lunes, 7 de febrero de 2011

Dos almas pedagógicas, Agustín y Julián, comienzan su purgatorio.

Comentario ilustrado a las páginas 20-25, del capítulo "La ciudad doliente", del libro "La ciudad del Gran Rey", de Óscar Esquivias, ediciones del Viento.

Don Agustín Garrús es de los últimos que salen por los arcos de la Escalera Dorada. Aquel agujero, única oportunidad de salir.


Escalera Dorada vista a través de las rejas de la Capilla Mayor.


Al fondo, uno de los dos arcos de la Escalera Dorada.

Justo cuando lo atraviesa, escucha el estruendo de un enorme derrumbe.


Puerta de Coronería, al otro lado de la Escalera Dorada.

Empujado por la onda expansiva, va a parar a los jardines del palacio de los condes de Castilfalé. Allí queda agazapado hasta que recupera el aliento.



Palacio de Castilfalé, hoy Archivo Municipal.

Respira con dificultad, hay mucho polvo y un silencio que hiere los oídos.



Apenas se sujeta en pie, gatea hasta la iglesia de San Nicolás de Bari.



Iglesia de San Nicolás de Bari (Burgos).

Allí, sentado en los escalones de la portada, hay un hombre desfallecido. Le pregunta si él también ha salido de la Catedral. El desconocido asiente y se presenta como Julián Bayona. Don Agustín se presenta, estrecha su mano y, de repente, comienza a llorar. El buenazo de Julián le ofrece su hombro, ánimo, hemos sobrevivido, somos afortunados.

Don Agustín se lamenta, no tiene salvación, es "una pieza de caza de los fascistas". Confiaba en que don Cosme Herrera tuviera razón y existiera un paso al Purgatorio. Pero están en una calle de Burgos...



El confesionario del Penitenciario, en la capilla del Cristo, de la catedral de Burgos. Recordemos que el personaje de don Cosme Herrera era canónigo y penitenciario.

Julián está en la misma situación y así se lo manifiesta, ya son amigos. Se oyen detonaciones, deben esconderse. La iglesia de San Nicolás no tiene puerta, las bóvedas ha sido derrumbadas y entre los cascotes duermen algunas personas. Bayona no entiende nada, la ruina debía ser muy antigua porque entre los escombros hay vegetación. Hace muy poco que pasó por allí...estaba intacta.


Afortunadamente la iglesia de San Nicolás de Bari no está en ruinas. No muy lejos, podéis encontrar estas ruinas del convento de San Francisco. No contaba con las cigüeñas.

El muro testero está milagrosamente en pie, con el gran retablo de piedra. Junto al sagrario, un niño desnudo casi adolescente, les lanza miradas hostiles.


Retablo en piedra (Francisco de Colonia).Iglesia de San Nicolás de Bari (Burgos).

Don Agustín va a decir algo al crío desarrolladito del sagrario; pero alguien lo empuja y lo aparta de allí. Es un hombre manco, barbudo, con vestimenta frailuna. Lleva en la mano un candil y alumbra los rostros del catedrático y del relojero. Julián, retrocede al principio, pero termina por encarársele . El de la cogulla se muestra indignado, qué desagradecidos con quien les ha salvado de un peligro mortal. Impaciente, les pregunta si son nuevos y añade una alusión genital más tabernaria que conventual.


Fraile con su túnica con capucha, llamada cogulla.

¿Nuevos? Acaban de atravesar la Escalera Dorada. El manco, al oír lo de la escalera, saca la conclusión de que son unos temerarios intrusos. Julián se atreve a preguntar por la iglesia caída y por el joven desnudo, el cual resulta ser un ángel que ha de velar el sagrario. Pero no es un ángel angelical sino un ángel con malas pulgas, en un puesto de castigo.


Ángel en el exterior de la catedral de Burgos.

Ya tienen rotos todos los esquemas cuando un sepulcro se hincha y estalla. Cuerpo a tierra para esquivar los cascotes. El manco rebusca entre los huesos , levanta una calavera sin mandíbula inferior, revuelve restos de ropas y escupe con desprecio. Es lo que pasa con los pocos que quedan sin profanar, se llenan de gases y revientan.


Esta sepultura rota no es de San Nicolás de Bari, afortunadamente. Pertenece al cementerio de peregrinos de San Amaro, en la otra punta de la ciudad. Ignoro la razón de que esté así.

Salen al exterior y el espontáneo guía les anima a impregnarse con los orines de murciélago que lleva en una cantimplora. Es la única protección, les informa. Y han de encomendarse al buen ladrón.


El buen ladrón, Dimas.

El manco les exhorta, en latín, a arrodillarse. Recita una breve oración "del buen ladrón". Y a levantarse. Julián recupera un poco la alegría y pregunta, esperanzado, si es este el Purgatorio. El hombre se sonríe y le dice que si quiere llamarlo así...pero que están en la Ciudad del Gran Rey.

Seguiremos los pasos de estas dos almas pedagógicas: don Agustín Garrús y Garrús, catedrático de volapuk, y Julián Bayona, relojero e improvisado maestro de su pobre sobrino. ¿A dónde les conduce el pseudofraile manco?

Un abrazo de María Ángeles Merino, para los que pasáis por aquí.

Pedro Ojeda dijo en "La acequia":

"Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, comenta la periperica inicial en el Purgatorio de don Agustín Garrús y de Julián Bayona, dos personas que aparentemente no tienen nada en común pero sufren igual paseo por este mundo. No os perdáis las ilustraciones que sitúan el argumento en su espacio."

12 comentarios:

  1. Bien resaltado el crecimineto de don Agustín Garrús en esta segunda entrega de la trilogía.

    El retablo que nos muestras debe ser otra visita obligada en la próxima visita a Burgos, impresionante. ¡Cuántas cosas escondidas tiene Burgos! También sepulcros renegridos sin nadie dentro.

    Estupenda muestra y relación de lugares relacionados con la novela. Si la cosa se pusiera mal, bien podrías ganarte la vida de guía.

    Un abrazo.

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  2. He de reconocer que son dos personajes que me dan mucha pena. Y más cuanto más avance el libro. Qué purgatorio el suyo.

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  3. Solo para darte un beso enorme, querida Abejita. Sabes que me ha sido imposible engancharme a esta lectura con vosotros; espero tener tiempo este verano y leerme la saga entera.

    Besos.

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  4. A este paso te van a nombrar visitante honorífica de la Catedral de Burgos,jajajajaja.

    Dos almas en pena, sobre todo Julián Bayona, por lo que llevo leído hasta ahora.

    Besos

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  5. Coincido con Pedro en que son dos personajes que enternecen, sobre todo Julián que el pobre se va consumiendo lentamente. Garrús, conserva más empuje.
    Como siempre muy interesante y muy bien traídas las fotos, me encanta verlas. Biquiños.

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  6. Es de agradecer poder observar las descripciones que el autor nos hace, aunque uno se las puede imaginar, no es lo mismo verlas de verdad.
    Gracias una vez más por tan espléndido reportaje.
    Un abrazo

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  7. Buen trabajo MªÁngeles sigue así y sobre todo enseñanos la ciudad para poder disfrutarla muy bien con tus escritos y fotografías.

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  8. Hola María Ángeles hoy he visitado tu blog, me parece fantástico y que nos sirvas de guia por tu ciudad.
    Besos desde Campo Ral (Pilar).
    P.D .El comentar de Sol tmbien es mio

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  9. Don Agustín encarna la persona desprendida, su recompensa es la labor bien hecha

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  10. Sólo paso a dejarte un besín o besazo, para que no me olvides. Con los libros voy de c...., quiero decir, fatal. Ya me pondré al día.

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  11. ¡Maravilloso tu reportaje, querida Abejita! Disfruto como una enana con tus fotos y comentarios. ¡Eres un hacha! Besotes, M.

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  12. Pancho: pobre don Agustín, con lo bien que estaba con sus espionajes y cotilleos...y sus glidis. El retablo de piedra es una maravilla que merece más calidda de foto y mejor verlo en la realidad. Quise estudiar Turismo, antes de abrazar la vocación docente.

    Pedro: lo pasan muy mal y no entiendo por qué tanto purgatorio. El pobre Julián , aparte de comerse al gato Sebastián, no hace nada malo, es un buenazo que disfruta compartiendo lo que le enseñó don Manuel Santamaría. Lástima de discípulo, pobre Román.

    Cornelivs: será una buena lectura veraniega, ya verás.

    Asun: como el carnet de profe no cuela para entrar gratis en la zona turística, hago ahora fotos en la zona de culto, calentita y gratuita.

    Aldabra: es que don Agustín está mejor alimentado que el pobre Julián, eso se nota.

    Mimosa: ayuda a la imaginación un poquillo, me gusta tu avatar, Mimosa.

    Sol: ay, que me pongo nostálgica de ese sol campeño. Lo mío es enseñar, dentro y fuera de la escuela. Mi ciudad tiene muchas piedras, mucha historia y algún defectillo.

    Paco: Agustín es un filántropo a la antigua, un poco cotilla, masón y buenazo.

    Marina. no me olvido de ti, me ha encantado tu relato del colegio. Es que estos libros son muy densos. Yo tampoco voy muy adelantada.

    Merche Pallarès: disfruta de Ibiza y no nos olvides.

    Besos a todos, inquietos ammigos.

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