viernes, 23 de octubre de 2009
Febo enjuga líquidas perlas,el buen patrono se estira y el proletario Sancho ronca tranquilo.
Una ilustración del Quijote de la "Biblioteca didáctica Anaya" "La acequia" al fondo.
Comentario al capítulo XX, de la segunda parte del Quijote : "Donde se cuentan las bodas de Camacho el rico, con el suceso de Basilio el pobre".Publicado en "La acequia"
Divido el capítulo en estas dos partes:"Febo enjuga líquidas perlas,el buen patrono se estira y el proletario Sancho ronca tranquilo"."Habla el cocinero que espumó tres gallinas y dos gansos de una vez".
Febo enjuga líquidas perlas, el buen patrono se estira y el proletario Sancho ronca tranquilo.
Amanece mitológicamente. Contemplamos a la blanca aurora y al luciente Febo licuando las perlas de sus áureos cabellos. Pero el rubicundo Apolo no va a perseguir inocentes ninfas, de esas que luego se convierten en laurel, sino que va a extender sus rayos. ¿Qué vamos a ver los mortales? Don Quijote se estira, un brazo por aquí, otro brazo por allá. ..Al mismo tiempo oímos resoplar a Sancho. Y, tras el barroco contraste, escuchamos el exclamativo discurso de un seráfico caballero andante convertido en ejemplar patrono. ¡Qué bienaventurado es Sancho! ¡Qué suerte la suya! No le acosan los encantadores, los celos de su dama no le quitan el sueño…Hasta aquí, el mundo irreal del caballero andante.
Bajamos a tierra… ¡Qué feliz el escudero sin deudas que pagar! Sí…mejor no tener deudas ¡Y sin preocuparse de lo que ha de hacer para comer él y su “angustiada familia”! Alto ahí. Con todos los respetos, me parece que lo de llenar el estómago, el de su Teresa, el de su Sanchico, el de su Sanchica…eso no se le olvida. Se nota que, vuesa merced, no nació pobre, ni comió nunca con la salsa que mejor adereza las viandas: el hambre. Y eso de que no le inquieta la ambición…recuerde aquellos cien escudos de la maleta. ¡Menudo anzuelo! Y, ahora, sueña con ser gobernador de una ínsula, algo que ni siquiera sabe lo que es. Sus deseos no son tan simples; van más allá de pensar a su rucio mientras vuesa merced piensa. ¿O piensa que Sancho no piensa?
La naturaleza puso sobre los hombros de los señores una pesada carga. La naturaleza o la costumbre les libraron de otras muchas gabelas. Han de sustentar a sus criados, mejorar su vida y obsequiarles. Mientras los servidores duermen, velan sus patronos…Y miran acongojados al cielo que no derrama el “conveniente rocío”. ¡Qué vida tan dura la suya! Subrayo las palabras que deberían grabar en oro los “señores”, en tiempos de crisis: “ha de sustentar en la esterilidad y hambre al que le sirvió en la fertilidad y abundancia”.
Sancho sigue durmiendo y no se entera del angelical discurso de su angelical patrono. Al fin, despierta soñoliento. ¿De dónde viene ese olorcillo? Vaya, vaya…no huele a tomillo, por aquí sale un olor de torreznos asados, tan rico. Buena boda la que huele así. ¿Basilio o Camacho? Camacho, por supuesto. El pobre “debe contentarse con lo que hallare” Y Basilio es pobre. “Bien boba fuera Quiteria” si eligiera mal. ¿Galas y joyas? ¿O buen tiro de barra y gentil treta de espada? ¿No eras tú el que decías que “el amor mira con unos antojos que hacen parecer oro al cobre, a la pobreza, riqueza, y a las lagañas, perlas”? Unos buenos torreznos hacen milagros…
Don Quijote ya se cansa del parlanchín escudero, y le pide que deje la “arenga”. Sancho se saca de la manga un capítulo en el cual, su amo, manifestó que le dejaría hablar, con la condición de no atacar al prójimo ni menoscabar su autoridad de señor.
El de la Triste Figura responde que no se acuerda del tal capítulo; pero que le permita oír los instrumentos musicales que, ahora, vuelven a alegrar los valles. Camacho y Quiteria se casarán con el fresquito matinal. Montados en sus jumentos, entran por la olorosa enramada.
(Continúa)
Un abrazo
Así que manejas la edición de Anaya del Quijote, mira tú, parece que tiene buenas ilustraciones; en mi caso: la edición del quinto centenario y la versión de bolsillo publicada por la Junta de Comunidades de Castilla-la mancha; pero éstas no dejan lugar ni para un triste dibujo de don Quijote y Sancho, nada tenemos que darle más a la imaginación.
ResponderEliminarUn saludo Abejita
De acuerdo con Alatriste, este Quijote tiene atractivas ilustraciones. Este cocinero promete. Estaremos a la espera. En nuestro centro, a veces mandamos a alguno a la biblioteca a que se le pasen las ganas de alborotar el gallinero. Tiene buena pinta esta biblioteca con reflejos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero ansiosamente tu comentario, querida Abejita. Besotes, M.
ResponderEliminar...Febo enjuga líquidas perlas,el buen patrono se estira y el proletario Sancho ronca tranquilo... este amanecer es lo que me distrajó por un momento de mis tareas entre ollas.. ¡Cuánto me gusta que hayas resaltado el principio del Capítulo, Abejita!
ResponderEliminarEstoy a la espera, como Merche, de tu Comentario..
Luego el jueves que viene, dejaremos los jeans y nos pondremos ropa acorde a las circunstancias ...
¡Un beso, Abejita!
Con tanta comida algún que otro no invitado seguro que se cuela. Aunque no sé yo si Cervantes nos lo cuenta en el capitulo XXI.
ResponderEliminarMientras, esperare ese desglose tuyo del XX.
Un abrazo
Eso promete: si antes del comentario ya resulta todo tan interesante.
ResponderEliminarEs que el probe Sancho -como diría el Aguilera - no lo despierta más que el despertador de su estómago alentado por la pituitaría...besos
ResponderEliminarEs curioso, pero el principio tan barroco y rococó del capítulo no me sonó a Cervan, me dió la impresión de que era otro el que se había colado a escribirlo, no sé porque pero me dió esa sensación... Ya sé que en otros capítulos tambien ha escrito parrafadas barrocas pero de otro estilo, más suyo. Éste como que no pegaba. ¿Alguien más ha tenido esa duda?
ResponderEliminarExcelente, como siempre, tu disección del capítulo, querida Abejita. Besotes, M.
Mª Ángeles, gracias por tus palabras y un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarPerdona -así como a los demás- por no decir nada.
Besos
Marian, te tengo que mandar las fotos de mi libro para Pedro, ya sabes que ando un poco liada, cuando tenga un ratito te las mando, besos.
ResponderEliminarVuelvo para confirmar lo que dije. Se me olvidó alabar las fotos.
ResponderEliminarMuy bien visto el contraste, que resulta ser barroco, según el superprofe, entre la prosa de altura gongorina y los ronquidos de Sancho.
ResponderEliminarSancho tiene los pies en el suelo, sabe que en casa quedaron Teresa y los vástagos, dependen de lo que él les lleve de su viaje a Zaragoza. De momento, no pierde el tiempo en la boda del rico.
Esperando la segunda parte con la visión del cocinero enmandilado.
Un abrazo.
Alatriste: en realidad no manejo esa edición,yo leo en la de Rico. Pero saqué esa edición para leer un rato, en la biblioteca del cole y me llamó la atención ese dibujo.La imaginación, siempre es mejor.
ResponderEliminarPancho:son atractivas y cumplen su fin didáctico, como dice su nombre.¡Mira que mandar a los alborotadores a la biblio!los libros son un premio, siempre. La biblio de los reflejos es tranquilísima, de vez en cuando entra algún alumno a estudiar...
Merche Mi mejor seguidora, la de Ibiza.Este amanecer parece más artificial, es verdad.
Selma: el amanecer tan mitológico y Selma entre ollas, barroco contraste.El jueves a la "boa".
Jan: algún gorrón se colaría, seguro.Lo desglosé...
Pedro: es verdad, antes del comentario, ya comentamos.
Manuel: Sancho el probe está jarto de tagarninas, bellotas y pan duro.Se emociona ante las gallinas espumadas.
Kety: creo que todos lo entendemos, no se tienen ganas ...
Silvia: ya se las mandé yo, pero si son otras...
Pedro:las fotos son muy escolares...gracias.
Pancho:contraste barroco y roncador.A ver si no iba pensar en sus vástagos.
Un abrazo, amigos.