domingo, 28 de marzo de 2010
¡Por fin, por fin! Se va a cumplir el sueño de mi padre. Va a ser gobernador de su “ínsula”.
Ele Bergón dijo:
Hola coleguis!
¡Por fin, por fin! Se va a cumplir el sueño de mi padre. Va a ser gobernador de su “ínsula”. ¿No es por eso que se ha ido con con el Alonso con la furgoneta de un lao para otro?
Y yo me pregunto ¿Todos los sueños se cumplen? Algunos tardan mucho, como le pasa al mío con mi Churri ¡Qué paciencia tengo!.
¡Cuánto sabe el duque! …..” por ser dulcísima cosa el mandar y ser obedecido” Ya me gustaría a mi mandar, ya, pero siempre me toca obedecer y es que por uno que manda somos muchos los que obedecemos.
Cada vez me doy mas cuenta de lo sabio que es mi padre
-Vístanme como quisieren; que de cualquier manera que vaya vestido seré Sancho Panza (Habla un poco raro, pero me da en la nariz que lleva razón porque aunque yo me vista de “pijo” voy a seguir siendo El Sanchico)
Pero claro, ahí está el listillo del Alonso dando consejos a mi padre ¡Qué se habrá creído! ¡Huyyyy huyyyyy que le tiene envidia, que si que si, que lo conozco y le gustaría que la ínsula fuese para él. Le trata como si mi padre no tuviese ningún merito para merecerla.
Os tengo que confesar que algunos de sus consejos me gustan pero otros…..me ponen de una leche… “procura conocerte a ti mismo que es el mas difícil conocimiento”.. En esto me parece que puede que sea verdad, porque yo no me entiendo nada de nada.
También me gusta eso de que debe estar orgulloso de donde viene. Hombre, faltaría plus que ahora se olvide de nosotros. Pero lo que no me gusta nada es cuando le da consejos sobre mi madre, pero si ella sabe m´as que el propio Alonso, qué se habrá creido el larguirucho, pues no lee ni na la Sra. Teresa Panza . Rústica puede que sea mi madre, que lo he mirado en el diccionario y es verdad que nació en un pueblo, pero ¿tonta? De eso no tiene ni un pelo. El tonto es él que se va por ahí a buscar no sé qué y lo que ya me enfada machísimo es cuando insinúa que mi madre la puede palmar. A él le llegar´a antes que a ninguno la hora de marcharse al otro barrio, porque todos en mi familia estamos sanísimos ¿ con que derecho dice eso a mi padre? Buf, buffffff que no me contengo. Me ha entrado tan mala leche que no quiero continuar…..
Choque de manos con mucho enfado con el Alonso
El Sanchico.
Pedro Ojeda dijo en "La acequia":
"Abejita de la Vega recupera su voz tras huir todos los secundarios y en la primera parte de su comentario nos habla del diálogo entre el Duque y Sancho. En la segunda, comenta los consejos de don Quijote y trae, muy bien traída, una referencia ilustrada a un instituto burgalés. Después publica las palabras del Sanchico, gracias a Ele Bergón: ya se ve hijo de gobernador y admira la inteligencia de su padre."
Leer más: http://laacequia.blogspot.com/#ixzz0jmHH2HHH
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Huyeron mis secundarios, pero alguno aparecerá. En cuanto haya un huequecito. Feliz Semana Santa y de Pascua, reciba voacé... Pedro.
sábado, 27 de marzo de 2010
El almendro de la subida al cerro "San Miguel" ya floreció.
Subida al cerro de San Miguel (Burgos). Almendro urbano.
Llegó la primavera y este almendro burgalés no había florecido. Aquí lo tenéis, con sus flores abiertas, un 27 de marzo.
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
(Miguel Hernández, Elegía a Ramón Sijé)
viernes, 26 de marzo de 2010
"Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría "
El Instituto Cardenal López de Mendoza, de Burgos, creado en 1845, se ubicó en este edificio de 1538, antiguo Colegio San Nicolás, que perteneció a la familia López de Mendoza. Tras pasar la puerta principal del bello edificio renacentista, nos encontramos con otro acceso donde figura escrito el proverbio latino "Initium sapientiae est timor Domini", al que alude don Quijote, en este capítulo. Desde 1968 hasta 1974,como alumna del mismo, atravesé todos los días del curso escolar, esta puerta con la terrible advertencia: "El principio de la sabiduría está en el temor de Dios". Afortunadamente, hace ya mucho tiempo que deseché ciertos temores.
Segunda parte del comentario al capítulo 2,42 del Quijote, publicado en "La acequia".
"De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas"
Don Quijote, ante la inminente toma de posesión del gobernador insulano y, con licencia del duque, lo conduce a una estancia aparte, para aconsejarle en privado. Cierra tras sí la puerta y no lo invita a sentarse, sino que le hace sentar.
Da las “infinitas gracias” al cielo, porque la buena dicha ha salido a recibir a Sancho, antes y primero y, a continuación, pone en marcha la artillería, con voz reposada, para rebajar los humos al escudero.
El duque acaba de hablarle de “vos”, ahora don Quijote le tutea, tratamiento mucho más familiar: “Tú, que para mí, sin duda alguna, eres un porro…” Sin madrugar, sin trasnochar, sin hacer diligencias, el aliento de la caballería andante le tocó en el cogote y ya se ve gobernador. Ya sabe, Sancho, a quién le debe todo. ¿Madrugar? ¿Trasnochar? Su señor no se acuerda de las largas jornadas, días y noches, por esos caminos de Dios. ¿Diligencias? ¡Tantas veces se las sellaron en las costillas!
Y todo esto se lo dice por su bien, para que sea humilde y dé gracias al cielo y a la grandeza de la profesión caballeresca. Que aprenda este Catón, no se vaya a engolfar ni confundir, puesto que no pasó de la primera página de la cartilla, como él mismo reconoce. Veamos las lecciones de don Quijote.
La primera lección consiste en temer a Dios, que ahí está el principio de la sabiduría, el viejo proverbio latino: “initium sapientiae, timor domini”.
La segunda se fundamenta en conocerse a uno mismo, el “gnóthi seautón” de los griegos y el “nosce te ipsum” latino. Si Sancho llega a conocerse bien, no se hinchará como la rana del cuento y no le afearán el haber sido pastor de puercos.
¿Pastor de puercos? Eso fue de muchacho. Gansos fue lo que guardó, algo más mayorcito. Conque gansos, je, je, lo estás poniendo peor, pensará el que busca la risa, en el Quijote. Pero este lector verá a continuación como este “porro” da en el clavo: “no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes”.
Don Quijote asiente y añade que los que no son nobles de cuna han de ser más suaves y más prudentes, para evitar la murmuración. Y le aconseja que haga gala de sus orígenes humildes, porque si ven que él no se avergüenza, no le avergonzarán.
Sancho ha de poner a la virtud, por encima de todas las cosas. Mejor “humilde virtuoso que pecador soberbio”. Si el humilde labriego practica la virtud y se precia de practicarla, no tendrá envidia a los grandes señores; que “la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí misma lo que la sangre no vale”.
Sancho ha de “acoger, agasajar y regalar” a sus parientes si lo visitan en la ínsula, sin desecharlos o humillarlos, por su humilde condición.
Si lleva consigo a su mujer ha de enseñarla, doctrinarla y desbastarla de “su natural rudeza”, que una mujer rústica y tonta puede ser muy perjudicial para un gobernador. ¿Cómo se las apañará Sancho para quitar lo basto a su Teresa? Lo cierto es que Teresa puede ser rústica, pero no tonta.
Don Quijote no deja cabo suelto y también le aconseja para el caso de enviudar. Le dice que no la tome como caña para “pescar” lo que él aparente no querer y…todo queda en casa.
Nuestro caballero andante ofrece, a continuación un código ético, que ha de tener Sancho muy presente, en su cargo.
No ha de guiarse por su propio juicio o “ley del encaje”, hallarán en él más compasión por las lágrimas del pobre que por las informaciones del rico, pero no más justicia; ha de descubrir la verdad entre las promesas y dádivas del rico, pero también en los sollozos del pobre; no ha de cargar todo el rigor de la ley al delincuente; si se dobla la vara de la justicia, que sea por el peso de la misericordia, no por la dádiva; si juzga un pleito de un enemigo , olvide las injurias y busque la verdad ; no ha de cegarle la pasión en la causa ajena…
Sigamos… si alguna mujer hermosa le pide justicia, no ha de mirar sus lágrimas ni oír sus gemidos. Y al que ha de castigar con obras, no lo maltrate de palabra, que bastante tiene el pobre.
Al culpado ha de considerar como a hombre sujeto a la depravada naturaleza humana y siempre ha de mostrarse piadoso y clemente.
Si Sancho sigue estas reglas, vivirá en paz, con el beneplácito de la gente, rodeado de hijos y nietos. Y, en el momento de su muerte, cerrarán sus ojos las manitas de sus tataranietos. Larga vida a Sancho, pues.
Estos son los adornos del alma, a continuación le indicará los que sirven de adorno al cuerpo.
Esperemos al próximo capítulo, hasta entonces un abrazo de María Ángeles Merino Moya.
Pedro Ojeda Escudero dijo en este blog:
"Qué buen comentario y qué bien traídas las imágenes de este instituto, tan reconocible para todos los que estamos en Burgos. Gracias por hacerme ver el enlace con el Quijote, muy oportuno."
Pedro: ya he dicho que recuerdo con cariño al "López", incluso acordándome de lo malo, que lo había. La inscripción del arco, en la puerta de acceso, imponía...Lo tengo tan grabado que lo relacioné instantáneamente,las palabras de DQ y el Instituto.
Es así, en Burgos es el Instituto por antonomasia, el pata negra...
jueves, 25 de marzo de 2010
"Si vuestra señoría fuese servido de darme una tantica parte del cielo...la tomaría de mejor gana que la mayor ínsula del mundo."
Primera parte del comentario al capítulo 2,42 del Quijote, publicado en "La acequia"
De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas-
La Dolorida desaparece y el mayordomo polifacético ya no quiere aparecer por la pantalla de mi ordenador. Recupero mi voz para contaros este capítulo 42,en el que somos testigos de dos conversaciones.
Las dos giran en torno a Sancho Panza, como futuro gobernador de una ínsula; aleccionado por el duque, en primer lugar, y por don Quijote, después.
El suceso de la Trifaldi, ha salido mejor de lo que esperaban, todo un éxito. Los duques, contentos, deciden seguir las burlas. La fe de Sancho en el asunto de la ínsula es un filón abierto, para sus diversiones.
Criados y vasallos reciben órdenes e instrucciones, el estilo y las trazas han de seguir las pautas de los libros de caballerías.El que dirige esto, el de siempre. No,señor mayordomo, no venga su merced por aquí.
Al día siguiente, el duque se presenta ante Sancho y le dice que ha de vestirse como gobernador, que ya sus insulanos le esperan, como agua en mayo.
¿Se queda mudo? ¿Balbucea? ¿Besa las manos del que le otorga la merced? No, no hace nada de eso.
La emoción no le impide seguir fantaseando y expresar lo diminutos y de poco valor que le parecieron la tierra y sus habitantes, vistos desde allá arriba. Grandeza del cielo, bajeza del suelo. Ecos de Cicerón o, tal vez, de Fray Luis de León. Hay que ver lo buen maestro que ha sido Don Quijote para Sancho. Y qué buen alumno este “destripaterrones” que es capaz de dirigir a su benefactor esta pregunta retórica: “¿qué grandeza es mandar en un grano de mostaza, o qué dignidad o imperio el gobernar a media docena de hombres tamaños como avellanas…?”
¿Qué dice este majadero? ¿Que prefiere “un tantica parte del cielo” a la mayor ínsula? ¿A dónde quiere ir a parar? ¿Se está burlando de su excelencia? ¿Está mohíno a causa de aquellas pullas? Recordemos, si encontró algún “cabrón”, entre las siete estrellas, llamadas “cabrillas”…
El duque coge aire y, con el tratamiento de “vos”, ése que molesta tanto a las dueñas, cuando sus señoras se lo aplican; le contesta que él no puede conceder trozos de cielo, ni siquiera del tamaño de una uña. Eso sólo Dios puede darlo.
Una ínsula “hecha y derecha, redonda y bien proporcionada, y sobremanera fértil y abundosa”, eso sí.
Y si maneja bien las riquezas terrenas, podrá ganar las del cielo. Impía conclusión la del duque. ¿Qué diría el de Rotterdam?
Sancho se anima y “venga esa ínsula”: será gobernador, manejará riquezas y, al final de todo, irá al cielo derechito. Tres pájaros de un tiro. Y mejor que la codicia, mejor que el ascenso social... , probar a qué sabe el poder, algo sabrosísimo, al parecer.
El duque, le dice que si prueba ese dulcísimo sabor, se comerá las manos, tras él. Y lo mismo hará su señor don Quijote, cuando llegue a emperador, nada menos.
A Sancho le parece de perlas el mandar, “aunque sea a un hato de ganado”. El “grande”,cada vez más admirado de las respuestas certeras de este labriego...
Mañana mismo, ha “de ir al gobierno de la ínsula”, con el traje conveniente. Al escudero lo del vestido le parece irrelevante, siempre será el mismo: él mismo. El duque le explica que los trajes han de ir de acuerdo con el oficio o la dignidad.
El uniforme que se le tiene asignado es parte de letrado y parte de capitán porque, en la ínsula, son necesarias tanto las armas como la letras.
Lo que no especifica son las partes. ¿De cintura para arriba y de cintura para abajo? ¿La parte derecha y la parte izquierda? ¿Sotana con greguescos? ¿Jubón con sotana?
Letras, pocas tiene Sancho, ni siquiera el A, B, C. No pasó del Christus, la cruz que va delante del abecedario, en la cartilla; pero le basta para ser buen gobernador. No es un inconveniente el que sea poco instruido, mas ha de ser buen cristiano.
De las armas, las que le den y Dios le ayude, que en su vida las ha manejado.
(Continúa)
Pedro Ojeda dijo, en este blog:
"No sé yo si no habrás espantado tú a estos secundarios para guardarte el placer de comentar este capítulo..."
Pedro: los espantó Sor Austringiliana, esa monja fantasma que anda enredada en los canalículos de Internet. Es un placer comentar este capítulo, efectivamente.
lunes, 22 de marzo de 2010
Desde que era chiquitito he querido ser pájaro.
Ele Bergón dijo:
Hola Coleguitas
Ando un poco despistado con esto del puente. Ya veo que habéis felicitado a la Ele Bergon por su cumpleaños. No sé por qué se pone ese nombre tan raro, si ella tiene un nombre muy bonito y poético "Luz del Olmo" y es verdad que se llama así, en fin, allá ella.
Bueno, vamos a lo que vamos, que el capitulo de hoy me gusta y no. Os explico: Me gusta porque mi padre le da un buen corte al Duque, ¡qué se habra creido! y también me gusta porque va aprendiendo a imaginarse cosas que no existen, y así sale mejor de las situaciones, pero no me gusta, no me gusta que los duques le tomen tanto el pelo, son crueles, me duele. De todas las formas me he reído mucho viendo como mi padre se creia que iba por los aires con ese caballo de madera. Yo también quiero volar. Desde que era chiquitito he querido ser pájaro.
Choque de manos
El Sanchico.
domingo, 21 de marzo de 2010
Felicidades Luz.
Hoy 21 de marzo es el cumpleaños de Ele Bergón, mi amiga Luz del Olmo, la que da voz a Sanchico.
Como el año pasado y el anterior, te pregunto:
El cerezo de tu jardín ¿está en flor? Este año todo va tardío...
Te dedico esta flor de la primavera recién nacida.
Un abrazo desde las orillas del Arlanzón.
Tu amiga María Ángeles.
sábado, 20 de marzo de 2010
Primavera a las 18:32
El almendro burgalés está todavía así, desmintiendo su fama de adelantado.
Los geranios florecen, detrás del cristal. ¡Así cualquiera!
La primavera llega al Hemisferio norte hoy a las 18.32 horas.
¡Bienvenida! A ver si luces tus galas.
viernes, 19 de marzo de 2010
"...solo sé que será bien que vuestra señoría entienda que, pues volábamos por encantamento, por encantamento podía yo ver toda la tierra..."
"Todas estas pláticas de los dos valientes oían el duque y la duquesa y los del jardín, de que recibían estraordinario contento; y queriendo dar remate a la estraña y bien fabricada aventura, por la cola de Clavileño le pegaron fuego con unas estopas, y al punto, por estar el caballo lleno de cohetes tronadores, voló por los aires con estraño ruido"
En este tiempo ya se habían desparecido del jardín todo el barbado escuadrón de las dueñas, y la Trifaldi y todo , y los del jardín quedaron como desmayados, tendidos por el suelo."
Las Pléyades o Cabrillas.
“Y sucedió que íbamos por parte donde están las siete cabrillas …, que así como las vi, me dio una gana de entretenerme con ellas un rato, que si no la cumpliera me parece que reventara… Sin decir nada a nadie, ni a mi señor tampoco, bonita y pasitamente me apeé de Clavileño y me entretuve con las cabrillas, que son como unos alhelíes y como unas flores , casi tres cuartos de hora”
La luna sobre unas históricas almenas burgalesas (antiguo palacio de Capitanía General, el de las placas suprimidas). Los cuernos no se aprecian.
"¿vistes allá entre esas cabras algún cabrón?
—No, señor —respondió Sancho—, pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna "
Tercera parte al comentario del capítulo 2,41 del Quijote, publicado en "La acequia".
El duque, la duquesa, los del jardín, todos nos regocijamos con las pláticas de los dos valientes. Porque quién duda de que lo sean. Sólo falta pegar fuego a la cola de Clavileño, que el leñoso equino, a diferencia del de Troya, va relleno de cohetes tronadores, que no de soldados griegos.
No volaba, mas ahora sí vuelaaaaa por los aires y da con don Quijote y Sancho en el suelo, algo churruscados.
Doña Trifaldi se volatiliza. Me despojo rápidamente de las tocas, el monjil y las barbas postizas. Ahora vuelvo a ser un fiel mayordomo de palacio. Mi barbado escuadrón se retira y los del jardín tirados por el suelo, como desmayados.
Caballero y escudero, molidos y sorprendidos de verse en el mismo jardín de donde habían salido. ¡Y cuánta gente en tierra!
Y… ¿qué es eso? Hay una lanza hincada en el suelo y, atado con dos cordones de seda verde, un pergamino, con letras de oro.
Dice que el ínclito acabó la aventura de la dueña Dolorida y compañía, solamente con intentarla. Asegura que, a Malambruno le basta con el intento y las barbas de las dueñas quedan mondas. No se olvida del cocodrilo y la mona, don Clavijo y Antomasia vuelven a su prístino estado.
Lo de Dulcinea no se acaba tan fácil, la “blanca paloma” se verá libre de “los pestíferos” que la persiguen. Y su arrullador, don Quijote, la tendrá en brazos. Todo por orden del primero de los encantadores, el gran Merlín. Me quedó bien la redacción de este pergamino... y la presentación con su seda y sus oros.
Don Quijote da gracias al cielo y se va adonde los duques simulan que aún no han vuelto en sí.
Sancho sujeta al duque de la mano, no es mal actor mi amo, no. Despierta poco a poco, como si le costara, mientras se le pide que tenga buen ánimo, que todo ha acabado bien.
La duquesa y todos los tumbados también despiertan, se maravillan y se espantan, qué bien saben todos fingir. Se diría que han pasado la vida en un carro de comediantes.
El duque lee el pergamino y abraza a don Quijote, alabando su buen hacer como caballero.
Sancho me busca y no me ve por ninguna parte. Quiere verme sin barbas, para ver mi hermosura pero le dicen que, en el momento de bajar Clavileño, el escuadrón dueñil desapareció, liso y mondo.
La duquesa pregunta, al escudero, cómo le ha ido en el viaje. Para contestar, le cuenta que, en la región del fuego, quiso destaparse y su amo no lo consintió. Mas él, curioso, apartó un poco el pañizuelo y miró a la tierra.
Mi señora le pilla en mentira porque asegura haber visto la tierra del tamaño de un grano de mostaza y los hombres de las avellanas. Mi ama, con una sonrisilla, le replica que, de esa guisa, un solo hombre cubriría la tierra. Él sostiene su mentira y responde que, al verla por un ladito, la vio entera.
La duquesa le advierte que, por un ladito, “no se vee el todo de lo que se mira”. Sancho no sabe por dónde salir…si volaba por encantamiento, por encantamiento lo veía todo.
Una vez dicha la primera mentira, ya no hay empacho en decir muchas más. Sancho cuenta que llegó a palmo y medio del cielo y vió esas estrellas que llaman las siete cabrillas. Como, de niño, fue pastor de cabras no pudo resistir la tentación de entretenerse con ellas. Así lo hizo , mientras Clavileño se estaba quietecito.
El duque quiere saber qué hacía, mientras tanto, don Quijote, el cual no vio nada de lo que su escudero dice. Sintió el aire, menudos bríos daban algunos al fuelle. También tuvo indicios de la del fuego, cómo ardían las estopas aquellas; mas no puede creer que llegaran al cielo, donde están las estrellas llamadas cabrillas. Según sus conocimientos, se hubieran abrasado. Sancho miente o sueña.
Sancho asegura que ni una cosa ni otra, que le pregunten las señas de tales cabras. La duquesa le pide que las diga y así lo hace. Dos encarnadas, dos azules y una de mezcla. Tales son sus colores.
El duque, que no hay cabras de esos colores. Sancho, que son cabras del cielo, no del suelo. Mi señor pregunta, con mucha socarronería, si no vio entre las cabras algún cabrón. Con flema, le contesta que no, puesto que “ninguno pasaba de los cuernos de la luna.”. Después de esta enigmática respuesta, no quisieron saber más de los paseos celestiales del gobernador insular.
Toda su vida rieron los duques esta aventura de la Dolorida. Sancho tuvo para contar siglos, si lo viviera.
Don Quijote le dice algo al oído a Sancho, algo de la cueva de Montesinos. No sé cuál de los dos miente más…
Un abrazo de María Ángeles Merino
Pedro Ojeda dijo en "La acequia":
"Abejita de la Vega comenta el capítulo de la semana en varias entradas. En la primera, además de saber llamar a los ángeles, da voz de nuevo al mayordomo que se las ingenia para motivar al temeroso Sancho. En la segunda, toma recursos cinegéticos. En la tercera termina su comentario resaltando el juego de mentiras. No os perdáis las ilustraciones de ésta. Finalmente, nos publica la nota -me atrevo a decir que admirativa- que envía el Sanchico sobre su padre. Como viene de parte de Ele Bergón, aprovechamos para felicitarla."
Leer más: http://laacequia.blogspot.com/#ixzz0j1Y6yVFd
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Pedro: El mayordomo se ha asomado a la pantalla y te agradece que alguien reconozca su trabajo. No ha parado, de acá para allá. Y vestido con tocas y refajos, que tiene más mérito.
"...quizá vamos...subiendo en alto, para dejarnos caer de una sobre el reino de Candaya, como hace el sacre o neblí sobre la garza para cogerla"
"El sueño del neblí", Manuel Sosa.
La garza real del Arlanzón (foto de María Ángeles Merino, tomada en el puente Bessón, en Burgos)
Ya sabemos que Sancho, aunque rústico, es de carnes tiernas. Se acomoda en las ancas y las encuentra duras, como el mármol. Pide al duque, que le den algún cojín o almohada ¡del estrado de su señora la duquesa! Si no es posible, se conforma con la almohada de un paje.
Las posaderas del señor gobernador son delicadas, mas Clavileño lo es más y al madero le puede molestar un almohadón de plumas. La solución es montar a mujeriegas, lo cual hizo Sancho, amén de dejarse vendar los ojos, muy a su pesar.
Se vuelve a descubrir y nos mira a todos, con lágrimas y rogándonos paternostres y avemarías. Sus ojos nos arrojan iracundas miradas. La traducción: ¿Pensáis que me creo esta patraña? ¡Todo por una ínsula! ¿Qué vais a hacer ahora con nosotros?
Las plegarias del escudero irritan sobremanera a su señor. Descarga una lluvia de injurias, sobre esta temerosa criatura que, encontrándose en el mismo privilegiado lugar que ocupó una reina de Francia, parece estar en la horca. ¿En la horca? En Peralvillo se ve Sancho, asaetado por la Santa Hermandad.
Se cubren, el caballero andante pone los dedos en la clavija y todos vocean las mismas palabras de ánimo, yo soy el apuntador, yo dirijo la farsa. Que Dios le guíe y sea con él, que ya vuela como una saeta, que a todos admira. También hay para Sancho: que tenga cuidado de no caer, no vaya a ser un nuevo Faetón.
Sancho abraza a su amo y le plantea una duda: cómo dicen que vamos altos si las voces suenan aquí mismo. Don Quijote le contesta que “estas cosas y estas volaterías van fuera de los cursos ordinarios”. No le aprietes tanto, que le derribas, escudero. Destierra el miedo, que “la cosa va como ha de ir”. Acepta el juego, Sancho, como yo lo acepto, y calla.
Unos grandes fuelles les dan aire, el viento sopla recio. Aire, frío, agua y fuego son las cuatro regiones, según el gran Ptolomeo. Don Quijote manifiesta el temor de abrasarse si se acercan a la última.
Ya deben haber llegado a la región del fuego. Unas estopas que se encienden y se apagan , en lo alto de una caña, les calientan los rostros y chamuscan las barbas del escudero que está a punto de quitarse el pañuelo.
Mas su señor le advierte que no lo haga, que recuerde el caso del licenciado Torralba; el cual viajó por los aires, llevado por los diablos, a Roma, donde presenció su asalto. Al día siguiente ya estaba de vuelta en Madrid. Contó que, durante el viaje, el diablo le ordenó abrir los ojos y pudo ver el cuerno de la luna. ¿Por qué le cuenta esto? No sé, quizás sea el temor de que les acusen de brujería.
Don Quijote piensa que no hay que descubrirse, ya se ocupará de ellos quien debe ocuparse. Llevan unos minutos subidos, él calcula que media hora, pero ya “han hecho gran camino”. Quizá caigan, de un momento a otro, sobre Candaya, como un neblí sobre una garza. Cómo nos sigue el juego este loco.
Sancho Panza, hablando de Magalona, se acuerda de Magallanes, el que dio la vuelta al mundo, tan largo es el viaje…
(Continúa)
Pedro Ojeda Escudero. dijo en este blog:
"¡Cómo me gusta la imagen cinegética! En el fondo, aquí hay quien quiere cazar a nuestros amigos para reírse con ellos..."
Cazados y bien cazados. Un abrazo.
jueves, 18 de marzo de 2010
"...avísenme si cuando vamos por esas altanerías podré encomendarme a Nuestro Señor o invocar los ángeles que me favorezcan"
Sancho dice: "...avísenme si cuando vamos por esas altanerías podré encomendarme a Nuestro Señor o invocar los ángeles que me favorezcan". Puede usar estos llamadores de ángeles, que a precios módicos y no tan módicos , venden en las tiendas de objetos religiosos.
Primera parte del comentario al capítulo 2,41 del Quijote, publicado en "La acequia".
"De la venida de Clavileño, con el fin desta dilatada aventura"
Anochece y Clavileño no viene. Don Quijote, expectante, piensa que, tal vez, la aventura haya sido adjudicada a otro andante. ¿Y si Malambruno no quiere batallar?... ¡Por fin está aquí!
Entran cuatro hombres, los más brutos del castillo, si los conoceré yo, con un gran caballo de madera, sobre los hombros. Muy a su pesar, van cubiertos con yedra. Lo de ser los salvajes no les entusiasma y, menos, aún el cargar con un caballote de madera. Órdenes del señor duque, les digo, y no rechistan. A mandar, para eso estamos.
Colocan al caballo de pies y uno de ellos invita a subir a los animosos. Sancho no sube, no tiene ánimo y no es caballero. El salvaje se hace el sordo, exhorta al escudero, para que ocupe las ancas. Se tuerce la clavija del cuello y Clavileño le lleva por los aires, a donde quiera. Pero han de cubrirse los ojos, durante todo el viaje, para evitar mareos. Una vez dadas estas instrucciones, los salvajes se van.
Así como veo, ve, al caballo, me pongo, se pone, a llorar. Tropiezo con las personas de los verbos, vuestra merced me perdonará. Les suplico que nos rape, basta con que suban y…a viajar.
“Eso haré yo”, sin cojín ni espuelas, dice presto don Quijote. “Eso no haré yo”, replica Sancho, que ni es brujo ni gusta de volar por los aires. Bien puede buscar a otro. ¡Ay, la ínsula! ¡Ay, los insulanos! ¿Qué dirán de un gobernador que va por los aires? ¿Y cómo salvar la distancia si falla el caballo o el gigante? Cuando consigan regresar por sus medios…
El escudero tiene la desvergüenza, delante del duque, de decir que se queda en el palacio, donde le harán la merced de nombrarle gobernador, de bóbilis bóbilis. Mi señor se dirige a Sancho amigo y le explica, pacientemente, su deseo de que monten, los dos, en Clavileño, para dar cima a esta aventura. Y no ha de preocuparse porque la ínsula le estará esperando, aunque vuelva a pie, que no se escapa…
Cuando el duque le dice que no lo ponga en duda, que sería agravio al deseo que tiene de servirle…Sancho se derrite y ya no puede más. Hará lo que sea, el pobre escudero no puede llevar a cuestas las cortesías de un grande de España. Tápenle los ojos y encomiéndele a Dios, que por esas “altanerías” duda si podrá hacerlo. Siquiera con los ángeles...
Le tranquilizo, bien puede hacerlo, que Malambruno no deja de ser cristiano, a pesar de su oficio de encantador. Sancho se anima e invoca a una Virgen napolitana. Se lo habrá oído a algún soldado de los tercios Viejos…
Don Quijote declara no haber visto, a su escudero, tan temeroso como ahora, desde aquella vez que el ruido nocturno de unos batanes le produjeron retortijones. Ya, ya conozco esa aventura, la cual huele y no a ámbar, que la tengo leída, en ese libro que mis señores manosean a todas horas.
El caballero andante quiere hablar aparte con su medroso escudero. No puedo oír lo que le dice entre los árboles, pero no hay rincón aquí donde no haya oídos bien abiertos. Me cuentan que, a la vista del largo viaje que van a realizar, quiere don Quijote que Sancho se retire brevemente, y se azote un poquillo, sólo unos quinientos azotes, a cuenta de los que debe darse para desencantar a Dulcinea. Y me cuenta mi comunicante que Sancho siente pena de sus pobres posaderas, primero el vápulo y luego ir sentado en una dura tabla. Y me aseguran que Sancho promete azotarse a la vuelta, que ahora toca dejar bien mondas a las dueñas.
Don Quijote es fácil de conformar, confía en la promesa de Sancho que, aunque tonto es “hombre verídico”. Ya ve vuestra merced que lo de tonto, no lo digo sólo yo. No, no es verdico, es moreno. Tal vez sea sordo…
En el momento de subir en Clavileño, el caballero quiere disipar los temores del escudero. Bien puede subir y taparse, que no va a engañarlos quien pide sus servicios, desde tierras tan lueñes. Y, salga como salga, la gloria no se la quita nadie.
Sancho pronuncia un “vamos, señor”, que nos sobresalta. Ahora, se muestra dolido por nuestras barbas y lágrimas, no comerá a gusto hasta vernos en nuestra original lisura. Y animoso: que suba su señor, que el de las ancas monta después.
Don Quijote asiente, saca un pañuelo y me pide que le cubra muy bien los ojos. Así lo hago pero, ya con los ojos velados, se acuerda del caballo de Troya, preñado de caballeros. Será bien ver el estómago de Clavileño.
Salgo fiador, fiadora, de Malambruno. No hay para qué que escudriñarle las tripas a un leño con clavija, que el gigante no es un traidor. Suba de una vez, que son tres mil leguas…y pico.
Don Quijote cae en la cuenta de que un caballero tan prevenido puede ser tachado de cobarde, así que sube, tienta la clavija y, al no haber estribos, queda con las piernas colgando, lo cual da una imagen un tanto ridícula. Creo haber visto jinetes así, en un tapiz flamenco, sí, ese de romanos, en el salón de poniente.
(Continúa)
miércoles, 17 de marzo de 2010
¡Enhorabuena, Raquel, por haber tenido tiempo!
Aquí empezó la ilusión de Raquel (Aula de Educación de Adultos de Campo Real)
Hoy, al mediodía, me ha llamado mi antigua alumna Raquel San José, de Campo Real. Me dice que ha recogido la última nota y que ¡Ya tiene su diplomatura en Educación Social! Para mí es una alegría tan grande, como si fuera algo mío, que no me resisto a plasmarla en una entrada. Para que sepáis los méritos de Raquel, mirad lo que escribí , de ella, el 30 de octubre de 2007:
"Conocí a Raquel con su hijo pequeño en los brazos. Vino a matricularse para estudiar el tercer módulo de Secundaria y confieso que pensé: con un niño pequeño...y otro ...lo dejará pronto. Pero me equivoqué, asistió a clase con regularidad e interés , sacó con buenas notas el título de Secundaria y ahí no paró la cosa. Se preparó para el acceso a la Universidad,se enfrentó a los tochos de la UNED que desaniman al más valiente. Esther y yo la echamos una manita, la animamos ...y aprobó. Actualmente está en segundo curso de la carrera de Educador social.En primero, sacó buenas notas y seguirá en esa línea.
Además de madre y estudiante universitaria, trabaja en la oficina de Miraferro, la cerrajería de Miguel, su marido.
Luego hay sufridas amas de casa :tele, sofá ,cotilleos . Pobrecitas. No tienen tiempo para nada.
...Yo sé que , a veces,tienes momentos de desánimo, adelante siempre.LO PEOR YA LO HAS PASADO.Si yo te contara los que, últimamente, tengo yo...
Aclaración: Esther es la arañita campeña que ha ayudado a Raquel tanto como yo.
¡ENHORABUENA RAQUEL!
Te lo desea tu antigua maestra: María Ángeles Merino Moya
martes, 16 de marzo de 2010
El París del siglo XX que imaginó Julio Verne, hecho con jabón.
"París en el siglo XX" (Julio Verne). Trabajo realizado este curso, por los alumnos de cuarto de E.S.O., del Instituto "Diego Marín Aguilera", de Burgos, dirigidos por la profesora de Educación Plástica, Menchina Ayuso.
Podéis verlo en la Sala de Exposiciones de la Fec. Centro Comercial Camino de la Plata(IV Salón del libro infantil y juvenil, del 15 al 30 de marzo). Está realizado, principalmente con jabón Lagarto.
"París en el siglo XX" es una novela de Julio Verne, escrita en 1863, que imagina a la ciudad de París, en 1960.
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¿Os acordáis de este trabajo quijotesco? Lo realizaron los alumnos de Menchina Ayuso, el curso pasado.
El cartel del "IV Salón del libro infantil y juvenil, del 15 al 30 de marzo", con su simpático astronauta podéis verlo en el blog "Música para la luna", de nuestra amiga Ele Bergón.
¡Mi enhorabuena a Menchina Ayuso y a sus alumnos!
lunes, 15 de marzo de 2010
Aprende, aprende de Cide Hamete que es el que manda en esta historia ¡Oh Sancho Panza Gracioso!
Ele Bergón dijo:
Hola troncos y troncas:
He oído hablar algo de Miguel Delibes. A la profe de Lengua parece que le gusta mucho este escritor. Verás como nos pone a leer una de sus novelas. Ya veremos si no me aburro. Ahora que lo pienso leí "Tres pájaros de cuenta" y me gustó. Si señor, me gustó.
A lo que íbamos.
El Alonso es que no se lo piensa dos veces, enseguida lo quiere arreglar todo y lo malo es que luego el que paga el pato siempre es mi padre ¡ Como si lo viera! Si es un inocente, ya lo dice mi madre Teresa. Empieza a interesarse por el caballo Clavileño Aligero, le gusta el nombre ¡Gobernado por una clavija! ¿Pero que caballo es ése?
Mi padre se mantiene firme al principio "yo no pienso en mudar por quitar las barbas a nadie". Además si el Alonso se quiere meter en berenjenales, allá él, pero que deje a los otros en paz.¡Que ya está bien! Que luego si te he visto no me acuerdo. ¡Subirse en un caballo para quitar las barbas a la Dolorida y las demás dueñas! ¡Con la manía que las tiene! Pero no, el Alonso, como siempre, tiene que decir la última palabra y al final mi padre Sancho, va de pringaíllo. Si es que es un blando...
Por cierto, Abejita, a ver si no insultas por medio de tus personajes a mi padre: destripaterrones, labriego analfabeto, ( pero si llego a ser concejal de cultura de su pueblo) bellaco. Aprende, aprende de Cide Hamete que es el que manda en esta historia ¡Oh Sancho Panza Gracioso!
De lo de la Duquesa, prefiero no opinar y dejémoslo estar..
Con todas estas cosas no me concentro con mi Churry Nerea y vamos muy, pero que muy lentos.
Choque de manos
El Sanchico
viernes, 12 de marzo de 2010
Los personajes de Delibes se han enterado de la noticia.
El Nini salió esta mañana de su cueva y la señora Clo, la del estanco, le dio la mala noticia. La radio dice que Miguel Delibes, aquel señor que tenía la rareza de pasear por nuestros tesos mondos, ha muerto.
El señor Cayo bajó a Refico y el de la Coca Cola le dio la mala noticia. Vaya, pensó, se ha muerto ese señor con estudios, el que pasaba temporadas en Sedano, cerca de mi vacío pueblo, con tres vecinos.Too. Le hacía tantas preguntas aquel hombre, cómo si quisiera aprender. Alguna vez hablaba también con el vecino, aunque Cayo le tenía dicho que si hablaba con ése, no hablaba con él.
Pacífico lo sabe por el Bisa que fue a la ciudad, a ver si de una vez se armaba la guerra para este nieto suyo, tan pacífico. El Bisa cree que ese señor tan famoso era un general, un tío con un par.
Daniel el Mochuelo está en ese odioso internado de la capital, donde sus padres, los queseros, le han enviado con tantos sacrificios. Un profesor le ha dicho que don Miguel se ha ido con Germán el Tiñoso.
La viuda de Mario se ha enterado por ese bedel del Instituto, Lorenzo, con el que su marido conversaba amigablemente de temas cinegéticos. Era tan vulgar el pobre Mario, siempre con gente baja...Que se fastidie, que su segundo marido le compró un Audi, qué vulgaridad un 600, cómo pudo pensar alguna vez en esa birria de cochecillo.
El pequeño Quico ha bajado con la Vito a comprar la leche. La Domi les ha contado que se ha muerto ese señor tan importante que paseaba por el Campo Grande.
El Azarías vive en una residencia de ancianos. No fue a la cárcel por ahorcar al señorito, ya que se probó su deficiencia mental. En la televisión una voz repetía el nombre de Miguel Delibes, Azarías se sonreía y decía sin parar: "Milana bonita".
El sexagenario voluptuoso ahora es nonagenario sin voluptuosidad, a la fuerza ahorcan. Babea y no se entera de nada.
La señora de rojo sobre fondo gris, mi tocaya María Ángeles, hace mucho que no está, cuánto la ha echado de menos don Miguel.
Las cenizas del hereje, el quemado vivo en el Valladolid del siglo XVI, se han removido esta mañana. Bienvenido, hermano.
Y hay muchos más, si no los conocéis, os animo a conocerlos. No os defraudarán.
Un abrazo, amigos, en este triste día, en el que despedimos al padre de estas criaturas de ficción que tantos buenos ratos nos han proporcionado.
Ver mi perfil, es parte de mi homenaje.
Publicado en www.nortecastilla.es/20100312/local/valladolid/muerto-miguel-delibes-201003120757.html
De semínimas, parches pegajosos y caballos de madera (3)
Ana Queral pinta al Quijote.
Tercera parte del comentario al capítulo 2,40 del Quijote, publicado en "La acequia".
Al destripaterrones le pica la curiosidad, le gustaría ver a Clavileño; pero le tiemblan las carnes sólo de pensar en subirse a un veloz leño volador. Reconoce que apenas puede subir sobre su rucio, aún con esa albarda tan mullida. No sé si el impedimento es la gordura o su vieja osamenta. De molerse, ni hablar; aunque las dueñas usen las barbas como mantón. Con la navaja del barbero o con los ungüentos pegajosos, pueden elegir.
Y ni hablar de recorrer, con su señor, las tres mil doscientas veintisiete leguas. Pase por lo del desencanto de Dulcinea, pero ni hablar de barbas ni de viajecitos a tierras incógnitas.
Le suplico, le necesitamos para el rapamiento, no hacemos nada sin su presencia.
¡Aquí del rey! Dice Sancho, como si pidiera socorro. Y, maguer tonto, se da cuenta de un detalle. La fama se la llevan los señores, nunca se escribe que el tal caballero acabó la aventura, con la imprescindible ayuda de su escudero. Me pone un ejemplo: «Don Paralipomenón de las Tres Estrellas acabó la aventura de los seis vestiglos». No le creía capaz de pronunciar tales vocablos, todo de un tirón, a este labriego analfabeto. Algo se le ha debido pegar de su andante y leído amo.
Pretende quedarse amparado en las faldas de mi señora la duquesa. Sí, por supuesto, mirándola embobado ¿verdad, bellaco? Y se dará unos azotes tales que no volverá a crecer pelo en la zona dolorida. Que no, majadero, que no me chupo el dedo. Ya nos informaste de lo tiernas que eran tus rústicas carnes, unas palmaditas de mosqueo en tu no pequeño trasero y que Dulcinea lleve la cuenta hasta la senectud.
Le insisto, ha de acompañar a su amo, que no nos quedemos barbadas por culpa de sus temores. Y, otra vez, con lo del rey.
Que, si fuéramos recogidas doncellas o huérfanitas, nos hiciera la caridad, pero las dueñas no merecemos amparo. Desde la mayor hasta la menor, todas con barbas y, a este escudero con ínfulas de gobernador, le importa una higa.
Gracias sean dadas a los cielos, que interviene mi señora, la duquesa, para defenderlas, para defendernos. Le señala su sinrazón, que en esta casa hay dueñas tan ejemplares como la doña Rodríguez. Esa que Sancho pretendió convertir en moza de cuadra, en exclusiva para su sucio rucio.
Doña Rodríguez asiente a las palabras de la excelentísima y nos recuerda la sabiduría divina. Buenas o malas, barbadas o lampiñas, todas son hijas de la madre que las parió y, si Dios las puso en este mundo, Él sabrá para qué.
Don Quijote toma su papel de indómito caballero andante y nos asegura que Sancho hará lo que él le mandare, a callar escudero. Venga Clavileño, venga Malambruno; que la quijotesca espada hará las veces de navaja barbera, con ella rapará la cabeza de Malambruno y las pilosidades desaparecerán. ¡Este es mi don Quijote! ¡El del famoso libro!
Lanzo un ¡ay! y me dirijo al valeroso para desear que las estrellas le infundan valentía para amparar al gremio dueñesco, tan mal tratado por boticarios, escuderos, pajes y …por nuestras señoras que nos tratan con un humillante “vos”, a pesar de nuestro rancio linaje . ¡Cuánto mejor meterse a monja!
Pido, a voces, al gigante Malambruno que nos envíe ya a Clavileño, para que se acabe nuestra desdicha. Que si el calor nos pilla con estas barbas…
Lloro yo y lloran todos. He hablado con tanto sentimiento que arraso los ojos de Sancho y su duro corazón. Acompañará a su señor hasta las últimas partes del mundo para esquilarnos los venerables, ay venerables, rostros.
Este comentario se ha retrasado un poco porque ayer estuve ocupada en el homenaje a otro gran Miguel, nuestro Miguel Delibes, recientemente fallecido. ¿Os imagináis juntos a los dos?
Un abrazo de María Ángeles Merino
Pedro Ojeda dijo en "La acequia":
Abejita de la Vega comenta primero la cuestión del narrador, para ser interrumpida en seguida por el mayordomo que cuenta las cuestiones fundamentales del capítulo y que ya se gana una colleja por tomarse tan en serio la broma. No os perdáis la divertidísima ilustración de la primera parte del comentario ni de la segunda. En la tercera, también hay una bella ilustración, pero con el texto, el mayordomo no dejará de picar al Sanchico, que le responde en seguida, gracias a Ele Bergón, como corresponde a un buen hijo."
Leer más: http://laacequia.blogspot.com/#ixzz0iLk6iQ3O
Under Creative Commons License: Attribution Non-Commercial No Derivatives
"Abejita de la Vega" dice:
Mi mayordomo está muy dolido, el hombre. Si él hace un trabajo para sus señoritos, lo hace bien. La colleja para ese mentecato que se ha creído lo de la ínsula. A ver cómo asoma esta semana.
Sigamos con los comentarios, a ver cuándo me puedo quitar de encima al mayordomo Trifaldi, aunque igual cargo con otro más pelma.
Un abrazo, superprofe, como diría Sanchico, que tiene más sal en la mollera que su padre. Uy...
María Ángeles Merino Moya
jueves, 11 de marzo de 2010
De semínimas, parches pegajosos y caballos de madera (2)
Clavileño en plena faena, con una burlona espectadora. El autor o autora es un alumno anónimo del CEIP Taxonera, en Barcelona. Figura en la página web del colegio (Pàgina de l'escola Taxonera) y está en catalán ( Els llibres). Los niños han ilustrado todo el Quijote, es encantador. Felicito a este centro catalán y quijotesco. Y sobre todo a los dibujantes. Pinchad en el enlace.
Segunda parte del comentario al capítulo 2, 40 del Quijote, publicado en "La acequia"
Comienzo hablando de distancias. De aquí a Candaya, hay cinco mil leguas, por tierra, más o menos. Por aire se quedan en tres mil doscientas veintisiete, en línea recta. Malambruno me anunció que, una vez localizado don Quijote, él enviaría un caballo mejor que los de alquiler. Nada menos que un caballo de madera, compuesto por Merlín, sabio y carpintero; el cual se lo prestó a Pierres, para viajar hasta aquel lejano lugar, donde pudo robar a la linda Magalona. La levantó por los aires, la puso en las ancas y dejó a todos con la boca abierta. Me gustó aquella historia…
El barbudo Merlín lo presta a quien él quiere o, mucho mejor, al que suelta buenos maravedíes. Malambruno ni pide, ni paga…Lo roba y le sirve para sus viajes. El leñoso equino es veloz como el viento, en un día te lleva de Francia a Potosí, sin gastar un ochavo. Ni pienso, ni caballeriza, ni herrero. Y no vuela sino que camina llano y reposado, pisando las nubes. El viajero puede llevar una taza de agua, sin derramar una gota. Cómo se regocijaba la linda Magalona, sin bajarse del caballo…
Sancho compara a su rucio con el prodigio volador y todos se ríen. La risa de la duquesa contagia a todo su séquito.
Prosigo y anuncio que Malambruno se presentará media hora después de ponerse el sol. El gigante me anunció que, una vez hallado el caballero, la señal consistiría en enviarme presto al caballo.
Don Quijote quiere saber cuántas personas pueden ir en el mágico jumento y yo le aclaro que dos. Caballero y escudero o, algo más habitual, caballero con robada doncella.
Sancho se interesa por el nombre. Rompería su estilo habitual si nos contestara cómo se llama. Ha de especificarnos cómo no se llama, dirá vuestra merced que hasta el día del Juicio. No es para tanto, son nueve en total, desde Pegaso a Orelia. Y nueve sus amos: desde Belarofonte al rey godo de las culebras.
El escudero, socarrón, añade que en esa lista ilustre no está el que “excede a todos “los equinos citados. Falta el gran Rocinante, tampoco se llamará Rocinante…
Y, por fin, respondo, responde que tiene un nombre que le cuadra mucho: Clavileño el Alígero. Leño de leña, clavi de clavija, la que tiene en la frente. Y ligero. Todo cuadra.
Sancho desea saber cómo se maneja tan singular montura. Le explico que se gobierna con una clavija, moviéndola a uno y otro lado, por el mar o por la tierra.
(Continúa)
De semínimas, parches pegajosos y caballos de madera (1)
Semínima, negra, cuarta parte de la redonda, clase de solfeo…Cervantes conoce el lenguaje musical.
"...hemos tomado algunas de nosotras por remedio ahorrativo de usar de unos pegotes o parches pegajosos, y aplicándolos a los rostros, y tirando de golpe, quedamos rasas y lisas como fondo de mortero de piedra."
Primera parte del comentario al capítulo 2, 40 del Quijote, publicado en "La acequia".
De cosas que atañen y tocan a esta aventura y a esta memorable historia
Antes de que se presente, por aquí, el mayordomo de los duques, voy a comentar las primeras líneas de este capítulo XL, que no es tan largo como su cardinal romano, asociado a camisetas y demás prendas, nos sugiere. Nos habla una voz omnisciente que proclama lo agradecidos que debemos estar a Cide Hamete, tan curioso él que no olvida las semínimas de la historia. Semínimas, palabra del mundo de la música. Semínima, negra, cuarta parte de la redonda, clase de solfeo…Cervantes conoce el lenguaje musical.
Y, antes de que le critiquen su prolijidad de detalles, en el inacabable y emotivo discurso de la Trifaldi, el autor, se cura en salud, con su propio panegírico. Pensamientos, dudas, imaginaciones, preguntas, dudas, argumentos, deseos, átomos incluso…no falta nada. Pronuncia cuatro “vivas “laudatorios: al autor, a Don Quijote, a Dulcinea y a Sancho. Y remata con una premonición: “Todos juntos y cada uno de por sí viváis siglos infinitos, para gusto y general pasatiempo de los vivientes.” Así es y así sea, dure su fama, al menos, cuatrocientos años.
Me callo, que el mayordomo travestido ya asoma por la pantalla de mi ordenador.
Saludo a vuestra merced y sigo con mi historia. Estoy desmayado, pero con los oídos listos. Sancho asegura no haber conocido aventura como ésta. Lo jura como Panza y como hombre de bien. Impreca a Malambruno por el castigo de las barbas nacidas, en lugar de algo más benévolo…como la ablación, a cada una, de media nariz. Sólo a un asno, como Sancho, se le puede ocurrir tan salvaje alternativa. Basa su disparatado razonamiento en que las dueñas no pueden pagar al barbero. Y mejor gangosas que arruinadas…qué burro.
Le contesta una de las barbudas. Así es, no poseemos dineros para mondarnos, los barberos son caros, mas una de nosotras conoce la receta de un remedio barato. Consiste en unos parches pegajosos y calientes, los cuales se aplican en el rostro, nos armamos de valor y tiramos de golpe. ¡Raaaaas! ¡Ayyyyyyyy! Quedamos bien mondadas, con la cara enrojecida e irritada, eso sí.
El doloroso remedio suple, con ventaja, a los servicios de esas mujerucas, hijas de la madre Celestina, que van por las casas quitando vello y puliendo cejas. Antes nos lleven a la sepultura más barbadas que Merlín…no queremos saber nada de las “terceras” que, tal vez, fueron “primas”, en su tierna edad, cuando reinaba el emperador Carolo.
Oigo a don Quijote, en mitad de mi vahído. El caballero andante se dejaría rapar las barbas en tierra de moros, donde no hay imberbes, si no pone remedio a nuestras pilosidades.
Vuelvo del fingido desmayo y suplico al “andante ínclito y señor indomable”. Hay que ver cómo hablo, mis palabras salen de mi boca como recién salidas de esos libros que devoro, en la biblioteca de mi señor, el duque. A lo que iba, suplicole que haga realidad su “graciosa promesa”. Don Quijote está dispuesto a ayudarme, me pregunta lo que ha de hacer y, con muy breves y concisas palabras, se lo expongo.
(Continúa)
¿Cómo viviste tu 11 M? ¿Y los tres días siguientes?
Siempre que paso por Atocha, me detengo en el monumento a las víctimas del 11 M.
¿Cómo viviste tu 11 M? ¿Y los tres días siguientes?
miércoles, 10 de marzo de 2010
CAMPO REAL A VISTA DE OBJETIVO
martes, 9 de marzo de 2010
¡INTERNET EN EL AULA DE ADULTOS DE CAMPO REAL!
Campo Real (foto Silvia Camacho)
Pizarra del aula de adultos, en Campo Real, con su abejita (la de la Vega), su arañita (la campeña) y su mosca (la cojonera). La foto es de Julio Plaza del Olmo y los dibujos, también.
¡HOLA! COMO VES,YA TENEMOS LO QUE TANTO TIEMPO HEMOS ESTADO ESPERANDO: NUESTRO PROPIO INTERNET. NO VEAS CÓMO ESTAMOS COMO NIÑAS EL DÍA DE REYES.YA TE CONTARÉ MÁS COSAS Y TÚ A VER SI YA ACABAS CON DON QUIJOTE PORQUE TE TIENE MUY OCUPADA. A MI PROFE LA TIENE SÚPER ESTRESADA "LA ISLA BAJO EL MAR".
BUENO, YA TE CONTARÉ MÁS COSAS PORQUE TENGO QUE HACER MIS TAREAS RUTINARIAS
UN BESO DE TU AMIGA ISA Y DE MI PROFE QUE ,SIN ELLA, NO TE LO PONDRÍA MANDAR. HASTA LUEGO.
lunes, 8 de marzo de 2010
¡Felicidades, Aitana!
¡Felicidades, Aitana!
Hoy cumples dos años, naciste en un día memorable...Hoy, otra vez, recito esto de Alberti:
Aitana,niña Aitana
fuera yo quien moviera
para ti eternamente
las auras más dichosas
quien peinara más luces
y alisara más rosas
en tus pequeñas alas
de brisa mensajera.
Rafael Alberti
Si me casara agora...de dos extremos: boba o bachillera,de la boba elección, sin duda, hiciera."
En el Día de la Mujer, qué mejor cosa hemos podido leer que este fragmento de "La dama boba", de Lope de Vega. Veamos cómo ha de ser una mujer casada para Octavio y Miseno. Este último es el padre de Finea, la boba protagonista. El amor la cambiará.
….
OTAVIO ... 220
De una casada son partes perfetas
virtud y honestidad.
MISENO Parir cadaño,
no dijérades mal, si es argumento
de que vos no queréis entendimiento.
OTAVIO Está la discreción de una casada 225
en amar y servir a su marido;
en vivir recogida y recatada,
honesta en el hablar y en el vestido;
en ser de la familia respetada,
en retirar la vista y el oído, 230
en enseñar los hijos, cuidadosa,
preciada más de limpia que de hermosa.
...
(La dama boba, Lope de Vega, acto I)
Vaya con el Malambruno y cómo se las gasta.
La mujer barbuda (José de Ribera, 1631)
Ele Bergón dijo:
Hola troncas y troncos:
El Alonso está un poco celosillo de su amigo y la duquesa, y, no os digo nada mi madre, la tienen hasta el moño. Esa duquesa que le ríe siempre todas las gracias, la ha puesto de los nervios y va hablando sola por toda la casa diciendo que la obligación de mi padre, es estar con todos nosotros y no por ahí en busca de no sé qué.
Pero no digáis que no lleva razón mi padre cuando dice que no es para morirse porque se haya quedado preñada la Antonomasia , ¿ es que no se alegra la Maguncia de tener un nieto o nieta? Estos reyes es que a veces son tontos del culo.
Vaya con el Malambruno y cómo se las gasta. ¡Juaaaaaaaaa! Qué que risa, qué risa, tía Felisa. Me las imagino a esa emperifolladas (vaya nombrecito que les he puesto, seguro que mis compis del insti, se parten porque le dan otro sentido y vosotros también, que ya os veo, pensando lo que no es, que parecéis gente seria, pero no, me tenéis un poco engañado ) Bueno, que me desvió. Me imagino a esas peripuestas con la cara llena de barbas y es que me parto. Ya pueden ir a la depilación por láser porque como lo hagan con la cuchilla la han fastidiao. ¡Qué espectáculo, con razón se han quedado todos pasmaos .
Si esto no trae consecuencias para mi padre, bueno, nos echamos unas risas, lo que me temo es que al final pague el pato el bueno de Sancho Panza. Ya veremos.
Choque de manos
El Sanchico
domingo, 7 de marzo de 2010
"Y el mirlo canta, huye por lo verde...y nos hace la vida suficiente"
A todas horas, oímos al mirlo cantar , en este pequeño jardín trasero. ¿Primavera? Para él, sí.
Quiero atraparlo con mi cámara, pero huye. Canta y "nos hace la vida suficiente".
"Y el mirlo canta, huye por lo verde,
y sube, sale por lo verde, y silba,
recanta por lo verde venteante,
libre en la luz y la tersura,
torneado alegremente por el aire,
dueño completo de su placer doble;
entra, vibra silbando, ríe, habla,
canta... Y ensancha con su canto
la hora parada de la estación viva.
y nos hace la vida suficiente.
...
¡Primavera, absoluta primavera,
cuando el mirlo ejemplar, una mañana,
enloquece de amor entre lo verde!"
(Juan Ramón Jiménez)
Haiku de Ele Bergón:
"Silbo de mirlo.
Melodia del aire,
muy de mañana. "
Juan Ramón sonreiría...
sábado, 6 de marzo de 2010
Las violetas, en marzo.
¡Ya están aquí las violetas!
Aprovechamos para leer estos versos de Bécquer y de Byron. Os animo a compararlos. Ya, ya sé que no hay pupilas azules, los poetas...
Tu pupila es azul,
y cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre la violeta.
(Gustavo Adolfo Bécquer)
I saw thee weep - the big bright tear
Came o'er that eye of blue;
And then methought it did appear
A violet dropping dew.
( Byron)
Te vi llorar –una cristalina lágrima
cayó sobre tu ojo azul;
y luego pensé que adquiría la apariencia
de una gota de rocío violeta.
(Traducción)
jueves, 4 de marzo de 2010
"...y en aquel mismo momento ...sentimos todas que se nos abrían los poros de la cara y que por toda ella nos punzaban como con puntas de agujas."
¡Qué faena la de Malambruno!
Comentario al capítulo 39,2 del Quijote, publicado en "La acequia".
Donde la Trifaldi prosigue su estupenda y memorable historia
Saludo a vuestra merced, aquí estoy de nuevo. Soy el mayordomo de los duques, el cual hizo de Merlín cadavérico y ahora es la llamada Dueña Dolorida.
¿Rcuerda vuestra merced el final del capítulo pasado? Sancho se impacienta y pide a la parlanchina dueña que se dé prisa, que se muere por saber el fin de la historia. Porque se ha explayado con sus sentimientos y todavía no sabemos por qué se duele tanto la Dolorida.
Las palabras del escudero divierten a mi señora tanto como irritan a don Quijote. El caballero andante ordena callar al impaciente, para más regocijo de la duquesa, y la Dueña Dolorida sigue con lo de don Clavijo y la hinchazón de la infanta Antonomasia.
El vicario somete, a la infanta Antonomasia, a un concienzudo interrogatorio, para ver si la chiquilla cae en contradicción; pero bien claro lo tiene la candayesa: el Clavijo es su legítimo, aunque su madre rabie y patalee.
Fue más que un berrinche, a los tres días entierran a la reina doña Maguncia. Sancho Panza se estruja el magín y, con el mejor estilo de Perogrullo, nos aclara que si la enterraron, es que se murió. Y Trifaldín, otro mentecato, esclarece que no se entierra, en su tierra, a los vivos sino a los muertos.
El gobernador escuderil, para enmendar su patochada, la coge por los pelos y nos cuenta que ya se ha visto enterrar a un desmayado. Y afea a la reina Maguncia la ocurrencia que tuvo de morirse, habiéndole bastado con desmayarse, que lo de la infanta no era para tanto y, con vida todo se arregla más o menos. Al fin y al cabo, las hinchazones se solucionan en unos meses.
El destripaterrones, siguiendo las reglas de su señor, considera que casarse con un caballero como Clavijo, es necedad pero no excesiva, ya que los caballeros, y más si son andantes, pueden dar en reyes o emperadores. Y va la reina y se muere, ni que se hubiera casado con el paje Gerineldo, que ese sí era un desarrapado.
Don Quijote asiente complacido, qué bien se ha aprendido la lección mi escudero. Que un caballero andante, a poco que se esfuerce, puede llegar a lo más alto. Pero pase adelante la señora Dolorida y nos cuente sus cuitas, de una vez.
Queda lo amargo, más amargo que las tueras y las adelfas. Muerta y bien muerta está Maguncia, recién tapadita con tierra. ¿Quién puede contener las lágrimas? Esto último dicho en latín y con cita del gran Virgilio.
En medio del duelo, aparece el gigante Malambruno, en un caballo de madera. Sí, de madera, no ponga vuestra merced esa cara de extrañeza. Es el primo "cormano" de la finada. Cruel, vengativo y encantador. Sí, encantador como esos que acosan a don Quijote. Encantador con encanto, no, eso no.
Enseguida pone en práctica sus encantos, convirtiendo a Clavijo y Antonomasia en metálicas figurillas, allí en la misma sepultura. Ella es ahora una jimia de bronce, una mona. Él es ahora un feo cocodrilo, hecho de algún metal extraño. Podrían servir de adorno urbano, en alguna ciudad castellana.
No se olvida el Malambruno de incluir una lápida con inscripción aclaratoria, en lengua siriaca que, traducida al candayés y luego al castellano, viene a decir que así se quedarán los dos osados amantes hasta que el valeroso manchego presente batalla al primo “cormano” de doña Maguncia, que en paz descanse.
Una vez acabada la metamorfosis, saca algo muy grande de la vaina. ¡Es el alfanje más grande que la dueña ha visto en su vida! ¡Ay, que va a segarle la gola! Está turbada, no puede hablar, la lengua se le pega a la boca. Sigo los salmos, a los cuales soy muy aficionado.
La dueña se esfuerza y consigue, con voz temblona, evitar su ejecución. Malambruno lo piensa mejor, nada de cadáveres. Manchan mucho y lo ponen todo perdido. Ordena traer a todas las dueñas del palacio, el escarmiento va a ser corporativo, aunque la culpa sea sólo de la Condesa de las tres colas.
Exagera sus culpas, sus mañas y trazas. Manifiesta que no quería castigarlas a la pena capital sino a una pena más dilatada. Algo que las incapacite, durante largo tiempo, para la vida social: “muerte civil y continua”. ¡Casta gigántea malvada! ¡Condenar al hambre a estas pobres mujeres!
En ese mismo momento, todas las dueñas sienten como cientos de agujas van abriéndose paso, por toda su cara, qué tortura, Dio mío.
Se alzan los antifaces que ocultan su rostro. ¡Horror! A cada una le ha crecido la barba. Negras, blancas, rubias, rojas…
A todos causa espanto la visión. El duque y la duquesa disimulan y fingen admirarse. Don Quijote y Sancho quedan pasmados. Los presentes, atónitos casi todos. Muy pocos sabían lo que iba a ocurrir, aunque esperaban algo sorprendente, fruto de mi ingenio…aunque no me lo reconozcan, soy un simple mayordomo. En realidad, me siento como un bufón, me avergüenzan estas crueles burlas. Bueno, ya lo he dicho…
Sigo en mi papel, la Trifaldi ha de lamentarse de la pena impuesta por Malambruno. Así las castiga este follón. Sus blandos y mórbidos rostros cubiertos de ásperas cerdas. Cuánto mejor hubiera sido perder las cabezas…Toda mujer tiene su coquetería, aunque vista con toca y monjil.
El tópico de los “ojos hechos fuentes” no cabe aquí, que los tienen secos. Lloraron a mares, mas ahora los ojos han perdido sus humores naturales, no hay lágrimas siquiera.
¿Y adónde puede ir una dueña con barbas? Si, cuando lucían la tez lisa y embadurnada de mejunjes y potingues, difícilmente hallaban acomodo con quien bien las quisiera…Ahora que causan espanto, con el rostro hecho un bosque ¿Qué será de ellas?
Por último, la Dolorida maldice la hora en que la engendraron, a ella y a sus compañeras.
Ahora, me toca desmayarme. Si caigo, que sea en blando…
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí.
María Ángeles Merino Moya
Pedro Ojeda dice en "La acequia":
"Abejita de la Vega sigue dando paso al mayordomo de los Duques que hizo de Merlín: y parece que no le cae muy bien Sancho... No os perdáis su graciosa ilustración. Después publica el comentario del Sanchico -gracias a Ele Bergón- en apoyo de su padre. Este chaval es un buen hijo, aunque quiera aparentar que no.!"
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Gracias, Pedro, y sigo con este mayordomo que, últimamente, no me deja un momento.Bueno...la dueña Dolorida.