En "La acequia", Pedro Ojeda nos anuncia el comienzo de la lectura colectiva de "La busca" de Pío Baroja. Aunque pueda leerla aquí mismo, en pantalla, necesito también el libro libro, el de papel, soy de otra época. Aquí está, en esta vitrina de la biblioteca de mi centro. Tenemos también"La casa de Aizgorri" y "Zalacaín el aventurero" en Austral, más cuatro ejemplares de "Las inquietudes de Shanti Andía" de Cátedra. No está nada mal para la biblioteca de una escuela de adultos.
El de "La busca" tiene solera, es de la editorial Caro Raggio (Madrid). Es una edición ilustrada conmemorativa del nacimiento de Pío Baroja, 1972. El prólogo es de Julio Caro Baroja, antropólogo, historiador, lingúista, folklorista y ensayista español, sobrino de don Pío. Las ilustraciones son los dibujos a pluma que hiciera su hermano, Ricardo Baroja. En la cubierta, contemplamos un aguafuerte del mismo autor. Una gran familia.
Cubierta de Ricardo Baroja. |
Ricardo Baroja retrata a Pío Baroja |
¡Ya está! llega a mis oídos la música de un excepcional violinista. ¡El grillo! Cante, señor ortóptero, y cuénteme sus cuitas.
" el canto de un grillo de la vecindad, que rascaba en la chirriante cuerda de su instrumento con persistencia desagradable."
Cri, cri, cri, cri. Sí, digo cri, ese soy yo. ¿Doña Casiana? No, aquí tienen ustedes al "grillo de la vecindad", el "que rascaba en la chirriante cuerda de su instrumento". ¿Cuerda? ¿Instrumento? Tan sólo levanto y froto mis alas para atraer a las hembras de mi especie y si persisto es porque ninguna acude a mi amorosa llamada. Y porque el hacer coros en las noches cálidas es oficio de los de mi especie.
Soy un desdichado gríllido que sobrevive, solitario, en este ruidoso lugar, de hierba escasa y descolorida. Rasco y rasco, qué puedo hacer sino matar mis penas con mi cri cri. Porque yo vivía feliz, en un huerto de jugosas coles, casi sin humanos, esos gigantes que todo aplastan con sus dos extremidades. Pero se me sustrajo de tan apacible lugar, fui izado y se hizo la oscuridad. Oí la voz de una cría humana :
-¡Un grillo, cógelo, mételo en la caja!
Creí morir en medio del bamboleo de un diminuto receptáculo. Mi cabeza se estrellaba una y otra vez, perdí el sentío...Y desperté en el momento en que se hizo la luz y caí entre unos adoquines.
-¡Bah! ¡Suéltalo! No nos sirve pa carreras, con uno...
Así que, allí mismo, avío una madriguera, con la entrada mu limpia pa zona de canto, a ver si cae alguna. Tengo la alas rotas de tanto frotar, pero na, no aparece ninguno como yo, siquiera un macho pa rancarle las alas dun bocao. La lucha por la vida.
¡Qué vida tan dura la mía! Un amigo del silencio cree enloquecer cuando oye, sin verlos, a esos que nombran como relojes o campanadas. Una vez, otra y otra. Nunca suenan a la vez y cada uno con su voz. Na más cantá el primero, mescondo en lo más último de mi galería.
"Poco después de esta indicación amigable del viejo reloj, hecha con la voz grave y reposada, propia de un anciano, sonaron las once, de modo agudo y grotesco, con impertinencia juvenil, en un relojillo petulante de la vecindad, y minutos más tarde, para mayor confusión y desbarajuste cronométrico, el reloj de una iglesia próxima dio larga y sonora campanada, que vibró durante algunos segundos en el aire silencioso."
Ahora que recuerdo, a ese estruendo llaman tiempo. ¿Qué animal será ese? No lo sé, tie algo que ver con lo que va de sol a sol.
"...porque el tiempo es, según algunos graves filósofos, el cañamazo en donde bordamos las tonterías de nuestra vida..."
"porque el tiempo es...el cañamazo en donde bordamos las tonterías de nuestra vida" |
Es mi momento dulce y musical. Cri, cri, cri, cri. ¿Que si canto a la luna? Sí, siempre que la luna sea una oscura hembra de grillo, con su ovipositor en el abdomen.
"En la morada casta y pura de doña Casiana, la pupilera, reinaba hacía algún tiempo apacible silencio: sólo entraba por el balcón, abierto de par en par, el rumor lejano de los coches y el canto de un grillo de la vecindad, que rascaba en la chirriante cuerda de su instrumento con persistencia desagradable."
Mas a los humanos les trae al fresco que yo luzca mis habilidades musicales. ¡Cómo chillan las hembras humanas! Tal vez estén llamando al macho o se enfrenten a otra hembra que les pisa el territorio, es la lucha por la vida. Sigo rascando, no sé pa qué. Se las oye allá lejos, en lo más último de arriba.
-¡Señora! ¡Señora! -llamó varias veces.-¿Eh? ¿Qué pasa? -murmuró doña Casiana, soñolienta.-Si quiere usted algo.-No, nada. ¡Ah, sí! Mañana diga usted al panadero que el lunes que viene le pagaré.-Está bien. Buenas noches.
Se callan, pero se enciende otra luz y se oye algo... no sé de qué insecto procede, creo que lo llaman guitarra. Así no hay manera de atraer a una buena gachí con mi cri, cri. Se me ha adelantao er bicho del rasgueo. Como le pille va a saber lo que vale un peine. Bueno, no sé qué es un peine, pero así lo dicen por aquí.
Salía la criada del cuarto, cuando se iluminaron los balcones de la casa de enfrente; después se abrieron de par en par, y se oyó un preludio suave de guitarra.
Dibujo a pluma de Ricardo Baroja, en "La busca" |
Y otra vez las chillonas, mi órgano timpánico va a estallar:
-¡Petra! ¡Petra! -gritó doña Casiana-. Venga usted. ¿Eh? En casa de la Isabelona... se conoce que ha venido gente. La criada se asomó al balcón y miró con indiferencia la casa frontera.
-Eso, eso produce -siguió diciendo la patrona-; no estas porquerías de casas de huéspedes.
...
Eso, eso produce -repitió la patrona varias veces.
Luego, esta idea debió alterar su bilis, porque añadió con voz irritada:
-Mañana voy a echar el toro al curita y a esas golfas de las hijas de doña Violante, y a todo el que no me pague. ¡Que tenga una que luchar con esta granujería! No; pues de mí no se ríen más...
Por fin se callan y yo continúo rascando, hasta que me interrumpen unos pasos, paecen tres hembras humanas. Cuidao, no me pisen. Emiten ruiditos, se comunican unas con otras, un golpe como de madera, ya no las oigo.
Pero la paz dura poco aquí. Otra vez, voces desagradables. Y creo que riñen, será por un macho, será por el alimento, a saber. La lucha por la vida.
"Al cabo de unos minutos se oyó la voz de la patrona, que gritaba imperiosamente desde su cuarto:
-¡Irene!... ¡Irene!
-¿Qué?
-Salga usted del balcón.
-Y ¿por qué tengo de salir? -replicó una voz áspera, con palabra estropajosa.
-Porque sí... porque sí...
-¿Pues qué hago yo en el balcón?
-Usted lo sabrá mejor que yo.
-Pues no sé.
-Pues yo sí sé.
-Estaba tomando el fresco.
-Usted sí que es fresca.
-La fresca será usted, señora.
-Cierre usted el balcón. Usted se figura que mi casa es lo que no es.
-Yo ¿qué he hecho?
-No tengo necesidad de decírselo. Para eso, enfrente, enfrente.
-Quiere decir que en casa de la Isabelona -pensó la Petra."
Se oye otro porrazo de madera y cristal, ahora las voces suenan poquito. Por fin, silencio, prosigo, es la obligación de todo grillo que se precie, aunque no haya hembras que atraer. Cri, cri, cri, cri.
"Se oyó cerrar el balcón de golpe; sonaron pasos en el corredor, seguidos de un portazo...luego hubo un murmullo de conversación tenido en voz baja."
Rasco mis alas hasta que sale el sol y entrego el relevo a una codorniz:
"Y el grillo, como virtuoso obstinado, persistió en sus ejercicios musicales, a la verdad algo monótonos, hasta que apareció en el cielo la plácida sonrisa del alba. A los primeros rayos del sol calló el músico satisfecho, sin duda, de la perfección de su artístico trabajo, y una codorniz le sustituyó en el solo, dando los tres golpes consabidos"
Con el canto de la codorniz, doy por finalizada tan musical entrada.
Hasta la próxima semana. Un abrazo para todos los que pasáis por aquí :
María Ángeles Merino
Las palabras en color naranja están extraídas directamente de "La busca", a través de la página web:
http://www.escuelahistoria.fcs.ucr.ac.cr/contenidos/biblioteca/esociales/PioBaroja-LaluchaporlavidaI_Labusca_.pdf
La información acerca de los grillos la he obtenido aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Gryllidae
"Y el grillo, como virtuoso obstinado, persistió en sus ejercicios musicales, a la verdad algo monótonos, hasta que apareció en el cielo la plácida sonrisa del alba. A los primeros rayos del sol calló el músico satisfecho, sin duda, de la perfección de su artístico trabajo, y una codorniz le sustituyó en el solo, dando los tres golpes consabidos"
Con el canto de la codorniz, doy por finalizada tan musical entrada.
Hasta la próxima semana. Un abrazo para todos los que pasáis por aquí :
María Ángeles Merino
Las palabras en color naranja están extraídas directamente de "La busca", a través de la página web:
http://www.escuelahistoria.fcs.ucr.ac.cr/contenidos/biblioteca/esociales/PioBaroja-LaluchaporlavidaI_Labusca_.pdf
La información acerca de los grillos la he obtenido aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Gryllidae
exquisita entrada,
ResponderEliminares bueno recomendar La Acequia porque favorece la lectura, el estudio y por ende, forma escritores
saludos desde Uruguay
Bueno, por lo menos esta vez se te apareció un ¡grillo! Je,je... Recuerdo cuando de niña en el caserío de mi amona los coleccionaba en cajitas de cartón... Besotes, M.
ResponderEliminarMe ha gustado esta musical entrada y espero seguir entrando por esta ventanita.Interesante inicio ya estoy deseando a ver que se cuece en esta pensión...-Aprovecho para desearte unas felices fiestas ya que el viernes me espera la entrega de notas:y, no se cómo voy a salir:)
ResponderEliminarUn abrazo cargadito de buenos augurios.
Da la casualidad que la edición del libro de "La Busca" la cogí el lunes de una estantería que tú conoces muy bien, del "Convento de los Viernes" y es la misma que tienes tú en ese otro centro de adultos, pero he de confesarte que sólo he leído el prólogo de Caro Baroja. Este libro lo leí hace tanto tiempo que ahora al ir tú recordando los personajes, algo viene a mi memoria. Y sin embargo, no recordaba al grillo, pero mira por donde es tu personaje.
ResponderEliminarMuy buena la foto del libro con el reloj y las palabras que lo acompañan. Y el final de la codorniz también está muy bien ambientado. Nada tiene que ver D. Pío con Borges, o quizás ¿sí?.
Besos
Luz
Casi me atrevo a decir que leyendo tus entradas, no hace falta leer el libro, ya sé que cada uno lo vemos de manera diferente, y que todas las opiniones enriquecen el libro.
ResponderEliminarVeré si lo puedo leer.
Abrazos, Mª Ángeles.
Te has lanzado ya pero de cabeza... ¡vaya, cuanto ha dado de sí el gríllido! (nunca había oído esta palabra... pero sí que tuve muchos grillos de pequeña.
ResponderEliminaryo leí hace muchíííííísimos años "Las aventuras de Santhi Andía" y me había gustado muchíííííísimo.
biquños,
De un grillo a una codorniz... Esta novela está llena de secundarios: le salen a Baroja hasta de debajo de las piedras, seguro que alguno más te seduce -aunque sea para lo malo-.
ResponderEliminarHaces bien en leer a don Pío de la mano de su sobrino, porque sabe ver en el tío la mirada antropológica con la que estudia la sociedad de su tiempo.
Qué delicia y cómo me recuerda a tus maravillosas entradas quijotescas.
¡No se nos resistirá esta trilogía!
En modo alguno se puede quejar don Pío de la representación de su abundante producción literaria en las pequeñas bibliotecas escolares, pero me parece a mí que los volúmenes son de hace tiempo. Antes de esta nueva aventura lectora no tenía idea de esa edición que citas con ilustraciones de su hermano Ricardo. Ahora ya es como de la familia, sale por todos los sitios de internet a poco que rebusques.
ResponderEliminarMe llamó también la atención que el autor se fijara en un grillo, pero no hasta el punto de hacerlo merecedor de tanto protagonismo. Me parece muy acertado y original que sea el pequeño insecto la voz narradora.
Don Pío debió ser -a la fuerza- un gran "amigo del silencio"-, de otra forma no habría habido forma humana de escribir tanto y tan bien.
Los diálogos en las novelas de Pío Baroja son parte esencial de la narración, les da mucha vivacidad y frescura a los relatos. Bien destacado.
Un abrazo.
Vaya en tu edición todo queda en familia. Yo tengo las 3 en una del círculo de lectores de 1968 prologada por Baltazar Porcel i Pujol.
ResponderEliminarSi señora, bien musical te quedó la entrada entre grillo y codorniz y muy simpática.
Besos
PD- Ya leí la Busca completa, pero todavía estoy pensando, así que por ahora no digo ni pio...
ResponderEliminarне факт
ResponderEliminarBuenas noches, de nuevo, Abejita:
ResponderEliminarLeí tu entrada cuando la publicaste y he vuelto dos veces más.
Si un día publico un libro, tendré el atrevimiento de pedirte que lo leas.
Eres una gran lectora, y se nota que disfrutas.
Tengo programas de cine de 'Zalacaín el aventurero', y de 'Las inquietudes de Shanti Andía'. A ver si puedo antes de fin de año, preparar una entrada.
¡FELICES FIESTAS!
Abrazos.
Omar: saludos desde España, amigo de Uruguay.
ResponderEliminarMerche: este grillo también estuvo en caja de cartón, como los que coleccionabas de pequeña. Tienes razón,se me aparece cada cosa...
Bertha: espero que la entrega de notas no haya sido traumático. Se cuece mucha miseria en la pensión de doña Casiana.
Ele Bergón: bien conozco esa estantería, compruebo que a todos los centros de adultos les mandaban los mismos lotes de libros. El tiempo como un cañamazo es lo mismo que lo de mi profe, el del caos de sensaciones que me vienen del exterior.
Pamisola:ya verás como entras.
Aldabra:lo de gríllido lo encontré en la wikipedia. El cri cri me inspiró, no sabía por donde meterle mano a la entrada, qué libro...
Pedro: vuelven mis secundarios, cada vez más chicos, qué recuerdos los de nuestra lectura quijotesca. Entraremos, entraremos...creo.
Pancho: ahí está don Pío en nuestras bibliotecas pequeñitas, leerlo...El grillo barojiano tiene su papel, yo le he dado protagonismo, no sé si a don Pío le hubiera gustado. Tal vez desdeñaba el coro de grillos que cantan a la luna, como Machado.
Myriam: ni pío, esperamos.¿Todaaaa?
Anónimo ruso: gracias por la visita.
Gelu: leeré tu libro gustosamente.
Disfruto.
Besos a todos, gracias por vuestras palabras.