Comentario inicial al diario del pianista Diego Fernández Magdaleno: "El tiempo incinerado". Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.
Aquí estoy, una tarde de finales del verano, sentada en el pretil del río. En el arbolillo, una hoja seca, solo una que el tiempo quemó. ¿O es el tiempo el abrasado?
Porque el libro que tengo entre las manos es "El tiempo incinerado" (Diario 2004) del músico Diego Fernández Magdaleno. Quemado e incinerado, hecho ceniza. Inquietante.
Diego Fernández Magdaleno (foto Facebook Pedro Ojeda)
Fijo la vista en la secuencia de cine mudo de la portada, el hombre de la camiseta a rayas corre y corre. Es una loca carrera, cada obstáculo con su reloj y su hora. ¿La del tiempo suicida? ¿Qué es el Tiempo?
"Tiempo es el paso de nuestra conciencia por la eternidad"
El pianista Diego Fernández Magdaleno "instala su conciencia a la vera del camino" y registra: amor, dolor, creación, cultura y música; tan valiosa si es contemporánea como si es heredada, música siempre "en una sociedad que la consume pero no la estima".
Diego escribe como si tocara y suenan las palabras inteligentes y cariñosas de su maestro Soler.
Sigue una recreación en torno a un texto de Maurice Blanchot. Unas notas majestuosas, la luz, "el lenguaje era esa luz". "Tan solo el tacto era capaz de susurrarle algo que la estremecía sin quebrarla". "Las palabras nacían"."La luz las cortaba y las pulía con agua".
El jueves 8 de enero, la amistad y la poesía van de la mano. Luis Ángel Lobato le lee unos poemas "magníficos" de su nuevo libro. Palabras que respiran y rompen un poco el mundo dentro del mundo en que se atrinchera el amigo Luis.
¡Qué diferente el viernes 9 de enero! "La oscuridad entra reptando por los cristales", sombras,"voz grave y enferma", caverna, apariencia, Platón tal vez, nada es lo que parece. Se resguarda del frío y recoge los periódicos amontonados. "Las vitrinas estallan". ¿Por qué? ¿Qué pasa aquí?
Sombras
El domingo 10 busca un refugio en André Guide que escribió en su diario: "Siento mil identidades en mí, pero no puedo resignarme a no querer ser más que una". La inquietud del que no se resigna, no la inconsciencia de los veintidós años. Una visión polifónica de la vida que "conlleva una angustia permanente".
El maestro acude:
"Pero Josep Soler nos ha enseñado...que el arte es un medio de aumentar el nivel de angustia". Una angustia necesaria para el artista, "pórtico a la obra de arte". No es neurosis ni sublimación de la misma, es considerar que "el consuelo del dolor es más dolor". ¡Terrible conclusión la de Josep! Porque que en un mundo perfecto no existiría el arte, "nostalgia del paraíso".
El escritor une esa idea con lo que escribió Nietzsche con apenas catorce años.
"una característica singular del corazón humano es que, si sufrimos una gran pérdida, en vez de esforzarnos por olvidar, tratamos de pensar en ello, lo más a menudo posible, como si en el continuo relatarnos a nosotros mismos nuestra desgracia lográsemos un verdadero consuelo para nuestro dolor".
A Nietzsche no le faltaba razón y me viene ahora a la memoria un poema de Rosalía de Castro: "No va solo el que llora".
El jueves 15 de enero admira a Lipovetsky y el 16, insomnio.
"El insomnio tiene un sabor a tiempo incinerado".
"...tu vida se esparce por la habitación como una lluvia de ceniza".
Antonio Carvajal, en el prólogo, nos aconseja leer este libro como novela. Yo lo leo como una fusión de poemario y de libro de reflexiones. Seguimos. ¡Y reconozco que me irritó al principio! ¿Este hombre pretendía acaso"ser sublime sin interrupción"? Ya pasó, el intelectual va mostrándose, en un "crescendo", humano, muy humano.
No, no es un libro para llevarse a la piscina.
Un abrazo de María Ángeles Merino
Sin duda se lee mal este libro en la piscina, no digamos nada de la playa, es un libro para recorrer los días, uno a uno, primero hacia delante, luego hacia atrás, y luego salpicados, tratando de encontrar algo en común, que siempre se termina por encontrar.
ResponderEliminarHe leído las primeras páginas de este Tiempo incinerado y me gusta su melodía.
ResponderEliminarBesos
No, no es un libro para la piscina, sino para leerlo lento y pausado. Me gusta que hayas visto al ser humano que late detrás de cada página. Y me gusta tu trabajo de contextualización e ilustración, gracias por él, que me ahorra mucho esfuerzo.
ResponderEliminarY haces bien: primero hay que enfrentarse por la dimensión del tiempo, que está en el mismo título y en esa brillante ilustración de la portada en la que también te has fijado.
Comenzamos un nuevo curso.
Paso, el tuyo, necesario para comenzar la lectura.
ResponderEliminarGracias
Besos
A pesar de que estaré viajando, M. Angeles,
ResponderEliminarseguiré con mucha atención tus entradas,
Gracias por esta contextualización
de la obra y primer comentario.
Besos
Que bien pinta esta nueva entrada!
ResponderEliminarDeseando leerte y ahora que ya se inicia el nuevo curso aun apetece más.
Un abrazo MªAngeles.
Buenas noches, Abejita de la Vega:
ResponderEliminarDesde luego no se sacará todo el provecho al libro si se lee en la piscina o en el pretil del río. Hay que subrayar y tomar apuntes, como en una clase. Y tener una habitación como Virginia Woolf, o un espacio de trabajo al modo del sabio compositor Josep Soler.
Un buen acierto el profesor al escoger esta lectura para iniciar el mes de septiembre.
Enlazo música de Bach.
Abrazos.
P.D.: Me ha encantado ver ‘tus girasoles’con fondo azul, en ese techo decorado con escayola.
muchisimas gracias, vaya labor y vaya trabajazo Mariangeles.
ResponderEliminarEnhorabuena
Pilar M. Sancho