Después del impacto emocional del primer capítulo, vamos entrando en las vidas y en el lenguaje impactante de tres mujeres en la resistencia.
Alicia, niña huérfana, escolarizada y lectora gracias a su segunda madre, sobrevive a un segundo abandono y se convierte en profesional de "pepenar" en las montañas de basura, que todo conserva un valor y el hedor es una segunda piel.
Reyna es prostituta con "pistolita de agua" entre las piernas, un valor añadido, además de maestra de novicias que previene y aconseja.
Griselda no es gringa pero vive como gringa, es el otro lado, una investigadora que toma a los pescadores de basura como objeto de estudio, atiende además a su tía, con grave deterioro cognitivo. Griselda fue, a su vez, rescatada de la miseria por su tía. Se rescatan niños, se rescata basura, urge el rescate.
La violencia está ahí, a la vuelta de la esquina. Me da la impresión de que habrá algún lazo que una los tres mundos. Sí, remueve esta novela. También aquí existe la esclavitud.
María Ángeles Merino, con la ayuda de su amiga Austri que hace fotos un tanto extrañas.
Supongo que ya has llegado a los lazos. Al menos conducen a algo así como una familia en medio de tanta violencia.
ResponderEliminarYa llegué y reconstruí los lazos familiares. Un refugio en medio de la violencia.
EliminarAl doblar la esquina, en la calle, en el instituto, en demasiados sitios la violencia se ha instalado. ¡Ay....!
ResponderEliminarEn cualquier sitio podemos encontrarla, así es. Au, Paco. Un abrazo.
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