miércoles, 5 de noviembre de 2014

El Quijote, un homenaje al proceso de lectura y escritura. Gracias a un gran lector del Quijote que es Avellaneda.


-¡Salam Aleikum! ¡Dios os guarde, mi señora! Cide Hamete Benengeli para servir a vuesa merced. Hoy tomo la delantera, tras asegurarme de que el susodicho Alisolán no ha de aparecer por aquí para interferir en nuestra literaria conversación. Tengo noticias de que en el limbo de los escritores apócrifos le han llamado a capítulo.


Porque vuesa merced no ignora, a estas alturas de entradas escritas y teclas machacadas, que nuestro visitante, el presunto cronista morisco Alisolán, esconde la negra sotana bajo la azul chilaba y  no es otro que el ignoto Alonso Fernández de Avellaneda. 


¿Alisolán?

Así que ancha es Castilla, saquemos a relucir la verdad de don Quijote. Mi don Miguel de Cervantes se sintió tan aplastado por Avellaneda como lo fue don Alonso por los toros del capítulo 2.58, el anterior al de la venta. 

-¿De que venta hablamos? Porque las ventas abundan en el celebérrimo libro.

-¿De cuál iba a ser? Señora mía, hablamos de la desabastecida venta donde el caballero andante tiene las primeras noticias de la publicación de la falsa segunda salida de don Quijote.



-¿Desabastecida? 

-Sí, que el ventero, después de una buena ración de lengua, sólo puede ofrecerles de cena una uña de vaca cocida, digna del Lazarillo de Tormes...buen libro, pardiez. Ni pajaricas, ni pollos, ni pollas...ni siquiera los socorridos huevos con torreznos.



-Al buen hidalgo, la venta se le aparecería como castillo, como solía.

-No, refresque vuesa mercé las quijotescas  lecturas. En esta ocasión, la venta es venta y como tal la considera don Quijote. 



Pongámosnos con el Avellaneda. Cuando se disponen a cenar, don Quijote oye, en el aposento de al lado, que alguien propone: “leamos otro capítulo de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha”. Es un caballero llamado don Juan que se dirige a otro llamado don Jerónimo. Don Quijote escucha muy atentamente. ¡Están hablando de su persona!




El tal don Jerónimo no quiere leer “estos disparates” y opina que no puede gustar la segunda parte al lector de la primera. Don Juan le anima a su lectura porque “no hay libro tan malo que no tenga alguna cosa buena”; aunque le disgusta que pinte a don Quijote “desenamorado de Dulcinea”.

-A los lectores se nos hace cuesta arriba imaginar a un Quijote sin Dulcinea.



-Es ansí, Y tan gran desamor muestra, que se ofrece "a hacer proprio un cartel y fijarle en un poste de la plaza, diciendo que cualquier caballero natural o andante que dijese que las mujeres merecían ser amadas de los caballeros, mentía". 

A mi don Miguel  le tiembla la péndola, se le ha caído el tintero. ¡Tan coceado como su personaje! Mas, si su don Quijote pudo siempre levantarse y seguir, él no iba a ser menos. 




-Fue muy superficial, mas bastole para cazar al vuelo sus defectos:

“Don Quijote hojea el libro y “de allí a un poco” da su opinión. Sin leerlo y en muy poco tiempo, encuentra tres cosas reprehensibles: algunas palabras del prólogo, la escasez de artículos y cuando dice que la mujer de Sancho se llama Mari Gutiérrez”.

-Las palabras del prólogo son hirientes. Viejo, manco, envidioso. Y señala la escasez de artículos como un defecto propio de Aragón...dicen que no es ansí.

-Y Cervantes fue el que bautizó como Mari Gutiérrez a Teresa Panza, en la primera parte. Un gazapo que colgó a sus enemigo, tal era la socarronería cervantina. Si os place, seguiremos con  lo que escribí hace un tiempo, como comentario a este capítulo 2.59, sobre un suceso que se puede tener por aventura.

-Me place, abro mis oídos cual un oidor:

-"Sancho se sorprende y pide a su señor que mire a ver si anda él por ahí , no vaya a ser que le hayan cambiado el nombre.

Don Jerónimo se fija, ahora, en Sancho. Lo reconoce y le dice que “este autor moderno” le pinta comilón, simple, nada gracioso y muy diferente del de la primera parte...



Durante la cena le piden nuevas de Dulcinea. Casada, parida, preñada…no por Dios. O si se acuerda de don Quijote y sus pensamientos amorosos, en el caso de que esté soltera y entera. Intacta su entereza y tan seca como siempre; pero transformada en burda labradora. Y les cuenta, con todo detalle, lo del encanto, lo de Montesinos, el sabio Merlín y los azotes de Sancho.




Los dos caballeros lectores reciben gran contento con esos sucesos y quedan admirados. ¡Qué disparates cuenta y qué estilo tan elegante! Ya les parece discreto, ya les parece loco y mentecato. Mitad y mitad.

Sancho acaba de cenar y se pasa a la estancia de su amo. Quiere preguntar si el autor de ese libro, ya que le llama comilón, le llama también borracho.

Se lo confirman, pero le tranquilizan diciendo que son razones mentirosas, a la vista del buen Sancho presente. El cual lo tiene claro, ese Quijote y ese Sancho no son los de la historia compuesta por Cide Hamete Benengeli. El amo es valiente, discreto y enamorado. El criado es simple gracioso, ni comilón ni borracho.

Don Juan lo cree así y opina que se había de dar la orden: ninguno tratará las cosas de don Quijote si no es Cide Hamete, su primer autor.


Nuestro caballero pide que le retraten pero no le maltraten, que la paciencia se cae, bajo el peso de la injurias. Ninguna se le puede hacer porque, como dice don Juan, dispone de la venganza o su gran paciencia. Cervantes, tal vez, esté pensando en él mismo cuando escribe esto. ¡Paciencia!

Pasan gran parte de la noche en estos razonamientos. Don Juan quiere que el caballero andante lea más del libro pero él les dice que lo da por leído y lo confirma “por todo necio”. Además, no quiere que el autor se alegre pensando que don Quijote lo ha leído.



Le preguntan hacia dónde se dirige y responde que a Zaragoza, a las justas. Don Juan le dice que la “nueva historia”, pobre y simple, lleva a ese don Quijote, o quien sea, hasta Zaragoza. Al oír esto, decide que no pisará Zaragoza, para poner en evidencia la mentira del “historiador moderno”.


Don Jerónimo aprueba su decisión y le recuerda que hay justas también en Barcelona. Así lo va a hacer, pide licencia para acostarse y se ofrece para que le pongan en la lista de grandes amigos y servidores. El mismo ofrecimiento hace humildemente el escudero.

Barcelona, playa en que será derrotado.

Los dos caballeros lectores quedan admirados de la mezcla de discreción y locura y, por supuesto, están seguros de que estos son los verdaderos y no los del escritor aragonés.

Madruga don Quijote y se despide de sus admiradores, dando golpes en el tabique del aposento. Esta vez Sancho paga muy bien al ventero y le aconseja menos alabanzas y más provisiones".


Como dijo ayer el profesor Ojeda, este don Quijote "no juega, no sueña, está loco".Y Sancho Panza es "un simple" sin más.

-Es muy interesante eso que dice voacé.¿Y por qué "el autor moderno" metamorfosea desta manera a las creaturas de Cervantes? Las deja deslavazadas, a mi parecer.

-Intentaré explicárselo, siguiendo las notas que tomé ayer, durante la intervención del profesor Pedro Ojeda, en el Museo del Libro. Nos metió en el túnel del tiempo, nos contó que un día:

"Un día como hoy, hace cuatrocientos años, Cervantes andaba por las esquinas insultando a todo el mundo y jurando en arameo, o en lo que se jurara entonces. En julio había llegado a sus manos la segunda parte del Quijote, escrita por Avellaneda y le produjo gran conmoción.


Trabajo quijotesco realizado por alumnos de Secundaria, bajo la dirección de la profesora Menchina Ayuso.


Era el más grande homenaje que le podían hacer, incluso aunque fuera una usurpación.

 Lo lee con profundidad, aunque dijera lo contrario. Se convierte en el mejor lector de Avellaneda y éste le va a permitir dar el doble salto mortal: se va a meter en terrenos desconocidos, nadie había hecho lo que Cervantes hará en la segunda parte.

De Cervantes nadie esperaba nada, tras la primera parte del Quijote. Era un escritor deshauciado por sus contemporáneos, cada cosa nueva que va escribiendo se retrasa y va al cajón: Novelas Ejemplares, Comedias y Entremeses, Viaje al Parnaso, la segunda parte del Quijote...

Ese es el desencadenante para que Avellaneda escriba el Quijote, en 1613 y lo publique en 1614. Por mucha rabia que le de a Cervantes,  es el mejor homenaje que se puede hacer a un escritor.



Había demanda del público, los personajes del Quijote eran muy populares, en 1604 ya se había distribuido la primera parte y en 1605, en Carnaval, ya había quien se disfrazaba de don Quijote y Sancho. La gente pedía que se continuase su historia, No habían llegado por entonces los derechos de autor. Hay uno que se decide: la continúo yo.

Y, además de un homenaje, hay un ajuste de cuentas: pasar factura a Cervantes por los ataques que había hecho a Lope de Vega. Hay quien dice que el prólogo, tan duro, ya estaba escrito por otro autor y que Avellaneda lo continuó.



El resto del libro no lo ataca; pero hay una traición a la propuesta ideológica de Cervantes. El modelo nuevo propuesto por Cervantes, sin dejar de ser ortodoxo, está en los límites, propone reformas individuales. ¿Lo traiciona porque al fin y al cabo es un escritor de segundo orden y no llega a desarrollar el potencial de los personajes?

La propuesta de Pedro Ojeda es que Avellaneda desactiva conscientemente todo lo peligroso del Quijote, para que sea ortodoxo. Hay que conducirlo a lo políticamente correcto. El lugar de don Quijote es el manicomio y Sancho acabará integrado en la sociedad, una vez arrepentido. Incluso Bárbara termina integrada y arrepentida.

Esta desactivación no lo puede hacer un torpe, es alguien inteligente que sabe de la peligrosidad del Quijote para la gobernanza y la moralidad.

¿Qué hace Cervantes? Lee al Avellaneda en profundidad y lo introduce en su segunda parte. Don Quijote llega a una venta y ve a gente que habla del Quijote, Cervantes lleva los personajes de Avellaneda a su libro y se convierte en el mejor narrador, aunque le duela a algunos, como a Borges que dice del Quijote que le faltaría estar escrito en inglés. El Quijote es el que construye la narrativa, sin Cervantes no existiría la narrativa actual.

En checo, pero de Cervantes (foto cortesía de Julio Plaza y Esther Moreno)

Avellaneda tuvo éxito porque se correspondía con lo que pedía la gente. La teoría más sólida es la que señala como autor a Ginés de Pasamonte, un soldado escritor que se vio maltratado por Cervantes, en el Quijote, donde aparece como un titiritero. 

Cervantes rehace la segunda parte, modifica todo el proyecto inicial del Quijote, en cada capítulo añade algo nuevo. Gracias a la segunda parte modificada por culpa de Avellaneda, Cervantes hace su obra maestra porque lee en profundidad.

El Quijote, un homenaje al proceso de lectura y escritura. Gracias a un gran lector del Quijote que es Avellaneda."

-Me place escuchar las palabras de mi señor Pedro Ojeda. Agradecido, desde mi situación de humilde cronista morisco.












Notas tomadas ayer mientras hablaba Pedro Ojeda

-Si el Quijote de Avellaneda aupó hasta la cumbre al Quijote de Cervantes, con una genial segunda parte, yo también, como lectora fiel del Quijote, le doy las gracias. 

-Un momento, que me parece que el sabio Alisolán vuelve por aquí. ¡Salam Aleikum! ¿Qué dice vuesa mercé? ¿No le habían llamado a capítulo?

- Mucho he de decirles todavía. Y he de comunicarles, aunque vuesas mercedes no lo crean, que mi don Quijote fue a Zaragoza y compitió allí por una sortija. 

"Don Quijote, sin responderle palabra, volvió la rienda a Rocinante y comenzó a correr, no con poca risa de los que le miraban, yendo don Álvaro a medio galope tras él. Llegó, pues, don Quijote a la sortija segunda vez, y con la cólera y turbación que llevaba, erróla por parte de abajo otra media vara. Pero el discreto don Álvaro, viendo cuán desgraciadamente lo había hecho su compañero, puesto de pies sobre los estribos, alargó cuanto pudo la mano desde el caballo y, asiendo la sortija, y llegándose a don Quijote, con mucha sutileza se la puso en el hierro de la lanza (que lo pudo hacer sin que él lo echase de ver, por llevarla puesta sobre el hombro, desque hizo el golpe en señal de gala), y díjole:

-¡Ah, mi señor don Quijote, lustre de la Mancha, victoria, victoria!, que la sortija lleva vuesa merced en la lanza, si no me engaño".

-Que sí, señor Avellaneda. Ya vemos que don Álvaro Tarfe echó una manita a don Quijote. Su don Álvaro Tarfe, que Cervantes dio vida a otro. Quede usted con Dios.

Invitamos a los que pasen por aquí a leer su obra al completo, que no es un mal libro. Y no sé si oyó antes las palabras del profesor Ojeda. Le damos las gracias a vos, un gran lector del Quijote.

-...No hay de qué darlas... Espero...que esto no llegue a los oidos del gran Lope de Vega. 

-Muy señores míos: Cide Hamete y Alonso Fernández de Avellaneda, me despido de vuesas mercedes. Que la fama les acompañe muchos siglos más. Que nadie muere del todo hasta que es olvidado.

Un abrazo de:

María Ángeles Merino

Enlaces:

http://es.wikisource.org/wiki/Segundo_tomo_del_ingenioso_hidalgo_Don_Quijote_de_la_Mancha:_Cap%C3%ADtulo_X
http://aranitacampena.blogspot.com.es/2010/10/don-alvaro-de-tarfe-el-personaje.html
http://aranitacampena.blogspot.com.es/2010/07/en-una-venta-mal-abastecida-don-quijote.html
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/cerv/46859842215026273022202/p0000013.htm#I_86_
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/cerv/46859842215026273022202/p0000013.htm#I_85_


10 comentarios:

  1. Excelente entrada en la que nos desentrañas los secretos de los dos Quijotes desde múltiples puntos de vista.
    Los lectores de Pedro ya sabíamos - más o menos- lo que iba a contar en la presentación, para algo tendría que valer la lectura...
    Importante esfuerzo ilustrador de primera mano.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Por eso es muy difícil que estos personajes mueran alguna vez.Y, en la isula Barataria donde el Quijote le dio dignidad a nuestro querido Sancho.

    Muchas gracias a todos por esos buenos momentos y sobre todo por despejarnos las dudas entre el Quijote de Cervantes y el de Avellaneda.

    Un trabajo espléndido Mª Angeles, muchas gracias por compartirlo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Admirable todo tu esfuerzo en esta lectura y gracias por la crónica del encuentro. Yo no he podido con el de Avellaneda... ¡puaj! Pero tu has hecho un trabajo estupendo. Admiro tu creatividad, constancia y perseverancia.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Eres todoterreno, guapa.
    Enhorabuena por tus entradas, este libro no lo leí, (no me llama nada) pero se aprecia lo que te lo curras.
    Ya veré si con el próximo libro, cuando lo leí hace tiempo me dejó conmocionada, me animo a participar.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. Es, sin duda, la mejor entrada de esta serie tuya, tan buena de por sí. Esta confrontación de Quijotes y sabios es inmejorable. Gracias por la reseña del acto.

    ResponderEliminar
  7. Hola Colegui

    Creo que será mi último comentario del Sanchico, me parece que vuelvo otra vez a dormir por un tiempo o quizá ya ni aparezca ¡Quién sabe las vueltas que da la vida!

    Aunque, como ya sabes, no me gusta currar, en esta ocasión me tengo que quitar la gorra.Como dice nuestro superprofe, te lo has trabajado y bien. ¡Se nota que conoces a la perfección a nuestro Alonso, a mi padre y a todos los personajes del Quijote de verdad!

    También admiro y mira que yo eso lo hago poco, tus notas mientras hablaba el superprofe. Yo es que me pierdo a la primera palabra y luego me entra un cansancio...que pienso ¡Bah! si me acuerdo de todo.¡Ni me molesto! y sabes qué, pues que al salir por la puerta me he olvidado por completo de tanta palabreja. ¡ Menos mal que estás tú ahí para contarnos todo lo que pasó en ese encuentro ¿Sabes qué? Pues que me ha gustado mucho. Así me gustaría a mi haberte tenido en el Insti, seguro que había aprobado el curso completo.

    Un abrazo, que te lo mereces unido, como siempre, al choque de manos correspondiente.

    El Sanchico.


    ResponderEliminar

  8. No he leído el Quijote de Avellaneda, pero creo que tus entradas son más esplícitas.
    Eres inigualable.
    Besos

    ResponderEliminar
  9. Densa y muy completa entrada sobre el acicate que supuso para Cervantes el conocer la 2ª parte del Quijote de Avellaneda, lo que le estimuló a a reescribir su obra.
    Lucha de Quijotes y confrontación de Sanchos.
    Te felicito por este inmenso trabajo.
    Abrazo :)

    ResponderEliminar
  10. Buenas noches, Abejita de la Vega:

    Estoy de acuerdo con todo lo que dicen los comentaristas.
    Y entiendo muy bien al Sanchico; y su admiración y agradecimiento a tu trabajo.
    Cervantes, no podía consentir ese atropello a sus personajes. Él mismo, tenía que arreglar este gran entuerto, y convertirse en Quijote, para salvar el honor de su caballero.
    Era lógico que el de Avellaneda tuviera éxito de ventas. Vemos lo que triunfa -de momento- cuatrocientos años después.
    Pero "nuestro" Quijote ha perdurado en el tiempo.

    Abrazos.

    P.D.: Las notas manuscritas se convertirán dentro de poco en una rareza. Estupenda aportación.

    ResponderEliminar