sábado, 23 de abril de 2011
"Se puede ser perfectamente feliz sin él"
"Viene la noche" (imagen tomada en Palacios de Benaver)
Comentario al capítulo diez de la novela "Viene la noche", de Óscar Esquivias (segunda parte).
¡Hola Sara! Seguimos con la cena de Nochevieja.
Acacio, Jaime y Benjamín miran su reloj de pulsera. Tu suegro destapa la caja de los truenos cuando comenta que "no llega el novio de Juanjo". Tu padre corrige inmediatamente: "No era su novio. Eran amigos".´El enmendado se disculpa y hace la enmienda: "no viene el amigo de Juanjo". Tu padre no acepta retintines, apunta a Benjamín con su cuchillo pringado. Sólo eran amigos, un respeto.
Tu suegro va a decir algo, pero se contiene. Tras un silencio tenso, vas a intervenir "con voz aplomada y severa": "decir que Juanjo tenía novio no es faltarle el respeto". ¡Ya es hora de que alguien de esa casa le ponga las cartas boca arriba!
Tu padre mira a uno y otro lado, como si viera fantasmas, exclama "hostia" tres veces y te pregunta, airado, si viste alguna vez a tu hermano presentar a Felipe como su novio; si te dijo que era homosexual. Callas y él lo traduce por un no. A él se lo desmintió, que quede claro.
Tú le contestas que "no se atrevería a decir la verdad". Y Acacio confiesa que a él le parecía raro verlos siempre juntos, esas largas llamadas telefónicas, que se intercambiaran la ropa... Y estaba dispuesto a asumir lo que hiciera falta, que él no es un troglodita y se trataba de su hi jo.
Habló con él, le ofreció su apoyo y Juanjo le aseguró que era un amigo especial, pero sólo un amigo. Lo que tú dices, no se atrevió. Además, Juanjo siempre hablaba de tener niños. Y ,para Acacio, eso demuestra que algo le tiran las mujeres. Ay, qué atrasado de noticias anda este hombre.
Devora fieramente el marisco, os reta con la mirada. Tu madre sugiere hablar de otra cosa, no vayaís a recibir el 2007 con úlcera. Achispada, os propone un "brindisito" y da tres vivas al año nuevo. Chocáis las copas como autómatas. Julieta grita más alegrías, vivas y hurras por el pasillo; va a por más suministro de champán.
Vuelves a la carga, en el punto en que lo dejaste. Dices que "eso no quiere decir nada". Tu padre ya ha perdido el hilo y le explicas que no hay que acostarse con nadie para ser padre o madre. A tu progenitor eso le suena como si le dijeras que a los niños los trae la cigüeña. ¿Y cómo se hace entonces? Con sorna te dice que tú sabrás, que tú eres la experta en traer niños al mundo. Prepárate, porque ahora va a apuntar a lo que más te duele, a ti y a Jaime. Andas mañosa en ayudar a nacer a los niños ajenos, pero no muestras habilidad con los tuyos. Claro, que con esas teorías...
Amenazas con exponer más teorías y te pide que no le calientes la cabeza, que dejes de hablar de tu hermano. Que no, Acacio, que no, que ahora tu hija habla de ella misma.
Ahora tienes la ponencia en tu casa. Explicas que el sentimiento de maternidad no tiene nada que ver con la sexualidad, comportamiento que la mayoría de las veces lo que trata de evitar es la reproducción. Miles de parejas copulando y una sola está buscando el niño. La sexualidad es "un acto gratuito", sin más fin que sí mismo.
Julieta y Teresa se ponen a hablar de lo ricos que están los langostinos. No son bobas, asumen su papel de bobas, anuladas por su respectivas parejas. Mujeres de su tiempo, sólo desean que no haya gresca.
En ese momento, la imaginación de Benjamín vuela hacia esas miles de parejas copulando, iluminados por los fuegos multicolores del año nuevo. Piensa en la única, entre todas ellas, que busca tener un hijo.
Piensa en los burdeles iluminados por el neón y , ayudado por el champán, se construye su propio cuento de Navidad: una puta que decide ser madre y retirarse de esa vida, tan llena de actos "gratuitos". Bueno, no tan gratuitos...
Tras pensar en amantes solitarios, su pensamiento desemboca en Clarita y su hija, cenando juntas y lanzándose miradas de odio. Tal vez sea Benjamín "su único pensamiento luminoso" en esta noche de celebraciones obligatorias. La idea de ser "su cometa luminoso" le llena de vanidad. Hombres.
Tu suegro interrumpe sus ensoñaciones, para escucharte. Ya que Acacio te reprocha tu poca maña en tener niños , anuncias la posibilidad de tener pronto uno. Tu madre quiere darte un beso, menuda noticia. Teresa aplaude. Estas dos no se imaginan lo que viene después, incautas.
No, quietas, no hay que precipitarse. Es sólo un proyecto, tenéis dudas. Jaime y tú habíais pensado en adoptarlo en el extranjero pero a tí te gustaría parirlo y...
Ahora soltáis la bomba: "estáis buscando un método que no implique genitalidad" porque Jaime y tú renunciasteis hace años a tener relaciones sexuales. ´
¿Quéeeeeeeeee? Todos beben champán y comen langostinos compulsivamente. Cae un silencio espeso, Acacio pregunta si es una broma de cámara oculta, saluda con la palma extendida y se dirige a Jaime pidiendo que se lo explique, que no entiende nada.
Y Jaime, con su sonrisa permanente, se limpia tranquilamente con la servilleta y se dispone a resolver las dudas de sus suegro. Así es, no es ninguna broma. No os atrae el sexo, os repugna, os violenta. Ya lo sabíais antes de casaros, las relaciones anteriores sólo os habían dado insatisfacción y ansiedad. Ahora queréis tener un hijo y estáis valorando el método adecuado.
Julieta os da la enhorabuena, hay que celebrarlo, está "totalmente enchispada" y se cae de culo en la silla, al intentar ponerse de pie. Acacio le pregunta si celebra que su hija y su yerno se hayan vuelto locos.¨A continuación, clava su mirada en Benjamín y éste protesta: no me mires que yo no sabía nada.
¿Es algo religioso? ¿ Voto de castidad? No, no tiene nada que ver con la religión, dices.
Y expones tus ideas, las de la ponencia y tu padre te pregunta, sarcástico, si los asistentes tomaban apuntes o se reían. Es inútil, no expliques más, no lo van a entender.
Acacio tiene ardor de estómago y pide a gritos bicarbonato. Julieta se lo da disuelto en agua y sigue el interrogatorio.
Ahora que si estáis enfermos, que si habéis ido al médico. Y vosotros... que estáis perfectamente, que hay más parejas así, que no conocéis personalmente a ninguna, porque la gente es muy pudorosa, pero que en Internet...Ah, sí, Internet, donde salen niños desnudos, ya se queda Acacio más tranquilo...
Seguís comiendo, las cancioncillas alegres de la televisión suenan como música de funeral. Sólo se oye el ruido de las mandíbulas, crac crac.
De pronto, tu suegra deja caer que no es tan raro lo vuestro, que ellos tampoco tienen relaciones, que la última vez fue en el 2000. Benjamín enrojece como un langostino, que no Teresa, que no es lo mismo, que Jaime tiene treinta y cuatro años. Bueno, insiste, pero somos felices ¿verdad? "Felicísimos" remacha tu suegro.
Ahora es tu madre la que va a terminar de arreglarlo. A ellos también les pasa igual. A tu padre le da algo, qué chamulla su mujer. "Que nos pasa casi, casi igual" En el casi está el matiz, no ha dicho nada, alegría, alza su copa. Acacio no sabe donde meterse...
Y , en ese momento, suena el timbre. Es Felipe, el esperado. Estáis todos "borrachos como cubas, coloradotes y con dificultades para pronunciar con claridad". Pero qué curda tan triste. Benjamín tiene ganas de llorar. Padre e hijo evitan mirarse. Acacio está ausente, con los codos en la mesa y los puños en la barbilla.
Felipe tiene aire de bucanero: cabeza rapada pero con patillas, arete en una oreja y "el brazo mocho".
Chupa de cuero y vaqueros ajustados como mallas. Cada uno de vosotros le recibe a sus estilo; pero Felipe, seco y deprimido, "se deja achuchar en silencio" y da unos besos "duros y fugaces". Le sientan en el extremo de la mesa, frente al retrato de Juan José. No quiere comer ni beber nada, se siente mal.
El resto de la cena se hace interminable, masticáis concienzudamente y en silencio.
Se acercan las doce, cada uno ha de contar sus uvas. Julieta reparte los cuencos, gorritos y matasuegras. Os reunís junto al televisor, con el reloj de la Puerta del Sol. Suenan las campanadas, que en vuestra casa parecen "los aldabonazos del Juicio Final". Sólo tu madre consigue tragar la duodécima uva a tiempo, los demás tenéis uvas en el cuenco o en la boca cuando el sonido se apaga. Sopla su matasuegras, tira confeti, os besa, grita que viva el 2007, feliz año, alegría, alegría.
Felipe no ha comido ni una uva, le preguntáis si está bien, contesta afirmativamente, con la voz más lúgubre.
Fuera se oye el estruendo de la pirotecnia. Fuegos artificiales, coches veloces tocando el claxon, familias en el balcón. De todos vosotros, Julieta es la única que se esfuerza por representar el papel de persona feliz; reparte besos, salta y repite a gritos lo de feliz 2007.
¡Feliz 2007, Sara! Que se cumplan tus deseos de maternidad, en la modalidad que estimes oportuna.
Un abrazo para los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
Novios, amigos, sexo, abstinencia. Felicidad cada cual a su manera.
ResponderEliminarMuy bien intercalada la foto de Sta. Inés... Besotes, M.
ResponderEliminar¡jajajjajaja! El aire de Bucanero de Felipe está buenísimo y a ese troglodita, lo vi en el Museo d eLa Evolución Humana de Burgos.
ResponderEliminarPreciosa puesta de sol. Esta vez en el momento justo.
ResponderEliminarNos volvemos a reír con tu relato de la cena, a la vez triste y divertido, perfectamente reflejado en tu narración.
Un abrazo. Hoy prontito al sobre que mañana es día de escuela.
Un abrazo.
Si cada cual respetase al de al lado...sería hasta increíble..besos
ResponderEliminarEso de tener hijos sin que implique genitalidad..., hizo imaginarme que Esquivias seguiría por otros derroteros. Yo, ya pensaba con una pareja entre gay y lesbiana...que da mucho juego. Esquivias no quiso complacerme.
ResponderEliminarLa verdad es que tan sólo con ver las imágenas va uno recordando la novela. Que ésta, me gustó más que la "rara" del purgatorio.
Lo de mi blog, no sé tdavía las claves que usó Ojito Saltón para rescatarlo del "purgatorio". Estoy ahora esperándolo: ya te contaré lo que hizo.
Ahora me enfrasqué en organizar una concentración en Priego para el 15 de Mayo. Te puedes informar en: "Democracia Real Ya! (No somos mercancía en manos de políticos y banqueros)
Un abrazo
Estupenda entrada amiga.
ResponderEliminarY además, para meditar...
Un abrazo.
La verdad es que la noticia de las no relaciones sexuales es tremenda, a mí también se me habría producido (como poco) malestar de estómago de estar presente en esa cena, bueno, como todo lo que se cocina en la mesa… De traca. Biquiños.
ResponderEliminarMe han chivado que hoy es un día muy especial, así que
ResponderEliminar¡¡¡FELICIDAAAAAADEEEEEES!!!
Que cumplas muuuuuuuuchos más
Besos
¡¡¡FELICIDADES!!! Qué calladito lo tenías... Menos mal que ELE ha salido al quite... Besotes, M.
ResponderEliminarPaco: así es, hay tantas formas de felicidad...
ResponderEliminarMerche: Santa Inés y Santa Sara.
Myriam: veo que te quedó bien grabado el MEH. Hay trogloditas, más trogloditas que el Neanderthal, ahora...
Pancho: el momento del último rayito. La cena jocosa y terrible.
Manuel: sería increible, sí. Qué alegría verte por aquí, Tucci.
Antonio: qué habilidoso, Ojito Saltón. Lo de Sara y Jaime es muy original, qué duda cabe. Esta novela se lee mucho mejor, ya lo creo. La del Gran Rey cuesta más...
Cornelivs: meditemos, qué alegría verte.
Aldabra. hace falta un kilito de bicarbonato, qué indigestión.
Asun y Merche: gracias por felicitarme por mi cumple, vía acorde azul.
Besos,amigos.
En efecto, hay tantas formas de felicidad -y de infelicidad- como personas. Lo malo es cuando exploramos las equivocadas. Qué buena recreación de la exploración de relaciones personales-familiares de Esquivias.
ResponderEliminarPedro: se puede ser feliz de muchas maneras y se puede ser infeliz empeñándonos en ciertas formas de felicidad. Sara y Jaime son modelo de felicidad, al menos yo pienso así. En lo que meten la pata es en contarlo a la familia.
ResponderEliminarBesos