"... lo que sucedió al grande emperador Carlo Quinto con un caballero en Roma... dijo al Emperador: «Mil veces, Sacra Majestad, me vino deseo de abrazarme con vuestra majestad y arrojarme de aquella claraboya abajo, por dejar de mí fama eterna en el mundo».
Segunda parte del comentario al
capítulo 2. 8 del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada
titulada "Dos
noches y dos días en el camino, una mentira que se enreda y un diálogo sobre la
fama", correspondiente al 30 de julio de 2009.
Don Quijote cree oportuno explicarle el tema “La fama como aliciente y premio para los seres humanos, a través de los tiempos”, con múltiples y amenos ejemplos. Lo inicia con el de la dama cortesana ofendida porque un poeta la olvidó en sus sátiras maliciosas y ella protestó hasta que se la incluyó, infame pero famosa. Sigue con el famoso Eróstrato que quemó el templo de Diana en Éfeso, sólo para pasar a la posteridad con su nombre. También relata la anécdota de un osado caballero, que acompañando a Carlos V, en el Panteón de Roma, expresó la idea loca de arrojarse por la claraboya, abrazado al mismo Emperador, por “dejar fama en el mundo”. El de Gante le ordenó no acercarse más a él, lógico. Suerte tuvo si no le hizo arrestar… Y no le parecen suficientes estos tres desesperados por la fama. A continuación desfilan unos cuantos romanos con sus heroicidades más Hernán Cortés destrozando las naves que tampoco es manco, bueno dejemos a los mancos en paz…
Pero cuidado, con la iglesia hemos dado…no todavía no, eso viene en el capítulo siguiente. Don Quijote da su lección de catecismo. La fama considerada así es algo pagano, los católicos caballeros andantes han de atender más a la eterna gloria celestial que a la terrenal perecedera, no deben traspasar los límites que les tiene puestos la religión y han de combatir todos los pecados capitales.
Sancho, tras la lección de doctrina, querría que le “sorbiesen “una duda: ¿dónde están ahora esos caballeros hazañosos muertos? La respuesta de don Quijote respeta la ortodoxia, por dura que sea: los gentiles en el infierno y los cristianos en el purgatorio o en el cielo. ¿Lo pensaba así el erasmista Cervantes? A Erasmo iremos a través de la curiosidad ingenua de Sancho que pregunta si las sepulturas de esos “señorazos” están adornadas con lámparas y ex votos. Saldrán a relucir las velas, mortajas, muletas, pinturas, cabelleras, ojos, piernas…Y también las reliquias, huesos de santos que hasta los reyes llevaban encima,…todo eso que aún perdura en algunos rincones de España. Yo lo he visto…
Sancho, como un niño, pregunta si es más matar a un gigante o resucitar a un muerto. A partir de ahí, va a llevar a su amo hasta la propuesta de darse a la santidad para alcanzar antes la fama pretendida, que más valen las disciplinas que las lanzadas.
Don Quijote lo para, no todos podemos ser frailes y se puede ser santo como caballero andante. ¡Menos mal! Mira que si llegan a irse a un convento a zurrarse con las disciplinas para alcanzar la fama y la santidad…
Hablando y cabalgando se les pasa la noche. Al día siguiente, al anochecer, descubren la ciudad del Toboso, don Quijote se alegra y se entristece Sancho, alborotarse, se alborotan los dos. Se quedan en un encinar, esperando a que sea noche cerrada para entrar.
Un abrazo a todos
María Ángeles Merino
Pedro Ojeda dice en "La acequia":
, Abejita inicia el comentario del capítulo semanal indicando todas las incidencias de forma oportuna, en especial la trama técnica del capítulo: y con unas fotos que nos recuerdan la mentira de Sancho... Lo finaliza con la meditación sobre la fama que centra el capítulo.
Pedro, un abrazo y sigamos a este Sancho, tan humanizado, aparte de don Quijote, por supuesto. Feliz agosto sin horarios.
Quién sabe cuántos favores hubieran hecho los que, por pasar a la historia, se hubieran converito en tiranicidas...
ResponderEliminarEróstratos ha habido, hay y habrá toda la vida.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy con Pedro y Merche,para desgracia nuestra siempre los y las habrá, saludos a tod@s.
ResponderEliminar¿Crees que fue nuestro Quijo quien pronunció esa frase? La verdad es que sería muy propio de él, la verdad. Besotes, M.
ResponderEliminarP.D. Creo que SILVIA se refiere al comentario de KETY porque yo aún no me he pronunciado...
Perdón Merche, me refería al comentario de Kety,leí demasiado deprisa, me confundi,besos.
ResponderEliminarMuchos son los comenten barbaridades para que se hable de ellos...el precio de la fama...el precio... cuanta sandez. besos
ResponderEliminarJolìn abejita: tus comentarios y fotos dan para hacer un libro mensual, al menos.
ResponderEliminarCreo que ya no quedan espigas en los campos burgaleses, debe de estar todo segado.
Pero las imàgenes hablan por sì solas. El "canasto" serìa para llevar las provisiones.
Ayer con un cliente, ya viejo el hombre, de Porcuna, Jaèn; hablando de la siega de las mieses, ,me dice: "ves la calor que hace hoy (40º a la sombra), pues cuando yo era joven había que estar segando, incluso en las horas de la siesta. Si no lo hacías el terrateniente te despedía por vago. A la hora de almorzar, para procurarnos dos cuartas de sombra, poníamos dos gavillas inclinadas, una contra la otra, y en el hueco que quedaba metíamos la cabeza, y así comíamos; con la cabeza en una pequeñ+isima sombra y el cuerpo achicharrao al sol".
Un escalofrío me recorrío el cuerpo al escuchar la historia, máxime cuando la frente me goteaba sudor del bochorno que hacía.
Creo que hoy me fui por los cerros de übeda (a ver si encuentro a Muñoz Molina jaja).
Saludos amiga
Pedro:lo malo es que los tiranicidas se vuelven tiranos y se precisa otro tiranicida.
ResponderEliminarKety: esperemos que no surja ahora alguno.
Silvia: los hay y los habrá, qué tal por la vega de la abejita...
Merche:podría haber sido de nuestro Quijo,no sé, no le veo de suicida en busca de la gloria.
Manuel: no hay más que poner la tele, cuántos personajillos buscan eso...y viven de eso.
Antonio: no, ya no quedan espigas, está todo segado, falta empacar.De todas maneras, ten en cuenta que el campo burgalés es más tardío que el cordobés.Yo también he oído comentarios de lo dura que era la siega antes, ahora tan tiranos como el que dices...Menudo calor tenéis por ahí, yo nunca he estado en Córdoba, en verano. Siempre en otoño o primavera y ya pegaba, ya.
No,no te has ido por los famosos cerros, viene muy a cuento lo de la siega,hablando de Dulcinea.Si encuentras a Muñoz Molina, le das recuerdos para su señora Elvira...
Un beso a todos y gracias por entrar en este rinconcito
Le darè saludos el Domingo a la Sra de Muñoz Molina, de tu parte, en el suplemento interior del Pais.
ResponderEliminarEs una cachonda mental la amiga Elvira Lindo. Deberìa de tener blog....voy a buscar en el google a ver si tiene...
Ya te contarè
Hola troncas y troncos.
ResponderEliminar(Jó, qué enganche tengo con vosotros, ni yo mismo me lo creo)
Al final se han ido con la furgo el Alonso y mi padre. Creo que iban a pasar por El Toboso, el pueblo de Kety, una amiga de mi madre. Yo he estado dos veces alli y bueno es grande, está bien.
Parece que el Alonso quiere ver a su novia. Si os digo la verdad, yo no me acabo de creer que este amigo de mi padre, viejo, larguirucho y tan delgado que parece un espárrago, tenga novia. Hablar hablar mucho de ella,pero siempre pienso que se lo inventa, pero mi padre me ha dicho antes de irse:
- Qué si Sanchico que sí la tiene. No es como él piensa porque ya sabes que cuando uno está enamorado lo distorsiona todo, ( aquí me ha dejado boquiabierto y esto lo tendré que pensar) Él cree que es guapa, delicada y yo te digo que no, pero en esa historia no me quiero meter. La verdad es que en El Toboso vive una tal Dulcinea, aunque ese no es su verdadero nombre, que le tiene loco al Sr. Alonso, por eso se ha empeñado en que vayamos para allá, pero a mi no me hace ni pizca ni pizca de gracia. Claro que yo transijo porque algún día, Sanchico, seré muy pero que muy famoso y tú y gente muy importante leeréis por esos trastos de ordenadores que tanto te gustan, toda mi fama.
- Pues a ver si te estiras y me pones internet en casa, que tengo que ir a la choza del Richi o al ciber.
-Cuando vuelva Sanchico, cuando vuelva te prometo que te compro todo lo que tú quieras.
Después se han ido los dos tan contentos y yo mientras en el pueblo de mi madr, intentando que la Cristina me haga un poco de caso mientras miramos en el cielo las estrellas.
Choque de manos.
El Sanchico.