El historiador Manuel Fernández Álvarez, recientemente fallecido, dedicó toda su vida a la historia de la época en la que transcurre la existencia del autor del Quijote. En el último capítulo de su libro "Cervantes visto por un historiador" (Espasa Calpe, 2005), escribe:
"Los días finales del genial escritor lo podemos evocar muy bien por el Prólogo a su obra póstuma, "Los trabajos de Persiles y Sigismunda". Agotado por el esfuerzo, enfermo de hidropesía, con problemas en el sitema circulatorio, Cervantes trata de descansar en Esquivias, el pueblo de su mujer. Corriendo el mes de marzo de 1616, y encontrándose cada vez más maltrecho, regresa a Madrid. En el camino le ocurre con toda probabilidad el último suceso que le conmueve y que, de estar más sano, le hubiera confortado: el tropiezo con un admirador ingenuo, que se abalanza sobre él para expresarle todo su aprecio. Se trata de un estudiante desastrado en el vestir, del típico hombre que sólo vive para los libros. Montado en una burrilla, da voces a Cervantes y a los que con él iban, para que le aguardasen y le permitiesen ir en su compañía." (Manuel Fernández Álvarez,"Cervantes visto por un historiador")
Este es el Prólogo:
"Sucedió, pues, lector amantísimo, que, viniendo otros dos amigos y yo del famoso lugar de Esquivias, por mil causas famoso, una por sus ilustres linajes y otra por sus ilustrísimos vinos, sentí que a mis espaldas venía picando con gran priesa uno que, al parecer, traía deseo de alcanzarnos, y aun lo mostró dándonos voces que no picásemos tanto. Esperámosle, y llegó sobre una borrica un estudiante pardal, porque todo venía vestido de pardo, antiparas, zapato redondo y espada con contera, valona bruñida y con trenzas iguales; verdad es, no traía más de dos, porque se le venía a un lado la valona por momentos, y él traía sumo trabajo y cuenta de enderezarla.
Llegando a nosotros dijo:
-¿Vuesas mercedes van a alcanzar algún oficio o prebenda a la corte, pues allá está su Ilustrísima de Toledo y su Majestad, ni más ni menos, según la priesa con que caminan?; que en verdad que a mi burra se le ha cantado el víctor de caminante más de una vez.
A lo cual respondió uno de mis compañeros:
-El rocín del señor Miguel de Cervantes tiene la culpa desto, porque es algo qué pasilargo.
Apenas hubo oído el estudiante el nombre de Cervantes, cuando, apeándose de su cabalgadura, cayéndosele aquí el cojín y allí el portamanteo, que con toda esta autoridad caminaba, arremetió a mí, y, acudiendo asirme de la mano izquierda, dijo:
-¡Sí, sí; éste es el manco sano, el famoso todo, el escritor alegre, y, finalmente, el regocijo de las musas!
Yo, que en tan poco espacio vi el grande encomio de mis alabanzas, parecióme ser descortesía no corresponder a ellas. Y así, abrazándole por el cuello, donde le eché a perder de todo punto la valona, le dije:
-Ese es un error donde han caído muchos aficionados ignorantes. Yo, señor, soy Cervantes, pero no el regocijo de las musas, ni ninguno de las demás baratijas que ha dicho vuesa merced; vuelva a cobrar su burra y suba, y caminemos en buena conversación lo poco que nos falta del camino.
Hízolo así el comedido estudiante, tuvimos algún tanto más las riendas, y con paso asentado seguimos nuestro camino, en el cual se trató de mi enfermedad, y el buen estudiante me desahució al momento, diciendo:
-Esta enfermedad es de hidropesía, que no la sanará toda el agua del mar Océano que dulcemente se bebiese. Vuesa merced, señor Cervantes, ponga tasa al beber, no olvidándose de comer, que con esto sanará sin otra medicina alguna.
Eso me han dicho muchos -respondí yo-, pero así puedo dejar de beber a todo mi beneplácito, como si para sólo eso hubiera nacido. Mi vida se va acabando, y, al paso de las efeméridas de mis pulsos, que, a más tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida. En fuerte punto ha llegado vuesa merced a conocerme, pues no me queda espacio para mostrarme agradecido a la voluntad que vuesa merced me ha mostrado.
En esto llegamos a la puente de Toledo, y yo entré por ella, y él se apartó a entrar por la de Segovia.
Lo que se dirá de mi suceso, tendrá la fama cuidado, mis amigos gana de decilla, y yo mayor gana de escuchalla.
Tornéle a abrazar, volvióseme a ofrecer, picó a su burra, y dejóme tan mal dispuesto como él iba caballero en su burra, a quien había dado gran ocasión a mi pluma para escribir donaires; pero no son todos los tiempos unos: tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga lo que aquí me falta, y lo que sé convenía.
¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!"
Tomado de:
cervantes.uah.es/Persiles/persilpre.htm
Espero que hayáis pasado un feliz Día del Libro, de Castilla y León, San Jorge...
Mi homenaje a Cervantes, en su día. También al historiador Fernández Álvarez, el cual comparte , en mi
Pedro Ojeda dijo en "La acequia":
"Abejita de la Vega comenta el capítulo llenándolo de gatos y cencerros, como corresponde. Después publica la nota del Sanchico, gracias a Ele Bergón: el chaval es una nueva generación en las cosas del amor, hasta que crezca... Pero antes ha hecho un excelente paréntesis para regalarnos un emotivo recuerdo del historiador Manuel Fernández Álvarez, recientemente fallecido y que en sus últimos años se convirtió en uno de los mejores divulgadores de la historia española a través del difícil género de la biografía, enlazándolo todo con la celebración del día del libro."
Leer más: http://laacequia.blogspot.com/#ixzz0mKSVo2R3
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Gracias, Pedro, por tus palabras. Esta vez me ha ayudado el profesor Fernández Álvarez, autor de excelentes y amenas biografías de personajes históricos. Ya no me queda ningún autor vivo, en mi perfil. Pensaré en alguno que lo esté.
Gracias por traerlo, nunca imaginé, que en este trabajo gratuito que dedicamos los jueves 8tú muchos más días) llegase a este extremo. Un abrazo y feliz día del Libro
ResponderEliminar¡Magnífico prólogo! y qué bien traido en ese dia de ayer... Aún tengo lágrimas en los ojos. Acabo de ver la pelicula sobre nuestros héroes que enlazó el SEÑOR DE LA VEGA en el blog de nuestro profe... Vale la pena verla, es estupenda. Besotes quijotescos, M.
ResponderEliminarBonita entrada, creo que la serie sobre Cervantes recoge ese suceso del encuentro casual entre el estudiante y Miguel, aunque luego deriva la historia.
ResponderEliminarUn saludo
En qué poco tiempo se te han ido dos de tus preferidos. Escuché ayer mañana por la radio que Don Manuel había muerto, pero no sé nada más porque he estado fuera, sin tv, por ausencia de la tdt esa, hasta hace un rato, otra importante pérdida.
ResponderEliminarun abrazo.
Preciosa entrada, mil gracias y besos
ResponderEliminarPD y Feliz dia del libro, todos los dias.
Qué emotivo recuerdo y qué bien has enlazado al historiador, el día del libro y Cervantes. Excelente. Gracias por esta aportación.
ResponderEliminarManuel: tienes razón en que todos llegamos a un extremo...pero no sólo yo, tú también y muchos más. No nos quedaremos en el camino. Dedico más de un día, es verdad porque tengo que repartirlo. Este año doy unas clases que son una bendición,pero el curso pasado llegaba a casa con los nervios de punta y cansadísima...tenía más mérito que me pusiera con el Quijote, aunque me servía para desconectar. Además tengo a mi madre, la compra,la casa, etc. El pienso de los pollos, que diría Antonio.
ResponderEliminarMerche: da pena como se despide de la vida. Es un prólogo magnífico, en efecto. Veré el vídeo, tiene buena pinta.
Alatriste: lo veré, es el canto del cisne.
Pancho: se me han muerto los tres que puse en el perfil. De música, Mozart se murió hace la tira de años y , como película, puse a "Rebeca". El mago del suspense también hace tiempo que cría malvas.
Pensaré en los vivos.
Myr: pasé un buen Día del Libro, pero mejor el domingo que ya estuve en el campo.
Pedro: don Manuel me ayudó a enlazar.
Un abrazo,, amigos y gracias por visitarme.