"Viene la noche", imagen tomada en Marbella.
La entrada anterior a ésta es : "HISTORIA, JUSTICIA, AMOR Y PERDÓN".
Comentario al capítulo 17 de la novela "Viene la noche", de Óscar Esquivias.
Martes, 23 de enero de 2007.
Benjamín viaja a Burgos, otra vez. Mira por la ventanilla, no ha dejado de mirar. El paisaje es hostil, a tono con sus pensamientos. Postes con los hilos cortados, estaciones en ruinas, paredones toscos, traseras de corrales, pueblos que dan la espalda a la vía. Es la sierra pobre.
TaL vez Jaime te contó lo nervioso que se puso tu suegro, en el viaje anterior, porque no llevaba nada para leer; tuvo que darle los libros del regalo de Navidad, esos que devoró con avidez, en el tren y en el hospital.
En éste, no lleva nada , ni libro ni periódico, y le trae al fresco. Ya no lee, "mira hacia fuera con atenta pesadumbre". Últimamente, parece haber perdido la fuerzas. Ha sufrido un bajón.
Jaime está muy preocupado por su padre, no se puede negar a acompañarle a Burgos, no le importa pedir un día de permiso en el trabajo. Los escaparates pueden esperar y Andros también.
El pretexto es visitar la tumba de su hermano Aurelio, hoy, día de su cumpleaños, el cumpleaños de un muerto...
Es tan fuerte su voluntad de viajar a Burgos el día 23, que no le desaniman las previsiones de temporal de los noticiarios. Madrid amanece soleado , pero , al llegar a Somosierra, un enorme manto blanco hace desaparecer el horizonte. La sensación es tan irreal que un niño pregunta : "¿nos hemos muerto, mamá?
Ya en Burgos, pueden llegar al cementerio gracias a un camión del Ayuntamiento que va derramando sal y abriendo una brecha. Dentro del camposanto, les indican cómo llegar a la tumba de Aurelio y les prestan unas botas. Se pierden entre bultos helados y abombados, los carteles también están cubiertos; mas la voluntad de Benjamín es firme.
Sus huellas son las primeras en romper la nieve inmaculada. Algunas se convierten, instantáneamente, en un pozo sucio, algo inmundo que quiere brotar.
Por fin, encuentran el nicho, se persignan y rezan en silencio. El viejo ha escrito una carta a su difunto hermano y quiere enviársela al más allá, colándola en algún resquicio del nicho. ¿Cuál puede ser el contenido de una misiva que va a tan lejano país? ¿O es la carta de la tal Felisa?
Jaime se sube a una escalera de mano, no hay ni una grieta. Benjamín saca una caja de cerillas y quema el papel , que cae chamuscado sobre la nieve. Sí , Sara, a mí también me parece muy extraño el comportamiento de tu suegro, Jaime lo debe estar pasando muy mal viéndolo actuar así.
En la estación, les informan de que no no funcionan trenes ni autobuses, la ciudad ha quedado aislada. No circula ningún vehículo, han de quedarse allí, a la fuerza. Burgos está aletargado, silencioso. Recuerdo aquella nevada histórica del 2007.
Jaime teme que su padre se resfríe o se caiga; pero ahora parece animado. Benjamín le sirve de guía por una ciudad desconocida para ambos. Visitan una ciudad fantasma , las frases del viejo comienzan por "aquí había" o "aquí vivía". No reconoce las calles y es penoso caminar entre barrizales de nieve sucia. Aún así, dan un largo paseo hasta llegar a San Pedro de la Fuente, un barrio extramuros. La casa en que nació , en la calle Emperador, no existe. Se queda mirando el edificio pobretón que ocupa su lugar.
Se alojan en el hotel de otras veces, ya lo conoces, muy cercano al río Vena. Está tan vacío como en Navidad. Cenan solos en un inmenso comedor,servidos por un camarero de manos temblonas.
La televisión anuncia que pronto se restablecerán las comunicaciones, aunque se aconseja que se evite viajar. Benjamín desea marcharse cuanto antes. Su hijo no tiene prisa, Andros le ha dicho que se tome los días que necesite.
Se acuestan temprano. Jaime está cansado y duerme profundamente hasta que le despiertan unos "golpes imperiosos". Es Benjamín, dice que hace frío, que tal vez el radiador esté estropeado. ¿Llama a recepción? No, lo que quiere es dormir con él, como un niño. Tu marido accede...
Tras unas cuantas vueltas para encontrar una postura cómoda, el viejo se levanta al servicio. Jaime está atento: emite "unos chorritos espaciados", vacia la cisterna, se lava las manos, vuelve a orinar, se lava de nuevo, tose, escupe, cesan los ruidos... no vuelve a la cama.
Jaime se levanta, encuentra a su padre sentado en la taza del váter. Codos clavados en las rodillas, cabeza sujeta en las palmas, tobillos aprisionados por los calzoncillos. Le pregunta si se siente bien. Está bien, pide que le dejen cagar a gusto.
Cuando vuelve a la habitación, sepasea a oscuras, mira por la ventana y se sienta en el borde de la cama, mirando al suelo. ¿Está desorientado?
Se acosta, gira sobre el colchón, vuelve más tarde al servicio. Jaime se inquieta por la salud de su padre. Quizás esté empezando a tener problemas de próstata y desorientación. El infierno de la enfermedad casado con el de la ancianidad.
Tu Jaime, además de buen esposo, aunque casto, es un buen hijo.
Hasta el viernes.
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
no recordaba lo de ¿nos hemos muerto, mamá?... y está genial.
ResponderEliminarbiquiños.
Excelente el tratamiento que le das a la capa de nieve sobre la ciudad. Es como si fuera una metáfora de olvido que la cubre, o la soledad de los muertos del cementerio. No me digas que también guardabas imagen del cementerio nevado. Perfecta la combinación del papel quemado con la blancura de la nieve.
ResponderEliminarTampoco recordaba el título.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy ingenioso ilustrar este ccapítulo con el Manenkepis de Bruselas.
ResponderEliminarPobre Jaime con su próstata...
Besos
Uuuuuyyyyyyy. Creo que tengo que empezar a preocuparme. ¿Te puedes creer que no me acuerdo de casi nada de lo que has contado en la primera mitad de la entrada? Más vale que por lo menos de lo del paseo por Burgos y de la noche en el hotel me acuerdo.
ResponderEliminarAh, y de la nevada de Burgos de 2007 no me acuerdo, pero de la que me acuerdo muy bien, y vaya si me acuerdo es de la de 2010. :-D
Besos
Cuando se llega a este capítulo el lector se da cuenta de que todo se cierra. Un cementerio siempre es un cementerio.
ResponderEliminarAldabra:una salida infantil genial, de ese genial niño que es Esquivias.
ResponderEliminarPancho: el cementerio nevado de la foto no era de Burgos, pero me sirvió. Como me sirvió el papel quemado sobre una foto que hice, hace un tiempo, al suelo nevado.Qué solos se quedan los muertos, enlazando con Bécquer.
Myriam: la foto del Manneken pis es obra de la mosca cojonera, de cuando anduvo por Bruselas. Es una manera fina de ilustrar el tema de los pises. Benjamín con su próstata, lo que le faltaba.
Asun: del paseo de Burgos veo que te acuerdas , el de Benjamín y el tuyo el día de la olla. El día de Ibeas era muy frío pero no fue una nevada importante. Aquella del 2007, en marzo, fue histórica.
Pedro:nunca me han interesado los cementerios, ahí no hay nada,nada. Un cementerio sólo es lo que tú dices.
Un beso para todos