sábado, 30 de octubre de 2010
"sólo somos personajes de una historia que como toda historia, tiene un planteamiento, nudo y desenlace"
Me dice Luz que lo de mi foto no es una era, tiene razón. Me envía, junto con lo de Sanchico, esta foto de la era de su pueblo, Pardilla.
Ele Bergón, mi amiga Luz del Olmo, dijo:Hola troncos y troncas:
Ya sabéis lo buenazo que es mi padre y a las pruebas me remito:
Como el Alonso el hombre está un poco depre, no me extraña, con todo lo que le ha pasado, pues mi padre le trata de consolar. Aunque el larguirucho en el fondo sabe que ya no volverá a ver a su Dulcinea. Yo me pregunto:¿ pero de verdad la ha visto alguna vez? Desde luego en estos viajes creo que no.
¡Qué alboroto se forma cuando llegan! Todos los vecinos y familiares salen a recibirles. ¡No es para menos! Son ya famosos y creo que las teles, radios, periódicos, revistas, fotógrafos, también andaba por allí, así que ya lo veré cuando lo pongan, seguro querrán que algunos vayamos de contertulios a contar. ¡Que pesados son los de esos programas!
Os confieso que yo no estaba en ese momento porque me encontraba discutiendo con la Nerea. Ella no comprende que esto se acaba y que nos tenemos que despedir. La explico y la explico que sólo somos personajes de una historia que como toda historia, tiene un planteamiento, nudo y desenlace. Eso me lo aprendí en alguna clase de lengua que estuve de casualidad, atento. Pero ella no quiere aceptarlo. El Alonso tampoco acepta que la Dulci es de su invención. En fin que lo vamos a hacer.
Cuando por fin llegue a casa, le daré un abrazo fuerte, fuerte, como los de Myriam, a mi padre que no paraba de contar y contar y mi madre muy contenta recogía todo lo que había conseguido en el viaje: túnicas, dinero, camisas...En fin que viene muy contento, robusto y con las manos llenas.
Mi hermana Teresica, tan zalamera como siempre con él. Bueno, no me importa, allá ellos.
Me han contado que siguen con la idea de hacerse pastores y todos quieren acompañarles. ¡Asun, Pancho, que parece que te has rajado un poco, es nuestra ocasión! Aunque el tiempo, la verdad no acompaña, ya se lo han hecho saber la familia del Alonso y es que siempre hay alguien que te lo fastidia todo.
Ya me imagino que todo esto del pastoreo es otro juego para animar al Alonso pero ¿ qué es la vida? Pues eso un juego que casi siempre lo tomamos en serio y nos complica la existencia.
Me pongo murrio y me da por decir paridas.
Choque de manos
El Sanchico
Pedro Ojeda dijo en "La acequia":"El Sanchico, gracias a Ele Bergón -nuestra querida Luz del Olmo- nos aclara dónde estaba cuando llegaron al pueblo su padre y don Alonso. Como buen hijo, sabe ver la bondad de su padre."
viernes, 29 de octubre de 2010
Malum signum
Comentario al capítulo 2, 73 del Quijote, publicado en "La acequia"
De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar de su aldea, con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia
A la entrada del pueblo de don Quijote hay unas eras.
"A la entrada del cual , según dice Cide Hamete, vio don Quijote que en las eras del lugar estaban riñendo dos mochachos"
Dos muchachos están riñendo, uno se llama Periquillo y el otro…
-El otro soy yo, señora.
¿Quién me habla? Me ha parecido oír una voz infantil.
-Aquí estoy, en la extraña máquina que usted manipula. Un malandrín encantador me encerró aquí. Soy el mochacho que riñe con otro, mi amigo Periquillo. Ya sabe, el motivo es la posesión de una jaula de grillos.
"que él había tomado al otro mochacho una jaula de grillos"
No le puedo decir mi nombre, señora escribiente, porque el señor Cervantes no me concedió esa gracia. El moro de los pliegos, don Cide, tampoco lo hizo…
Soy un insignificante personaje secundario del famoso libro, en el cual cabalga don Quijote de la Mancha, un hidalgo de mi pueblo que ahora vuelve, después de un tiempo fuera, más loco que nunca. Y su criado es Sancho Panza, un labrador bien conocido aquí.
Soy tan poca cosa que sólo me dan una línea, diecisiete inocentes palabras acerca de una jaula de grillos, un “chincha rabia” para mi amigo Periquillo, que se ha quedado sin sus grillos.
Pero cuando don Alonso lo oye se pone tristísimo y más blanco que la pared. Dice mi padre que el hidalgo está loco, loco, como los enjaulados de la Casa del Nuncio…por eso será. Oye mis palabras y le dice a Sancho Panza que he hablado de una desconocida señora Dulcinea. Que no va a verla más, que yo he dicho eso. Nooooo.
El padre de Sanchico quiere responder pero aparece, de repente, una liebre que viene huyendo, seguida de galgos y cazadores.
"...por aquella campaña venía huyendo una liebre..."
La famosa liebre de Durero.
El animalito se agazapa, debajo del rucio, Sancho la coge al vuelo por las orejas y se la muestra a don Alonso que grita “malum signum”, un latinajo como los del cura. Y otra vez con la señora Dulcinea, a la que no conocemos, que de este lugar no es…Todos sabemos que toparse con una liebre da muy mala suerte, es de mal agüero, cómo no lo va a saber nuestro vecino.
Y conoce que es mal signo, pero Sancho se lo quiere quitar de la cabeza. Mira tú quién lo dice, con la fama que tiene en el pueblo de necio, con poquísima sal en la mollera. Que si la liebre es Dulcinea, los galgos son los malandrines, la rabona huye, Panza la atrapa y la pone en los brazos...no hay mal agüero que valga.
Me llego con Periquillo a ver bien a la liebre y Sancho me pregunta por qué reñíamos. Yo le cuento que le quité una jaula de grillos a mi amigo y le dije que no la vería más en toda su vida. Y me quedo con la boca abierta cuando veo que echa mano a la faltriquera y me da cuatro cuartos por la jaula. ¡El padre de Sanchico ha vuelto rico! ¡Bien!
Pone la grillera en manos de don Alonso y pronuncia un discurso como los del señor alcalde. Que si ha rompido y desbaratao esos agüeros, que ya dice el señor cura que no es de cristianos ni de discretos creer en ellos, Y le recuerda cuando le dio a entender que son tontos los que así lo hacen.
"He aquí, señor, rompidos y desbaratados estos agüeros, que no tienen que ver más con nuestros sucesos... que con las nubes de antaño"
Llegan los cazadores, piden su liebre y el hidalgo se la da. A Periquillo y a mí se nos pasa el enfado y seguimos, en su camino, a estos dos vecinos tan extraños. ¿Y sus jumentos? El rucio lleva encima una tela con llamas de fuego pintadas y un cucurucho en la cabeza. Vamos caminando detrás y se van incorporando otros muchachos. ¡Qué risa!
En un pradecillo, al lado del camino, vemos dos personas de mucho respeto: nuestro cura y el bachiller Sansón Carrasco. No se nos hubiera ocurrido invitarlos a nuestra comitiva pero, en cuanto ven a don Quijote, se dirigen a él con los brazos abiertos.
"a la entrada del pueblo toparon en un pradecillo rezando al cura y al bachiller Carrasco"
Don Alonso se apea, los abraza estrechamente y todos juntos a la casa de los Quijano.
Uno de mis amigos anima a toda la chiquillería del pueblo, tienen que ver al asno “más galán que Mingo” y a la bestia flaca de don Quijote.
El ama y la sobrina de don Alonso están avisadas y le esperan a la puerta. También acude Teresa Panza, mal vestida y mal peinada, con su Sanchica. Del Sanchico, ni rastro. A la buena mujer le extraña verlo “a pie y despeado”, dice que más parece desgobernado que gobernador. ¿Gobernador Sancho Panza? ¿Se ha vuelto tan loca como su señor amo?
El porro de su marido le anuncia que trae maravillas y dineros. Teresa alegra la cara, que le da igual cómo los haya ganado. Sanchica abraza a su padre, con la carita muy risueña, qué tendrá lo de los dineros, interesándose por si trae algo. Su padre la agarra y la sube en el burro. Se van los tres a su casa y dejan a don Quijote en la suya.
Don Quijote se aparta a solas con Sansón y con el cura y yo me quedo sin saber lo que hablan. Mi madre me dice que no debo escuchar las conversaciones de los mayores, pero me puede la curiosidad. He de enterarme en qué para la locura de don Quijote.
Se retiran al estrado que suele usar Antonia, la sobrina de don Alonso. Yo voy detrás y me quedo tras la puerta que no queda cerrada del todo. El ama y la sobrina hacen lo mismo que yo, qué curiosas.
Don Alonso cuenta que fue vencido y debe estar un año sin salir de la aldea. Dice que va a ser pastor, qué risa me da imaginar al hidalgo rodeado de borregos. En el campo estará solo, pero muy entretenido, hablando de amores. Pide al cura y al bachiller que le acompañen si pueden. Él comprará las ovejas suficientes y cada uno tendrá un nombre de pastor. Quijotiz, Carrascón, Curambro y Pancino. Ja, ja, nunca conocí pastores con nombres así. Menuda cara ponen Curambro y Carrascón, quedan pasmados pero se le ofrecen como compañeros.
"que él compraría ovejas y ganado suficiente que les diese nombre de pastores"
Se pone a hablar el socarrón de Carrasquillo . Dice, que todo el mundo sabe, es poeta y hará escribirá versos y versos de pastores. Irán por ahí y no dejarán árbol donde no pongan el nombre de una zagala.
"que cada uno escoja el nombre de la pastora que piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde no la retule y grabe su nombre"
Don Quijote ya tiene a su Dulcinea del Toboso. Dice que es la “nata de los donaires”, nata…qué rica.
El cura también buscará pastoras, eso sí que es nuevo, pensaba que los curas no podían hacer eso.
Sansón dice nombres de pastoras, a cual más raro: Filidas, Belisardas, Galateas… Y si hace falta se les cambia el nombre: Ana será Anarda, Francisca será Francenia…y Sancho tendrá a su Teresaina. Yo conozco a una que se llama Mariquilla: fuerte, recia y bigotuda.
Don Quijote se ríe de esas ocurrencias de Carrasco. El cura también está de acuerdo. Se despiden de él y le aconsejan que cuide su salud, eso que siempre dicen los mayores.
El ama y la sobrina están deseando que se vayan las visitas, para hablar con don Alonso. Antonia se enfrenta a su señor tío. Ahora que pensaban que iba a estar tranquilo y se quiere hacer pastorcillo. Le dice algo del alcacel, creo que le está llamando viejo.
El ama le pregunta si podrá soportar los calores, los fríos, los lobos. Ella piensa que no, que eso es para hombre criados para pastores, desde muy pequeños. Lo que tiene que hacer es estarse en casa, atender a su hacienda, confesarse y favorecer a los pobres. Lo que hace un buen hidalgo. El ama es vieja, tiene ya cincuenta años y sabe lo que le dice.
Don Quijote les pide que callen, que él sabe lo que ha de hacer. No está muy bueno y necesita que le lleven al lecho. Sea pastor, sea caballero andante, acudirá a lo que ellas necesiten. Está diciendo que las quiere ¿verdad?
"Llevadme al lecho, que me parece que no estoy muy bueno"
Lo llevan a la cama, le dan de comer y le tratan con mimo. Y me voy, que me van a preguntar estas buenas mujeres, y vuestra merced de la misma manera, qué hago aquí.
Me voy señora escribiente, ya sabe que soy el anónimo amigo de Periquillo. Un niño sabio.
Sólo nos queda uno. Un abrazo de:
María Ángeles Merino
Pedro Ojeda dijo en "La acequia":"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, nos regala otro secundario cuando parecía que ya no podía darnos más: el muchacho que vio la entrada de don Quijote y Sancho en la aldea mientras disputaba un jaula de grillo. No os perdáis la sabia combinación con las ilustraciones de esta entrada."
De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar de su aldea, con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia
A la entrada del pueblo de don Quijote hay unas eras.
"A la entrada del cual , según dice Cide Hamete, vio don Quijote que en las eras del lugar estaban riñendo dos mochachos"
Dos muchachos están riñendo, uno se llama Periquillo y el otro…
-El otro soy yo, señora.
¿Quién me habla? Me ha parecido oír una voz infantil.
-Aquí estoy, en la extraña máquina que usted manipula. Un malandrín encantador me encerró aquí. Soy el mochacho que riñe con otro, mi amigo Periquillo. Ya sabe, el motivo es la posesión de una jaula de grillos.
"que él había tomado al otro mochacho una jaula de grillos"
No le puedo decir mi nombre, señora escribiente, porque el señor Cervantes no me concedió esa gracia. El moro de los pliegos, don Cide, tampoco lo hizo…
Soy un insignificante personaje secundario del famoso libro, en el cual cabalga don Quijote de la Mancha, un hidalgo de mi pueblo que ahora vuelve, después de un tiempo fuera, más loco que nunca. Y su criado es Sancho Panza, un labrador bien conocido aquí.
Soy tan poca cosa que sólo me dan una línea, diecisiete inocentes palabras acerca de una jaula de grillos, un “chincha rabia” para mi amigo Periquillo, que se ha quedado sin sus grillos.
Pero cuando don Alonso lo oye se pone tristísimo y más blanco que la pared. Dice mi padre que el hidalgo está loco, loco, como los enjaulados de la Casa del Nuncio…por eso será. Oye mis palabras y le dice a Sancho Panza que he hablado de una desconocida señora Dulcinea. Que no va a verla más, que yo he dicho eso. Nooooo.
El padre de Sanchico quiere responder pero aparece, de repente, una liebre que viene huyendo, seguida de galgos y cazadores.
"...por aquella campaña venía huyendo una liebre..."
La famosa liebre de Durero.
El animalito se agazapa, debajo del rucio, Sancho la coge al vuelo por las orejas y se la muestra a don Alonso que grita “malum signum”, un latinajo como los del cura. Y otra vez con la señora Dulcinea, a la que no conocemos, que de este lugar no es…Todos sabemos que toparse con una liebre da muy mala suerte, es de mal agüero, cómo no lo va a saber nuestro vecino.
Y conoce que es mal signo, pero Sancho se lo quiere quitar de la cabeza. Mira tú quién lo dice, con la fama que tiene en el pueblo de necio, con poquísima sal en la mollera. Que si la liebre es Dulcinea, los galgos son los malandrines, la rabona huye, Panza la atrapa y la pone en los brazos...no hay mal agüero que valga.
Me llego con Periquillo a ver bien a la liebre y Sancho me pregunta por qué reñíamos. Yo le cuento que le quité una jaula de grillos a mi amigo y le dije que no la vería más en toda su vida. Y me quedo con la boca abierta cuando veo que echa mano a la faltriquera y me da cuatro cuartos por la jaula. ¡El padre de Sanchico ha vuelto rico! ¡Bien!
Pone la grillera en manos de don Alonso y pronuncia un discurso como los del señor alcalde. Que si ha rompido y desbaratao esos agüeros, que ya dice el señor cura que no es de cristianos ni de discretos creer en ellos, Y le recuerda cuando le dio a entender que son tontos los que así lo hacen.
"He aquí, señor, rompidos y desbaratados estos agüeros, que no tienen que ver más con nuestros sucesos... que con las nubes de antaño"
Llegan los cazadores, piden su liebre y el hidalgo se la da. A Periquillo y a mí se nos pasa el enfado y seguimos, en su camino, a estos dos vecinos tan extraños. ¿Y sus jumentos? El rucio lleva encima una tela con llamas de fuego pintadas y un cucurucho en la cabeza. Vamos caminando detrás y se van incorporando otros muchachos. ¡Qué risa!
En un pradecillo, al lado del camino, vemos dos personas de mucho respeto: nuestro cura y el bachiller Sansón Carrasco. No se nos hubiera ocurrido invitarlos a nuestra comitiva pero, en cuanto ven a don Quijote, se dirigen a él con los brazos abiertos.
"a la entrada del pueblo toparon en un pradecillo rezando al cura y al bachiller Carrasco"
Don Alonso se apea, los abraza estrechamente y todos juntos a la casa de los Quijano.
Uno de mis amigos anima a toda la chiquillería del pueblo, tienen que ver al asno “más galán que Mingo” y a la bestia flaca de don Quijote.
El ama y la sobrina de don Alonso están avisadas y le esperan a la puerta. También acude Teresa Panza, mal vestida y mal peinada, con su Sanchica. Del Sanchico, ni rastro. A la buena mujer le extraña verlo “a pie y despeado”, dice que más parece desgobernado que gobernador. ¿Gobernador Sancho Panza? ¿Se ha vuelto tan loca como su señor amo?
El porro de su marido le anuncia que trae maravillas y dineros. Teresa alegra la cara, que le da igual cómo los haya ganado. Sanchica abraza a su padre, con la carita muy risueña, qué tendrá lo de los dineros, interesándose por si trae algo. Su padre la agarra y la sube en el burro. Se van los tres a su casa y dejan a don Quijote en la suya.
Don Quijote se aparta a solas con Sansón y con el cura y yo me quedo sin saber lo que hablan. Mi madre me dice que no debo escuchar las conversaciones de los mayores, pero me puede la curiosidad. He de enterarme en qué para la locura de don Quijote.
Se retiran al estrado que suele usar Antonia, la sobrina de don Alonso. Yo voy detrás y me quedo tras la puerta que no queda cerrada del todo. El ama y la sobrina hacen lo mismo que yo, qué curiosas.
Don Alonso cuenta que fue vencido y debe estar un año sin salir de la aldea. Dice que va a ser pastor, qué risa me da imaginar al hidalgo rodeado de borregos. En el campo estará solo, pero muy entretenido, hablando de amores. Pide al cura y al bachiller que le acompañen si pueden. Él comprará las ovejas suficientes y cada uno tendrá un nombre de pastor. Quijotiz, Carrascón, Curambro y Pancino. Ja, ja, nunca conocí pastores con nombres así. Menuda cara ponen Curambro y Carrascón, quedan pasmados pero se le ofrecen como compañeros.
"que él compraría ovejas y ganado suficiente que les diese nombre de pastores"
Se pone a hablar el socarrón de Carrasquillo . Dice, que todo el mundo sabe, es poeta y hará escribirá versos y versos de pastores. Irán por ahí y no dejarán árbol donde no pongan el nombre de una zagala.
"que cada uno escoja el nombre de la pastora que piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde no la retule y grabe su nombre"
Don Quijote ya tiene a su Dulcinea del Toboso. Dice que es la “nata de los donaires”, nata…qué rica.
El cura también buscará pastoras, eso sí que es nuevo, pensaba que los curas no podían hacer eso.
Sansón dice nombres de pastoras, a cual más raro: Filidas, Belisardas, Galateas… Y si hace falta se les cambia el nombre: Ana será Anarda, Francisca será Francenia…y Sancho tendrá a su Teresaina. Yo conozco a una que se llama Mariquilla: fuerte, recia y bigotuda.
Don Quijote se ríe de esas ocurrencias de Carrasco. El cura también está de acuerdo. Se despiden de él y le aconsejan que cuide su salud, eso que siempre dicen los mayores.
El ama y la sobrina están deseando que se vayan las visitas, para hablar con don Alonso. Antonia se enfrenta a su señor tío. Ahora que pensaban que iba a estar tranquilo y se quiere hacer pastorcillo. Le dice algo del alcacel, creo que le está llamando viejo.
El ama le pregunta si podrá soportar los calores, los fríos, los lobos. Ella piensa que no, que eso es para hombre criados para pastores, desde muy pequeños. Lo que tiene que hacer es estarse en casa, atender a su hacienda, confesarse y favorecer a los pobres. Lo que hace un buen hidalgo. El ama es vieja, tiene ya cincuenta años y sabe lo que le dice.
Don Quijote les pide que callen, que él sabe lo que ha de hacer. No está muy bueno y necesita que le lleven al lecho. Sea pastor, sea caballero andante, acudirá a lo que ellas necesiten. Está diciendo que las quiere ¿verdad?
"Llevadme al lecho, que me parece que no estoy muy bueno"
Lo llevan a la cama, le dan de comer y le tratan con mimo. Y me voy, que me van a preguntar estas buenas mujeres, y vuestra merced de la misma manera, qué hago aquí.
Me voy señora escribiente, ya sabe que soy el anónimo amigo de Periquillo. Un niño sabio.
Sólo nos queda uno. Un abrazo de:
María Ángeles Merino
Pedro Ojeda dijo en "La acequia":"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, nos regala otro secundario cuando parecía que ya no podía darnos más: el muchacho que vio la entrada de don Quijote y Sancho en la aldea mientras disputaba un jaula de grillo. No os perdáis la sabia combinación con las ilustraciones de esta entrada."
Tiempo de flores tristes
Recreación de Shanidar IV (Iraq), en el Museo de la Evolución Humana (Burgos)
Imagen de una floristería burgalesa.
Los neandertales de la cueva de Shanidar IV, en Iraq, hacían lo mismo que nosotros, en estas fechas.
Como dice el panel informativo del MEH :
"Un día de principios de junio, hace unos 60000 años, en esta cueva de Iraq, se enterró a un individuo en disposición fetal, sobre un lecho de plantas autóctonas. En la excavación se identificó polen de diferentes especies de flores que habrían sido depositadas sobre el cadáver."
lunes, 25 de octubre de 2010
"Ya noto que me voy desdibujando y es hora de daros las gracias..."
Ele Bergón dijo:
Hola coleguis
Ya noto que me voy desdibujando y es hora de daros las gracias a todos los que transitais por aqui, recorriendo estos caminos de Internet.
Gracias superprofesor Pedro Ojeda por ser el motor de todo esto. Sin ti estoy muy seguro que la Ele, que me creo por otra causa,
no hubiera seguido semana tras semana, mas o menos, escribiendo mis ocurrencias y trastadas.
Gracias Merche, la entrañable, por comprender mis aventuras y desmanes.
Gracias Asun, por querer acompañarme en todo momento. ¡Tenemos pendiente el irnos de pastores!
GRacias Pancho por tus consejos. No te alegres, pues no los he seguido, pero te lo agradezco igual
Gracias Tucci por querer jugar conmigo a la play. No todos estan dispuesto a hacerlo. Me he reido mucho con tus comentarios tio.
Gracias Paco Cuesta por tus cortos y certeros comentarios
Gracia Selma por darle voz a Karim.
Karim, tio, eres la bomba. ¡Mira que robarle la contraseña a la profe ! Ya te vale, ya. Que dice la Ele que eso de la profe genial le ha llegado al alma. En fin cosas de profes
Gracia Kety porque tu fuiste la primera en meternos en esto del Alonso y mi padre y mira ahora donde hemos acabado. Tu si que eres una Dulci de verdad
Gracias Myriam, por venir desde Israel hasta aqui y darme animos.
Gracias Cornelivs que de vez en cuando me haces caso.
Gracias Antonio Aguilera porque tambien alguna vez me has hecho caso.
Gracias a mi amigo Pedro Talavan que fue el que tuvo la idea de crear personajes actuales basados en el Quijote.
Y gracias Abejita porque semana tras semana vas poniendo aqui, como una abeja laboriosa, todas estas tonterias que se le ocurren a la Ele acerca de mi. Ademas buscas las fotos, pones los titulares en fin....
Vamos a lo de esta semana
Los autenticos Don Quijote y Sancho Panza son el Alonso y mi padre, de eso no hay ninguna duda, mira como lo reconoce el Alvaro Tarfe ese y es que no hay otros como ellos. Si lo sabre yo.
Al de Avellaneda que le den por querer copiar ,que eso esta muy, pero que muy feo, porque copiar un examen vale, pero un libro....
Tengo ganas de abrazar a mi padre aunque se que eso que me va a costar la vida. ¡Buf!
Choque de manos
El Sanchico
Pedro Ojeda dijo en "La acequia"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, nos regala un lujo de entrada: desde la perspectiva sobre la que la construye, la aparición de un Álvaro Tarfe reivindicativo y unas ilustraciones que vienen al caso y amplían el conocimiento. En esto, el Sanchico se ve desdibujado: no sabe que permanecerá bien dentro de la memoria de todos los que hemos participado en esta lectura, gracias a Ele Bergón."
viernes, 22 de octubre de 2010
Don Álvaro Tarfe, el personaje tránsfuga.
Un caminante a caballo.
Comentario al capítulo 2,72 del Quijote, publicado en "La acequia".
Nuestros dos amigos, que a estas alturas lo son mucho, pasan el día, en el mesón, esperando a que caiga la noche. Sancho ha de acabar su tanda de azotes, don Quijote desea ver a Dulcinea desencantada, como resultado del vápulo. En esto, llega uno que camina a caballo, con sus tres o cuatro criados y, uno de los tres o cuatro, le anima a descansar en la posada, limpia y fresca, al parecer. Se dirige a él como don Álvaro Tarfe. ¿Quién será este señor que camina a caballo?
Vaya, hacía tiempo que no me pasaba este fenómeno informático. Mi ordenador recibe visita, algún personaje de esos que se aburren en el limbo. Habrá querido aprovechar, puesto que a esta quijotesca lectura le está llegando su fin. Ahí está en la pantalla emergente. Veamos: no es el galeote, ni el mayordomo, ni una dueña… Subo el altavoz, a ver qué dice.
Saludo a vuestra merced, mujer escribiente que manipula esa extraña maquinita luminosa. No, no soy el de los remos. Está claro, dada mi elegante indumentaria, que mi condición social no es la de un sirviente. Y, muy ebria o ciega ha de estar vuestra merced para confundirme con una bigotuda dueña. Titiritero, cura, barbero...cese de decir disparates y póngase esos espejuelos que descansan sobre su mesa.
Le cuento mi aventura. Ésos que dice y muchos más me persiguen sañudamente hasta aquí, cantazo va, cantazo viene, invitándome a tomar una buena ración de sopa de arroyo. Me gritan que ese lugar es para los personajes del verdadero Quijote y que yo pertenezco a uno apócrifo y más falso que Judas.
No me escuchan cuando les digo que, aunque nací en esa falsa segunda parte del Quijote tan odiada, Miguel de Cervantes me reconvirtió. Por obra y gracia de su pluma, nací auna nueva vida como personaje suyo, incluyéndome en su capítulo LXXII de su verdadera segunda parte.
Han de saber que soy Álvaro de Tarfe, de los Tarfes de toda la vida, en la bella ciudad de Granada. ¿Morisco? Así es, soy natural de aquella nación desdichada y poco prudente, sobre quien han llovido las desgracias. Maguer de moriscos padres engendrado, cristiano soy y no de los fingidos.
"—Yo, señor —respondió el caballero—, voy a Granada, que es mi patria" Granada morisca en el "Civitates Orbis Terrarum"
Si a vuestra merced le place, le daré mi versión de ese septuagésimo segundo que me coloca en la mesma categoría que esos iracundos personajillos.
Aquel día, entro en una manchega posada y mi sirviente me anima a descansar, a la vista de su limpieza y frescura. Un extravagante caballero, que más tarde se me presentará como don Quijote, está hablando con su criado y me parece oír mi nombre.
La huéspeda me da una sala baja, enjaezada con esas rústicas sargas tan habituales en esta tierra. Me cambio de ropa para estar más fresco y salgo al portal del mesón.
Don Quijote pasea por allí y yo le pregunto la frase habitual entre caminantes: “¿Adónde bueno camina vuestra merced, señor gentilhombre?”. Me responde que va a su cercana aldea y me pregunta dónde camino yo. Le contesto que voy a mi Granada natal. Parécele buena mi ciudad, cómo no, y me pide le diga mi nombre, el cual parece importarle más de lo normal.
Al presentarme como Álvaro de Tarfe, me identifica como personaje de la segunda parte de la historia de don Quijote de la Mancha, escrita por lo que él llama “un autor moderno”.
"vuestra merced debe de ser aquel don Álvaro Tarfe que anda impreso en la segunda parte de la historia de don Quijote de la Mancha..."
Le respondo que soy ése que dice y que el tal don Quijote fue amigo mío. Y que yo fui el que le movió a venir a unas justas, en Zaragoza. Grandes pruebas le di de mi amistad, lo hubiera pasado mal sin mi ayuda…
En esto, me mira fijamente y me pregunta, malhumorado, si él se parece en algo a ése que estuvo conmigo en Zaragoza. Le respondo que en nada se le asemeja.
Pienso que acaba ahí la cosa, mas ahora me pregunta si el aludido traía un escudero llamado Sancho Panza. Le contesto que sí traía y con inmerecida fama de gracioso.
Ahora es su criado el que da su vehemente parecer sobre ese Panza. Afirma ser el verdadero Sancho y no ese bellaco tan soso. Y me exhorta a estar a su lado para comprobar sus gracias. Y me presenta a su amo como “el verdadero don Quijote de la Mancha”. Y añade lo de famoso, valiente, discreto, enamorado, desfacedor de agravios, protector de huérfanos, viudas…Y su única señora es Dulcinea del Toboso.
Le digo a Sancho que así lo creo. Cuántas gracias me ha dicho este Panza en cuatro razones, más que el otro en tantas ocasiones. Tragón y sandio, pero sin chispa. Me da por pensar que los encantadores, esos que persiguen a don Quijote el bueno, han querido atormentarme con el malo. Aunque a ése lo dejé encerrado en la casa del Nuncio, el manicomio de Toledo, para que le curen la locura. Fue una cristiana obra de misericordia; aunque, en ocasiones, me asalten remordimientos. Tal vez, por furioso, lo hayan encerrado en una jaula, como a un jilguero.
Al parecer, El Greco pintó a los doce apóstoles, tomando como modelos a los "locos" de la Casa del Nuncio, en Toledo. El doctor Marañón hizo este trabajo comparativo, en 1955, con internados de ese mismo hospital.
"osaré yo jurar que le dejo metido en la Casa del Nuncio, en Toledo , para que le curen"
Don Quijote, el bueno, no sabe si lo es, mas está seguro de que él no es el malo. Y me asegura que nunca ha estado en Zaragoza, que alguien le informó de la presencia de ese Quijote fantástico en las justas de tal ciudad y, precisamente por eso, no quiso entrar allí. Dice que así sacaría “a las barbas del mundo su mentira”. El Quijote bueno reconoce fama al Quijote malo, qué curioso es esto.
Así que, sin detenerse, pasa a Barcelona, ciudad a la que dedica los mejores elogios, por sus virtudes y belleza. Sólo por haberla visto, lleva a bien los sucesos de mucha pesadumbre que en ella le han sucedido. De acuerdo, señor caballero andante, a mí también me place tan bella ciudad. Y si la bolsa suena, mejor todavía.
"y, así, me pasé de claro a Barcelona , archivo de la cortesía, albergue de los estranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única" Foto de Luz del Olmo (Puerto de Barcelona)
Finalmente declara ser el don Quijote de la Mancha que dice la fama, no el ladrón de su nombre y pensamientos. Y me pide que, ante el alcalde del lugar, declare que no me ha visto en su vida, hasta ahora. Y que no es el don Quijote impreso en la segunda parte, ni Sancho es el escudero que yo conocí.
Respondo que lo haré de buena gana y me afirmo en “que no he visto lo que he visto, ni ha pasado por mí lo que ha pasado.”
Sancho tiene la ocurrencia de decir que, sin duda, estoy encantado, como Dulcinea. Y añade algo que no entiendo de desencantarme con tres mil y tantos azotes. Como alguno de la casa del Nuncio oiga al amigo Panza, lo mete en una jaula…Al parecer, es largo de contar y me lo contará si vamos por el mismo camino.
Comemos juntos. Entra en el mesón el alcalde del pueblo con un escribano, para realizar la declaración solicitada por don Quijote. Declaro como” como no conocía a don Quijote de la Mancha, que asimismo estaba allí presente, y que no era aquél que andaba impreso en una historia intitulada: Segunda parte de don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas.” El alcalde da legalidad a la declaración y quedan muy alegres los dos…
Cuántas cortesías y ofrecimientos nos hacemos don Quijote y yo, antes de despedirnos. Quedo desengañado de mi error y algo encantado debo estar…No, no se parecen en nada, no puede haber dos contrarios tan contrarios como los dos Quijotes.
Me cuentan lo del encanto y remedio de Dulcinea, Quedo admirado, los abrazo y sigo mi camino. El Quijote malo andaba ya desenamorado de la del Toboso, el bueno no dejará nunca de amarla.
Creo que mis méritos son suficientes para entrar en la nómina de los personajes del gran libro.
Desaparezco…
Mi ordenador vuelve a la normalidad…Aquella noche la pasan entre árboles y Sancho cumple la penitencia, descortezando hayas, que no sus espaldas. Don Quijote lleva la cuenta y halla que van “tres mil y veinte y nueve”.
"que aquella noche la pasó entre otros árboles, por dar lugar a Sancho de cumplir su penitencia"
Amanece y prosiguen su camino, comentando lo del día anterior. Pasa un día y una noche, sin más novedad que el fin de la tunda azotesca de Sancho. Don Quijote espera el día y anhela ver a su Dulcinea, ya desencantada; mas no hallan mujer alguna. Piensa que Merlín no puede mentir…
Desde una cuesta divisan su aldea.
"Con estos pensamientos y deseos, subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea"
Sancho se arrodilla y dirige unas paródicas palabras a su “deseada patria”. Ha de ver, la patria digo, como vuelve su hijo Sancho, no muy rico pero bien azotado. Ha de recibir también a su hijo don Quijote, vencido pero vencedor de sí mismo, la mayor victoria. Dineros lleva, que buenos azotes le han costado. Si las hayas hablaran…
Don Quijote le dice que se deje de sandeces, que ahora toca preparar la pastoral vida que han de ejercitar. Bajan la cuesta y se van al pueblo.
¡Ay!
Un abrazo de María Ángeles Merino Moya
jueves, 21 de octubre de 2010
"Veinte y cuatro camisas nuevas, a veinte y seis reales cada una, son 624 reales…”
Antes de ponerme con el capítulo de esta semana, quiero publicar este pequeño comentario anexo al que titulo:
¿Por qué son tan importantes las camisas, para Cervantes?
Recordemos al ventero, en el 3.1 que,le recuerda la necesidad de llevar dineros y camisas limpias, algo tan obvio" que no era menester escrebir una cosa tan clara y tan necesaria de traerse como eran dineros y camisas limpias"
Don Quijote encuentra, en Sierra Morena, una maleta "cerrada con una cadena y su candado, por lo roto y podrido della vio lo que en ella había, que eran cuatro camisas de delgada holanda"
La inefable Altisidora manifiesta su deseo de premiar a Sancho por haberla resucitado. Y le dice: "dispón desde hoy más , amigo Sancho, de seis camisas mías que te mando , para que hagas otras seis para ti; y si no son todas sanas, a lo menos son todas limpias"
Altisidora olvida darle las camisas y "No iba nada Sancho alegre, porque le entristecía ver que Altisidora no le había cumplido la palabra de darle las camisas"
El historiador Fernández álvarez, en su biografía de Cervantes, nos dice:
"Hacia 1602, cuando el valido Lerma consigue que el Rey traslade la Corte a Valladolid, las cosas en Madrid empiezan a resentirse. De entrada, la mayoría de la alta nobleza cierra sus palacios...
Las hermanas de Cervantes también se ven afectadas. Su taller de costura trabaja, en buena parte, para la alta nobleza, y empiezan a notar que la demanda baja. Hay quien murmura-pero eso es algo inevitable-que en ese taller se pueden encontrar más cosas que prendas de vestir. ¿No son las aprendizas chiquillas de buen ver? Sus mismas patronas no tienen inconveniente en recibir presentes de caballeros distinguidos…
De momento tenemos a Cervantes que no duda en emplear su pluma para escribir la relación de los encargos que reciben sus hermanas.
Se trata de una partida de camisas enviadas a don Pedro de Toledo y a su mujer, la marquesa de Villafranca. Es un documento sin mayor valor que el de darnos información sobre la vida cotidiana de la época, y el inmenso de ser un autógrafo de Cervantes, que lleva por título:
“Cuenta de las camisas que se han hecho para el señor don Pedro de Toledo…”
Y en esa cuenta Cervantes va apuntando, para ayudar a la buena administración del negocio de sus hermanas, por una parte, las dos docenas de camisas nuevas hechas para el magnate, por un lado, en contraste con media docena reparadas (aderezadas) para la marquesa. Y todas con su valor, anotado también por Cervantes: cada camisa nueva valiendo 26 reales, mientras que las “aderezadas” sólo 11 reales...
Y de ese modo, Cervantes, que en aquel año de 1603…es cuando tiene metido al hidalgo manchego en plena aventura de vivir como un anacoreta en Sierra Morena. Hacía unos meses, el 22 de agosto de 1602, había acabado el capítulo XXV, con la retocada carta de don Quijote a Dulcinea, que empezaba:
“El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón dulcísima Dulcinea del Toboso”.
Ése era el mismo que, en casa de sus hermanas, no tenía inconveniente en tratar aquella prosaica nota de gastos:
“Veinte y cuatro camisas nuevas, a veinte y seis reales cada una, son 624 reales…”´
Tomado de las páginas 348, 349 y 350 de “Cervantes visto por un historiador “, Manuel Fernández Álvarez, ed. Espasa, 2005.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Gemma Nierga abre su ventana en el "Museo de la Evolución Humana".
El programa de radio "La ventana",de la cadena Ser, dirigido por Gemma Nierga, se ha hecho hoy en el salón de actos del Museo de la Evolución Humana, en Burgos.
Como veis el Cid y su corte no han querido perdérselo.
Ya sabéis que la Ser está dando la vuelta a España.
¿Sois adictoa a la radio?
domingo, 17 de octubre de 2010
"...estoy un poco triste porque sé que la Ele va a dejar de inventarme"
¡Lo que va a escribir Luz con ese bolígrafo!
Ele Bergón dijo:
Hola troncos y troncas, colegas en general.
¡Cómo engaña mi padre! Ahora el pardillo no es él, es el tontaina del Alonso que no se entera de nada. Ja, ja, ja, ¡Lo que ha aprendido!, no me cansaré de repetirlo. Los azotes para los arboles que ellos no les duele ¿ o sí ? Nunca se sabe y ademas mi padre volverá casi rico, ahora exactamente yo no sé al final cuánto dinero le va a dar el Alonso, claro que no le ha debido de pagar ni un sueldo y yo creo que si va un poco de criado, pues tiene derecho a que le den un salario, pero de eso, pocas veces hablan. Así que mi padre ahora se lo va a cobrar todo y hace bien porque la Dulcinea, se dé los azotes de verdad o de mentira, nunca se va desencantar.
En fin que estoy contento. Mi padre vuelve pronto a casa y además con pasta. No está mal, no está mal.
También estoy un poco triste porque sé que la Ele va a dejar de inventarme, pero ojito, nunca desaparece como personaje, pues estaré para siempre en el Quijote. Esto de por aqui, ha sido un pequeño juego y nos lo hemos pasado muy bien.
Que dice la Ele, que muchas gracias por vuestra felicitación por pasar a los dias de júbilo. Ella esta contenta, ahora tendra más tiempo para escribir, pero le ha dado un poco de pena eso de dejar de dar clase.
Choque de manos
El Sanchico
Pedro Ojeda Escudero dijo en "La acequia":"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, comenta la virtud del pícaro Sancho, que se afana en descortezar árboles. Y lo ilustra como en ella es habitual. Mientras tanto, el Sanchico (que en el capítulo anterior había dejado clara su opinión sobre Altisidora) se debate entre la alegría al saber que su padre vuelve a casa con dinero y poco azotado y la tristeza al saber que Ele Bergón dejará de darle voz: en esto se parece a nosotros."
sábado, 16 de octubre de 2010
"...la virtud de Sancho..."
"Los azotes de Sancho", cuadro de Ana Queral.
Comentario al capítulo 2,71 del Quijote, publicado en "La acequia".
"De lo que a don Quijote le sucedió con su escudero Sancho yendo a su aldea"
Vencido, asendereado, pensativo y…muy alegre. Así va don Quijote en este capítulo tan próximo al final, el cuarto de la cuenta atrás. ¿Cómo puede ser eso? Triste por su derrota, alegre al considerar la “virtud”, la magia, de Sancho, capaz de resucitar a Altisidora, aunque algo incrédulo.
¿Y Sancho? Sancho no perdona aquellas camisas prometidas por la medio muerta , algo deterioradas; mas su Teresa hubiera puesto remedio, con su aguja y su habilidad de mujer pobre.
"No iba nada Sancho alegre, porque le entristecía ver que Altisidora no le había cumplido la palabra de darle las camisas..."
Sancho se duele de haber practicado gratis su “virtud”. Y si a los médicos se les paga, incluso cuando matan y se limitan a firmar una orden para que el boticario prepare el letal potingue… Pero, para la curación ajena, él ha de sufrir bofetadas, pellizcos, pinchazos y azotes. El próximo “enfermo”, ha de pagar; que si el cielo le ha dado la “virtud” no es para que regale sus servicios. ¡Vaya con los poderes sobrenaturales del escudero! No cree, pero ha de sacar tajada.
Don Quijote, buen entendedor, comprende que le ha llegado el momento de soltar dinero y le da la razón. Muy mal ha hecho Altisidora en no pagarle con las camisas prometidas. Que aunque su virtud no le haya costado estudio alguno, más duelen las bofetadas y los pellizcos que los libros. Y le asegura que no le hubiera importado “pagar por los azotes del desencanto”, pero mira que si no hacen efecto por ser de pago...
Así que ahora probarán. El escudero puede poner un precio a los azotes y dárselos. A continuación puede cobrarse, pues lleva dineros de don Quijote, aquellos destinados a los gastos del camino. Aquel ventero de la primera parte indicó al caballero que había de llevarlos.
Al oír esto, ay, qué ojos más grandes tienes, Sancho, qué orejas más grandes tienes, lo menos un palmo. Cómo no, por supuesto, de buena gana, dígame vuestra merced la cantidad. Y se disculpa: mire que si me muestro interesado es por amor a mi Teresa, a mi Sanchico, a mi Sanchica. A ver, a ver, cuánto me va a dar por cada azote.
Don Quijote le responde que, que por merecer, merecería el tesoro de Venecia o las minas del Potosí, las antonomásicas riquezas. Así que es mejor que Sancho tase los zurriagazos. ¡Ay, qué cara te cuesta aquella mentira, Sanccho!
Veamos las cuentas sanchescas, despacito, que la que esto escribe es de letras. Son mil trescientos y tantos. Los cinco que se ya se ha dado entran en los tantos. Así que calcula el precio de los tres mil trescientos. Los tasa a cuartillo cada uno y echa la cuenta primero para los tres mil y luego con las trescientos. Los junta y le salen ochocientos veinticinco reales. Parece un galimatías pero lo ha hecho bien, bien y rápido, haciendo la conversión a medios reales y a reales. Y sabemos que Sancho no fue a escuela alguna...
"que vienen a hacer setenta y cinco reales, que juntándose a los setecientos y cincuenta son por todos ochocientos y veinte y cinco reales."
Los desfalcará, qué mal nos suena ese verbo. Vamos, que los separará de la bolsa de don Quijote y entrará triunfante en su casa, con sus reales y su buena zurra encima. El que quiera peces, truchas o lo que sea, que se moje…
"y entraré en mi casa rico y contento, aunque bien azotado, porque no se toman truchas... , y no digo más."
Tras la cuenta, don Quijote proclama las bondades del cascarrabias Sancho, ahora bendito y amable; al que eternamente quedará su amo agradecido y no digamos la encantada Dulcinea. Mas que diga ya cuándo va a cumplir con la penitencia y, si abrevia, ahí tiene cien reales más.
Sancho le contesta que, cuando llegue la noche, se abrirá las carnes.
Con ansia espera don Quijote a que anochezca y le parece que el día dura más que de costumbre. Tal vez el carro de Apolo haya tenido una avería.
"Llegó la noche, esperada de don Quijote con la mayor ansia del mundo, pareciéndole que las ruedas del carro de Apolo se habían quebrado y que el día se alargaba más de lo acostumbrado..."
Oscurece y entran en una amena arboleda, no muy desviada del camino. Se tienden tan a gusto sobre la hierba, tras descargar al rucio y al rocín. Tras cenar del repuesto, Sancho, con brío, se prepara un latiguillo con los correajes de su asno y se retira unos pasos de su amo.
Don Quijote lo ve tan decidido que teme un exceso de penitencia y le da unas pautas a seguir: los azotes espaciados para que no le falte el aliento. Y no ha de preocuparse por llevar la cuenta, que su piadoso amo los contará, con la ayuda de su rosario. El favor del cielo no fallará con tan buena intención.
"Y porque no pierdas por carta de más ni de menos , yo estaré desde aparte contando por este mi rosario los azotes que te dieres."
Sancho piensa darse de manera que, sin matarse, le duela. Se desnuda, comienza a darse con el cordel y don Quijote cuenta.
Siete, ocho, esto duele más de lo que pensaba. La burla es pesada y muy barata le está saliendo a este amo. Nada de a cuartillo, a medio real me lo ha de pagar.
Don Quijote acepta pagar el doble y le anima a no desmayar. Sancho hace que lluevan más azotes, pero el muy socarrón da en los árboles y no en las espaldas. Y suelta unos suspiros como si le arrancaran el alma.
El alma del caballero es tierna y no quiere que la imprudencia mate a su escudero. Este embustero ya ha pagado suficientemente sus dulcinescos embustes. Por su vida, que la medicina es demasiado áspera. Le dice que ya ha contado mil y que bastan por ahora.
Sancho no desea parar los “dolorosos” azotes, desea darse otros mil, así cualquiera. Don Quijote se aparta y le deja seguir, ya que se halla en tan buena disposición…
Así que vuelve a la tarea con tanto brío que descorteza muchos árboles.
"Volvió Sancho a su tarea con tanto denuedo , que ya había quitado las cortezas a muchos árboles: tal era la riguridad con que se azotaba..."
Alza su voz lastimera y da un tremendo azote a un haya, al bíblico grito de “aquí morirás Sansón”. Don Quijote acude y le quita el látigo. Se acabó, no va a permitir que pierda la vida, tan necesaria para el sustento de su mujer e hijos. Que se espere Dulcinea, que él esperará a que Sancho se recupere. A lo que hemos llegado...
El escudero acepta y pide que le eche su herreruelo encima, no vaya a resfriarse. Don Quijote se queda en paños menores, que no en pelotas, para abrigarlo. Sancho duerme hasta que le despierta el sol.
"Hízolo así don Quijote y, quedándose en pelota , abrigó a Sancho, el cual se durmió hasta que le despertó el sol..."
Prosiguen los dos el camino y llegan a un mesón cercano, que como tal mesón es reconocido por el vencido caballero y no como castillo.
Ni cava honda, ni torre, ni rastrillos ni puente levadiza. Ni siquiera guadameciles, que era lo fino, sino sargas viejas con unas malas pinturas, representando el robo de Elena y la historia de Dido y Eneas. Y Don Quijote se fija en el detalle de que aquella Elena, risueña, no va de mala gana, a pesar de ir robada. Sin embargo, la hermosa Dido llora lágrimas como nueces.
"Notó en las dos historias que Elena no iba de muy mala gana, porque se reía a socapa y a lo socarrón..."
"pero la hermosa Dido mostraba verter lágrimas del tamaño de nueces por los ojos."
El delirio caballeresco de don Quijote viaja ahora en el tiempo y lamenta la desdicha de tales señoras. Si él hubiera nacido en aquella época, ni Troya fuera abrasada ni Cartago destruida. Él hubiera matado a Paris y todo arreglado.
Sancho profetiza que, en un futuro no muy lejano, no habrá “bodegón, venta ni mesón, o tienda de barbero” donde no anden pintadas sus hazañas. Eso sí, querría que fueran pintados por mejores manos que éstas del mesón.
Don Quijote le da la razón y recuerda a un pintor de Úbeda, tan malo que, si pintaba un gallo, escribía debajo ”éste es un gallo”, no lo fueran a confundir con otro animal.
"un pintor que estaba en Úbeda, que cuando le preguntaban qué pintaba, respondía: «Lo que saliere»; y si por ventura pintaba un gallo, escribía debajo: «Este es gallo»"
Y hasta el tal Orbaneja de Úbeda nos ha llevado para arremeter, otra vez , contra el autor “deste nuevo don Quijote”, el cual “escribió lo que saliere”.
Pero, dejando aparte lo del apócrifo, pregunta a Sancho si piensa zurrarse otra vez, esta noche. Y si piensa hacerlo bajo techo o a cielo abierto.
Al escudero le da igual pero…mejor donde haya árboles, que ayudan, ya lo creo que ayudan.
Don Quijote le dice que nada de eso, que ha de esperar hasta llegar a la aldea, a la que llegarán “después de mañana”. Le echa un capote…ya vale el escarmiento.
Sancho responde que como quiera pero que él quisiera acabar pronto aquel negocio, sin que se enfríe, cuando el molino está picado y… cuatro refranes a continuación.
Por Dios, no más refranes, le ruega su amo. Habla a lo liso, sin imágenes refranescas. Sancho se disculpa, no sabe “decir razón sin refrán”; pero se enmendará, si puede…
La aldea está cerca, ay.
Un abrazo de María Ángeles Merino
Maestra de Luz
Luz del Olmo, en el día de la fiesta de su "Júbilo", abre los regalos.
Una alumna, Rosario Gómez González, le dedicó este poema titulado "Maestra de Luz". Gracias, Rosario.
Luz nos hizo también un regalo a nosotros.
Ahí lo tenéis... es Sanchico. ¿No lo creéis? Lo que pasa es que los malandrines encantadores lo han metamorfoseado en la profesora Luz del Olmo, que ayer celebró, celebramos, su jubilación, tras diecisiete años de trabajo ilusionado en el Centro Comarcal de Adultos "Enrique Tierno Galván", en el aula de Velilla de San Antonio. Ya sabéis nuestra Ele Bergón, la que todos los lunes se transforma en un adolescente díscolo y muy quijotesco.
La celebración tuvo lugar ayer, 15 de octubre, en un restaurante de Arganda de Rey (Madrid). Estuvieron allí los docentes y no docentes de dicho centro, junto a la que esto escribe, que tuvo la suerte de trabajar con ellos , de 1991 a 2007. Fue una bonita fiesta, de las que no se olvidan.
A la hora de la entrega de regalos, me pidieron que la dedicara unas palabras y yo sólo dije : "¡Sanchico, choque de manos!". No me salían las palabras, no.
Ella nos regaló ,a cada uno, un ejemplar de la recopilación de poemas titulada "Los nuevos días", con una dedicatoria personal. Uno de los poemas se titula "El caos" y está dedicada a "María Ángeles y su profesor don Pedro". Lo escribió un día de agosto de 2007, tras comentarle las explicaciones que,sobre el caos kantiano, daba mi viejo profesor de Filosofía.
¡Feliz júbilo, Luz! Aunque sea una redundancia.
Algunos, ya conocéis algunos de sus poemas por su blog "En un acorde azul". .
Copio su perfil de uno de sus libros:
Luz del Olmo (Pardilla, Burgos, 1949) es licenciada en Psicología, profesora y poeta. Ha escrito obras dirigidas al público infantil, entre ellas, "Poemas que vuelan y juegan "(1990)," Si miras por la ventana "(1992),"Juegos de Luz "(1999)y "Haikus para niños" (2006). Algunos de estos poemas han sido traducidos y recogidos en libros de texto para jóvenes estudiantes en Francia, Suecia y Bielorrusia. Ha participado con un poema dedicado a Nueva York en la exposición NY Visiones, y en el Instituto Cervantes de esta ciudad. incluida en antologías de cuento y poesía, es también colaboradora en publicaciones periódicas.
Luz del Olmo habitualmente participa en actividades de animación a la lectura mediante visitas a centros de enseñanza y bibliotecas.
martes, 12 de octubre de 2010
¿Es necesaria la soledad tanto como la compañía?
Tapia del monasterio benedictino de San Salvador (Palacios de Benaver). Imágenes otoñales
Esta mañana saqué estas fotos a la tapia del monasterio benedictino de San Salvador. En otras ocasiones, os he mostrado la imagen de la tapia con su ciprés y el trigal que crece al lado. El ciprés indica el lugar donde duermen su sueño eterno las monjas que han vivido aquí. Pinchando aquí, podéis acceder a la página oficial del monasterio. Es una forma de vida que tal vez no entendamos, pero que respetamos.
Desde hace cinco años, conozco este tranquilo pueblo y paso parte del verano en él. En el resto del año , aterrizo aquí algún fin de semana, para pasar unas horas tranquilas . No, en el convento, no. La familia me deja casa...
Me pregunto y os pregunto:
¿Es necesaria la soledad tanto como la compañía?
Feliz fin de puente, amigos.
lunes, 11 de octubre de 2010
"¡Jo! ¡Cómo miente la Alisidora! ¡Casi tan bien como el de Tordesillas!
Altisidora con don Quijote.
Ele Bergón, mi amiga Luz del Olmo, dijo:
Hola coleguis:
Estamos de puente y yo voy y sigo enganchado a vosotros. Pues que sepáis que me ha sido un poquito difícil el dar con un ordenador, pero aquí estoy .
Ja,ja, ja, el Alonso no es más tonto porque no le dejan, me refiero a su relación con la Altisidora " con el desdén que yo siempre la he tratado", pes peor para ti. ¡Si no te comes una rosca! porque ya me contarás la vida amorosas que llevas y cuando se te presenta una oportunidad, vas y la desprecias. En fin, allá tú, pero no creo que estés para hacer desdenes.
Completamente de acuerdo con lo que dice mi padre Sancho, que le dejen dormir tanrquilo. Se lo merece.
Tanta explicación para decir que el Duque es un impresentable, ya lo sabíamos todos, si los únicos, como siempre, que no se enteran son el Alonso y mi padre Sancho, los demás sabemos del pie que cojea.
¡Jo! como miente la Alisidora! casi tan bien como el de Tordesillas! por eso acaba en los infiernos. Mira que inventarse otro Quijote, ya le vale ya.
Ahora viene otra vez el músico para lucirse un poco y ¡ay peligro los Dques! pero parece que mi padre está sembrao y es que , a pesar de todo, en este viaje ha aprendido mucho.
Hasta se da cuenta de todo lo que quiere a mi madre Teresa Panza" quiero más que a las pestañas de mis ojos" y es que cuando te separas de la persona que quieres pues notas que la necesitas. Eso me pasa a mi con la Nerea, que aunque ya no estemos juntos, pues la echo mucho de menos ¿ y si lo intentáramos otra vez?
La Altisidora, pues eso, que se vaya a "hacer randas" . La Abejita sabe lo que es aunque está visto que a la Altisidora no le debe gustar porque rápidamente se le va pasando "el enamoramiento " por el Alonso .
No sé que pensar de esta frase de mi padre " ¿a fee que si les hubiras conmigo, otro gallo te cantara! ¿Acaso él le hubiera hecho caso? ¿ O la habría espabilao en un pis pas?. No sé no sé.
Choque de manos.
El Sanchico
domingo, 10 de octubre de 2010
Campa del Cerro de San Miguel (Burgos) un domingo de otoño (10-10-2010).
Cerezos plantados por un amigo de los árboles. Han sufrido algún que otro atentado.
Endrinos y endrinas.
Nogal plantado por un amigo de los árboles. Alguien lo tronzó.
Escaramujo, también llamado tapaculos.
Ciruelos silvestres, en primavera estarán preciosos.
Vista de la pelada campa del Cerro de San Miguel. No le vendrían nada mal algunos árboles .Hoy aprendo que hay quien se toma la molestia de plantar árboles en una campa pelada, transportándolos desde algún lugar donde los vayan a eliminar . Al mismo tiempo, descubro que no falta quien se siente molesto, ante el arbolito recién plantado y los tronza. El ser humano es sorprendente, para lo bueno y para lo malo. Éste ha sido mi paseo de este domingo otoñal, un diez del diez del diez. ¡Cómo me acordaba de Jacinto, mi compañero de trabajo de tantos años! Aquel recién jubilado de quien os hablé en junio.