Así estaba el Parral el día 8 de abril de 2014, camino de la lectura colectiva presencial, a las cuatro de la tarde.¿Recordáis?
-Aitana, ¿leemos el cuento “La tortuga 427”?
-Sí, me gustan las tortugas. Tita, ¿te acuerdas las que vimos en Madrid?
-¿Las de la estación de Atocha?
-Pues la 427 era una tortuga tan viejecita que vivió con Noé. ¿Sabes quién
era Noé?
-Sí. El que metió a todos los animales juntos porque llovía
mucho. Lo vi en una peli de dibujos.
-Verás, dicen que Noé
vivió hace más de tres mil años, en un lugar entre dos ríos que se llaman Tigris y Éufrates.
-¿Y es verdad que metió a todos los bichos en un barco? ¿Y no se hundió el barco?
-Los libros importantes, la Biblia y el Corán, nos cuentan la historia de Noé. Y también el poema del Gilgamesh que tiene muchos más años, tantos que se escribió en una tablilla de barro, mira aquí la tienes en el ordenador.
Nos hablan de un arca, una nave completamente cerrada. Tienes razón, no hay barco que pueda con tanto peso.
Pero, en el cuento, Noé y los animales viajaron en una ballena porque la madera se mojó y los toneleros no pudieron construir un arca.
-¿Se los tragó la ballena?
-No, no confundas a Noé con Jonás. Se metieron en la ballena porque quisieron. Y la tortuga 427 fue muy importante.
-¿Y eso es verdad?
-Ni verdad ni mentira, es un cuento. Y ya te dije que en los cuentos todo es posible. Vamos a leerlo entre las dos, me han dicho que lees muy bien.
Leemos el cuento turnándonos. Al día siguiente, coge el cuento. No lo abre y me dice.
-¡Pobre tortuga 427!
-¿Por qué?
-Porque fue una valiente y muy lista, salvó a todos. Y acabó en una alcantarilla.
- ¿Te acuerdas?
-Pregúntame.
¿Dónde estaba la tortuguita al principio del cuento?
-Tomaba el "five o'clock tea" como dice mi profe de inglés. No , no lo tomaba. Pero estaba en un sitio donde lo tomaban. A ella le gustaba más una hojita de lechuga pero va la tonta de la camarera y le pregunta si quiere pasteles o sandwichs.
-Y como tenía el número 427 en el caparazón, le trae 427 pasteles y 427 vasos de agua y 427 servilletas. ¡Qué risa!
- La tortuga solo quería hierba.
-Y se cree que el gorro verde de una chica es hierba...Pidió lechuga, cucarachas. No la oían. Guardó la cabecita en su concha.
-¡Nunca había oído música! Solo la canción de Noé. Y la gente hablaba, hablaba, muy alto, muy alto. ¡Pobre 427!
-¿Cómo era Noé?
-Olía a berrañas y a cabra. Y no se lavaba. No sabía lo que era la lluvia. Le cayeron las gotas de agua y no entendía.
-La tortuga estaba con Noé.
-Sí, porque iban a matarla para hacer un peine con su casita.
-Pero entonces, llega uno de sus criados y le dice "llueve".
-Nadie habla, solo la tortuguita habla y le dice. "Padre...esto es el diluvio".
-¡El diluvio! Recuerda que alguien le había hablado de que debía evitar algo. ¡Era el diluvio!
-Llamó a los animales. ¡Hijas! ¡Hijos! Tenían que subir al montecito. Noé estaba contento, le gustaban las gotas. Y cantaba a las nubes la canción: "cúcuru en pino".
-Lo leo: "Cúcuru en pino, y debajo del cúcuru un méeee". Ay, Aitana, me parece que Noé había tomado demasiado zumo de las uvas de su viña.
-Y "con el tínguili, tínguili, tínguili". ¡Qué gracioso ese Noé!
-¿Qué animales entraban? ¿Te acuerdas?
-Cabras, borregos, terneras, panteras, bisontes, palomas, gallos, avestruces, de todo. La tortuga se estaba ahogando, pero nadie la oía y pasaban por encima. Y Noé con el tínguili, tínguili, tínguili.
-El valle se hundió bajo el agua del mar y la del río. Se llenaban los pozos y las cavernas. Los pájaros caían al agua muertos de cansancio. Se apagaban las luces de las casas y se encendían los relámpagos. Un enorme vaho, un gran mugido cruzaba el cielo. Los toneleros de Dios volcaban sus toneles. La Tortuga dijo a Noé que había que hacer un arca.
-No, no podían, tita, la madera estaba mojada. La Tortuga le dijo que las ballenas flotaban. Y Noé mandó que trajeran una ballena. Pasó por allí una ballena libre y Noé le pidió que los llevara, pero dentro. Todo era agua.
-Entraron todos los animales, de dos en dos, de tres en tres. Cuando la tortuga quiso entrar...
-...la ballena ya había cerrado la boca. La Tortuga subió al lomo, se asomaba a los agujeros y oía la canción del tínguili, tínguili, tínguili. Todos la cantaban. Solo ella sabía lo que pasaba fuera. ¡Qué miedo! ¡Cuánta agua!
-El día 21 apareció el Sol con arcos de colores.
-¡El arco iris! ¡El que sale cuando llueve y hace sol!
-El día 31, una paloma salió para buscar los palomares muertos. El día 39, la Tortuga les gritó que ya podían salir, que ya no llovía. El día 40 soltaron otra paloma que tampoco volvió. Y fue la Tortuga la que con una hoja de perejil en la boca...
-...dijo a Noé que podían salir. Y salieron todos. Había mucho barro, pero estaban muy contentos, con el tínguili, tínguili, tínguili. Leones, caballos, vacas, todos con el tínguili de Noé.
-Noé se puso de rodillas. Sus hijos le limpiaron un poco y se marcharon cada uno por un lado. Noé se quedó solo. Sus hijos se alejaban cantando: "Cúcuru en pino y debajo del cúcuru un méee".
-No estaba solo, tita. La Tortuga y la Ballena estaban con él. Gritaban: padre Noé, eh padre Noé. Nada, ni caso. Se miraban con mucha pena y se fueron.
-¿Por qué tenían tanta pena?
-Porque esperaban que Noé les diera un premio por haber salvado a todos los bichos y a todas las personas.
-Les dolía la ingratitud, Aitana. Cuando haces algo por los demás esperas que lo reconozcan.
-Bueno, hicieron el bien y ya vale.¿No?
-Sí, cariño, es suficiente.
-La Tortuga estaba en el salón de té, la camarera le puso 427 pasteles, 427 vasos de agua y 427 servilletas. La pisaron. Un perro la lamió. No quería que la mirasen. Se sentía mal.
-Veía 427 bocas que se reían, 427 bocas que comían. Se sentía pequeña, tonta, solo era una tortuga más, por culpa del ingrato Noé. Era la 427 que amaestró un señor despistado que la dejó allí olvidada.
-No era una más, era la que salvó a todos, tita.
-Tienes razón, aunque la empujaran a la calle. Aunque le dieran un puntapié y acabara en una alcantarilla.
-Igual la tortuga prefiere una alcantarilla a un sitio donde tomar té.
-Tienes razón.
-¿Y si la llevan a Atocha que allí llevan a las tortugas abandonadas?
-Es un idea. En el Jardín Botánico sería feliz.
Otro día, leeremos otro cuento de este libro, Aitana. Y lo comentaremos, lo podrás leer en el blog.
Besos para Aitana y para todos los que pasáis por aquí.
María Ángeles Merino
Pero, en el cuento, Noé y los animales viajaron en una ballena porque la madera se mojó y los toneleros no pudieron construir un arca.
-¿Se los tragó la ballena?
-No, no confundas a Noé con Jonás. Se metieron en la ballena porque quisieron. Y la tortuga 427 fue muy importante.
-¿Y eso es verdad?
-Ni verdad ni mentira, es un cuento. Y ya te dije que en los cuentos todo es posible. Vamos a leerlo entre las dos, me han dicho que lees muy bien.
Leemos el cuento turnándonos. Al día siguiente, coge el cuento. No lo abre y me dice.
-¡Pobre tortuga 427!
-¿Por qué?
-Porque fue una valiente y muy lista, salvó a todos. Y acabó en una alcantarilla.
- ¿Te acuerdas?
-Pregúntame.
¿Dónde estaba la tortuguita al principio del cuento?
-Tomaba el "five o'clock tea" como dice mi profe de inglés. No , no lo tomaba. Pero estaba en un sitio donde lo tomaban. A ella le gustaba más una hojita de lechuga pero va la tonta de la camarera y le pregunta si quiere pasteles o sandwichs.
-Y como tenía el número 427 en el caparazón, le trae 427 pasteles y 427 vasos de agua y 427 servilletas. ¡Qué risa!
- La tortuga solo quería hierba.
-Y se cree que el gorro verde de una chica es hierba...Pidió lechuga, cucarachas. No la oían. Guardó la cabecita en su concha.
-¡Nunca había oído música! Solo la canción de Noé. Y la gente hablaba, hablaba, muy alto, muy alto. ¡Pobre 427!
-¿Cómo era Noé?
-Olía a berrañas y a cabra. Y no se lavaba. No sabía lo que era la lluvia. Le cayeron las gotas de agua y no entendía.
-La tortuga estaba con Noé.
-Sí, porque iban a matarla para hacer un peine con su casita.
-Pero entonces, llega uno de sus criados y le dice "llueve".
-Nadie habla, solo la tortuguita habla y le dice. "Padre...esto es el diluvio".
-¡El diluvio! Recuerda que alguien le había hablado de que debía evitar algo. ¡Era el diluvio!
-Llamó a los animales. ¡Hijas! ¡Hijos! Tenían que subir al montecito. Noé estaba contento, le gustaban las gotas. Y cantaba a las nubes la canción: "cúcuru en pino".
-Lo leo: "Cúcuru en pino, y debajo del cúcuru un méeee". Ay, Aitana, me parece que Noé había tomado demasiado zumo de las uvas de su viña.
-Y "con el tínguili, tínguili, tínguili". ¡Qué gracioso ese Noé!
-¿Qué animales entraban? ¿Te acuerdas?
-Cabras, borregos, terneras, panteras, bisontes, palomas, gallos, avestruces, de todo. La tortuga se estaba ahogando, pero nadie la oía y pasaban por encima. Y Noé con el tínguili, tínguili, tínguili.
-El valle se hundió bajo el agua del mar y la del río. Se llenaban los pozos y las cavernas. Los pájaros caían al agua muertos de cansancio. Se apagaban las luces de las casas y se encendían los relámpagos. Un enorme vaho, un gran mugido cruzaba el cielo. Los toneleros de Dios volcaban sus toneles. La Tortuga dijo a Noé que había que hacer un arca.
-No, no podían, tita, la madera estaba mojada. La Tortuga le dijo que las ballenas flotaban. Y Noé mandó que trajeran una ballena. Pasó por allí una ballena libre y Noé le pidió que los llevara, pero dentro. Todo era agua.
-Entraron todos los animales, de dos en dos, de tres en tres. Cuando la tortuga quiso entrar...
Dibujo de Alberti
-...la ballena ya había cerrado la boca. La Tortuga subió al lomo, se asomaba a los agujeros y oía la canción del tínguili, tínguili, tínguili. Todos la cantaban. Solo ella sabía lo que pasaba fuera. ¡Qué miedo! ¡Cuánta agua!
-El día 21 apareció el Sol con arcos de colores.
-¡El arco iris! ¡El que sale cuando llueve y hace sol!
Foto de Julio Plaza del Olmo
-...dijo a Noé que podían salir. Y salieron todos. Había mucho barro, pero estaban muy contentos, con el tínguili, tínguili, tínguili. Leones, caballos, vacas, todos con el tínguili de Noé.
-Noé se puso de rodillas. Sus hijos le limpiaron un poco y se marcharon cada uno por un lado. Noé se quedó solo. Sus hijos se alejaban cantando: "Cúcuru en pino y debajo del cúcuru un méee".
-No estaba solo, tita. La Tortuga y la Ballena estaban con él. Gritaban: padre Noé, eh padre Noé. Nada, ni caso. Se miraban con mucha pena y se fueron.
-¿Por qué tenían tanta pena?
-Porque esperaban que Noé les diera un premio por haber salvado a todos los bichos y a todas las personas.
-Les dolía la ingratitud, Aitana. Cuando haces algo por los demás esperas que lo reconozcan.
-Bueno, hicieron el bien y ya vale.¿No?
-Sí, cariño, es suficiente.
-La Tortuga estaba en el salón de té, la camarera le puso 427 pasteles, 427 vasos de agua y 427 servilletas. La pisaron. Un perro la lamió. No quería que la mirasen. Se sentía mal.
-Veía 427 bocas que se reían, 427 bocas que comían. Se sentía pequeña, tonta, solo era una tortuga más, por culpa del ingrato Noé. Era la 427 que amaestró un señor despistado que la dejó allí olvidada.
-No era una más, era la que salvó a todos, tita.
-Tienes razón, aunque la empujaran a la calle. Aunque le dieran un puntapié y acabara en una alcantarilla.
-Igual la tortuga prefiere una alcantarilla a un sitio donde tomar té.
-Tienes razón.
-¿Y si la llevan a Atocha que allí llevan a las tortugas abandonadas?
-Es un idea. En el Jardín Botánico sería feliz.
Otro día, leeremos otro cuento de este libro, Aitana. Y lo comentaremos, lo podrás leer en el blog.
Besos para Aitana y para todos los que pasáis por aquí.
María Ángeles Merino
En el fondo, la historia siempre está contada desde los que se aprovechan de tortugas como la nuestra.
ResponderEliminarQué deliciosa entrada.
Buenas noches, Abejita de la Vega y Aitana:
ResponderEliminarLa Tortuga 427
...”Ella no conocía más que la tonadilla del Diluvio ¡Ya lo creo que era bonita, aunque aquel Noé...!”
tínguili-tínguili
...”Se miraron la Ballena y la Tortuga con una pena fraterna y humana, la más humana que ha sostenido el mundo...”
“¡Dios mío! ¿Esto es andar entre hombres?”
Besos
A pesar de su carcelario nombre, a pesar de su insignificancia gracias a ella tenemos otra visión del diluvio
ResponderEliminarBesos
Que bien traído el poema de Gilgamesh, porque si, ahí
ResponderEliminarya se hablaba del diluvio.
Tu sobrina nieta debe estar contentísima con esta lectura de cuentos ¿no?
Besos
Los niños son más lógicos de lo que pensamos.Un número que la ha marcado de por vida a esta tortuga milenaria.
ResponderEliminarBonita forma de comprender el Dilubio?
Besos guapas.
No te hablo del libro, no lo estoy leyendo, pero te felicito por las entradas que haces, esta vez con niña y todo, lo más apropiado en este caso.
ResponderEliminarBesos, Mª Ángeles.
Maravillado me dejas por tu habilidad para construir relatos de un cuento que también es cuento.
ResponderEliminarExcelente y trabajoso despliegue ilustrador, de nuevo. Esas tortugas de tu foto son como la pareja propia.
Un abrazo.