miércoles, 19 de octubre de 2011

"Sonata de otoño"(1): Concha, mujer flor, mujer fantasma, mujer contradictoria.

"El viejo rosal de nuestros amores volvía a florecer ..."
Comentario en torno a la "Sonata de otoño", de Valle Inclán, para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

Un  sol demasiado fuerte , a pesar de octubre, juega entre tilos y chopos. En un parque, ante una rústica mesa, comienzo a leer  las "Sonatas de otoño". Hojas secas, una ramita asoma curiosa entre dos tablas.


La portada del libro dice: "Sonata de otoño-Sonata de invierno, Memorias del marqués de Bradomín". Pertenece a la colección Austral, es una edición de Leda Schiavo y  reproduce el texto de las últimas publicadas en vida del autor (imprenta Rivadeneyra, Madrid, 10 de marzo de 1933). Es un dato importante porque, según esta editora, Valle Inclán las reescribe repetidamente, constituyendo  todas sus variantes un "apasionante palimpsesto...que fascina a los críticos con lo que parece un perpetuo movimiento".
Este ejemplar conserva algunas anotaciones a lápiz. Lo compré hace unos años, no muchos, para echar una mano a mi sobrina, en un trabajo escolar. Es la vigésima sexta edición, con fecha de 9-XI-2000.  ¿Tanto tiempo hace de eso? ¡No sólo la sonata es otoñal!

"Miedo, aristocracia, remordimiento, escrúpulos religiosos, imágenes sombrías y tétricas, pasión". Eso apunté entonces en una lectura rápida de las primeras páginas. Vamos a añadir algo más.


Concha, una mujer todavía joven, treinta y un años, aristócrata en una Galicia rural, feudal y lluviosa, escribe en una carta :"¡Mi amor adorado, estoy muriéndome y sólo deseo verte!". Su destinatario, el narrador, la recuerda de memoria . Apenas leemos la primera línea de la novela y ya  buceamos en el tristísimo reencuentro amoroso de la moribunda Concha con el marqués de Bradomín; ya sabéis: "un don Juan feo, católico y sentimental", aquel que Antonio Machado nunca fue.


En la lectura del redondo 2000, no subrayé esta frase clave : "El viejo rosal de nuestros amores volvía a florecer para deshojarse piadoso sobre una sepultura". Quince palabras hermosamente colocadas que contienen en sí el extracto de toda la obra.

Novela, prosa, prosa poética, prosa que quiere ser música, virtuosismo del lenguaje. ¿Qué mejor título que el de "sonata"? Y el protagonista narrador la interpreta en primera persona, con un ritmo muy pausado que sólo se acelera al dar  rienda suelta a la  pasión, al expresar los  escrúpulos religiosos de Concha o los  juegos y correteos de  sus blancas niñas. ¿El marqués de Bradomín o el mismo Valle Inclán?

¿Cómo es Concha? La percibimos con colores desvaídos,  los de una rosa marchita o  el blanco de su camisón monjil.  Mujer flor,  mujer fantasma. Flor tronzada al final, cuando sus negros cabellos  vuelen  al suelo desmayados. Contradicciones, escrúpulos religiosos, así es Concha.


Xavier, el marqués de Bradomín, sabe que la bendición de la molinera es una cortesía servil y hueca. No la encontrará sana ni con los colores de una rosa. Pero él ama "locamente aquella boca dolorosa, aquellos labios trémulos y contraídos, helados como una muerta!". 


Al llegar al Palacio de Brandeso, percibe una sombra blanca tras las vidrieras que le "saludaba agitando sus brazos de fantasma". Ha venido, ahora es feliz; mas "su boca, una rosa descolorida , temblaba". 

"De pronto vi una sombra blanca pasar por detrás de las vidrieras",
Xabier la viste con "cuidado religioso y amante".  Medias y ligas de seda de  mujer seductora, túnica blanca monacal por encima, sepultando toda coquetería. Dos mujeres en una sola.

 Ella, al recordar el pasado, ríe melancólica; aunque sus ojos brillen "con dos lágrimas rotas en el fondo".  

Tomado de este blog.
Aunque sus  palabras estén "perfumadas de alegría", se desvanecen pronto en una queja. Su boca, "una rosa descolorida y enferma", palidece aún más y se desvanece . ¡ Él ama estas contradicciones!


Cubierto  con "la onda sedosa negra" de su pelo, la besa con sus labios ,"ungidos de amor como de un bálsamo". Concha goza y se arrepiente: "¡Vete! Vete por Dios...Morir en pecado mortal...¡Qué horror!". Pero él sabe de sus escrúpulos religiosos.

La levanta en brazos como a una niña y juegan al "no te dejo ir". Y, después:

"... mis ojos reían sobre sus ojos, y mi boca reía sobre su boca... la llevé hasta la cama, donde la deposité amorosamente. Ella entonces ya se sometía feliz. Sus ojos brillaban y sobre la piel blanca de las mejillas se pintaban dos hojas de rosa... un poco confusa empezó a desabrocharse la túnica blanca y monacal...Abrí las sábanas y refugióse entre ellas. Entonces comenzó a sollozar, y me senté...consolándola. Aparentó dormirse, y me acosté."

Así es Concha, "tan bella, tan delicada, tan consumida, que mis ojos , mis labios y mis manos hallaban todo su deleite en aquello mismo que me entristecía". Él nunca la amó tan locamente como ahora, así lo confiesa.

Un abrazo para los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

Pedro Ojeda dice en "La acequia":

"Mª Ángeles Merino comenta e ilustra el comienzo de la Sonata de otoño y, en especial, la caracterización de Concha, con su entrega febril al Marqués..."

10 comentarios:

  1. Esta Concha se nos retrata en sus entrega, otoñal, al Marqués. Qué trabajo de ilustración en este extraño inicio de otoño nuestro...

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  2. Tienes razón, Valle Inclán escribe con música, es una verdadera sonata llena de poesía y ritmo. Besotes, M.

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  3. Reconozco humildemente no haber leido a Valle Inclan.

    Pero hago propósito de la enmienda para el proximo verano.

    Un abrazo.

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  4. Valle empezó a publicar tarde, pero después recuperó el tiempo perdido tanto en cantidad como en calidad. Debió de dedicar mucho tiempo a la escritura porque escribir tan exacto y con tanto preciosismo debe llevar mucho tiempo además del talento necesario, que evidentemente le sobraba.

    Tu sobrina tuvo una buena profesora particular en casa. Debe ser divertido volver a las notas antiguas de un libro.

    Compré las sonatas hace poco, sólo tenía las de primavera de una colección un tanto antigua, pero sin leer.

    Excelente texto y formidable esfuerzo ilustrador. Muy bonitas las fotos del libro con las hojas secas rondando.
    Sólo decirle a Cornelius que si además de leer e ilustrar el Quijote también hubiera leído a Valle-Inclán, buf...

    Un avrazo

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  5. Cuando te leo, qué envidia me das.

    Un abrazo desde "Un lugar de la Mancha"

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  6. Ando muy retrasada con la lectura, pero me estoy muriendo de ganas por entrar a fondo.

    Un beso.

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  7. Lo prometido es deuda,........aquí estoy.
    ¡Qué delicadamente bella es esta entrada tuya!!!
    Como las rosas frágiles que en pétalos se deshoja, se va abriendo lentamente esta mujer, esta Concha que sutilmente nos retratas.
    Me resisto a leer las sonatas, estos leyendo varios libros al mismo tiempo,......pero vuestras entradas poco a poco me engatusan,........si lo encuentro en mi tienda de segunda mano, igual me decido.........aunque sea para leerlo más adelante, mientras me dejaré envolver por vuestras letras.
    Besitos y dulce fin de semana!!

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  8. estoy descolocado...pero sinceramente el otoño real es el que menos me apetece...hace años que vivo en él...un abrazo

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  9. Aquí estoy Abejita, visitando tu casita, al regreso de mis bien bailadas vacaciones.

    Gracias por todas tus visitas a mi blog y comentarios.

    Cuando me ponga con Valle Inclán -que será en breve- vuelvo y te comento las entradas referidas a esa lectura.

    Besos

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  10. Pedro: se entrega, a pesar de sus gazmoñerías, el amor puede más...

    Merche: una verdadera sonata, escuchémosla.

    Cornelivs: nunca es tarde, bienvenido seas siempre, Pablo,ánimo.

    Pancho: Valle Inclán tuvo que entrenar mucho para escribir así. Mi sobrina tuvo una tía profe a su disposición, aunque no conseguí que leyera un libro por gusto. El libro me quedó muy otoñal y nostálgico.

    Kety: otro abrazo.

    Asun: entra, entra a fondo.

    Mimosa: "Como las rosas frágiles que en pétalos se deshoja, se va abriendo lentamente esta mujer", me apunto estas palabras tuyas tan bellas.

    Manuel: ánimo Manuel, que también hay primavera.

    Myriam: gracias por visitarme en mi casita, después de atravesar medio mundo.

    Besos, amigos, gracias por la visita.

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