jueves, 24 de noviembre de 2016

Niebla: "fue surgiendo a su fantasía una figura vagarosa ceñida de ensueños"





¡Hola amigos que pasáis por aquí! 

Ya conocéis a Austri, mi compañera de lecturas y ente de ficción, o amiga imaginaria que tanto monta. Ayer estaba emocionada, me decía que había estado con Augusto Pérez, el protagonista de Niebla, el cual tuvo la amabilidad de hablarle de sí mismo y de su Eugenia Domingo del Arco. Mi amiga tomó notas, aquí las tenéis:

Habla Augusto Pérez:

-Entro en el segundo capítulo, rico y solo. ¡Y ocupado! Ya tengo "casa que rondar" y "portera confidente". Se acabaron las divagaciones y los "vagabundeos callejeros"del primer capítulo. Ahora tengo la sublime tarea de escribir una carta a Eugenia, cuyos ojos tiraron dulcemente de mi corazón. La feliz visión fue tan fugaz que ahora he de inventarme a la mujer amada, recién salida de la niebla. No sólo don Miguel ha de crear sus entes de ficción, afirmo.


Mi fiel Domingo me abre la puerta, me informa sacramentalmente de que no ha llegado nadie. ¡Tenemos tan escasas visitas! Entro en mi gabinete, tomo un sobre y escribo "Señorita doña Eugenia Domingo del Arco". Añado E.P.M. porque en propia mano ha de entregarse.

Me siento delante del blanco papel, cierro los ojos y me esfuerzo por atrapar en la oscuridad el resplandor de aquellos ojos que me arrastraron. Lo reconozco, apenas la vi. Va surgiendo "una figura vagarosa ceñida de ensueños".

El ensueño me da sueño o tal vez dormí poco anoche. Me despierta mi criado para anunciarme el almuerzo.¿O es el apetito? Preciso fuerzas para mi agotadora labor imaginativa. Me sirven lo de todos los días: "un par de huevos fritos, un bisteque con patatas y un trozo de queso Gruyere". El café, la mecedora y el habano. La niebla de lo cotidiano, lo vulgar. Me dispongo a pensar en ella, de nuevo. 

"¡Mi Eugenia, sí la mía...ésta que me estoy forjando a solas, y no la otra, no la de carne y hueso, no la que vi cruzar por la puerta de mi casa, aparición fortuita, no la de la portera!

Fue el azar, "íntimo ritmo del mundo", el que la hizo surgir de la niebla. Ahora me doy cuenta, la andaba buscando y ella me ha salido al paso. "¡Eugenia!, ¡Eugenia!,¡Eugenia!"


Me pongo a escribir una carta propia de quien vive "en perpetua lírica infinitesimal". Qué bien me ha quedado: "bajo la dulce llovizna", "sus ojos que son refulgentes estrellas mellizas", ¡Dios y nuestros corazones dirán!. "dulce aparición de mi vida cotidiana", "¿...me dará usted oídos?". ¡Perfecta y trascendental!



Rubrico, qué inútil la rubrica, cierro la carta y me echo a la calle. Ahora sé a dónde voy y tengo a donde ir.

La niebla es demasiado densa, tal vez me cruce con ella y no advierta siquiera el resplandor de su ojos. Tal vez ella sí se fije en mí y adivine a quien la ha seguido por la mañana. Las mujeres atrapan tanto las miradas como la ausencia de ellas. Quizás sigamos los dos en direcciones contrarias, cada uno con su telaraña, su conciencia íntima, cortando "la enmarañada telaraña espiritual de la calle. Porque la calle forma un tejido en que se entrecruzan miradas de deseo, de envidia, de desdén, de compasión, de amor, de odio...". 


Me encuentro con Margarita la portera que sonríe y saca la mano del bolsillo de su delantal.  La señorita salió, hace un momento, por ahí. Por ahí me dirijo pero al rato vuelvo, se me había olvidado la carta. Con mucho gusto hará el favor de hacer llegar la carta a "las propias blancas manos de la señorita Eugenia". Sí, ya, lo sabe de otras veces. Sorprendido pregunto: "¿Qué es eso de otras veces?" La cancerbera de la portería me replica: "¿es que cree el caballero que es ésta la primera carta de este género?". Mi misiva no se distingue, es "como las otras". "¡Pues pocos pretendientes que ha tenido la señorita!"


Me siento desolado, aunque el verbo en pasado resucita mi esperanza. Pregunto por la plaza al estilo funcionarial. La respuesta de la portera está en la misma línea:

-"¡Ah! ¿Pero ahora está vacante?
-¿Ahora? No, no, señor; tiene algo así como un novio..., aunque creo que no es sino aspirante a novio...Acaso le tenga en prueba...puede ser que sea interino".

Margarita no me lo dijo porque yo no se lo pregunté. Animado por la interinidad de un rival que no llega a ser novio del todo, le pido que le entregue la carta, al grito de "¡Lucharemos! ¡Y vaya otro duro!". 



Con trabajo me separo de "la conversación nebulosa, cotidiana de Margarita la portera". Empieza a agradarme este "modo de matar el tiempo". 

"¡Lucharemos!" me voy diciendo calle abajo. Me doy ánimos en latín: "Militia est vita hominis super terram". Ya tiene mi vida una finalidad, tengo una conquista que llevar a cabo, Eugenia ha de ser mía. 


"¡Por lo menos, mi Eugenia, esta que me he forjado sobre la visión fugitiva de aquellos ojos, de aquella yunta de estrellas en mi nebulosa, esta Eugenia sí que ha de ser mía; sea la otra, la de la portera, de quien fuere!"

"Lucharemos y venceré". Mi amigo Víctor me espera para echar la partida de ajedrez. 

Llego tarde y juego distraído. Cuando le digo a Víctor que estoy enamorado, me asegura que él ya lo sabía, que yo tengo "un amorío innato". No amor sino amorío. No enamorado sino enamoriscado. Me pregunta si es rubia o morena, si es alta o baja, yo no lo sé, sólo sé de sus ojos...a Víctor no le parece normal, me da la impresión. 

Cuando le confieso que se trata de Eugenia Domingo del Arco, avenida de la Alameda 58, la profesora de piano...¡La conoce y jaque ha dicho!

Al despedirse, me susurra al oído: "Conque Eugenita la pianista,¿eh? Bien,Augusto, bien; tú poseerás la tierra". Los diminutivos me parecen terribles. ¿Son señales de cariño o todo lo contrario? Salgo a la calle. ¿Enamorado yo? ¿Manso yo?


Con esas preguntas que Augusto se hace a sí mismo, acaba el escrito de Austri. ¿Se lo inventó o de verdad estuvo con el protagonista de Niebla? No veo yo a los entes de ficción de primera categoría codeándose con bloguerillos y bloguerillas.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino y Austri, su ente de ficción.

16 comentarios:

  1. No has podido por menos que recordarme los tiempos aquellos en los que unos cuantos, preocupados por el rumbo que iba tomando el castellano con los nuevos tiempos, nos andábamos devanando la sesera para ver qué nombre daríamos a herramientas. La lengua es sabia y hoy este "bloguerillas" tan burgalés me reafirma en lo dicho: la lengua busca sus caminos y tampoco hay que comerse mucho el coco.

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  2. La autora de este blog que no "bloguerillo" inventa a su personaje Austri y Austri, creo que basado en Sor Austringiliana, que también es un personaje muy interesante, al que hace mucho que no visito, conoce, digo Austri a Augusto Pérez, personaje inventado a su vez por Unamuno, que se va haciendo una pregunta tras otra, para así poder existir. Esto es un no parar.

    Besos

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    1. Austri sale a su antepasada Austringiliana. Cadenas de ficciones.

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  3. Creo que te interesará este enlace que le acabo de dejar a pancho.

    http://es.youscribe.com/catalogue/prensa-y-revistas/otros/una-entrevista-con-augusto-perez-1849158, que además está relacionado con la entrada que acabas de dejar. Me imagino que a Austri le gustará
    Besos

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  4. Que los tiempos han cambiado y sobre todo eso de darle patadas al castellano en favor de los anglicismos es, un deporte:me gusta eso de blogerillos/blogerillas no nos queda otra, que ir con los tiempos...

    Muchas gracias, por estos buenos momentos y también a Austri!, es que a veces cuesta separaros...

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    1. De nada. Respetamos el castellano los bloguerillos. Austri me da recuerdos para ti.

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  5. Digo lo que Ele Bergón, Sor Austri, de bloguerilla, nada.

    Eres genial Mª Ángeles. Besos,

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  6. Pues yo me creo a Austri y a Augusto, ya veis...

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  7. Me parece excelente la forma de llegar a lo más hondo del personaje para enseñárnoslo por dentro. Qué forma de profundizar, de no rehuir el desafío que propone don Miguel, algo nada fácil. Cualquier otro lo pasaría por alto, bastante tiene uno con leer por encima sus metafísicas.
    Añades más complejidad a la nivola desde el punto de vista del narrador. Bien resuelto. El horror vacui al folio vacío debió dejar extenuada a la escritora...
    "Café, mecedora y habano" suena a premonición cubana.
    Un abrazo.

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  8. Don Miguel nos reta y allá vamos...a bucear en la niebla. Extenuada sí. Gracias Pancho.

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  9. Un abrazo para todos los que me habéis visitado.

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  10. Un abrazo para todos los que me habéis visitado.

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