"Sonata de estío", colección Austral. |
Comentario a las primeras páginas de la "Sonata de estío" (99-105) , de Valle Inclán. Lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.
Los "árboles venerables" con su "verde sombrío casi negro", las flores marchitas entre mirtos, el misterioso laberinto y su fuente escondida donde el agua murmura "vejez, recogimiento y abandono". Era el otoño del marqués de Bradomín.
Dejamos atrás los tonos oscuros o desvaídos y las muñeiras entonadas por los mirlos del siervo Florisel. La pálida Concha cede el testigo a la bronceada niña Chole.
Cerramos los ojos, nos deslumbran los colores de la selva. Los negros mirlos se han metamorfoseado en verdes guacamayos, los macacos aúllan, el mar antillano luce su increíble color y una fragata deja en él su estela. Valle Inclán nos ofrece su "Sonata de estío".
Guacamayos tomados de aquí |
A don Ramón la cronología le trae al fresco. Estamos ante unas "Memorias", anárquicas, intermitentes, no conocen la línea recta; como casi todas.Un marqués de Bradomín anciano se recuerda a sí mismo: " joven y algo poeta, con ninguna experiencia y harta novelería en la cabeza". Llevado "por un impulso romántico", viaja hacia México, en una fragata inglesa. "Herido de mal de amores", rehúye la compañía de los herejes británicos y azafranados. Sólo, al declinar el sol, sale a contemplar un hermoso mar que le fascina y le hace vivir "viejas placenterías":
"El mar de las Antillas, con su trémulo seno de esmeralda donde penetraba la vista, me atraía, me fascinaba, como fascinan los ojos verdes y traicioneros de las hadas que habitan palacios de cristal en el fondo de los lagos."
Tomado de aquí |
"Era una resurrección de sensaciones, una esfumación deliciosa del pasado, algo etéreo, brillante, cubierto de polvo de oró, como esas reminiscencias que los sueños nos dan a veces de la vida."
Bajo un sol abrasador, desembarcan en San Juan de Tutxtlan. Unos indios verdosos asaltan la fragata y ofrecen sonriendo sus baratijas de coco, carey o palma. Muchachos desnudos se arrojan desde lo alto de los peñascos.
De aquí |
Del Parthenon |
Sed y polvo. Pasea por las calles arenosas de San Juan de Tuxtlan. Atiende el ir y venir de indios ensabanados como fantasmas , oye la " la voz melosa de aquellas criollas ataviadas con graciosa ingenuidad de estatuas clásicas, el cabello suelto, los hombros desnudos, velados apenas por rebocillo de transparente seda."
Rebozo de la mujer mexicana |
Busca un caballo para visitar las ruinas de Tequil, aunque se arriesgue a quedarse en tierra. Bajo un calor insoportable, recorre extensas llanuras, plantíos de henequén y caña.
Tequila |
Bajo los chaparros, algunos indios devoran su escasa ración de tamales. Sin descansar, llega a Tequil, precedido de un guía casi desnudo.
A la sombra de una pirámide, descubre a una singular mujer:
"En aquellas ruinas de palacios, de pirámides y de templos gigantes, donde crecen polvorientos sicomoros y anidan verdes reptiles, he visto por primera vez una singular mujer a quien sus criados indios, casi estoy por decir sus siervos, llamaban dulcemente la Niña Chole."
Pirámide circular en Tequila. |
Sacerdotal y voluptuosa, recuerda a "aquellas princesas hijas del sol", Viste el terno yucateco: enagua o fustán, blanco hipil y jubón bordado.
Terno yucateco: fustán, hipil y jubón. |
Es una mujer ídolo, con" esa quietud extática y sagrada de la raza maya".
Aquel cuerpo parece "exhalar lánguidos efluvios". ¡Aspirarlos, beberlos, embriagarse con ellos!
Al ver a la Niña de frente, el corazón le da un vuelco. ¡Esta mujer sonrie como Lilí!:
"¡Aquella Lilí, no sé si amada, si aborrecida!"
Recuerdos galantes, crueles y gloriosos.
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de :
Para los enlaces he utilizado este de la Wikisource. Podéis usarlo para leer la obra.
Pedro Ojeda dice en "La acequia".
"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, nos regala la rosa de Concha, la amada otoñal de Bradomín, para después comentar sabiamente -e ilustrar como conviene- el contraste que recibe el lector al pasar del otoño al estío..."
Aprovecho antes de irme a la otra punta del mundo (hoy) para dejarte mi comentario. ¡Estupendas fotografías! y los textos, por supuesto. Ahora, la foto del mar, más que de el Caribe me parece Formentera... Muchos besotes y que pases unas "lindas" fiestas navideñas, querida Abejita, M.
ResponderEliminarEl contraste entre Concha y la Niña tuvo que ser monumental, lo mismo que el decorado ambiental.
ResponderEliminarBiquiños,
Ya he encontrado la Sonata de Estío que se quería resistir, en un libro que vienen las cuatro Sonatas y en el orden según conocemos a las estaciones.
ResponderEliminarHe empezado a leerla y voy por cuando llegan al convento.
Esta Sonata, como bien dices, es mucho más cálida, exuberante y voluptuosa,llena de vida, como el estío, como el amor de este decrépito ya Marqués de Bradomir en sus recuerdos
Besos
Excelente tu recorrido texto-fotográfico. Me fui al enlace de la Jarana. Muy interesante y además ver el fustán, el jubón y el hipil.
ResponderEliminarBesos
Me gusta cómo has mostrado -e ilustrado- el fuerte contraste que recibe el lector al pasar del otoño al estío: la luz, el vigor, el paisaje... todo cambia.
ResponderEliminarYo me he descolgado de la lectura de las sonatas. La de otoño ya me costó centrarme, así que en esta he decidido no seguir.
ResponderEliminarBesos
Sólo he leído un par de estos capítulos tan breves de Valle y mi impresión primera es que no me gusta tanto como la anterior Sonata, ya veremos. Tu selección gráfica es de gran ayuda para seguir tu resumen, sobre todo porque este ambiente mejicano es diferente de lo que por aquí conocemos normalmente de Méjico, tan distinto a lo de por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy aún en estas primeras páginas y me estoy aclimatando al cambio tan brusco de pasar del musgo sombrío a la luz caribeña.
ResponderEliminarAsí que el henequén es el sisal... lo leí en el autobús y pensaba buscarlo al llegar a casa pero se me olvidó.
A ver si le doy un empujoncito este largo fin de semana.
Muchos besos
Coincido con Pedro, la variedad cromática resulta aquí más fuerte.
ResponderEliminarAunque yo con mi lecturas voy al contrario, me terminé la Invierno hace dos días, ya que Primavera y Verano las leí hace unos meses, pero las mantengo frescas. Seguiré de nuevo al Marqués, en estos tus atípicos comentarios.
Pronto nuestro Brado se verá tentado por el pecado prohibido ;D
ya veo que sigues con tus buenas ilustraciones...una imaen mejor que mil palabras....un beso
ResponderEliminarSiempre hay una mujer en la vida de Bradomín, recatada o exótica en función de la época.
ResponderEliminarTeje la abeja
ResponderEliminarLaborioso trabajo
Con su buen hacer
Besos Mª Ángeles
Merche: espero que disfrutes tu estancia en la otra punta. Las fotos son de tres mares: el turquesa es el Caribe, el de a estela del barco es el Cantábrico y el de la puesta de sol doradita es el Mediterráneo en Marbella. Lindas vacaciones navideñas.
ResponderEliminarAldabra: cambio total de decorado.
Ele: decrépito marqués, rijosillo. Seguro que tú le sacas mucho jugo.
Myriam: en España decimos estar de jarana como equivalente a estar de juerga. Ahora sabemos lo que es jarana en México. Algún día iremos de jarana, con hipil, fustán y demás. Y rebozadas.
Pedro: el contraste es muy fuerte, yo casi prefiero los tonos suaves del pazo y el jardín venerable.
Asun: ya te colgarás, verás como picas.
Pancho: muy distinto al México tópico, seguro. A mí también me gusta menos esta pero le encontraremos su punto.
Euphorbia: del musgo al sisal, ya le habrás dado el empujoncito.
Delgado: caerá en la tentación, menudo es el marqués.
Manuel: qué alegría verte por aquí. La imagen me ayuda a escribir. A ver si te enganchas.
Paco: recatada, exótica, moribunda...
Kety: gracias por tu haiku.
Besos a todos.