Son gotas de luna atrapadas,
buscando las manos de un dios
que un día le dieron forma
apuntando al cielo.
Fijando un rumbo a las estrellas
de donde una vez llegamos.
Las manos de dios, las lágrimas de luna,
el rezar de olvidadas letanías de piedra.
Nos elevan a un inmerecido cielo.
Salmodias pétreas.
Mudas alabanzas
Sólo las manos de los canteros son reales.
Sólo filigrana vacía son los rezos.
Me gusta la metáfora que has hecho, Agustín, con las lágrimas de la piedra.
ResponderEliminarA veces una filigrana vacía puede servirte de flotador, no necesariamente tiene que ser la oración, las hay de muy diferentes formas.
Saludos.
Una filigrana vacía puede servir.También es buena metáfora.
EliminarBesos amiga. Se lo diré a Agustín.
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EliminarDonde la piedra se une al cielo
EliminarMoran los arcángeles del olvido
Sus extendidas infinitas alas forman el horizonte
Q tu poderosa vertical alquimia rasga
A golpe de cincel desordenó las palabras
Para ser y solo ser platero de piedra y luna
Buenas noches, Abejita de la Vega:
ResponderEliminarVeo la luna brillante desde mi ventana, que ilumina como un gran farol.
Miro la fotografía de Burgos, en esa noche clara. Y el poema de tu hermano, me responde la pregunta que no se me había ocurrido hacerme antes:
¿Quién mejor que los canteros, para conocer los secretos nocturnos -que afloraban de las piedras- mientras les daban formas singulares durante el día?
Abrazos.
Los canteros tenían sus secretos. Las piedras cobraban vida. Besos Gelu.
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EliminarMoran los arcángeles del olvido
Sus extendidas infinitas alas forman el horizonte
Q tu poderosa vertical alquimia rasga
A golpe de cincel desordenó las palabras
Para ser y solo ser platero de piedra y luna