jueves, 21 de octubre de 2010
"Veinte y cuatro camisas nuevas, a veinte y seis reales cada una, son 624 reales…”
Antes de ponerme con el capítulo de esta semana, quiero publicar este pequeño comentario anexo al que titulo:
¿Por qué son tan importantes las camisas, para Cervantes?
Recordemos al ventero, en el 3.1 que,le recuerda la necesidad de llevar dineros y camisas limpias, algo tan obvio" que no era menester escrebir una cosa tan clara y tan necesaria de traerse como eran dineros y camisas limpias"
Don Quijote encuentra, en Sierra Morena, una maleta "cerrada con una cadena y su candado, por lo roto y podrido della vio lo que en ella había, que eran cuatro camisas de delgada holanda"
La inefable Altisidora manifiesta su deseo de premiar a Sancho por haberla resucitado. Y le dice: "dispón desde hoy más , amigo Sancho, de seis camisas mías que te mando , para que hagas otras seis para ti; y si no son todas sanas, a lo menos son todas limpias"
Altisidora olvida darle las camisas y "No iba nada Sancho alegre, porque le entristecía ver que Altisidora no le había cumplido la palabra de darle las camisas"
El historiador Fernández álvarez, en su biografía de Cervantes, nos dice:
"Hacia 1602, cuando el valido Lerma consigue que el Rey traslade la Corte a Valladolid, las cosas en Madrid empiezan a resentirse. De entrada, la mayoría de la alta nobleza cierra sus palacios...
Las hermanas de Cervantes también se ven afectadas. Su taller de costura trabaja, en buena parte, para la alta nobleza, y empiezan a notar que la demanda baja. Hay quien murmura-pero eso es algo inevitable-que en ese taller se pueden encontrar más cosas que prendas de vestir. ¿No son las aprendizas chiquillas de buen ver? Sus mismas patronas no tienen inconveniente en recibir presentes de caballeros distinguidos…
De momento tenemos a Cervantes que no duda en emplear su pluma para escribir la relación de los encargos que reciben sus hermanas.
Se trata de una partida de camisas enviadas a don Pedro de Toledo y a su mujer, la marquesa de Villafranca. Es un documento sin mayor valor que el de darnos información sobre la vida cotidiana de la época, y el inmenso de ser un autógrafo de Cervantes, que lleva por título:
“Cuenta de las camisas que se han hecho para el señor don Pedro de Toledo…”
Y en esa cuenta Cervantes va apuntando, para ayudar a la buena administración del negocio de sus hermanas, por una parte, las dos docenas de camisas nuevas hechas para el magnate, por un lado, en contraste con media docena reparadas (aderezadas) para la marquesa. Y todas con su valor, anotado también por Cervantes: cada camisa nueva valiendo 26 reales, mientras que las “aderezadas” sólo 11 reales...
Y de ese modo, Cervantes, que en aquel año de 1603…es cuando tiene metido al hidalgo manchego en plena aventura de vivir como un anacoreta en Sierra Morena. Hacía unos meses, el 22 de agosto de 1602, había acabado el capítulo XXV, con la retocada carta de don Quijote a Dulcinea, que empezaba:
“El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón dulcísima Dulcinea del Toboso”.
Ése era el mismo que, en casa de sus hermanas, no tenía inconveniente en tratar aquella prosaica nota de gastos:
“Veinte y cuatro camisas nuevas, a veinte y seis reales cada una, son 624 reales…”´
Tomado de las páginas 348, 349 y 350 de “Cervantes visto por un historiador “, Manuel Fernández Álvarez, ed. Espasa, 2005.
¡Qué interesante! Seguro que la fijación por las camisas en la obra era debida al oficio de sus hermanas. Genial. Besotes, M.
ResponderEliminarLo que demuestra ser un gran observador, y acoplarlo a la novela.
ResponderEliminarInteresante anotación
¡Cuánto estamos aprendiendo!
Besos
No cabe duda que Cervantes debía saber mucho de camisas. Su confección le servía de sustento, a él y su familia.
ResponderEliminarLas camisas debían ser cosa de ricos. Tadavía no había chinos que trabajaban casi gratis.
Bien traída la observación.
Seguramente en aquella época el tener muchas camisas denotaba una cierta posición social. Tal vez de ahí la importancia que les da.
ResponderEliminarBesos
Merche: el oficio de sus hermanas era la camisería, según las buenas lenguas. Las malas lenguas...
ResponderEliminarKety: acoplaba su vida al Quijote, el Quijote tiene mucho de su vida. En realidad, como todo escritor.
Pancho: era el sustento, porque las letras no llenaban el puchero. Las camisas eran un lujo, la mayoría estaba descamisada. Ahora el textil barato chino ha cambiado mucho el panorama.
Asun: eran signo de distinción porque, seguramente, 26 reales era mucho dinero.
Besos, gracias por pasar por este camisero rincón.