cura un impresentable y seguro que real. No sé cómo, pero creo que fue en los años 80 cuando tuve en mis manos un libro que se titulaba: "Eta nació en un seminario" No śe que he hecho con él.

Como siempre buen trabajo, claro que cuentas con tu amiga inseparable Austri y no todos tenemos esa ayuda o quizás te complique más la existencia, vete tú a saber.

Besos. Nos vemos

Merche Pallarés dijo...

Apoyo totalmente el comentario de nuestra querida Ele Bergón. Y, como siempre, tu relato de la novela ¡impecable! además con el añadido vivencial de tu estancia en Legazpi. ¡Lo que debisteis de pasar "las de Burgos"... Cuitadiñas...