miércoles, 28 de diciembre de 2016

Don Quijote de Manhattan: ¡Hágase la luz!



Es 25 de diciembre, con la cocina de mi casa asaz abastecida con los relieves de la cena del día anterior y, sin compra ni comida que aderezar, pláceme un paseo literario con mi amiga Austri. Como en otras ocasiones, encuéntrola en un poyo del burgalés Paseo de la Isla, frente al busto de don Miguel de Cervantes. 

-¡Hola amiga!

-¡Hola! ¿Ya superaste el bloqueo de la semana pasada? ¿Está bien tu Antonia Quijana

-Sí, está bien. Hay que ver, Austri, estás en todo. Creo que hoy, con tu ayuda, seré capaz. Mira lo que escribí la semana pasada:

Don Quijote llevaba siete días de hostal y Biblia. Me imagino a Sancho, desocupado, a su vera, contando las cabras del cuento de la Torralba, las que pasaban el río en la barca de un pescador, nada más que por dar al magín algún quehacer; pues no siempre habría de enhebrar ronquidos.

-Te sales fuera del libro, ese cuento está en el de la Mancha, que no en el de Manhattan. Mira, ahora me doy cuenta que ambos topónimos tienen letras en común.



-Mi señora doña Marina me perdone el añadido, lo de las cabras era un guiño cervantino a la cultura popular, como ella hizo con los de Star Wars. Sí, el escudero tuvo tiempo de luengas siestas, aunque hubiera de salir a comprar comida y ropa con la tarjeta de plástico.



Al séptimo día, don Quijote de Manhattan salió de su encierro, dispuesto a "enmendar entuertos". La escritora optó por "la expresión que vulgarmente se ha difundido", "entuertos" en lugar de "tuertos".

-"Y quiero que sepa vuestra reverencia que yo soy un caballero de la Mancha llamado don Quijote, y es mi oficio y ejercicio andar por el mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios."

-¿Has oído? La voz viene de la estatua de Cervantes. Me parece que don Miguel anda al quite y no le place que su caballero andante enmiende dolores estomacales en lugar de cosas torcidas.

-Recuerdas que iba de androide C-3PO  y Sancho de peludo ewok . No llevaban ni tres minutos andando, hartos de gobernar sus tripas con comida precocinada, cuando se detuvieron atraídos por el olor a olla caliente que salía de uno de los más estrafalarios establecimientos hosteleros de Nueva York: un restaurante solidario, con personal ciego y siempre a oscuras para que clientes videntes se den cuenta de las dificultades de los invidentes. 


-No creas, aunque suene extraño, existen los restaurantes a oscuras y no sólo en Nueva York. Sigue leyendo.

-Un camarero los condujo, entre tinieblas, como Orfeo a Eurídice en su descenso al Hades. Don Quijote se sentó donde le indicaron, con el estruendo de su rígido disfraz de androide. A Sancho le costó menos acomodarse, pero le apenaba que las mangas peludas de su traje se bebieran la sopa entrante. Unas costillas en salsa barbacoa hicieron las delicias de ambos. Mas don Quijote no cesaba en sus fantasías y su preñado magín pronto relacionaría aquella oscuridad con el libro que le había sorbido los maltrechos sesos. 

-"Las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías". Las que abrasó el ama.



-No, sino la Biblia, don Miguel. La escritora ha explicado en la prensa:"Igual que Don Quijote utilizaba el Amadís de Gaula, que estaba completamente desfasado en su tiempo, aquí la Biblia vendría a cumplir el papel de aquel clásico, que es anacrónica, pero todavía hay gente que necesita aferrarse al texto porque están desubicados ellos mismos". ¡Nos está escuchando el señor Cervantes! Sigue, María Ángeles.

 -¡Era el mismísimo momento! La Nada estaba sumida en radical negrura, sólo él, buen entendedor de la palabra de Dios, podía evitar que las mismas tinieblas se dilataran al  resto de la ciudad. Recordó las palabras del Génesis: "La Tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo". 



Don Quijote gritó: "¡Hágase la luz!", al  mismo tiempo que volaba la bandeja del segundo plato. Como todo seguía oscuro, el caballero corría tropezando con las mesas insistiendo: "¡Hágase la luz, he dicho!". "¡Fiat lux!". Nada, ni caso, ni en latín. Los comensales alarmados se levantaban a toda prisa por salir. Hubo pisotones, empujones y hasta puñetazos. Hasta aquí escribí, ahora sigue tú. 

Escucha, se te ha adelantado don Miguel que  nos está recordando lo que sucedió en la venta que don Quijote imaginaba ser castillo:

-"Y así como suele decirse: «el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al palo», daba el arriero a Sancho, Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la moza, y todos menudeaban con tanta priesa que no se daban punto de reposo; y fue lo bueno que al ventero se le apagó el candil, y, como quedaron ascuras, dábanse tan sin compasión todos a bulto que, a doquiera que ponían la mano, no dejaban cosa sana."



-Azuzábale al caballero la urgencia de imponer armonía. Cambió la orden: "¡Háganse al menos las estrellas para alumbrar la Tierra!"

La gente, cada vez más asustada, buscaba la salida en balde. Don Quijote memorizaba el Génesis y no entendía por qué su palabra no se cumplía.  Recordó como Jehová Dios había soplado al hombre en la nariz para infundirle la vida y se le ocurrió agarrar la cabeza a los que tropezaban con él, para soplarles en las narices. Y, como aquello no funcionaba, cogió en alto una costilla a la barbacoa como si fuera la de Adán y gritó: "¡Esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada! ¡Que ponga aquí orden la mujer!"


Creación de Eva (Capilla Palatina de Palermo,siglo XII)

-¡Don Alonso recitador de las Sagradas Escrituras! ¡Déjenlo vuesas mercedes para los curas en los púlpitos que nunca  recomendaron la lectura de la Biblia predicada! ¡Cómo iba a eludirla un lector voraz y conocedor de la lengua latina! ¡Y tan buen cristiano!  Aquel escribano "dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote...".

 Aquí da en una locura asaz peligrosa, pues el Santo Oficio está en todas partes ¡Y pone a la mujer a poner orden! Lo cual se aparta del texto revelado, pero...mi mujer, mis hermanas, mi sobrina, mi hija, mi criada...hasta la gata era hembra. ¿Quiénes iban a poner orden en mi casa sino mis varonas?  ¡Valiosas costillas, pardiez! 


-No tema, don Miguel, hace siglos que fue abolido el Santo Oficio. En cuanto a la mujer, a nadie le ha de extrañar la exclamación que añade doña Marina de sus cosecha. ¡Y ahora va a ver como imponen el orden las mujeres policia de Manhattan!

La luz se hizo cuando cuatro policias irrumpieron en la sala. Mientras dos desalojaban a los comensales, otros dos, hombre y mujer, se acercaron a él. Se le figuró que eran Adán y Eva, estaban vestidos porque ya habían comido del árbol prohibido y se avergonzaban de su desnudez. ¿Sabes lo que vino después?

-Sí, quiso el hidalgo amonestar a la serpiente por incitar a Eva. Y reprender a Eva por incitar a Adán y a Adán por dejarse engañar tan a gustito por Eva. Con los ojos enrojecidos, la cólera del mismísimo Jehová y la bandeja como adarga, gritaba a la mujer policía la maldición de parir con dolor y al hombre la de trabajar la tierra. La pareja comenzaba a dudar de la salud mental del viejo vestido de androide galáctico que, a continuación, pasó de la agitación a la extrema quietud, salvo por los ojos que movía en todas direcciones y llegaba a poner en blanco. ¿Dónde estaría camuflada la serpiente? ¡Ahí, en la porra que el policia sostenía en alto!



"Tú serpiente maldita...te arrastrarás y polvo comerás..." La serpiente porra no parecía enterarse de la bíblica maldición y "seguía erguida cual cobra amenazante". ¡Y agarró la porra para hacerle comer el polvo! ¡Pobre loco la que le va a caer!

Cayó de bruces al suelo, lo redujeron y "la autoridad de la ciudad de Nueva York le recitó el derecho a guardar silencio mientras le arreaba tal paliza que ya no sabía él si estaba otra vez en las tinieblas...o si eso era el dolor del sacrificio en la cruz que...se le había adelantado."

-"Alojaba acaso aquella noche en la venta un cuadrillero de los que llaman de la Santa Hermandad Vieja de Toledo, el cual, oyendo ansimesmo el estraño estruendo de la pelea, asió de su media vara y de la caja de lata de sus títulos, y entró ascuras en el aposento, diciendo:-¡Ténganse a la justicia! ¡Ténganse a la Santa Hermandad!"

-Dejemos a la Santa Hermandad, con sus mangas verdes y su vara. Diz que asaeteaban en Peralvillo, lo cual daba pavor a Sancho. Sigo con el escudero:

De nada le sirvieron los ruegos y los lloros al bueno de Sancho. El pobre hidalgo acabó "amoratado, dolorido, perplejo y, sobre todo, afrentado al verse sin su dorada armadura". Le habían quitado la vestimenta en la ambulancia, todavía inconsciente. Volvió en sí frente a un mostrador en la sala de urgencias, cubierto con un ridículo batín de enfermo, donde alguien le preguntaba por los datos de su seguro médico. 



Respondía que perdonara su merced, que había estado haciendo nacer el mundo y por esa labor se veía molido como el Redentor. La señora de la ventanilla, impasible, como si no oyera nada, le ordenó: "Número del certificado de su seguro médico".

-Don Quijote echó mano a los inexistentes bolsillos del batín y se volvió a Sancho que, con toda naturalidad, entregó la tarjeta del seguro médico del hidalgo. La señora la cogió, hizo una llamada y le echó una veloz mirada, al mismo tiempo que recitaba como una máquina parlante:


"Este seguro médico está vencido/en este hospital usted tiene derecho a asistencia médica...recibirá usted una factura...de acuerdo con las siguientes tasas...quinientos dolares...seiscientos dólares más por cada día extra...si usted no ha efectuado el pago en el plazo de un mes recibirá una penalización del 20% y a partir de ahí los lunes pares de cada mes...un interés de un 3% ..."

-El recitado era implacable y acababa con el detalle cortés y generoso del alcalde de Nueva York que le eximía de pagar el 29 de febrero, en año bisiesto. Marina Perezagua muestra sentido del humor ante la pesadilla de no contar con seguro médico en USA. Ella misma vivió la experiencia: contrajo  una neumonía, pasó un día en coma y tuvo que aceptar una deuda de 50000 dolares. ¡La ruina!

-Don Quijote se desvaneció y acudieron un par de enfermeros que se lo llevaron. Cuando volvió en sí y se vio sin bata ni coraza, en la camilla, con dos pares de manos encima que le untaban las carnes con ungüentos infernales y azufrados, se puso a dar puñadas y a hacer aspavientos. 

-Creo entender que vuesas mercedes hablan de dinero para pagar a los médicos. Los cirujanos barberos como mi padre don Rodrigo recibían poco y, en ocasiones, en especie. Tarde, mal y nunca. Otra cosa eran los médicos como Pedro Recio Tirteafuera, el de los duques, un mal recuerdo para Sancho. Bizmar se bizmaba mucho, era lo que había. Recuerden vuesas mercedes:



"En esta maldita cama se acostó don Quijote, y luego la ventera y su hija le emplastaron de arriba abajo, alumbrándoles Maritornes, que así se llamaba la asturiana; y, como al bizmalle viese la ventera tan acardenalado a partes a don Quijote, dijo que aquello más parecían golpes que caída."

-El doctor tuvo que intervenir e inyectarle una anestesia general que le dejó profundamente dormido; aunque en sueños seguía enzarzado en aventuras, enredado en las sábanas. Decía tales sinrazones que los enfermeros que le bizmaban se tronchaban de risa. 

-Es mucha sandez además la risa que de leve causa procede...


-Aquel sueño inducido con drogas tan modernas, en cerebro tan descolocado, tal vez fue la causa del raro sueño que don Quijote más tarde contara a Sancho. Soñó con una pastora muy bella llamada Marcela, la que nació libre, metamorfoseada en dos torres que luego dieron en ser una sola. Aquí no hay Dulcinea.

-¿Y los molinos, donde están los molinos?

-Me ha parecido que don Miguel decía algo de molinos. Por hoy, ya hemos contado bastante y no es nuestra intención contar la novela toda, que de ninguna manera hemos de sustituir a la lectura de la novela en su integridad. Adelanto que los últimos capítulos son apocalípticos y oníricos. Me gustan más los primeros pero para gustos se hicieron los colores.

¡Hágase la luz! Que hay muchos tuertos que enderezar y no vale hacerse el ciego. La violencia policial, el sistema de salud, las relaciones laborales, los alimentos arrojados a la basura, la pobreza, el racismo...¿Sólo en la sociedad norteamericana? 

Un abrazo de María Ángeles Merino

Y de Austri

Con la colaboración del busto parlante de Cervantes
Texto de color naranja tomado directamente de:
Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee). Marina Perezagua. 
Primera edición: septiembre de 2016.
Los libros del lince s.l., 2016.

ISBN 978-84-15070-72-6

¡Feliz Navidad! 

17 comentarios:

  1. ¡Toma ya! ¡Cómo de poderida andaba esa olla!

    Poca caña se le da en la novela a la nueva culinaria.

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    1. Siempre madrugas y agradezco en el alma que entres la primera. Olla podrida demasiado fuerte para algunos.

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  2. Hola Mª Ángeles, como siempre una curranta con tus entradas.

    Te deseo un Feliz Año 2017, y que sigas disfrutando con los libros y tus escrituras tanto o más que éste.

    Abrazos.

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  3. Puesto al día con el lenguaje políticamente correcto, don Quijote deja de lado el neutro... varona, individua; ¡Qué más da!

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  4. Una buena pregunta:¿Sólo en la sociedad americana?.Me da que esta mancha ya esta tan extendida que nos llega a todas las sociedades...

    Una maravilla pasar este grato rato con vuestros comentarios.

    Besos para las dos.

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    1. Se extiende la Mancha liberal salvaje desgraciadamente. Austri encantada je.

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  5. En efecto. Este testamento yankee cada vez se parece más al nuestro.
    Me alegra que hayas superado los problemas que la semana pasada te impidieron publicar o que, al menos, no lo hayan hecho en esta.
    Esta sí ha sido una entrada con enjundia y poderosa...

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    1. Superado con entrada enjundiosa propia de vacaciones. Cada vez más parecido. Ay.

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  6. ¡Potente tú, colega!
    Además da para tronche y medio tu entrada, es que una se parte el eje de la risa que da leer tus cosas. La verdad, que tiene un arte vuesa merced para este trabajo de comentadora...
    Plasplasplas.

    ¡Y un Feliz Año lector y escribidor!
    Besos y abrazos varios.
    ;)

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    1. Lector, escribidor y feliz para ti también. Pasarlo bien aprendiendo es lo que buscamos.

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  7. Aunque La Mancha y Manhattan, tengan en común esa "M" que coincide con tu nombre y el de la autora de esta novela, efectivamente, he de decirte que una olla y una comida preparada, nada tienen que ver,aunque las dos estén llenas de grasa, pero hay grasas y grasas.Y así entre los tres: Cervantes, Austri y la que le da forma y escribe todo esto, nos vais contando uno y otro Quijote y para mayor complicación, se ha colado también la Biblia, porque la religión, aunque pasa el tiempo, siempre está presente. Las sociedades, en apariencia, pueden cambiar, pero lo esencial del ser humano permanece, debajo de los distintos disfraces que se adoptan.

    FELIZ AÑO 2017

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    1. Ni comparar ollas.
      La religión mete el cucharón.
      Permanece lo esencial.

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  8. Me gusta como has hecho colaborar a Cervantes. No falta nada, quizás si, Los testigos de Jehova, Los Bahai o los maronitas y tendríamos el aforo completo :-)

    ¡Cómo te lo has currado!, que antes de hacer mi aporte no he podido comentarte por la vergüenza que me daba :-)

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  9. Los que faltaban...Vergüenza ninguna. Tus aportaciones nos enriquecen. Los mitos...chapeau.

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