lunes, 14 de febrero de 2011

Sigamos a Rodrigo por una oscura galería. A Julián y a don Agustín, por la parte alta de la ciudad.

Comentario a las páginas 26 a 36, del libro "La ciudad del Gran Rey", de Óscar Esquivias.

Rodrigo Gorostiza está viviendo su "purgatorio". Solo, en una oscura galería, desvalido, desfallecido, tal vez esté ciego. No sabe el tiempo que ha pasado.



Recuerda lo que el padre Herrera decía del Purgatorio: un cono con su cima truncada, dividida en once terrazas, las siete superiores dedicadas a la expiación de los pecados capitales.



Y recuerda los sermones del arzobispo Castro: ayes, suspiros, lamentos...Teme a Dios y teme al dolor.

Angustiado, sigue el curso del albañal,con sus inquietantes ramificaciones. Las corrientes de aire son sus guías hacia el exterior. Hay un poco de luz, distingue sus manos. El escudo tallado en las claves de las bóvedas es siempre el catedralicio, las azucenas de María.



Jarrón de azucenas, símbolo mariano, sobre la puerta del Sarmental.

Ahora hay más luz y ve como discurre el agua del canal.


Salida al exterior del arroyo Cardeñadijo, al encuentro con el Arlanzón.

Cerca de la salida están muertas las dos mulillas atadas a la plateada carroza del Corpus. Tirada y mellada, la dorada custodia del cardenal Benlloch.


Carroza del Corpus burgalés, con la custodia.

Rodrigo acelera para salir cuanto antes , pero se da de bruces con una verja de hierro. La golpea pero no cede. Grita, pero nadie le oye. Coge un poco de comida que hay en las alforjas de las mulillas. El agotamiento le hace dormir.


Verja de una galería que desemboca en el malecón del río Arlanzón, al lado del puente de Santamaría.

Ahora seguimos a Julián, a don Agustín Garrús y al monje manco que ascienden por la calle del Pozo Seco. El guía menea las faldas ,cargado con pistolones y otros objetos colgantes.



Se oyen mil lamentos. Son las gárgolas de la catedral, dan un poco la lata pero si se les tira una piedra, se callan.




Gárgolas de la catedral de Burgos.

Miran a una intacta catedral, como si nada hubiera pasado. Julián y don Agustín la miran extrañados ; mas el manco les dice que no se detengan, que no pueden detenerse, que él les lleva a un lugar seguro.



Don Agustín, animado,le dice al incrédulo Julián que han llegado al Purgatorio. A lo que llegan es a una casucha adosada a la iglesia de San Esteban.


Iglesia de San Esteban, en la parte alta de Burgos.


Esta casa de la foto no está adosada a San Esteban, pero está muy cerca . Nos da una idea de lo pobre que era este barrio.

Tras tomar un vino aguachirle en taza oxidada, Julián manifiesta su deseo de ir a su casa y llevar con él a don Agustín. El fraile le advierte del peligro que corre por ahí fuera, aunque vaya empapadito de protectores orines de murciélago. Le quiere convencer de que él es de los suyos, un perseguido bajo sospecha. Y, para demostrarlo, se levanta la cogulla y muestra una plegada barriga . Julián y don Agustín no entienden ese gesto de enseñar los michelines. Menudo chalado.

Julián le confiesa el motivo de su desconfianza. El manco, como miembro de la Iglesia, no está precisamente en su bando.



Foto del libro de Pablo Méndez: "Burgos siglo XX".

El dueño de la casucha se presenta como padre Talí, perseguido, calumniado,amenazado. A Julián se le alegra la cara, cree entender. Muy animado, manifiesta que Talí , tal vez, sea un sacerdote de los que consideran a Cristo como primer socialista. Julián se queda con cara de tonto cuando su interlocutor califica a Jesús de gran embaucador y le acusa de perpetuar la milagrería y la superstición.

Don Agustín le pregunta si lo de su brazo fue un accidente y le contesta que le castigaron, se lo arrancaron para que no consagrara. Conserva la vida, pero es un apestado.

En esta misteriosa ciudad, el culto cristiano es clandestino y lo normal es perder la fe. Esto no hay quien lo entienda, los dos intrusos están cada vez más confusos.


Se quedan a dormir en una habitación con aspecto de corral, no hay cena y las necesidades en la calle. Al cabo de un rato, Julián despierta a su compañero, deben marcharse enseguida, Talí ha salido, seguramente va a delatarlos.

Salen y se meten en los callejones más oscuros. Desde un portalón de la calle "Hospital de los ciegos" , comprueban que el fraile es un delator. Lo ven dirigirse a su casucha, acompañado de unos muchachos armados.




Les seguiremos un poco más, en su purgatorio...con la cámara y con las palabras.

Un abrazo de María Ángeles Merino.

12 comentarios:

  1. Los habitantes del purgatorio de Dante tenían difícil llegar a lo alto, al paraíso. Beatriz esperaba a Dante para pasar a la siguiente dimensión. La Beatriz de Esquivias es buena gente, parece una ONG. La salvación más cerca para algunos expedicionarios.

    Esos túneles que nos enseñas parecen la personificación del misterio.

    Me gustó lo de las gárgolas que dejan de queejarse tirándoles una piedra.

    Julián tuvo buena idea en largarse de la casa, intuyó el peligro, pero luego le vale de bien poco.

    Excelente despliegue fotográfico, en línea de los anteriores.

    Un abrazo.

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  2. El padre Talí no parece persona de fiar.

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  3. Marian, en cuanto disponga de tiempo leeré el libro, pero con tus Entradas como guía para hacerlo.. de momento estoy disfrutando con recorrer de tu mano estos parajes añorados y que, estoy segura, volveré a pisar..
    Gracias, por esta Entrada, por las anteriores y por las que seguiran...Te sigo aúnque como una exploradora perdida...

    Besos, muchos me quedo mirando tu album de fotos, centrales y laterales...

    Por cierto y viendo a la cigüeña acabo de ver/oir en las noticias de la Sexta, el testimonio de un amor (imposible, por desgracia) entre una oropéndola (macho) y una cigüeña( viuda)..Muy tierno, pero triste, en este día de San Valentín..

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  4. Me han encantado las fotos pero tengo que volver con calma a leerte en profundidad. Ahora simplemente he venido a darte mis besotes, M.

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  5. querida amiga en la distancia...con tus geniales fotos se me imagina un purgatorio gótico tremendo; me imagino ese cúmulo de edificios y monumentos semiderruidos por la violencia de la guerra y encima cambiando de lugar... ¡que horror pasaron nuestros hermanos¡

    besos

    Pd: mi interpretación del purgatorio en mi última entrada la dedicaba a mi padre.

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  6. Es dificil ir encajando las fotos con este texto tan especial, pero como una abejita laboriosa, lo vas haciendo. Me gusta el ambiente gotico que consigues con las fotos muy de acuerdo con la novela.

    Un abrazo

    Luz

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  7. Me gustan las fotos que publicas de los distintos detalle que nos haces de tu Burgos querido.
    Un abrazo Pilar

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  8. Me sigue pareciendo increíble como encajas fotos e historia. A pesar de lo difícil siempre sales airosa y con nota. Biquiños,

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  9. SIgo aquí admirando tus fotografìas enlazadas al texto de Esquivias-

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  10. Pancho: los pecadores escaladores lo tenían más fácil. Esos túneles siempre han sido un misterio para mí, de chica me preguntaba a dónde llegaban. Decían que comunicaban con el castillo. Las gárgolas seran las mascotas catedralicias. Pobre Julián, como acaba...

    Cornelivs: gracias por visitarme.

    Paco: los delatores son mala gente, ay Talí, Talí.

    Martine: estoy con el tercero y me gusta mucho. Este segundo libro me ha atrapado el final, pero no digo por qué. Cógeme la mano y nos meteremos en una catedral muy distinta, los pelos de punta, ya verás. La oropéndola y la cigüeña, extraña pareja.

    Merche: con calma mejor, cuando vuelvas de tus excursiones ibicencas de desjubilada.

    Manuel: purgatorio gótico, así es. Muy sentida la entrada dedicada a tu padre.

    Ele: leyendo, paseando, fotografiando, encajando...laboriosa y juguetona abejita.

    Pilar: mi Burgos querido...a veces. Campo Real también tiene un lugar en mi corazón. El gatito de tu icono es más majo...

    Aldabra: se agradece la nota, Aldabriña.

    Myriam: sigue aquí, conmigo.

    Besos, biquiños, a los que pasáis por aquí.

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  11. En el fondo, el Purgatorio está dentro de ellos y lo reflejan en esta experiencia.

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