No, Basura, novela de Sylvia Aguilar, no deja indiferente. Remueve desde el primer capítulo, el más amable, dentro de la dureza. Una madre y una hija, "mija", que viven en una casa con "chapa" , comida y algo de lectura, todo un lujo en esa ciudad fronteriza.
En los siguientes capítulos aparecen otros personajes y la basura aumenta, cada vez huele peor.
El léxico mexicano se nos va haciendo familiar, algunas palabras las conocemos o nos suenan de las películas, para otras hay que echar mano de algún diccionario de español de México, los hay on line.
Y el spanglish, oraciones enteras en inglés, para eso no faltan diccionarios, y español spanglishado, con su preposición al final y todo, cielos, que soy de Burgos...
Gracias, Pedro Ojeda, por embarcarnos en esta aventura lectora.
Buenos días:
ResponderEliminarQue feliz eres rodeada de libros , gracias una vez más por ir dejando tus objetividades y si, que México tiene muchas expresiones que desconocemos...
Bueno hoy mis niños comienzan su EBAU hasta el viernes y eso es...otro pulso más a ver...
Un abrazo,Naría Angeles
Espero que tus niños hayan superado con nota la EBAU, quién pillara esa edad.
EliminarDisfruté de la oralidad de Basura, incluso de las oraciones espanglisadas. Aunque al principio chocan a una chica de Burgos como yo.Un abrazo. Bertha.
María, este teclado:))
ResponderEliminarMuy juguetón el teclado.
EliminarLas primeras páginas de este libro ya anuncian el impacto emocional que provoca su lectura. Adelante.
ResponderEliminarAdelante con los faroles. Y lo disfruté hasta el final y vuelta.
EliminarMe ha encantado ese "¡que soy de Burgos!".
ResponderEliminarLamentablemente de este lado, y supongo que del otro pasa algo parecido, nos quedamos o con el español de las vacas sagradas, que no vamos a criticar, o con el español neutro de las telenovelas, que por ser de todos los lados, no es de ninguna parte.
¡Qué pocas lecturas nos llegan con los españoles auténticos del otro lado!
Esta chica de Burgos e quedó con la boca abierta con esas preposiciones al final, pero sonreí y disfruté. Sí. deberíamos asomarnos al otro lado.
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