Imagen de San Benito (Benedictinas de Palacios de Benaver, Burgos)
Mientras los frailes de San Benito huyen haciéndose cruces, don Quijote habla con la dama vizcaína del coche, tal y como lo haría un caballero andante de libro:” La vuestra fermosura señora mía, puede hacer de su persona lo que más le viniera en talante, porque ya...”
¿Qué ocurre? ¡Lo de siempre! La pantalla del ordenador se subleva. ¿Personajes secundarios quijotescos? Es el momento de la vizcaína, pero no creo que sea ella porque Cervantes no le concedió voz. Será…
Egunon, señora mía, Sancho de Azpeitia para servir a vuesa merced. Dar pues mi versión de lo acontecido con ese don Quijote que mal ande. Caballero no dejar pasar coche adelante y mandar mi señora ir al Toboso. Asirle la lanza hice y decir que si no deja el coche matarle ha este vizcaíno. Entender bien y con sosiego decirme que si fuera caballero castigarme ha.
Todo vizcaíno es hidalgo y yo no puedo sufrir que niegue mi condición de caballero. Le digo que si arroja la lanza y saca la espada verá como me llevo el gato al agua. Como puede comprobar voacé un vizcaíno puede hablar en perfecto castellano, aunque ese Cervantes me haga hablar como fingido vizcaíno de comedia.Estoy dispuesto a matar al que me estorbe. Me siento como un "Amadís ", las horas que yo también he pasado con esos libros. Me enfrentaré al caballero andante, nunca pensé hallar uno de ellos. ¡ Jaungoikoa! ¡ El Gran Íñigo de Loyola me proteja!
Todos los circunstantes temerosos y colgados de lo que había de suceder, mientras las mujeres rezan y se ofrecen a todo el santoral. Pero...¿qué pasa aquí? Me he quedado con la espada en alto. Todos, don Quijote también, estamos paralizados. Así quedamos, en esa incómoda postura, durante un tiempo indeterminado.
Luego supe que , en ese preciso momento, el narrador no puede seguir con la historia porque " no halló más escrito destas hazañas de don Quijote, de las que deja referidas". Se disculpa , mas no se desespera , bien seguro está de hallar su continuación; como efectivamente lo hace, más tarde, en el Alcaná de Toledo, gracias al favorable cielo y...¡ a un muchacho vendedor de papeles viejos! Ya nos dará voacé, señora amanuense, cumplida cuenta de ese hallazgo, de su traducción y demás.
La segunda parte de esta historia comienza donde la dejamos. Dice:"Puestas y levantadas en alto las cortadoras espadas de los dos valerosos y enojados combatientes". Yo me adelanto, descargo un tremendo golpe. Le hubiera matado, pero la espada se me desvía un poco. Le acierto en el hombro izquierdo y, de camino, le llevo media celada y media oreja.
Mas don Quijote, rabioso, descarga sobre mí con furia inesperada y acierta en la almohada ¡y en mi cabeza! Sangro por la boca, por los oídos y por la nariz. Me abrazo a la mula, que tras unos pocos córcovos me tira, dando a correr por el campo. Estoy vencido.
Salta de su caballo, me pone la punta de la espada en los ojos y me dice que me rinda o me cortará la cabeza. No puedo contestar y las señoras del coche ruegan me perdone la vida. Si no es por estas buenas mujeres, lo pasara muy mal, tan ciego estaba don Quijote.
Don Quijote les responde, con la gravedad de un verdadero caballero andante, que está contento de hacer lo que le piden. Pone la condición de que yo vaya al Toboso y me presente ante una señora sin par llamada Dulcinea, para que haga de mí lo que fuere de su voluntad. A saber dónde está ese lugar.
Mi ama tiene tanto miedo que , sin preguntar quién es esa del Toboso, le promete que haré todo lo que me mande. Don Quijote manifiesta que no me hará más daño, aunque me lo tenga merecido.
Muy mal parado quedé de aquella pendencia, mis heridas tardaron en sanarse. No fui al Toboso sino que seguí mi camino a Sevilla, que mi señora tenía prisa por reunirse con su esposo. Aunque , a veces, me pesa no haber cumplido con lo prometido.
Se despide de vuestra merced un personaje del Quijote que pasa por ser el único que toma en serio a Don Quijote. Agur.
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
Pedro Ojeda dice en "La acequia":
Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, comenta los capítulos 8 y 9 de la Primera parte. No os perdáis la versión del vizcaíno del combate que tuvo con don Quijote...Después, nos cuenta cómo el Béjar cervantino puede ser un buen refugio en agosto...
Pedro Ojeda dice en "La acequia":
Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, comenta los capítulos 8 y 9 de la Primera parte. No os perdáis la versión del vizcaíno del combate que tuvo con don Quijote...Después, nos cuenta cómo el Béjar cervantino puede ser un buen refugio en agosto...
Ya tenía yo ganas de escuchar la versión desde la boca del vizcaíno. Este hombre, además, seguro que tiene pasado y presente y que, a su manera, es otro don Quijote...
ResponderEliminarEste vizcaíno fue duro de pelar para Don Quijote, vendió cara la derrota. Los dos quedaron malparados de la batalla.
ResponderEliminarExcelente versión del relato y bien ilustrado.
Un abrazo.
Pedro: es un Quijote vasco, seguro.
ResponderEliminarPancho: fue duro de pelar, resulta curioso que a don Quijote le preocupa más la media celada que la media oreja.
Gracias, amigos,un abrazo