Hacemos “zoom”. Un perro sestea plácidamente con las patas bien estiradas disfrutando del fresco pavimento y de una tranquila digestión.
Era una perra mestiza
que alguien abandonó por aquí cerca o
por allá lejos, vaya usted a saber. Un
animal sin nombre, sin chip ni pedigree. En primavera comenzó su ronda por el “barrio chico” del pueblo,
flaca muy flaca, tremendamente desconfiada y
hambrienta. Buscó un rincón donde pasar las noches. Como le dieron algo de
comer, decidió quedarse ; los humanos de por aquí no le parecieron tan malos como otros que tristemente había conocido. Nunca, nunca dejó de guardar una prudente distancia. Hacía bien.
Y no sólo comida, también encontró a un buen compañero. Vino del barrio grande y no estaba abandonado. Eso sí, gozaba de la libertad de ser perro de pueblo. Pequeño, de color canela, tan distinto; pero no la dejaba ni a sol ni a sombra.
Baldomera , así la bauticé yo, prestó quedó preñada de su paticorto amigo. Dicen que parió una surtida camada, con características paternas y maternas en extraña mezcolanza. De ellos, sólo conocí, más tarde, a uno. Aquí tenéis al cachorro superviviente, lo recogió un hombre del pueblo que le puso de nombre “Lobito”.
Guau. Me llamo Lobito, aunque está bien claro que soy un
perro. Me pusieron ese nombre por lo de “perro lobo”. Algo de eso tengo porque
algo tenía mi mamá, tampoco mucho, ya lo
veis. Digo tenía porque ya no está aquí. Un día, empezó a hacer un
poco de frío y se la llevaron unos
hombres. La atraparon con cuerdas, la metieron en un coche grande y ya no la vi más. Una mujer decía que eran de la protectora, otra decía algo de
una perrera. Alguien se había quejado, era muy ladradora.
Espero que esté bien allá donde esté, desde aquí la digo que echo de menos sus lametones. Y que esté tranquila, que mi amo me trata bien. Guau. Guau. Aunque me ata para que no me escape. Guau. Guau.
Espero que os haya gustado compartir conmigo esta historia que tenía guardada desde el verano pasado. Un abrazo de:
María Ángeles Merino
Preciosa la historia, Abejita. Pero qué osado el perrito canela al dejar preñada a Baldomera... El resultado--Lobito--ha sido curioso. A ver cómo se desarrolla. Qué pena que al final se llevaran a Baldomera... Besotes, M.
ResponderEliminarUna historia muy tierna. Precioso ese Lobito fruto de tal ardiente amor.
ResponderEliminarEsperemos que la madre se encuentre bien, ahí donde esté.
Besos
Ojalá hubiera cada día una historia tan tierna.Sí: que saco gran parecido con la madre(la pobre a saber?).
ResponderEliminarUn abrazo feliz día:)
Baldomera tenía todo el tiempo del mundo para buscar las buenas sombras en el verano y emparejarse como mandan los cánones de los canes.
ResponderEliminarCada vez quedan menos perros con la libertad de los perros de pueblo, la gente - envidiosa de su buen vivir, holganza y libertad- protesta y rápidamente vienen y los internan como ingresan a los locos inofensivos que siempre había en todos los pueblos. Da mala imagen que anden sueltos.
Un abrazo
Yo me pregunto cómo se las habría apañado el compañero siendo paticorto como era para "alcanzar" a Baldomera jajajaja. Doy fe de que no es tarea fácil. Lo digo por una perra que tuve hace ya muchos años :-)
ResponderEliminarLobito me encanta, aunque me da penita verlo ahí atado con la cadena. Espero que también lo suelten con frecuencia y pueda corretear con otros perretes.
Besos
Vaya con el pequeñín canela, atinó presto. Todos aquellos que tenemos perros sabemos que no es tan fácil organizar una camada.
ResponderEliminarPor cierto los cuquicos de tus lares andan bien protegidos con vos. Todavía recuerdo otra historia parecida con un perrico que acabó encontrando su dueño.
¡Qué tierna historia! Este perro lobo tiene cara de buena persona.
ResponderEliminarES una historia muy tierna con final no muy feliz... porque Baldomera desapareció (me temo lo peor) y Lobito pasa su vida atado a una cadena.
ResponderEliminarTriste.
biquiños,
Buenas noches, Abejita de la Vega:
ResponderEliminarBonito relato.
Lobito es (como diría Gizela) una lindura.
Fíjate si soy ignorante que no sabía que podían procrear perros tan dispares.
Cuando estaba en Burgos, los empleados de la empresa donde trabajaba tenían un cachorrito de perro lobo al que por la tarde le llevaba comida. Bueno, pues cuando volví a visitar a mis compañeros, al cabo de un año, salió a recibirme el perro grande en el que se había convertido y por sus muestras de contento parecía demostrar que me reconoció. Se llamaba Pistolo.
Abrazos.
P.D.: Los perros grandes sueltos me asustan. Por ese motivo entiendo que no anden vagando por las calles, y que estén controlados.
¡Ay,amigos, pobre Baldomera! Me temo que se la quitarían de en medio porque la pobre era incapaz de convivir con seres humanos.
ResponderEliminarGelu: una lindura, como diría Gisela. Lo de emparejar perros dispares, creo que no hay problema si la madre es grande y el padre es el pequeño. Si es al revés, la mamá no soporta el embarazo y los perritos la matan. Pistolo no te olvidó,los perros tienen memoria de elefante. A mí también me asustan los perros grandes, o deraza peligrosa, sueltos por la calle.
Aldabra: el final es muy triste, por partida doble, como dices.
Pedro: cara de muy buena persona, los cachorrillos de todas las especies son tiernos, a ver qué tal es de mayorcito, pondré la foto este verano, cuando vaya al pueblo.
Delgado: atinó, ya lo creo y soy testigo de sus habilidades amatorias y gimnásticas. Lo del perrito perdido fue una entrada de mi amiga Esther que firma "La arañita campeña" y de su compañero Julio "La mosca cojonera". Fue en tierras madrileñas,no burgalesas.
Asun: el perrito canela es muy hábil. No es fácil. Mi Curry era patosillo, incluso con las de su tamaño, no conseguimos un cruce.
Pancho: "los cánones de los canes", muy bien dicho. Los perros de pueblo viven mejor, o peor, que los de ciudad. Depende de qué lado lo mires. Son libérrimos.
Bertha: se parece, sí, a los dos. Las patitas canela son la marca del hábil papá. A saber qué pasó, confío en que no sufriera. Duele pensarlo.
Myriam: en un lugar sin sufrimiento. Ardiente, fui testigo, las piedras del monasterio también.
Merche: osado el perrito, aunque Baldomera no era agresiva. Lobito se desarrollará bien, pondré foto en el próximo verano que ya está en puertas. Se la llevaron a un sitio, creo yo, poco protector.
Besos y gracias por vuestros comentarios.
Hoy me han contado que Lobito murió hace poco. Diez años después.
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