jueves, 24 de junio de 2010
"...cayeron él y el rucio en una honda y escurísima sima..."(1)
"... donde le tomó la noche algo escura y cerrada, pero como era verano no le dio mucha pesadumbre"
Comentario al capítulo 2,54 del Quijote, publicado en "La acequia".
De cosas sucedidas a Sancho en el camino, y otras que no hay más que ver
Las del camino y otras…lee y entérate, apreciado lector. Si en el capítulo anterior no nos anticipa nada, en éste tampoco. Ya sabemos que Sancho está en el camino, vamos en su busca. Se entretiene con Ricote y se le echa la noche encima, a media legua del castillo ducal.
Noche oscura y cerrada, pero las noches de verano son apacibles. Se aparta del camino, a esperar tranquilamente la mañana, no hay prisa. Mas la fortuna tuerce sus intenciones, un paso desafortunado y cae en una honda sima. Mientras se hunde, cree llegada su última hora y reza todo lo que sabe. No es un insondable abismo, poco más de la altura de tres hombres medianamente altos. Sigue sentado en el rucio, se tienta todo el cuerpo, comprueba que “está entero y católico de salud” y da gracias al Señor.
A ver si hay algún agarradero por aquí, no, qué lisas son estas paredes, no podrá salir. El burrillo se queja y no es de vicio, que el pobre debe estar magullado.
Sancho Panza se lamenta filosóficamente, a la manera del rey don Rodrigo. Ayer entronizado como gobernador en la ínsula, rodeado de sirvientes. Hoy sepultado en un agujero, sin nadie que acuda a su socorro. Será su tumba, la suya y la de su jumento. Si su señor don Quijote contempló visiones hermosas y apacibles, él verá sapos y culebras. Esta sima no es la mágica cueva de Montesinos, aquí no hay Merlines, Durandartes ni Dulcineas. Ni una soga tendida desde arriba por un paciente escudero…
Sacarán sus huesos mondos, también los del buen rucio…al menos sabrán que nunca, nunca, se apartó de él. Puesto que morirán en soledad, que su cuadrúpedo compañero le perdone el mal pago a sus servicios. Mejor que pida a la “fortuna” les saque de esta situación. Sería herético que el burro se lo pidiera a Dios…Y, si así es, le promete una corona de laurel y piensos doblados.
Cervantes, que ya ha cargado un poco las tintas humorísticas, remata con el silencio del angustiado animal, que le escucha “sin responderle palabra alguna”. Porque se encuentra mal, no por su asnal condición…
Cuando llega la luz del día, recurre a las voces; pero ni un alma pasa por allí. Ya se da por muerto.
Sancho acomoda al rucio, lo pone de pie y saca de las alforjas un pedazo de ese medio pan que sacó de la ínsula y que ha dado tanto de sí. Se lo da de comer a su cuadrúpedo compañero. No le sabe mal. Nos dedica uno de sus refranes, uno muy popular, el de “los duelos con pan son buenos”.
Descubre un agujero. Cabe una persona si se agacha y se encoge. Entra el de dos patas y comprueba que, por dentro es espacioso. Y entra un rayo de sol que deja ver otra concavidad espaciosa. Vuelve por el amigo de cuatro patas y agranda el agujero, para que pase su fiel amigo.
Los dos van caminando gruta adelante, buscando la salida. A veces sin luz, a veces a oscuras. Ya no tiene miedo.
(Sigue)
Estaremos al tanto... Besotes, M.
ResponderEliminarCurioso que tu y CORNELIUS habeis coincidido con don Rodrigo que, gracias a tu link, he averiguado que fue el último rey godo... Besotes, M.
ResponderEliminarSi es que a perro flaco, todo se le vuelven pulgas.
ResponderEliminarUn abrazo
No es lo mismo caerse en una sima que bajarse con todas las garantías de seguridad de DQ en la Cueva de Montesinos.
ResponderEliminarUn capítulo lleno de alusiones irónicas y humorísticas, como muy bien resaltas: el humor inteligente de Cervantes.
A la espera de más ...
Un abrazo.
paso a la últimas parte. Besos
ResponderEliminarSancho tiene que pasar por la gruta para renacer... aunque sea con cuerdas.
ResponderEliminarEs verdad, las noches de verano son más apacibles: que las de éste nos sean benévolas a todos los que participamos en esta lectura.
ABEJITA:
ResponderEliminarEl pobre Sancho se lleva un buen susto con la caída a la sima “sin nombre”. Cueva de pobre, a su medida, sin visiones fantásticas como en la que cayó don Quijote, la de Montesinos; por allí hasta Dulcinea desfiló. En esta sima anónima Sancho teme ver sólo sapos y culebras.
No sabemos si los burros creen en dioses, no debía, en caso afirmativo, ser herético, como tú señalas. En todo caso, como los niños no bautizados, irían al limbo. A tierra de nadie.
Buena dosis, en efecto, de buen humor, “Cervantes ha cargado un poco las tintas humorísticas”. Bien demostrado en el diálogo (más bien monólogo) hamletiano que Sancho mantiene en la cueva con el rucio como, interlocutor único y necesario.
Leí tu primera entrega al cap; me llevo a casa impreso tu resto de comentario. Espero hacer un clarillo y volver después de leerlo.
Pues sí, en Vandalia ya estamos en plena canícula. Aunque no es igual estar en la Vandalia costera (que será la que tú visitas), que en la interior (que aquí andamus sudadus y sin refresco jajaja)
Un abrazo Abejita
Merche: los dos hemos pensado en el mismo romance, uno muy tristón:
ResponderEliminar`Ayer era rey de España,
hoy no lo soy de una villa;
ayer villas y castillos,
hoy ninguno poseía;
ayer tenía criados,
hoy ninguno me servía;
hoy no tengo una almena
que pueda decir que es mía.
Kety: buen refrán.
Pancho: hay cuevas para todas las clases sociales, parece.Humor finísimo.
Myriam: besos.
Pedro: Sale un nuevo Sancho. Un buen deseo para todos los acequianos: noches apacibles para este verano.
Antonio: cueva de pobres, cueva de ricos.Cervantes, por si las moscas, no pone al rucio rogando a Dios. La Inquisición era muy inquisitiva con las posibles herejías. Pedir a la fortuna no toca la fe.
El miércoles tomo el hipogrifo para Vandalia, vuelvo el sábado a estas frías tierras castellanas, no tengo ganas de playa, pero quiero acompañar a mi sobrina, la grande, que está muy triste también con lo de Curry. Espero que la sobrina pequeña, la malaguita, nos anime un poco.
Un beso a todos y gracias por la visita.