lunes, 17 de agosto de 2009

Día 6: La gruta del Bramabiau y el Monte Aigoual 104 km


Hoy nos hemos quedado más tranquilos a la hora del desayuno. Hemos bajado antes, y de nuevo nos han mandado al bar. Pero esta vez había más mesas preparadas, y luego ha ido llegando gente a desayunar. Así que no era cosa del desodorante.

Hoy la ruta nos ha llevado a la gruta del Bramabiau. El río Bonheure nace por los alrededores. Se filtra a través de la roca caliza, y cae a esta gruta, donde forma un río subterráneo que a la salida se llama Bramabiau. El nombre es de origen occitano, y significa "bramido del toro", (del occitano "Brama", bramar, y "biau", que en francés es boef, toro). El río sale de la gruta formando una cascada. En las épocas de lluvia sale tanta que hace tanto ruido que a los occitanos les pareció igual que el bramido de un toro. Pero intentamos imaginar una cascada haciendo "MuuuuuUUUUUuuuu"... y como que no terminamos de verlo.

La ruta por la gruta (je, suena rebuznante) es guiada. En francés, por supuesto. Eso sí, cuando coges los tickets en la caja te dan una traducción escrita al español. Eso nos sonaba. Cuando estuvimos en Budapest, fuimos a visitar unas cuevas. La visita era guiada, en magiar por supuesto. Pero nos daban una traducción escrita para que la fueramos leyendo. Lo que no nos queda claro es si hay que leerlo al tiempo de la visita, o antes, dada la poca luz que había. El caso es que en Budapest, el grupo de visita era variado, con mucho guiri que no hablaba húngaro ni de casualidad. Así que íbamos por la gruta, la guía soltaba su rollo que entendía sólo la mitad del grupo y seguíamos. Llegó un momento en que un húngaro empezó a pedirle a la guía que tradujera algo al inglés por respeto a nosotros (los guiris). Y se montó un pollo. La guía debía tener uno de esos días "la felicidad de ser mujer", de "a qué huelen las nubes", y estaba de mala leche. Luego otro húngaro debió soltar algo así como "Estamos en hungría, si no entienden húngaro es su problema", cosa que dedujimos porque el primer húngaro (que tuvo la decencia de decirnos en inglés lo que le estaba diciendo a la guía) respondió en inglés algo así como "¡Ya estamos con los nacionalismos!".

Y ahí, en medio del motín nosotros los guiris. Al final la guía accedió a resumir un poco en inglés lo que se iba diciendo, y pudimos salir sanos y salvos de la cueva. Así que la visita a la gruta del Bramabiau comenzaba con un deja vu. Pero no pasó de ahí. En el grupo nosotros éramos los únicos guiris. Y bueno, mal que bien, una vez leída la traducción, sabiendo lo que iba a decir el guía, se entendía alguna palabra.

La visita transcurrió sin motines ni sorpresas, en medio de la oscuridad, el agua, las estalactitas y los 8 o 10 grados de temperatura.

Parece ser que en la cueva había pinturas rupestres. O eso decía el folleto. Las pinturas estaban ahí, pero siempre queda la duda si no lo habrá pintado algún guía cachondo. Porque comparado con esas pinturas, Altamira es el museo del prado y lo de Bramabiau el garabato de un niño.

Una vez fuera, tras una hora de visita a la gruta, nos fuimos al Monte Aigoual. Es uno de los picos más altos de la zona (1565 metros sobre el nivel del mar) donde hay ubicado un observatorio meterológico. Se abrió a finales del siglo equis-palito-equis, y aún sigue en activo, aunque han habilitado una parte de exposición y visita.

Cuando llegamos eran las dos y media de la tarde. Sí, tarde para intentar comer, pero lo intentamos. Nos sentamos en la mesa del restaurante, donde hay gente comenzando su comida. Sale la camarera con un plato con una salchicha gigante y patatas fritas, y se la endosa a los que tenemos a lado.

- Mira que bien, todavía sirven comida- nos decimos babeando más que los perros de Pavlov.

Entonces se nos vuelve la camarera para ver qué queremos:
- Pur manyer, an salad sivuplé
- Non, le service c'est finite!

¿Lo qué? ¿Era eso otro deja vu? Acaba de salir con un plato con una salchicha más grande que ella y patatas fritas, ¿y nos dice que ya no se cocina más?. Mientras tenemos aún la cara de sorpresa, la chica se va, vuelve y nos dice que nos puede dar sandwiches. Pero con un tono al que le faltaba añadir "y os estoy haciendo un favor". Así que nosotros, que somos muy orgullosos, decimos que no, y nos vamos. Hoy no se come.

Por lo menos aprovechamos para ver la exposición: instrumentos antiguos de medida, explicaciones de cómo se forman las tormentas y los cumulonimbos, los frentes fríos, los frentes calientes... Cosas que la Mosca le encantan, y que a la Arañita no.

De vuelta al hotel, nos dieron noticias de Suri. Que seguía orinando rojo, con sangre. Así que con el disgusto, empezamos a empaquetar, y a terminar de suspender las vacaciones. Al día siguiente, cumpliendo una semana de viaje, volvimos a Madrid.

C'est finite!

6 comentarios:

  1. Me gusta la gruta del Barrabiau, aunque con ese nombre qué menos que mugir un poco.Una semanita interesante, guardaré el itinerario y algún día lo haré...
    Espero que Suri mejore de sus problemillas y que disfrutéis de este cachito de verano que queda. Mirad que ya florece el árbol de Júpiter, aprovechad, carpe diem.
    Besos

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  2. Me he reido un montón.Me alegro que Suri este bien, no os preocupeis el verano que viene seguis con la ruta francesa, besos.

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  3. ¿Pero no quedamos que lo que le pasaba a Suri es que necesitaba desfogarse con un conejo? Lo de la orina roja ¿no será su "dia feliz de coneja" "a qué huelen las nubes"?
    Siento que os quedarais sin comer.
    Por cierto ¡menuda jeta lo que cuentas de los guías! Aquí nos cortarían el cuello como no les hables en su idioma, incluyendo swahili, y si no lo dominamos como es el caso del checoslovaco o húngaro llevamos un nativo que traduce lo que decimos. Besotes y feliz regreso a casa, M.

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  4. Cuantos lugares "visitamos" desde la ventana del ordenador. Está muy bien.


    Sury es hembra? pregunto, porque Lola los primeros años -ya tiene seis casi siete- cada X días tenia su regla, y se le inflamaban sus tetillas. Ahora está con la menopausia.;-)
    Al comentarlo Merche lo he recordado. Ojala sea eso.

    Buen día
    Un abrazo

    PD:

    Habéis visto a Lola después de bañarla con los muñecos, parece un peluche más.

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  5. Me parece que mi comentario no ha salido. Lo vuelvo a repetir.

    Bueno, bueno KETY, la ciudad encantada de Cuenca son palabras y piedras mayores... ¡PRECIOSA! Todo Cuenca, querida Dulcinea de La Acequia, (la parte antigua, of course) es una maravilla. En una de las casas colgantes está ubicado el mejor museo de arte abstracto ¡del mundo! Yo, que no soy muy "fan" del arte abstracto, recuerdo que me ¡fascinó! Quedé enamorada de la pintura de Zobel... Besotes, M.

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