viernes, 24 de julio de 2009

"Si al palomar no le falta cebo, no le faltarán palomas"




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El palomar de las fotos es el del monasterio benedictino de San Salvador, en Palacios de Benaver (Burgos).

Continuación del comentario al capítulo 7, 2 del Quijote.
Publicado en http://laacequia.blogspot.com/

Pero volvamos al encierro que tanto soliviantó al ama, a la misteriosa reunión del caballero con escudero. Sancho comienza asegurando que su mujer está “relucida”; aunque, a juzgar por lo que expresa después, el reducido, subyugado, sometido o dominado es él. A partir de aquí entran en una discusión “filológica”. Don Quijote le enmienda un vocablo incorrecto y Sancho, irritado, no ve la necesidad de corregir lo que, de cualquier manera, se entiende. Así que pide, en un tono que hubiera sido impensable en la primera parte, que sólo se le enmiende lo que escape a la comprensión. Don Quijote asiste divertido a las aclaraciones “filológicas escuderiles” y cuando cambia una palabra por otra, dócil por fócil, simula no entender, para ver hasta dónde llegan las “patochadas” sanchescas.

Pero volvamos a la “relucida” Teresa. Nuestro hidalgo quiere conocer su opinión, sabe lo que hay…Y, además de no dejarse avasallar en unos tiempos de esposas sumisas, estamos ante una madre con dos hijos que no quiere volver a antiguas incertidumbres. El rosario de dichos y refranes que su marido le atribuye va en esa dirección:” que ate bien mi dedo con vuestra merced, que hablen cartas y callen barbas, porque quien destaja no baraja, pues más vale un toma que dos te daré.” Y Sancho sentencia “que el consejo de la mujer es poco, y el que no le toma es loco”. Y el enamorado de Dulcinea está de acuerdo, todo un experto en el trato con mujeres.

Don Quijote sabe por dónde van a ir los tiros y le induce a que pase adelante. Tras una tópica reflexión sobre la muerte, tal vez esté pensando en lo peligroso de la a ventura, aterriza de golpe en su reivindicación de contar con un salario conocido, Mas, para su amo, las novelas de caballería son el espejo y la norma por la que ha de regirse y en ninguna consta un escudero asalariado. Si hay suerte, ínsula o cosa equivalente al canto .Si no es así, resignación cristiana.

A continuación, Sancho va a oír de su amo lo que más le puede doler, lo que nunca hubiera imaginado, en su seguridad de ser imprescindible. El cielo se nubla, se le caen “las alas del corazón”. Que se vaya a su casa, le pregunte a su mujer y si los dos están conformes, adelante. En caso contrario, no le faltarán escuderos “más obedientes, más solícitos, y no tan empachados ni habladores”, que "si al palomar no le falta cebo, no le faltarán palomas".

¡Ay, don Quijote ha puesto el dedo en la llaga! ¿Acaso está insinuando que no es el que manda en su casa? ¿Cómo va a encontrar alguien más obediente que el tantas veces apaleado, e incluso manteado, por su causa?

Suspenso y pensativo estaba el buen Panza, cuando entra Sansón el socarrón con su abrazo y su saludo a la “flor de la andante caballería”. El ama y la sobrina esperan palabras persuasorias que le hagan desistir de sus aventuras y se quedan con la boca abierta. ¡Todo lo contrario! El bachiller “plega” a Dios para que nadie estorbe su tercera salida, maldiciendo a quien la impida. En su arenga caballeresca, en el más puro estilo, sin olvidarse de los “tuertos”, llega a ofrecerse como escudero. Qué más quiere don Quijote, no te dije yo…pero no, Dios no lo quiera así. ¿Qué harían las ciencias, las letras y las artes sin el gran Carrasco? Mejor que se quede con sus canosos padres…

Sancho llora y asegura que nunca se dirá de los Panzas que fueron desagradecidos. Nos confiesa que ha sido su mujer la que le ha presionado como un mazo que aprieta los aros de una cuba, pero el hombre ha de ser hombre…faltaría más. Ya no hay más que hacer, ordene su amo el testamento, sin revolcones, y él se ofrece a servirle mejor que los de pasados tiempos.

Don Quijote y Sancho “quedaron amigos”, fijaos en esto. ¡Qué lejos quedan aquellos capítulos en que Sancho terminaba castigado físicamente por su señor!" Dos locos como nunca se han visto en el mundo".

El ama y la sobrina hacen el duelo al estilo de las plañideras, mesándose, arañándose, lamentando la partida, maldiciendo al bachiller. No sabemos todavía qué manejos se trae éste con el cura y el barbero, paciencia que más adelante lo cuenta la historia.

En los tres días siguientes, los dos amigos se aprovisionan, suponemos que de ropa y comida. Sancho aplaca a su mujer, difícil, es mucha Teresa, a pesar de la epístola de San Pablo. Don Quijote aplacó a su ama y sobrina, más fácil…

Salen al anochecer, nadie los ve sino el bachiller que les acompaña media legua, en dirección al Toboso. Cervantes quiere dejar bien claro las monturas: el caballero “en su buen Rocinante” y el escudero “sobre su antiguo rucio”. El antiguo, no otro…Tampoco se olvida de “la bolsa de dineros”.

Sansón abraza al de la Triste Figura, que promete avisar de su buena o mala suerte, y se da la vuelta. Van hacia la “gran ciudad del Toboso”. ¿Ciudad?


Pedro Ojeda Escudero dice en http://laacequia.blogspot.com/

ABEJITA: en efecto, cómo pica don Quijote a Sancho al insinuar que no manda en casa. Ciudad insigne Toboso, a no ser que quieras vértelas con sus habitantes... Un abrazo.

Abejita de la Vega se fija en los más de seiscientos huevos que se comió don Quijote en el mes que tardó en recuperarse.... todo un ejercicio de colesterol, sin duda. Después continúa con acierto el comentario de cómo don Quijote maneja a su fiel criado...No os perdáis las imágenes de sus entradas.

Gracias Pedro por tus comentarios.No, de ninguna manera quisiera ofender a los habitantes de la villa del Toboso,si Cervantes dice ciudad, será ciudad. Un beso para la tobosana Kety de "Los cuentos de la abuela".


Sigamos a lo nuestro, que el Quijote es también para el verano y ...para el invierno del otro hemisferio..


Un abrazo para Pedro Ojeda y todos los que me visitáis.


Este blog es vuestra casa.

10 comentarios:

  1. ¡Menudo cebo el que nos puso Cervantes!
    Seguiremos a la espera.
    Un abrazo

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  2. estoy con jam...Cervantes nos pueso el cebo...y nosostros nos cebamos con su obra...saludos

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  3. Que se lo pregunte a la Iglesia, y a la ermita del Cristo por las palomas, con su cruc cruc, como los demás esperamos ansiosos, besos.

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  4. Jan y Manuel: Cervantes nos puso cebo y nos cebamos con su obra. Y Pedro nos puso más cebo quijotesco y nos cebamos todavía más.
    Silvia: me has traído hasta aquí el cruc cruc de las palomas campeñas, en la ermita del Cristo.muchas veces he dicho que sigo allí...
    Un abrazo, ya he puesto la segunda parte del comentario.

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  5. ¡Estamos todos cebados! y con colesterol despues de los 600 huevos... Muy melancólicas tus fotos. Besotes, M.

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  6. ¨jejeje, yo tambièn hice la cuenta de los huevos consumidos diariamente por el hidalgo de hìgado (valga la casi redundancia)ictérico. De ahí que lo amarillo de su testuz se agrave por más huevos que le aplica.

    El socarrón Carrasco nos tiene todo el cap. con la sonrisa en la boca: desde que pregunta a el ama, qué se le sale a vuestro señor....quizás alguna tripa.

    Finalmente, entrega al Caballero con un abraz. Cual Judas, que hizo lo propio con un beso.

    Aunque, en el fondo, tenemos que agradecerle a este aspirante a leguleyo su travieso comportamiento, para divertimento de nosotros los lectores.

    Abrazos calentitos

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  7. Éste don Quijote sabe donde tocar para que Sancho reaccione, sin duda...
    Y que el Toboso sea ciudad o no... habrá que preguntárselo a sus habitantes, no vayamos a ofenderlos...

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  8. Hola troncos y troncas.

    He vuelto por pocos días a mi casa de siempre y he venido a haceros una visita rápida.

    Cuando el Alonso se empeña en irse con la furgoneta por ahí,pues se va y Santas Pascuas. Le enrolla a mi padre, que eso lo sabe hacer muy bien y luego Sancho tiene que convencer a Teresa. Ella protesta, se enfada y refunfuña, pero al final mi papi siempre se sale con la suya. Ya lo están preparando todo. A mi madre lo que le pone de los nervios es que mi padre, como siempre, "irá a por lana y vendrá trasquilado", pero él no atiende a razones es muy cabezón.

    -Alguna vez el Alonso podía repartir las ganancias contigo. Ya está bien. Aquí lass única que traemos el pan a casa somo La Teresica y yo.

    - Tú callate que algún día serás la gobernadora.

    -Ya, del hambre, y menos mal que no tenemos que pagar la hipoteca porque esta casa es muy vieja y está pagada y requetepagada, aunque necesita unos arreglillos, pero ¿cuándo?

    - Cuando vuelva y además como vendré rico, nos compraremos otra.

    - Si, como la última vez.


    Mi padre está muy contento y mi madre desesperada pero resignándose.

    ¡Qué me enrollo y no quería! La culpa lo tenéis vosotros. Me voy a la pisci que en el pueblo sólo hay un río a dos kilómetros y con el agua muy fría.

    Choque de manos a todos

    El Sanchico

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Antonio: buenísimo lo de Judas.
    Un abrazo de los buenos.

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