Murallas de Ávila
Pequeña crónica de la reunión del Club de Lectura presencial, de la UBU. Comentamos "El mudejarillo" de José Jiménez Lozano. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por el profesor Pedro Ojeda.
Ayer, día 24 de noviembre de 2015, a las cuatro y media dela tarde, tuvo lugar, en la Biblioteca Central de la UBU, la segunda reunión, en su formato habitual, de nuestro Club de Lectura, en el presente curso 2015-2016.
Ayer, día 24 de noviembre de 2015, a las cuatro y media dela tarde, tuvo lugar, en la Biblioteca Central de la UBU, la segunda reunión, en su formato habitual, de nuestro Club de Lectura, en el presente curso 2015-2016.
Llego un poco tarde a la reunión de la lectura colectiva, por problemillas de transporte. Entro, saludo a Pedro, mis disculpas y me siento a su lado, que hay una silla libre. Abro la cartera, la de la escuela, aún he de dar cuatro clases esta tarde. Saco mis cuadernillos y el "pilot" para apuntar lo que se pueda, con mi letruja pseudotaquígrafa.
Pedro Ojeda en la lectura del 24 de noviembre de 2015
La sala está llena, Pedro Ojeda dice:
Que "El mudejarillo" sea diferente nos gana. Un lujo de libro, con capas de profundidad: las cuestiones sociológicas y espirituales que hay en la novela.
Jiménez Lozano dirigió "El Norte de Castilla". No es un hombre
público que toda persona reconozca. Es un escritor que tiene una profundidad y
un acercamiento a los débiles, a los desprotegidos de la sociedad. Es muy
cristiano, muy espiritual y su acercamiento parte de esa espiritualidad. Tiene obras más conocidas que ""El mudejarillo", su obra más conseguida. Tiene también libros de poesía.
Su último libro ha sido muy polémico, en cuanto a la edición. A la hora de sacar el libro, publicado por la Junta de Castilla y León, faltaba el prólogo de Juan Vicente Herrera y el logotipo de la Junta. Después de barajar la posibilidad de triturar el libro, una locura carísima, se optó por ponerlo en el mercado con una cinta añadida en el lomo.
Se trata de "Sobre Teresa de Jesús", una biografía de la santa, realizada junto a Teófanes Egido, catedrático de Historia moderna y carmelita descalzo. José Jiménez se encarga de la interpretación literaria y Teófanes de la histórica. Nos dice Pedro que es un libro muy recomendable porque, en él, hace con Santa Teresa lo mismo que con San Juan de la Cruz en "El mudejarillo".
En "El mudejarillo", si sois de pueblo, reconocéis palabras de pueblo. No es un vocabulario rebuscado. Es el lenguaje de Castilla donde la gente es muy callada y usa pocas y rotundas palabras:
-"Que se venda".
Gruñón y laísta, así lo define Pedro, tras conocerlo personalmente. Es un laísmo hecho adrede, evidentemente laísta , no lo corrige porque no quiere. Desea reflejar esas cosas del pueblo, caracterizar a los personajes por su forma de hablar. Usa el formato oral, como si nos lo estuviera contando y, de repente, tras unas frases orales muy largas, nos sorprende con un latigazo, como: "O hambre".
"Cabezas llenas de greñas casi todas; bocas desdentadas y negras que reían, mientras los niños asidos de las manos de las personas adultas o a sus ropas miraban con pasmo y seriedad. O hambre".
¿Quién cuenta esta historia? El narrador aparece en "El robo", cuando le roban los papeles los agentes de la Inquisición:
"Y así, por alguna confianza mía debieran sospechar mi cartapacio y hallaron mi bujeta en aquella posada, y me la secuestraron y robaron".
Es una persona que ha conocido a San Juan de la Cruz y hace una recopilación distinta a la oficial.
En el capítulo "Paisaje", le preguntan al niño cómo es su pueblo Fontiveros. Contesta: "pues un pueblo"...Pero que estaba lleno de cosas y tenía la torre, y la iglesia, las campanas y la cigüeña, la plaza y las calles, los palacios, las casas y las nagüelas..."
Pedro Ojeda nos lee la larguísima enumeración que ocupa casi toda la página 31, toda la 32 y gran parte de la 33. Cuando concluye, le dicen: "¿Y cómo va a haber tantas cosas en tu pueblo, si es más pequeño que Arévalo?". El niño responde: "No sé".
El autor nos da una caracterización psicológica de un personaje que pone en valor las cosas normales, un niño lo contaría así. Caracteriza su bondad, Juan no perderá nunca la pureza infantil. "No crezcas nunca" le dice su vecino. "Frailecillo" dice la monja Teresa.
Una de las claves del libro es el origen del origen, la relación con el vecino, con el otro. Cuando nacen Teresa y Juan, la Inquisición no se mete todavía con los conversos. Durante gran parte del XVI no tuvieron problemas y está reflejado en la literatura. Por ejemplo, Sancho Panza se encuentra con su antiguo vecino, el morisco Ricote. Sancho es un cristiano viejo pero se relaciona con él de manera normal, habla y come con él. Cervantes plantea ese nivel cotidiano, la saña de la Inquisición todavía no funcionaba y no tenía poder sobre judíos y moriscos.
Los excesos fueron a partir de Felipe II, hay un cambio reflejado en la Inquisición.
Teresa de Jesús y Juan de la Cruz son peligrosos para el estado, pertenecen a las clases medias que están cambiando el sistema. Su espiritualidad tiene éxito entre los sectores urbanos de origen judeoconverso que quieren tener poder. Son vigilados y amenazados, pueden tener problemas que resuelve,en muchos casos, el dinero. Se disfrazan apellidos, pagando se consigue un árbol genealógico. Se compran las hidalguías, te casas o las compras. Teófanes Egido demuestra que la santificación de Santa Teresa se aceleró con dinero judeoconverso.
La visión teológica de San Juan de la Cruz es judía y semítica, es una visión heterodoxa que parte de la mística sufí.
Su espiritualidad no se puede explicar, está en las cosas naturales. La de una persona humilde que no elabora un discurso sino que lo vive. Lo natural, lo directo, lo sencillo, el agua que mana.
La grandeza del XVI está en heterodoxos como Juan y Teresa, recordamos la polémica entre Américo Castro y Sánchez Albornoz. San Juan de la Cruz quedó deslumbrado ante Santa Teresa. A ésta el frailecillo le pareció "un Séneca".
Pedro Ojeda lee el pasaje de "Los desiertos" donde hablan de lugares donde no hay nada:
"Ni éste-decía el frailecillo.
Ni éste-decía ella.
Ni éste.
Ni éste.
-Nada.
-Nada."
Como vemos, estamos ante un libro con una carga espiritual y sociológica enorme. Pedro Ojeda nos lleva al año de su publicación. Estamos en 1992, hay un exceso de materialismo y consumismo.
En la Iglesia Católica se abandona el Concilio Vaticano II, se empieza a condenar la Teología de la Liberación y J.J.L. quiere dar su visión a favor de los débiles, los que sufren.
En "El mudejarillo" el Visitador vende todo para quitar el hambre del pueblo y se encara con nobles, hidalgos y clérigos advirtiéndoles que les pedirá cuentas: "Hago a vuestras mercedes cargo de esta pobreza". Jiménez Lozano pide una Iglesia de los pobres. San Juan de la Cruz tenía una formación teológica muy profunda, estudió en Salamanca, pero la vive de forma sencilla.
"El mudejarillo" es una obra muy bien documentada pero no es una biografía al uso. Lo que nos cuenta es lo que hace un personaje que se queda embobado ante lo normal, lo cotidiano. No es una biografía sino una lección para el presente, el año 1992, un año de derroche y fiesta. J.J.L. estuvo en el Concilio Vaticano II, como corresponsal de "El Norte de Castilla" y habló de religión cuando un seglar no podía hacerlo.
Concilio Vaticano II
Le ayuda a escapar y lo esconden en un convento femenino de clausura.
"Y cuando la ballena le vomitó, el frailecillo sólo dijo que él creyera que se muriera, atrapado en aquel corral de monjas..."
Es una novela que no te esperas.
Había que coger el diccionario.
Engancha desde el principio.
Recuerda mucho a Miguel Delibes.
Se pone a favor de los débiles.
Me ha llegado su obediencia.
Lo que choca es que es una prosa poética, con los recursos de la poesía.
Descripciones impresionantes de su pueblo. El capítulo "El paisaje": sin ser Nueva York tenía tantas cosas.
Es muy ameno, te da tranquilidad, da gusto.
Tienes que elegir tú los libros, le dicen a Pedro Ojeda. Gracias por proponer este libro.
El uso del diminutivo, muy afectuoso.
Con dos palabras te deja quieto.
Alguien que escribe de forma diferente.
Un capítulo en blanco.
Judío, moro, cristiano y pobre.
No es una biografía ni una hagiografía.
Es una novela histórica con una visión para el presente.
Es una novela muy plástica, estás viendo el hambre.
Como un cuadro impresionista. Pinceladas.
O como un cuadro barroco, los monjes de Zurbarán.
Las palabras caracterizan al niño, describen al niño. Cómo caben tantas cosas en un pueblo.
Se fija en las cosas cotidianas.
El agua, el fuego, la naturaleza.
Era judío, moro, cristiano y pobre.
Me recuerda a la película "El gran silencio". No estamos preparados para la renuncia.
Te hace leer muy despacito.
Su último libro ha sido muy polémico, en cuanto a la edición. A la hora de sacar el libro, publicado por la Junta de Castilla y León, faltaba el prólogo de Juan Vicente Herrera y el logotipo de la Junta. Después de barajar la posibilidad de triturar el libro, una locura carísima, se optó por ponerlo en el mercado con una cinta añadida en el lomo.
Se trata de "Sobre Teresa de Jesús", una biografía de la santa, realizada junto a Teófanes Egido, catedrático de Historia moderna y carmelita descalzo. José Jiménez se encarga de la interpretación literaria y Teófanes de la histórica. Nos dice Pedro que es un libro muy recomendable porque, en él, hace con Santa Teresa lo mismo que con San Juan de la Cruz en "El mudejarillo".
En "El mudejarillo", si sois de pueblo, reconocéis palabras de pueblo. No es un vocabulario rebuscado. Es el lenguaje de Castilla donde la gente es muy callada y usa pocas y rotundas palabras:
-"Que se venda".
Gruñón y laísta, así lo define Pedro, tras conocerlo personalmente. Es un laísmo hecho adrede, evidentemente laísta , no lo corrige porque no quiere. Desea reflejar esas cosas del pueblo, caracterizar a los personajes por su forma de hablar. Usa el formato oral, como si nos lo estuviera contando y, de repente, tras unas frases orales muy largas, nos sorprende con un latigazo, como: "O hambre".
"Cabezas llenas de greñas casi todas; bocas desdentadas y negras que reían, mientras los niños asidos de las manos de las personas adultas o a sus ropas miraban con pasmo y seriedad. O hambre".
¿Quién cuenta esta historia? El narrador aparece en "El robo", cuando le roban los papeles los agentes de la Inquisición:
"Y así, por alguna confianza mía debieran sospechar mi cartapacio y hallaron mi bujeta en aquella posada, y me la secuestraron y robaron".
Es una persona que ha conocido a San Juan de la Cruz y hace una recopilación distinta a la oficial.
En el capítulo "Paisaje", le preguntan al niño cómo es su pueblo Fontiveros. Contesta: "pues un pueblo"...Pero que estaba lleno de cosas y tenía la torre, y la iglesia, las campanas y la cigüeña, la plaza y las calles, los palacios, las casas y las nagüelas..."
Pedro Ojeda nos lee la larguísima enumeración que ocupa casi toda la página 31, toda la 32 y gran parte de la 33. Cuando concluye, le dicen: "¿Y cómo va a haber tantas cosas en tu pueblo, si es más pequeño que Arévalo?". El niño responde: "No sé".
Arévalo
El autor nos da una caracterización psicológica de un personaje que pone en valor las cosas normales, un niño lo contaría así. Caracteriza su bondad, Juan no perderá nunca la pureza infantil. "No crezcas nunca" le dice su vecino. "Frailecillo" dice la monja Teresa.
Los excesos fueron a partir de Felipe II, hay un cambio reflejado en la Inquisición.
Teresa de Jesús y Juan de la Cruz son peligrosos para el estado, pertenecen a las clases medias que están cambiando el sistema. Su espiritualidad tiene éxito entre los sectores urbanos de origen judeoconverso que quieren tener poder. Son vigilados y amenazados, pueden tener problemas que resuelve,en muchos casos, el dinero. Se disfrazan apellidos, pagando se consigue un árbol genealógico. Se compran las hidalguías, te casas o las compras. Teófanes Egido demuestra que la santificación de Santa Teresa se aceleró con dinero judeoconverso.
Puerta de la antigua judería en la muralla de Burgos
La visión teológica de San Juan de la Cruz es judía y semítica, es una visión heterodoxa que parte de la mística sufí.
Agua que mana
"Ni éste-decía el frailecillo.
Ni éste-decía ella.
Ni éste.
Ni éste.
-Nada.
-Nada."
Como vemos, estamos ante un libro con una carga espiritual y sociológica enorme. Pedro Ojeda nos lleva al año de su publicación. Estamos en 1992, hay un exceso de materialismo y consumismo.
Juan Pablo II
En "El mudejarillo" el Visitador vende todo para quitar el hambre del pueblo y se encara con nobles, hidalgos y clérigos advirtiéndoles que les pedirá cuentas: "Hago a vuestras mercedes cargo de esta pobreza". Jiménez Lozano pide una Iglesia de los pobres. San Juan de la Cruz tenía una formación teológica muy profunda, estudió en Salamanca, pero la vive de forma sencilla.
Pedro Ojeda en la lectura del 24 de noviembre de 2015
Ahora lleva a San Juan al Vaticano II, nos muestra la espiritualidad de la Naturaleza, de lo sencillo. Es un católico con una vivencia de lo humano, lo sencillo, lo directo, muy contrario a la parafernalia. Podemos leerlo en su recopilación de artículos de "El Norte de Castilla". Su director, Miguel Delibes, lo acogió en el periódico para que diera esa visión.
Otro punto clave es la imagen de la ballena que se traga a Juan, una interiorización de la visión de Jonás. El niño Juan vio una ballena en el río Zapardiel, "un hilillo de agua". Era una premonición, el sistema que no le va a dejar.
Ya de adulto le traga la ballena, la Inquisición lo acusa y lo mete en la cárcel:
"Y a poco de esto fue cuando a fray Juan se le tragó la ballena...y no quedó rastro de Juan en el invierno...Nada". Y, a continuación, nos encontramos con un capítulo en blanco: "Ni rastro de nada".
"Y a poco de esto fue cuando a fray Juan se le tragó la ballena...y no quedó rastro de Juan en el invierno...Nada". Y, a continuación, nos encontramos con un capítulo en blanco: "Ni rastro de nada".
San Juan de la Cruz escribió sus mejores poemas cuando estaba encarcelado, escribía de puntillas para poder ver, con la luz de un ventanuco:
"...un laberinto de muchas y maravillosas cosas y de versos de amor y de una fuente, un jardín, una noche".
"Y cuando la ballena le vomitó, el frailecillo sólo dijo que él creyera que se muriera, atrapado en aquel corral de monjas..."
La persecución contra la reforma de Santa Teresa fue feroz. Parecía que se iba a echar abajo y no se hizo por una reacción judeoconversa que engrasaría la maquinaria. Era una revolución que predicaba la pobreza y la sencillez y a los poderes fácticos, incluidos también algunos judeoconversos, les daba miedo de que aquello pudiera crecer y crecer.
"Lo que menos entendían y más les encolerizaba era que, siendo tan poco viento el frailecillo, levantase tal tempestad..."
"El mudejarillo" es una obra que no va a pasar nunca, que no responde a una moda y va contra corriente. Sus capítulos son muy densos, cada uno aborda una cuestión espiritual.
Hasta aquí, he intentado resumir la exposición del profesor Ojeda, tan brillante y amena como nos tiene acostumbrados. Ahora le llega el turno a los compañeros lectores, allí presentes:
Es una novela que no te esperas.
Había que coger el diccionario.
Engancha desde el principio.
Recuerda mucho a Miguel Delibes.
Se pone a favor de los débiles.
Me ha llegado su obediencia.
Lo que choca es que es una prosa poética, con los recursos de la poesía.
Descripciones impresionantes de su pueblo. El capítulo "El paisaje": sin ser Nueva York tenía tantas cosas.
Es muy ameno, te da tranquilidad, da gusto.
Tienes que elegir tú los libros, le dicen a Pedro Ojeda. Gracias por proponer este libro.
El uso del diminutivo, muy afectuoso.
Con dos palabras te deja quieto.
Alguien que escribe de forma diferente.
Un capítulo en blanco.
Judío, moro, cristiano y pobre.
No es una biografía ni una hagiografía.
Es una novela histórica con una visión para el presente.
Es una novela muy plástica, estás viendo el hambre.
Como un cuadro impresionista. Pinceladas.
Se fija en las cosas cotidianas.
El agua, el fuego, la naturaleza.
Era judío, moro, cristiano y pobre.
Me recuerda a la película "El gran silencio". No estamos preparados para la renuncia.
Te hace leer muy despacito.
Pedro Ojeda concluye: hemos disfrutado de esta novela y ahora pasamos a un novelón, a "Los Pazos de Ulloa" de Emilia Pardo Bazán. Nos vemos el día 18, en la presentación del libro de nuestro profesor: "Piel". La sesión de lectura próxima será el primer martes después de Reyes.
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
ResponderEliminarComo correctora que fui durante un tiempo me ha hecho mucha gracia lo de gruñón y laísta.
Tu libreta es una joya.
Gracias por contarlo.
Sin conocer el pasado no se puede comprender el presente...
ResponderEliminarMªAngeles, que disfrutes de este pequeño paréntesis.
Ha sido una gozada leerte, se que me repito cómo el ajo:pero es la pura sacrosanta veritá.
Besos y hasta pronto.
Gracias por este excelente resumen de la sesión. Y para la pequeña historia quedan esas fotos mías con barba incipiente... ya me la he afeitado.
ResponderEliminarMil gracias por vtu estupenda crónica de La reunión, que a juzgar por lo leído, estuvo genial.
ResponderEliminarMe gustó mucho El Mudejarillo, no sólo por la sencillez del acercamiento al personaje, sino también por el uso que hace el autor de la figura del narrador.
Besos
Y gracias por el enlace de la serie. Trataré de verla.
ResponderEliminarDespués de leer tu resumen, es como si hibiese estado con vosotros el 24. Ya sabes que no pude ir.Es muy interesante todo lo que se va diciendo a lo largo de la hora y media y completa y mucho la lectura. Tiu entrada nos ayuda. Besos
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