domingo, 24 de enero de 2010
"...créame Sancho que la villana brincadora era y es Dulcinea del Toboso" (1)
Encantadores dibujos infantiles, sacados de un "Resumen ilustrado del Quijote"
Primera parte del comentario al capítulo 33, 2 del Quijote, publicado en "La acequia"
¡Otra vez la dueña Rodríguez! A ver qué me dice esta vez.
Saludo a vuestra merced y le cuento…que el limbo de los secundarios es muy aburrido y tengo ganas de hablar.
Mi señora, la duquesa se ha vuelto tan mentecata como esta pareja, doctorada ciertamente en mentecatería; la cual tiene a bien honrarnos con su presencia, en este señorial palacio. Hablo, ya me entienden vuestras mercedes, del que se hace llamar don Quijote, al cual, por orden de mi señor, hay que tratarle como a un antiguo caballero andante, tal y como lo cuentan esos librotes que merecían ser quemados. Y hablo de su escudero, ese ignorante que tuvo la osadía de ordenarme a mí, una Rodríguez de Grijalva, que cuidara de su sucio asno.
Me quedo de piedra cuando le oigo decir, dirigiéndose al llamado Sancho Panza, que “si no tenía mucha gana de dormir” , viniese a pasar la tarde con ella y con sus doncellas en una muy fresca sala”. Y el osado labriego responde que, privándose de sus cinco horas de siesta, por servirla, acudiría a su mandado.
Sancho termina de comer en el tinelo, junto a los pícaros de la cocina, me cuentan que éstos no le dejaban en paz con sus gracias de mal gusto, y se presenta en el estrado de la duquesa, una sala muy fresca. Allí nos reunimos doncellas y dueñas de la casa, con nuestra labor en la mano y la lengua suelta, en las calurosas tardes del estío, para la acompañar, como las damas que acompañaban a doña Alda, aunque no seamos trescientas y lo que hilamos sea lana, que no oro.
El falso escudero no se atreve a sentarse en la silla baja que se le ofrece; pero “accede a sentarse como gobernador y hablar como escudero”, según le indica mi señora que sentaría a este destripaterrones en el escaño del Cid. ¡Lo que hay que oír!
Todas, doncellas y dueñas, le rodeamos en silencio. La duquesa toma la palabra y se dirige al “señor gobernador” para que le “asolviese” ciertas dudas que tiene sobre la historia del gran don Quijote impresa. Una gran dama imitando las disparates de un iletrado, qué ganas de burla tiene mi niña, perdón… mi señora. Para mí, sigue siendo aquella chiquilla que se escondía debajo de mis tres sayas. Y sigue con sus chiquilladas…
El buen embustero Sancho cambia la color cuando mi señora le plantea que, si nunca vio a Dulcinea, si nunca le llevó la carta de don Quijote, cómo pudo contar que la halló cribando trigo; siendo todo mentira y daño para la buena fama de la del Toboso, además de incompatible con la fidelidad escuderil.
El fingido escudero, como respuesta, se levanta despacito y, con el dedo sobre los labios, levanta los doseles, para asegurarse de que no nos escucha nadie a escondidas. Parece un cómico de esas disparatadas comedias, tan alabadas hoy en día.
A continuación, nos revela que, aunque algunas veces diga cosas sensatísimas, tiene a su señor “por loco rematado”. Y, a pesar de ello, le hace creer cosas sin sentido como la respuesta de la carta o lo de Dulcinea encantada. ¡Qué poca vergüenza gasta este villano!
Ruega mi señora que le cuente la novedad del encantamiento y Sancho obedece. ¡Con qué gusto lo escuchamos doncellas y dueñas! ¡Y no es menor el regocijo de nuestra ama!
En sus ojos brilla una chispa de malicia y pasa a exponer, al desvergonzado escudero, un escrúpulo de conciencia que le habla al oído: si don Quijote es mentecato, Sancho lo conoce y, con todo, le sigue y va atenido a sus vanas promesas, debe de ser más loco que su amo. Y pone el dedo en la llaga cuando concluye que si no sabe gobernarse a sí mismo ¿cómo gobernará a otros?
Sancho reconoce que el razonamiento duquesil es correcto, pero…es de su pueblo, ha comido su pan, le quiere bien, le dio sus pollinos ¿Qué va a hacer este estómago agradecido sino seguirle hasta la muerte? Bueno…reconozco que asoma el cariño hacia su amo, en las palabras de este bruto.
(Continúa)
Un saludo de María Ángeles Merino a los que pasáis por aquí.
Por ahora la Dueña Rodríguez se comporta, nos relata la historia fielmente, aunque se le nota reticencia con el escudero, a pesar de sentarlo en la silla baja.
ResponderEliminarSancho no presenta ninguna intención de sospechar de la farsa, la duquesa sabe cómo tratarlo.
Ya puede levantar doseles Sancho, con semejante audiencia es como dar un pregón.
Tinelo, palabra nueva y bonita.
Los niños son los que mejor ven el lado amable de los personajes.
Mi queridos troncos y troncas
ResponderEliminarDespués de una semana en blanco, estoy aquí otra vez.
Es verdad eso que dice mi madre Teresa
-Sanchico, no mientas, que antes se coge a un mentiroso que a un cojo.
Y a mi padre le han pillao con eso de la Dulcinea, la inventada novia del Alonso. Lo que yo sospechaba. No existe, es una alucinación del larguirucho y mi padre le ha seguido el juego.
La Duquesa y mi madre coinciden:
Si uno que dice que no está loco, sigue a otro que lo está, pues los dos se llevan muy poco.
Es que mi padre es la pera, en cuanto le nombran a su ínsula, se vuelve más loco todavía. ¡La cantidad de refranes que va soltando, así porque sí. En fin que la Duquesa le acaba diciendo que a a ver si el engañador es el engañado. ¡Qué gracia! Como me pasa a mi con la del Kiosko, parecía que le gustaba y hace unos días me sóltó que yo era un crío y que la dejase en paz. Cogí un rebote.... que he estado todos estos días enfadado. Así que en clase, me he sentado en mi pupitre, no he hablado a nadie, no he hecho nada de lo que decía la profe y además no he sacado ni los libros. No sé cuando se me pasará.
Hoy he empezado a escribiros. Quizá mañana saque los libros, porque el profe la profe tienen un rebote....
Choque de manos
El Sanchico.
¡Qué maravilla de dibujos nos regalas! Y qué voz la de esta Dueña, aunque he de confesar que a mí nunca me cayó demasiado bien...
ResponderEliminarPancho: la dueña está celosa, le irritan las atenciones de la duquesa para con el escudero.Ésta tiene cautivado a Sancho y la niña que hizo el dibujo ve su lado amable, efectivamente.
ResponderEliminarEn la venta, pusieron una larga mesa, como de tinelo. ¿Te acuerdas?
Ele-Sanchico: anda, abre el libro, no enfades al de Matemáticas , ni a la de Lengua...buena gente.
Pedro:los dibujos son de niños andaluces de quinto curso.Como dice Pancho, ven el lado amable de los personajes.
Pedro: a mí tampoco me cae bien esta cincuentona cascarrabias, pero tiene su corazoncito.
Un abrazo a todos