Ele Bergon, en su acorde azul, dedica un a entrada a Dámaso Alonso, con dos poemas de moscardones: el de Luz y el del poeta del 27.
Quiero poner este otro poema, con el que recientemente he sentido ciera afinidad.De "Hijos de la ira"
Todos los días rezo esta oración
al levantarme:
Oh Dios
no me atormentes más.
Dime qué significan
estos espantos que me rodean.
Cercado estoy de monstruos
que mudamente me preguntan,
igual, igual, que yo les interrogo a ellos...
Bajo la penumbra de las estrellas
y bajo la terrible luz solar,
me acechan ojos enemigos,
formas grotescas que me vigilan,
colores hirientes lazos me están tendiendo.
¡Son monstruos,
estoy cercado de monstruos!...
No, ninguno tan horrible
como este Dámaso frenético...
como esta alimaña que brama hacia ti
como esta desgarrada incógnita
que ahora te increpa con gemidos articulados.
que ahora te dice:
“Oh Dios
no me atormentes más,
dime qué significan
estos monstruos que me rodean
y este espanto íntimo que hacia ti gime en la noche.
(Dámaso Alonso)
Todos los días rezo esta oración
al levantarme:
Oh Dios
no me atormentes más.
Dime qué significan
estos espantos que me rodean.
Cercado estoy de monstruos
que mudamente me preguntan,
igual, igual, que yo les interrogo a ellos...
Bajo la penumbra de las estrellas
y bajo la terrible luz solar,
me acechan ojos enemigos,
formas grotescas que me vigilan,
colores hirientes lazos me están tendiendo.
¡Son monstruos,
estoy cercado de monstruos!...
No, ninguno tan horrible
como este Dámaso frenético...
como esta alimaña que brama hacia ti
como esta desgarrada incógnita
que ahora te increpa con gemidos articulados.
que ahora te dice:
“Oh Dios
no me atormentes más,
dime qué significan
estos monstruos que me rodean
y este espanto íntimo que hacia ti gime en la noche.
(Dámaso Alonso)
Un gran poema de un gran autor.
ResponderEliminarEste poema creo que es de los más desgarradores y tremendistas de Dámaso Alonso y sus Hijos de la ira.
ResponderEliminarAbejita espero que los monstruos ya se haya ido para siempre.
Besos.
Veo que coincidimos en nuestra admiración por Dámaso Alonso, que no todos van a ser Quijotes, Sanchos y Sanchicos.¡Viva, don Dámaso Alonso, el profesor de mi profesor!
ResponderEliminarLos monstruos se retiraron a sus cuarteles habituales.Espero que no elijan otra víctima.Gracias, amiga.