¡Hola! Ya veis que llevo tiempo sin escribir entradas. Espero superar pronto el bloqueo y escribir un poco de mis lecturas en tiempos del coronavirus.
Llevo la situación como puedo.
Las clases de literatura de Pedro Ojeda, en la UBU Abierta, me hacen mucha compañía, me coloco los auriculares en el móvil o en el ordenador y voy contestando mentalmente. Unas veces me pilla de paseo bajo los árboles, otras en casa, cómodamente en el sofá. Me ayudan a espantar la incertidumbre y, por supuesto, son motivo de reflexión y aprendizaje. Son clases de calidad. ¿Son entretenidas? Se me dispara un resorte. Entretener es un verbo que nunca me gustó, me sugiere algo vacío, matar el tiempo, pobre tiempo que se nos muere solo. Con la lectura me pasa lo mismo. Nunca me conformé con entretenerme, ni de niña cuando leía a Enid Blyton.
Sí, la literatura tiene derecho a entretener pero yo no se lo he permitido nunca, le pido algo más. Mi amiga Luz del Olmo sonreiría, sabe bien que no me gusta decir que una lectura es entretenida y hablamos mucho de libros por teléfono. Me diría que entretenerse es, como dice la RAE, "pasar el tiempo de manera agradable".
¿Por qué leo? No es una pregunta fácil. Qué sé yo, tal vez porque la lectura me ayuda a reconocer más que a conocer, porque me plantea preguntas, porque me sumerge en mundos construidos con el arte de la palabra y nunca termina de saciarme, que un buen libro lleva a otro libro y a otro...Cuando era una adolescente pedante me gustaba sentirme más culta o más sabia pero eso me queda muy lejos. ¿Ejercicio mental? Bueno, también podría ser, aunque yo no piense en la gimnasia de las neuronas. Y porque el tiempo se pasa de una manera agradable, tienes razón, amiga.
Sigo leyendo, sigo resistiendo. Un abrazo.
María Ángeles Merino