El profesor Pedro Ojeda, la novela Tea rooms y mi cuaderno de apuntes.
-(P.O.) ¿Dificultad para leer Tea rooms?
Crónica de la reunión mensual del Club de Lectura presencial de La Acequia y Alumni UBU.
La primavera va llegando a su fin. Nos saludan el nogal y el magnolio, junto a las ventanas.
El martes, 4 de junio, a las cuatro y media de la tarde, en el Seminario 119 de la Facultad de Humanidades, en la UBU, el Club de Lectura presencial de La Acequia y Alumni UBU, dirigido por Pedro Ojeda Escudero, vivió una interesante y animada reunión, en torno a la novela Tea rooms de Luisa Carnés.
Nuestro profesor nos ofrece un hermoso adelanto de su próximo libro de poemas: El camino de los corzos. Y , tras la "ladra" de los corzos, comienza el diálogo de Pedro Ojeda (P.O.) con los lectores allí reunidos (L.). -(L.) Ninguna.
-(L.) Las cosas del trabajo: precariedad y situaciones diferentes que se repiten ahora.
-(P.O.) En un contexto diferente. En lugar de ir "de mal a mejor", ahora "de mejor a mal".
-(L.) No tiene nada que ver, aunque ahora te pueden explotar también y por mucho tiempo. Es un retrato de la época, como en las novelas de Josefina Aldecoa, pero más dura. Ni yo, que soy aquí la mayor, lo viví tan crudo. Sería distinto en Madrid que en Burgos, o en un pueblo...Derechos de la mujer, ahora los hombres están igual, tortas para empleos de mil euros, lo que hemos ganado.
Un buen lector, el libro de Luisa Carnés y mi cuaderno de apuntes en acción.
-(L.) No he vivido ninguna diferencia, nosotras, en la enseñanza, no las hemos vivido (lectoras docentes de primaria y secundaria).
-(L.) Como maestra de la pública, no viví ninguna discriminación en el trabajo ni en el salario. Sólo recuerdo que cuando empecé a trabajar,en 1979, en el concurso de traslados había todavía plazas diferentes para maestras y maestros, algo que enseguida desapareció y que a mí no llegó a afectarme, era un residuo de la educación separada para niños y niñas.
-(L.) En mi casa tuvimos criadas que eran como de casa, me ha extrañado que se tratara así al servicio.
-(L.) Mi madre tendría ahora ciento dieciséis años, vino muy jovencita a trabajar desde el pueblo a Burgos en el Hotel Universal. Mi madre cobró porque cotizaron por ella, algo que no era habitual.
-(L.) El caso de mi madre fue que trabajó y no cotizó, lo contrario.
-(L.) Me ha impresionado la dureza de la situación, la explotación del capital, el capital es malo.
-(L.) Me ha gustado mucho la experiencia vital de Matilde-Luisa Carnés por encima de los convencionalismos de la época, una ilusión, una esperanza, una mujer nueva. Ahora tenemos más posibilidades.
-(L.) La mujer nueva.
-(L.) La mujer siempre tutelada, primero por los padres, luego por el marido.
-(P.O.) Hace cuatro días que era así.
-(L.) Es impresionante el personaje de Marta, no tiene dinero para nada, está desesperada, su padre alcohólico, su madre alcohólica, va al salón de té rogando: "tengo que trabajar".
-(L.) Es la que termina robando la peseta, la tentación es demasiado fuerte. La echan, pasará a ser la protegida de un rico, acabará mal profetiza el libro.
-(L.) Aparece también el tema del aborto.
-(L.) Todas tienen su dignidad de mujer.
-(L.) Como la mujer del camarero, se necesita mucho valor, se carga el trabajo del marido pero su dignidad está por encima.
-(L.) La sobrina del "ogro", atraída por la gente del cine, es la que aborta y muere.
-(P.O.) Viven experiencias durísimas pero no hay censura ni condena.
-(L.) No se puede comparar con lo de ahora, la actitud de los hombres con las mujeres en el trabajo era paternalista. Cuando empecé a trabajar, el habilitado era buena persona, estuvo ocho días enseñándome lo que tenía que hacer, el día en que se marchó me dijo: "yo estoy ahí, entra y me preguntas". Me quedé callada, "ya te joderá el humo" pensé.
-(P.O.) Paternalismo, te estaba considerando inferior, era lo normal.
Como escritura literaria, Tea rooms ha provocado una comparación de experiencias.
-(L.) Fácil de leer.
-(L.) Como hombre, me ha gustado porque he vivido lo contrario, en la Universidad había pocas mujeres.
-(P.O.) El techo de cristal va a reventar en un plazo de diez o quince años. Las mujeres tienen los mejores expedientes, subirán por sí solas.
Pasamos a hablar del estilo:
-(L.) Para ser del año treinta y seis, la escritura me pareció actual, con frases cortas, no muy historiadas.
-(P.O.) No hay retórica. ¿Por qué resulta tan actual? ¿Por qué?
-(L.) Es autodidacta.
-(L.) Tuvo formación periodística.
-(P.O.) Por ahí puede ir la cosa. La edición original es de 1934.
-(L.) Me di cuenta que pasaba de frases elaboradas. Porque a ella le gustaba el periodismo, la forma de escribir del periodismo.
-(P.O.) Tenemos su autodidactismo. Publica cuentos, había roto la barrera de su clase social que no solía publicar. Como no tenía dinero ni formación, empieza a leer lo más accesible. Novelas que vendían en los quioscos, en mal papel, sin complicaciones literarias; aunque también publicaban en este formato escritores grandes, buena literatura.
Mujeres como Luisa Carnés tenían acceso a este tipo de literatura.
Intenta difundir la ideología feminista y comunista, con intención de propaganda y perspectiva ideológica. Sigue las normas del realismo soviético, sencillo, directo y con carga ideológica. No se para en el estilo, va directa a contar historias que provocan una reacción emocional, psicológica, como ha ocurrido con nosotros.
En aquella época, la mayoría de la novela era conservadora y llama la atención un libro sobre situaciones injustas. Vivió la guerra civil, fue al exilio pero no pasó por los campos de concentración franceses porque unos cuantos intelectuales hicieron una selección entre escritores, profesores de universidad, ni un solo obrero. El presidente Lázaro Cárdenas quiso que se les abrieran las puertas y Luisa Carnés es seleccionada para ir a México, donde siguió escribiendo.
No pasó a la historia por el exilio, no era bien vista por el régimen, muere en 1964 y es mujer, ni siquiera eso le sirve; aunque los republicanos recuperan a mujeres como María Zambrano y Rosa Chacel.
Yo no la conocía, se publicó este libro hace cuatro o cinco años. No tenía formación pero había leído mucho y se da cuenta de que ha de dar cuenta a las mujeres obreras.
-(L.) Se la presté a una amiga que me dijo que era igual que la cafetería de su barrio, con las historias personales que le cuentan las camareras, que lo aprovechan todo, que no tiran nada...
-(P.O.) Hay detalles del avance, anuncia un avance. Una ley de 1912 obligaba a los empleadores a tener una silla para las empleadas, hablan de la silla pero cuidado:
"Detrás del mostrador de la pastelería hay una banqueta para descanso de las empleadas; pero no es prudente ocuparla demasiado tiempo o repetidas veces; la encargada vigila desde el mostrador de enfrente, tiesa frente a la caja registradora."
-(L.) En la frutería donde compro, la dependienta no tiene silla. El jefe no quiere que se sienten.
-(P.O.) ¿El balance es positivo?
(L.) Lo es.
Terminamos la sesión con una propuesta de lectura para el curso que viene. Pedro Ojeda nos propone algunas obras de Max Aub, un escritor del exilio, intelectual de gran altura al que se intentó recuperar.
Nos despedimos hasta el 25 de junio, en el Palacio de la Isla. Comentaremos La tesis de Nancy de Ramón J. Sénder. Será nuestro fin de curso. ¡A por la petarda! Dicho con todo el cariño.
La tesis de Nancy de Ramón J. Sénder.
Mi crónica está redactada, como otras veces, siguiendo mis rápidos apuntes tomados en la reunión, con la voluntad de acertar con su espíritu, ya que con la letra, toda la letra, es humanamente imposible.
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino Moya
Me ha gustado ese contraste de experiencias, ese ver la realidad cada uno desde su punto de vista. La sociedad es plural, las leyes están para todos, luego llegan las individualidades.
ResponderEliminarEstupenda cronista, y estupenda crónica, como siempre.
Gracias en nombre de la cronista. Y gracias a la seña Carmen por aconsejar os este libro. Ya ves que he enlazado con una de las excelentes entradas que publicaste sobre esta obra. Se rompen los techos de cristal. 😘
ResponderEliminarYa sabes que tenía programado el acercarme a la reunión lectora, pero no pudo ser. Me hubiera gustado mucho estar con vosotras, para comentar este libro de Luisa Carné que me recordó mis años de adolescencia y juventud, cuando sí o sí, me tuve que poner a trabajar y aunque haya años de diferencia, el estar bajo la dictadura de Franco, hacía que el ambiente de trabajo se pareciese mucho, en especial en su aspecto machista, tanto en los 30, como en los 60.
ResponderEliminarBuena crónica como siempre
Besos
¡Cómo me ha gustado esta crónica, Mª Ángeles! Me ha parecido estar ahí, atenta y silenciosa, sin perder detalle. No sabía nada de la autora ni del libro y me voy con un conocimiento de la época, de la mujer en ese tiempo y la comparación que se puede hacer con la de nuestros días. Los cambios para bien, en la legislación, sí; en la sociedad, en bastantes aspectos, se sigue carando con la lacra del machismo.
ResponderEliminarMuy interesante, te felicito.
Besos
María Pilar: me alegra que te guste. Todo un descubrimiento el de esta autora. seguimos avanzando, seguimos luchando. Comparamos, lo de cualquier tiempo pasado fue mejor es una tontería. Gracias y adelante con los blogs, Besos.
ResponderEliminarEle Bergón: el libro despertó tus recuerdos, el machismo en los sesenta era todavía muy crudo, aquellos encargados que humillaban a las jóvenes trabajadoras. Todavía quedan. Gracias, besos.