martes, 23 de febrero de 2021

Inés del alma mía, Inés Suárez y otras conquistadoras.


Comentario sobre la novela Inés del alma mía de Isabel Allende, para la lectura colectiva de La Acequia y Alumni UBU, dirigida por Pedro Ojeda. 

Recordáis aquel día de centellas en que me sorprendió la voz de Austri, bajo un pino llorón del paseo de la Isla. Ya sabéis, una amiga que suele ayudarme a comentar libros, un personaje algo fantasmal que asegura conocerme desde la infancia. Me la encuentro en mis paseos, sobre todo si me siento a leer en un banco o en la orilla del río. Siempre demuestra estar muy informada de los libros que comentamos en el Club de Lectura de La Acequia. Me consta que los lee.

El domingo de Carnavales sin Carnaval, la volví a encontrar, bajo el mismo pino. 

-¡María Ángeles! ´¿Todo bien?

-¡Austri! Sí, todo bien. Salud y ánimo, compañera de lecturas.

-No te había visto desde el sábado de la cencellada, cuando nos pusimos con Algunas historias no sirven para escribir canciones de amor de José  Ignacio García. Quisiera comentar contigo algún relato más, un día de estos. Ya vi que recuperaste la entrada que hiciste en tu día sobre Inés del alma mía, de la escritora chilena Isabel Allendelectura colectiva que quedó en suspenso por la pandemia. Como ha escrito Pedro Ojeda, partes "acertadamente de la implicación emocional con la figura de la protagonista como gran valor de la novela”. ¿Hablamos un poco de ella?

-Sí, aunque hace casi un año que la leí y me queda un poco lejos ¿Te gustó? 

-Es un libro sin complicaciones, una recreación histórica correctamente documentada, entretenida, comercial, con los ingredientes habituales: historias de amor y costumbrismo para las mujeres, sexo, guerras y aventuras para los hombres. Si además, en la portada ponen la imagen contundente de una guapa morenaza con el pecho al aire...

-...se pueden sumar algunos despistados. Sí, yo tenía esa edición, prestada por la Biblioteca Pública de Burgos. Facebook me censuró la foto y no salía de mi asombro. 

-Podemos escudriñar sus defectos y mandarla a los infiernos o dejarnos atrapar por sus entretenidas narraciones. Es lo que viene a decir Camilo Marks, escritor y crítico literario chileno. Mira, lo he encontrado aquí, en la socorrida Wikipedia.

-La escritora, con desparpajo, se concedió a si misma "la libertad de modernizar el castellano del siglo XVI para evitar el pánico entre mis posibles lectores". Tampoco se excedió con las palabras indígenas: yanaconas, mapuches, viracochas y poco más. Y le basta el cariñoso "señoray"de la criada fantasma para dar una pincelada araucana.

-La Allende sabe bien lo que su público habitual quiere y lo que no quiere. El personaje de Inés busca engancharnos con nuestra complicidad. Sale a nuestro encuentro la voz de una viejecita que ha pasado lo suyo y nos lo cuenta con sinceridad: mujer trabajadora, aventurera, amante, soldado, conquistadora... La perdonamos todo, incluso cuando su espada chorrea sangre.

-Hacía mucho que no leía una novela histórica, en otro tiempo llegaron a aburrirme aquellos tochos de griales y códigos secretos.

-Este no es muy tocho de esos, que ya quisieran ser novelas históricas. No lo pasamos mal con Inés, aunque al final haya mucha violencia y me recordaba, un poco,  aquella de Ramón J. Sender, muy buena pero terrible: La aventura equinoccial de Lope de Aguirre. Podría contener trazas y también del poema épico La Araucana de Alonso de Ercilla. ¿Qué recuerdas de una novela que leiste hace casi un año?


-Se me olvidaron pronto las hazañas bélicas, ay ese Láutaro traidor casi criado a sus pechos, y la relación tórrida con Valdivia. Los libros dejan un poso, mayor o menor, o puede ocurrir que no quede nada. Recuerdo a un personaje femenino que salía adelante en un mundo desconocido, peligrosísimo e hipermasculino.

-Y consigue que la valoren, más allá de sus habilidades domésticas y de ser la amante del Capitán General. El viaje en el barco cascarón de nuez ya tuvo que ser una pesadilla estremecedora. El hacinamiento, el hambre, la sed, el océano, guardarse de las ratas  y...de algunos hombres. Viajó acompañada de una sobrina que iba para monja pero desembarcó emparejada.

Inés siguió, como asistente, a Pedro de Valdivia, en la conquista de Chile, tras una marcha larga y penosa por el desierto de Atacama, bajo la amenaza de los bravos mapuches. Nuestra heroína peleará, espada en mano, como un aguerrido soldado "viracocha"Es curioso, "viracochas" llamaron los incas a los españoles, Viracocha era el Dios Creador, qué ironía gastaban. 

-Inés Suárez es la mujer activa que toma las riendas de su vida y consigue cambiar lo que el destino parecía señalarle. Isabel Allende la contrapone a la hidalga doña Marina Ortiz de Gaete, la esposa oficial de Valdivia, encerrada entre cuatro paredes, bordando casullas de obispo y asistiendo custodiada a las misas del amanecer. Al parecer, Inés Suárez cuidó de que la inútil doña Marina no pasara hambre en su condición de viuda olvidada. Curiosamente, los chilenos más conocidos son del linaje de la Ortiz de Gaete, descendientes de sus hermanos. Lo mejor y lo peor: Neruda, Mistral, Allende, Pinochet y una lista interminable. Y ni Inés ni Marina tuvieron hijos. 

-Es una historia silenciada la de las mujeres en la conquista y colonización de América. Como escribe Pedro Ojeda: "La conquista y colonización de América es un relato marcado fuertemente por lo masculino. Los textos escritos y la historiografía posterior ha ninguneado la presencia de la mujer en la misma hasta fechas muy recientes...".

 -Encerradas en el ámbito doméstico, a ver cómo buscaban estrategias para salir del corralito, serían las más inteligentes y valientes. Con la nueva sensibilidad hacia el papel de la mujer se recuperará información, espero. Pongo, por ejemplo, en el Google "mujeres conquistadoras en América" y leo:

Ellas también hicieron las Américas, tras las huellas de Colón viajaron mujeres épicas que fueron engullidas por el olvido. Miles de españolas viajaron en el siglo XVII para explorar estas tierras. En el tercer viaje del  almirante (1497-1498) iban a bordo treinta mujeres, aunque en los últimos años se ha constatado la presencia de embarcadas en el segundo (1493) y algún historiador sostiene que podían haber participado en el primero. (1492). Se desconoce con exactitud, pero entre 1509 y 1607 se han contabilizado 13.218 pasajeras. 


Cuando hablamos de las mujeres que viajaron a tierras americanas, me acuerdo de un personaje cervantino: doña Clara, la hija del oidor que va a Sevilla, a embarcar hacia un destino en las Indias. Estaba previsto que Clarita viajara y viviera en esas tierras, aunque su deseo fuera quedarse con el "mozo de mulas". El texto cervantino nos sugiere que, a principios del XVII, era ya normal que una mujer pasara al Nuevo Mundo. 

-La literatura nos alumbra en terrenos que la historia, tantas veces, nos oculta. La historia pone el foco, a menudo, solo en un lado. 

-Pensaba que no me quedaba nada de Ines del alma mía y ya llevamos un rato hablando. A Inés Suárez no le faltó el arrojo y el valor, como a esas mujeres que ves ahí, en el paseo, empujando la silla de ruedas de un anciano. ¿Conquistadoras?

-Sí, "conquistadoras", si quieres llamarlas así, pero con todo el cariño. Viajaron en dirección contraria a la de Inés, miles de mujeres emigrantes sudamericanas que emprendieron la aventura de su vida, juntar dinero para volar sobre el océano, hasta la otra orilla, para mejorar la vida de los suyos. Muchas lo hicieron solas, sin nada, dejando a sus hijos y maridos, para trabajar como internas y abrir el camino al resto de la familia. 

-Cuando las escucho hablar con dulzura a un anciano, tratarlo con paciencia, me conquistan. Conocí muchas, cuando daba clase en educación de adultos: ecuatorianas, peruanas, bolivianas, colombianas, paraguayas, dominicanas, brasileñas...Cada una con una dura historia a cuestas: abandono, malos tratos, hijos enfermos...


-No todas son sudamericanas, también las hay rumanas, búlgaras, ucranianas, marroquíes...

-También son "conquistadoras", con no menos valor que Inés Suárez. ¿Por qué me ha salido esta digresión? Estaba hablando de un libro.

-Debe ser porque acabamos de oír que el que emigra es porque quiere, que no obligan a nadie.

-Eso debe ser.  

Se me hacía tarde, iba a despedirme de Austri pero ya no estaba. Se había despedido, como suele decirse, a la francesa. 

¡Austri! ¿Has visto la serie de televisión?

Nada. Ha desaparecido. Espero encontrarme con ella otro día. Hablaremos de libros.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

lunes, 15 de febrero de 2021

Mientras descarga la tormenta, leo Húrgura de Fermín Herrero y Henar Sastre.



Mientras descarga la tormenta, las violetas

se agachan, aún más. Con las últimas gotas

se yerguen levemente, con esa timidez

sutil, bajo el espino, enterneciéndose.

Mientras descarga la tormenta, leo a sorbitos un libro de poesía: Húrgura de Fermín Herrero

Escribe el autor, en las notas del final, que sus "poemillas" han sido escritos como "como vaga imitación de los juejù dela literatura china clásica", aunque "lo único por lo que podrían relacionarse sería porque al parecer jué significa cortado" y sus versos "recurren con frecuencia al encabalgamiento"

En cuanto al título, "húrgura" es una palabra que le fascina "por su oscura eufonía alternativa" y porque le recuerda "los días y particularmente noches, criminales de invierno en los que se levantaba el cierzo ladrón tras haber nevado a modo y la cellisca, en mi pueblo cillina, cegaba, impedía desplazarse". Y sólo se conoce "a ambas laderas del puerto de Oncala, en la zona septentrional de la provincia de Soria"Húrgura con hache y en singular en su ladera, "úrguras" sin hache y en plural en la otra. 

En una tarde de húrgura, anocheciendo, venir,
cegado y aterido, hasta el poema y, luego,
en la claridad del canto, serenarse, con un solaz
de nieve y de sosiego recibir, jubiloso, el amanecer.

Puro campo soriano, lo de chino es un juego. o un cuento...chino. Húrgura es de una belleza triste, solo aliviada por la generosidad de la naturaleza y el amor a los suyos, a los que están y a los que no están. Es el paisaje personal del poeta, el de dentro y el de fuera. 

En el corral, uncir las vacas, fría
la noche. Escucho. En la cocina
la lumbre hace humo, bondad
morriña. Escucho. Así os recupero.

El lector puede componer el suyo propio. Puede hacerlo aunque no conozca el nombre de tantas flores. Aunque nunca haya estado en las tierras altas de Soria.

Acotar unos metros del ribazo y decir, 
sin tocarlas: neguillas, cabezuelas, gordolobos,
visnagas, candilejas, malvas, vezas,
milenrama, lechetreznas y arvejas. Respetarlas.


Estamos pasando una noche de verdadera húrgura, aunque sin nieve ni cellisca, agotados del ruido amenazador de la pandemia. En "la claridad del canto" nos serenamos, necesitamos entibiar "un poco la pesadumbre", que se nos pongan "los ojos pequeñitos de alegria". Las forsitias "fulgen", los pájaros se han zampado de golpe las guindas, el niño pequeño nos sorprende con su media lengua, "flotan los pétalos del pruno", "cantan los pájaros en cuanto sale el sol", las violetas se agachan y se yerguen "enterneciéndose"...

Nos enternecemos y reconocemos el dolor: el ramo de flores "enganchado a la valla de las vías", el desamparo de las manzanas heladas que es "el nuestro", "las noches más largas", el bramido del chotillo que no podrá vivir, "aquel dolor que nadie recogía", "estoy hablando de los muertos, soy de ellos","la noche sin estrellas", "la cama está muy fría"...

Y, al poeta, le vinieron estos poemas y los aireó con la maravillosa compañía de las fotografías de Henar Sastre. También sus imágenes nos serenan.

La tormenta pasará. Mientras tanto, leemos. Y tenemos a los nuestros. Entibiamos pesadumbres.

Gracias al profesor Pedro Ojeda por darme a conocer este libro en la Universidad Abierta. Y antes fue en La Acequia.

Un abrazo de María Ángeles Merino, para los que pasáis por aquí. 

Palabras en rojo tomadas de Húrgura, Fermín Herrero y Henar Sastre, primera edición, abril de 2020, editorial Páramo.

lunes, 1 de febrero de 2021

Inés del alma mía de Isabel Allende. La aguja, el barco, el amor y la espada.


 Comentario sobre la novela Inés del alma mía de Isabel Allende, para la lectura colectiva de La Acequia y Alumni UBU, dirigida por Pedro Ojeda. 

Viene de la lectura de la entrada del 30 de julio de 2020, excepcionalmente vuelvo a publicarla. 

Como os decía, me gustaría comentar como fue, como es, mi lectura en los tiempos del coronavirus....

Inés del alma mía de Isabel Allende es una novela histórica que cuenta la vida de Inés Suárez, primera mujer española en Chile. Está narrada en primera persona, con la perspectiva de una viejecita, más de "setenta inviernos", que siente próxima la muerte y escribe para que sus hazañas no caigan en el olvido. La escritora arranca situando a su personaje en el espacio y en el tiempo, enlazando  con una historia de amor muy popularizada por el cine y la televisión: la de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. 

"De la fecha exacta de mi nacimiento no estoy segura, pero, según mi madre, nací después de la hambruna y la tremenda pestilencia que asoló a España cuando murió Felipe el Hermoso. No creo que la muerte del rey provocara la peste, como decía la gente al ver pasar el cortejo fúnebre, que dejó flotando en el aire, durante días, un olor a almendras amargas, pero nunca se sabe. La reina Juana, aún joven y bella, recorrió Castilla durante más de dos años llevando de un lado a otro el catafalco...".

¡La peste precisamente! La peste y el olor a almendras amargas, un homenaje a Gabriel García Márquez, maestro del realismo mágico, que comienza así El amor en los tiempos del cólera: "Era inevitable. El olor de las almendras amargas le recordaba el destino de los amores contrariados"


Era inevitable, al comienzo de Inés del alma mía tenemos a  una gitana del Jerte que le augura una larga vida y a una criada ya difunta que muy dulcemente le anuncia: «Tú te estarás muriendo de viejita no más, señoray». En las novelas de la Allende no faltan nunca las profecías ni los difuntos con ganas de pegar la hebra, en un realismo mágico menos elaborado, más de andar por casa, más asequible a lectores menos exigentes o que no quieran romperse la cabeza.


¿Subliteratura? ¿Literatura comercial? ¿Copia menor de García Márquez? Leemos en la Wikipedia: "Autora de superventas, la venta total de sus libros alcanza 72 millones de ejemplares y sus obras han sido traducidas a 42 idiomas. Es considerada como la escritora viva más leída del mundo de la lengua española". Ahí lo dejo.


¿Qué recuerdo de esta novela? Me llamó la atención la actitud cómplice y afectiva de la escritora con el personaje. Inés Suárez era una sencilla costurera extremeña que viajó a América, muy capaz de ganarse la vida por sí misma y valiente, muy valiente; había que serlo para viajar al Nuevo Mundo, en el siglo XVI, en un barco cáscara de nuez, sin amparo de un varón. Una mujer muy apañada que lo mismo bordaba con primor que cocinaba ricas empanadas , curaba heridos como diligente enfermera o manejaba hábilmente la espada. Y si había que cortar cabezas se cortaban.


 Siguiendo los pasos de su marido,  al que no encontraría con vida, llegó hasta al Perú. Como viuda de un soldado español recibió una pequeña encomienda pero, vaya por Dios, se enamoró del conquistador Pedro de Valdivia que había dejado a su mujer, la insulsa doña Marina Ortiz de Gaete, allá en Extremadura. Inés siguió, como asistente, a Valdivia en la conquista de Chile, tras una marcha larga y penosa por el desierto de Atacama, bajo la amenaza de los bravos mapuches. Nuestra heroína peleará como un aguerrido soldado "viracocha", que así llamaban los súbditos de los incas a los conquistadores españoles. Tras la muerte de Valdivia, se casará con el gobernador Rodrigo de Quiroga. Morirá viuda y muy mayor, respetada y querida por todos. ¿Es esta una lectura solo para mujeres? 


Sea como sea, nunca olvidaré Inés del alma mía de Isabel Allende porque íbamos a tener una reunión del Club de Lectura de La Acequia y Alumni UBU, con Pedro Ojeda. Era la lectura señalada para el  mes de marzo y ya no pudo ser. Me faltaba la parte final, la más violenta, la que leí precipitadamente, entre alarmantes noticiarios, los días 14 y 15 porque tenía que devolverla el día 16. La Biblioteca Pública de San Juan estaba cerrada y , tirando de un carro de la compra vacío, por si me preguntaban el motivo de mi salida, la eché al buzón de devoluciones. ¿Dónde estará el maldito buzón? Ahí, frente al río Vena. 


 Nunca olvidaré aquella mañana silenciosa en que la Plaza de San Lesmes parecía estar lejos, apenas cuatro minutos desde mi casa. Y la prisa de la poca gente que andaba por la calle, como si les fuera a caer algo encima. Vi a dos hombres uniformados, con una boina clara, luego supe que eran los de la Unidad Militar de Emergencias (UME).  A casa, a confinarse. Hasta el día 2 de mayo, solo saldría para ir al supermercado y la farmacia. Mucho tiempo para leer, no tanto en realidad. 
...

Un abrazo de María Ángeles Merino