Mientras descarga la tormenta, las violetas
se agachan, aún más. Con las últimas gotas
se yerguen levemente, con esa timidez
sutil, bajo el espino, enterneciéndose.
Mientras descarga la tormenta, leo a sorbitos un libro de poesía: Húrgura de Fermín Herrero.
Escribe el autor, en las notas del final, que sus "poemillas" han sido escritos como "como vaga imitación de los juejù dela literatura china clásica", aunque "lo único por lo que podrían relacionarse sería porque al parecer jué significa cortado" y sus versos "recurren con frecuencia al encabalgamiento".
En cuanto al título, "húrgura" es una palabra que le fascina "por su oscura eufonía alternativa" y porque le recuerda "los días y particularmente noches, criminales de invierno en los que se levantaba el cierzo ladrón tras haber nevado a modo y la cellisca, en mi pueblo cillina, cegaba, impedía desplazarse". Y sólo se conoce "a ambas laderas del puerto de Oncala, en la zona septentrional de la provincia de Soria". Húrgura con hache y en singular en su ladera, "úrguras" sin hache y en plural en la otra.
En una tarde de húrgura, anocheciendo, venir,
cegado y aterido, hasta el poema y, luego,
en la claridad del canto, serenarse, con un solaz
de nieve y de sosiego recibir, jubiloso, el amanecer.
Puro campo soriano, lo de chino es un juego. o un cuento...chino. Húrgura es de una belleza triste, solo aliviada por la generosidad de la naturaleza y el amor a los suyos, a los que están y a los que no están. Es el paisaje personal del poeta, el de dentro y el de fuera.
En el corral, uncir las vacas, fría
la noche. Escucho. En la cocina
la lumbre hace humo, bondad
morriña. Escucho. Así os recupero.
El lector puede componer el suyo propio. Puede hacerlo aunque no conozca el nombre de tantas flores. Aunque nunca haya estado en las tierras altas de Soria.
Acotar unos metros del ribazo y decir,
sin tocarlas: neguillas, cabezuelas, gordolobos,
visnagas, candilejas, malvas, vezas,
milenrama, lechetreznas y arvejas. Respetarlas.
Estamos pasando una noche de verdadera húrgura, aunque sin nieve ni cellisca, agotados del ruido amenazador de la pandemia. En "la claridad del canto" nos serenamos, necesitamos entibiar "un poco la pesadumbre", que se nos pongan "los ojos pequeñitos de alegria". Las forsitias "fulgen", los pájaros se han zampado de golpe las guindas, el niño pequeño nos sorprende con su media lengua, "flotan los pétalos del pruno", "cantan los pájaros en cuanto sale el sol", las violetas se agachan y se yerguen "enterneciéndose"...
Nos enternecemos y reconocemos el dolor: el ramo de flores "enganchado a la valla de las vías", el desamparo de las manzanas heladas que es "el nuestro", "las noches más largas", el bramido del chotillo que no podrá vivir, "aquel dolor que nadie recogía", "estoy hablando de los muertos, soy de ellos","la noche sin estrellas", "la cama está muy fría"...
Y, al poeta, le vinieron estos poemas y los aireó con la maravillosa compañía de las fotografías de Henar Sastre. También sus imágenes nos serenan.
La tormenta pasará. Mientras tanto, leemos. Y tenemos a los nuestros. Entibiamos pesadumbres.
Gracias al profesor Pedro Ojeda por darme a conocer este libro en la Universidad Abierta. Y antes fue en La Acequia.
Un abrazo de María Ángeles Merino, para los que pasáis por aquí.
Palabras en rojo tomadas de Húrgura, Fermín Herrero y Henar Sastre, primera edición, abril de 2020, editorial Páramo.
Cuánto me alegra haber sido el causante de que te hayas acercado a este gran libro, María Ángeles. Humilde, verdadero y con sabor a tierra.
ResponderEliminarY yo de que me acercaras a Húrgura, muy grande Fermín Herrero. Gratitud.
EliminarGracias por compartir.
ResponderEliminarBesos.😄
A ti. Besos.
EliminarLeyéndote y notando ese frío que detalla ese recorrido poético.Me doy cuenta cada vez más la esta riqueza de palabras que adornan esta preciosa lengua nuestra.
ResponderEliminarGracias a personas como uds o vosotros por esta inquietud .Yo soy, una devoradora de palabras y en mi libretilla voy apuntando términos como los que aquí expones para llamar de muchas maneras una tímidas florecillas.
-Yo, también deseo y mucho: que se nos hagan lo ojos pequeñitos de alegrias.
Un abrazo María Angeles
Sigamos devorando palabras. Y que los ojillos se nos llenen de alegría con los libros, el campo y las visitas blogueras. Un abrazo, Berta.
Eliminar..."esta "sobra se me ha disparado la tecla:)
ResponderEliminarEs una maravilla de libro,en apariencia sencillo, pero poco a poco, te va atrapando con sus palabras. Gran poeta Fermín Herrero.
ResponderEliminarBesos.
Es un libro de sentimientos. Húrgura en la Húrgura que estamos viviendo. Besos.
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