jueves, 1 de abril de 2010
»Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago"
»No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería"
»Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago"
»Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra". En la foto, el vino quijotesco, del Toboso nada menos, que compartimos con Víctor Crémer, nieto de Victoriano Crémer
Primera parte del comentario al capítulo 2,43 del Quijote, publicado en "La acequia"
De los consejos segundos que dio don Quijote a Sancho Panza
Sancho ha de seguir atendiendo a los prudentísimos consejos de un loco. El narrador, ése que lo sabe todo, comienza el capítulo preguntándose quién oyera el razonamiento de don Quijote que no lo tuviera por persona cuerda. A lo largo de esta historia, sólo ha disparatado en lo tocante a la caballería, en todo los demás “claro y desenfadado entendimiento”. Empieza don Quijote con “los consejos segundos”. Donaire, discreción y locura, sí también la locura, van a alcanzar una cota muy elevada. Preparaos.
Sancho, preñado de gobierno, escucha con atención, a su señor y procura memorizar sus consejos para salir” a buen parto”. Buena imagen, que tengas una hora corta, escudero.
Don Quijote, ahora, va a descender al gobierno “de persona y casa”. El primer consejo es la limpieza, algo no tan obvio entonces, con una atención especial a cortarse las uñas. No debe dejárselas crecer, luciendo ese “escremento” que no es sino ”garra de cernícalo lagartijero”. Nos da la impresión de que Cervantes, siente especial repugnancia por este “puerco” hábito y, sobre todo por aquellos que las llevan largas como prueba de hidalguía, como señal de no haber trabajado nunca manualmente.
Sancho no debe llevar la ropa floja porque eso da a entender que su ánimo anda por los suelos. Y si llega tan alto que ha de uniformar elegantemente a sus criados, lo hará con librea más práctica que vistosa. El pecado de soberbia ha de compensarlo con la virtud de la caridad: si tiene seis hatos, vestirá a tres criados y a tres menesterosos.
Si Sancho come ajos y cebollas, el olor le delatará como villano. No los ha de probar, aunque formen parte de sus hábitos más arraigados.
Ha de andar despacio y hablar reposadamente, pero sin afectación. No ha de dar la impresión de que se escucha a sí mismo.
Comerá poco y cenará muy poco, que en el estómago está la oficina que gestiona la salud. Sancho está acostumbrado a pasar hambres por esos caminos, no hay problema: pan duro, queso duro como para descalabrar a un gigante, algarrobas, avellanas, nueces…
Esas frugales colaciones suelen ir regadas con agua, que no siempre el vino de su bota le permite estar “mirando a las estrellas un cuarto de hora”; como en aquella hiperbólica ocasión, invitado por el escudero del “del Bosque”. Es cierto que, en ocasiones, le vemos de camino, menudeando tragos, “con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga”. Mas, cuando el pequeño odre se vacía, sabe que no llevan camino de “remediar tan presto su falta”. No hay tanto peligro, al parecer, de que el “vino demasiado” le haga irse de la lengua y desvelar algún secreto.
Al comer y al beber, Sancho ha de guardar las buenas formas: ni mascar a dos carrillos ni “erutar “en público. El gobernador insulano a eso de erutar”, lo llama “regoldar”. Don Quijote se muestra partidario del latinismo erutar, introducido por la gente “curiosa” y, aunque haya gente que no lo entienda, “el uso los irá introduciendo “. Considera “regoldar” como “un torpe vocablo”, tal vez demasiado descriptivo. Sancho está acostumbrado a decir “regoldar” y le cuesta la otra palabra. Lo tendrá en cuenta, que él regüelda a menudo o como quiera llamarlo.
Y llegamos a algo que irrita sobremanera a don Quijote: su costumbre de mezclar refranes en sus pláticas, vengan o no a pelo. No lo puede remediar, sabe tantos que se apelotonan en su boca, riñen entre sí, pugnan por salir y, al final, la lengua dispara a los primeros que pilla. Que es así queda demostrado a continuación. Está diciendo que tendrá en cuenta de decir sólo los que convengan a su cargo y, de pronto, dispara cuatro refranes ensartados: la casa llena, el que destaja, el que repica y el de dar y tener. Y vete a saber lo que nos quiere decir con esa sarta.
¡Cómo se enfada don Quijote! Le está diciendo que evite refranes y, en un instante, ataca con una “letanía” de ellos. Le advierte, ya más calmado, que su plática refranera será “desmayada y baja”.
El andar a caballo es un tema principal, ha de parecer caballero y no caballerizo. Ni echarse hacia atrás, ni llevar las piernas estiradas y lejos del caballo, ni tan flojo que parezca ir sobre el rucio.
Ha de madrugar con el sol, para disfrutar del día. Tendrá en cuenta que la diligencia ayuda a los buenos deseos y la pereza jamás.
Como “último consejo” provechoso, quiere que lleve en la memoria que nunca se ponga a “disputar de linajes”, comparándolos odiosamente. No creo que el linaje de los Panzas se preste a disputas.
Su vestido será: “calza entera, ropilla larga “y “herreruelo un poco más largo”. Ropa que le cubra bien, nada de greguescos que dejan al aire los muslos. Esos son propios de la soldadesca, nunca de caballeros andantes o gobernadores.
(Continúa)
Enlace:
He consultado el trabajo "Sancho se hace", de Antonio Barbagallo.
Me quedo con el vino que se repite menos...besos.
ResponderEliminarPues ya el adelanto dice mucho.
ResponderEliminarVenía con la esperanza de que alguien nos invitara a comer, los entremeses prometen en frugalidad.
ResponderEliminar¡Bueno,bueno! Qué más se puede pedir. Homenaje a un Poeta y el vino de mi pueblo.
ResponderEliminarGracias Abejita
Un abrazo
Ese vino habrá que probarlo porque promete... Besotes, M.
ResponderEliminarRetomando tu añadido: es que Sancho tendría una "facha" de no te menees.. son consejos un tanto burlescos, pero no por ello menos ciertos...besos
ResponderEliminarEs curioso cómo cambian los tiempos. A determinadas comidas despreciadas antes por los señores, las ponen por las nubes en restaurantes de lujo...
ResponderEliminarTu comentario, muy bueno, pero me has dejado intrigado con lo de V. Crémer, espero que nos lo cuentes.
!Qué maravilla de escritos hacéis todos! Si por un milagro de aquellos imposibles yo pudiera volver a mi trabajo de maestra utilizaría esta magia de los blogs para acercar el Quijote a los alumnos.
ResponderEliminar¿Conoces a mucha gente que lo haya leído entero por propia voluntad? Es una gozada leerlo en vuestra compañía tan original,divertida y variada.
Abrazos
Qué importantes son los silencios y saber escuchar; es de donde podemos aprender. Difícil lo tienen librarse de la afectación, impostación y del "escucharse a sí mismo" los que se pasan la vida hablando.
ResponderEliminarExcelente y bien trabajado comentario con referencias que denotan el manejo de la obra.
Manuel: sí, mejor el vino que ese escaso condumio.La facha no sería buena, nos imaginamos a alguien que va por esos caminos, sin lavarse la cara ni mudarse...Los consejos no eran tan obvios como lo serían hoy.
ResponderEliminarPancho: menudos entremeses, una chispilla del rebozado de un filete, vida light.
Hablar con uno mismo es importante, escuchar y escucahrse también. Le doy vueltas al libro, sí.
Kety: me dije: mira, vino del Tobosos como Kety y como Dulcinea.Buen vinillo. La compañía del poeta, nieto del poeta, fue también muy agradable.
Merche: ya lo creo que promete, apúntalo para nuestro futuro encuentro manchego.
Pedro: el ajo y la cebolla deconstruidos, je, je. Te explico lo de Crémer. Después del homenaje, los profesores del Centro cenaron, cenamos, con Víctor Crémer y su novia. Al ver el vino quijotesco, no pude menos que fotografiar la botella.
Cosmo: si volvieras a ejercer como maestra, vería como está de revuelto el patio. El blog puede ser una buena forma de aprender, pero puedes tener disgustos...
Que lo haya leído entero voluntariamente...pues yo misma. Esta no es mi primera lectura del Quijote, aunque es la más completa y la más rica.¡Es estupenda!
Un abrazo, amigos.
Buenos días:
ResponderEliminar¡Cuántas enseñanzas de nuestro caballero D. Quijote a su humilde escudero Sancho!.
Siempre me fijo en todos los comentarios, y me paro en el de Cosmo, que tenía que ser una excelente maestra.
Saludos. Gelu