miércoles, 15 de julio de 2009

Mi nombre es Antonia Quijana


Para las personas solteras, como yo, los sobrinos son parte importante y muy querida de nuestra vida. Don Quijote es un viejo hidalgo solterón que vive con su sobrina, Antonia Quijana, que se desespera con la locura caballeresca de su tío.

Yo también tengo una sobrina extrañadísima de ver a su tía tantas horas con el ordenador y el Quijote! ¡Mirad como contempla el libro! Algún día lo leerá...No desespero.


Introducción al comentario al capítulo VI, segunda parte, del Quijote.

Mi nombre es Antonia Quijana y soy la sobrina de Alonso Quijano, al que conocéis, sin duda, por el disparatado nombre de don Quijote de la Mancha. Cide Hamete Benengeli os ha contado poco de mi persona. Sabéis que vivo en la casa de mi tío, el hermano de mi difunta madre, en una aldea de la Mancha, que no llego a los veinte años y que siempre aparezco con mi querida ama, a la que me unen fuertes vínculos afectivos pues, aunque ese maldito libro de la imprenta de Juan de la Cuesta no lo diga, fue mi nodriza. Si mi tío cobró fama por embestir a un molino de viento, mi ama pasó a la estampa por haber emulado al Santo Oficio, quemando aquellos malditos libros de caballerías. ¡Hizo bien! De haberlos achicharrado antes, no habrían sido vendidas tantas hanegas de tierra de sembradura y no hubiera mermado mi futura herencia.

Cuando mi tío se fue por esos campos a deshacer entuertos, en compañía del monstrenco de Sancho Panza, la casa se quedó solitaria y silenciosa, sólo de vez en cuando se oía el aullido lastimero del galgo. Siempre habíamos aborrecido sus lecturas pero ¡cuánto añorábamos entonces al tío Alonso leyendo en voz alta aquello de “La razón de la sinrazón…”! Una hidalga de diecinueve años encerrada en un caserón manchego, sin más compañía y conversación que la de una mujer mayor que pasa de los cuarenta. ¡Y todo el día recordándome que “la doncella honesta, el hacer algo es su fiesta"! Y, algo hago, ocupo mis horas en menear doce palillos de randas, que ya no sé qué hacer con tantos encajes… También ayudo a mi ama en los trabajos de la casa y la cocina, que la pobre mujer no puede con todo… no, ociosas no estamos ¡La envidia que siento cuando, a través de una celosía, veo a las muchachas del pueblo que van juntas al río o a la era! ¡Qué alegres suenan sus charlas y sus risas! Y soy hidalga que hidalga era mi madre…

Cosa de lástima fue oír los gritos que alzamos cuando aquel muchacho acudió corriendo a darnos nuevas de que nuestro tío y señor “venía flaco y amarillo, y tendido sobre un montón de heno y sobre un carro de bueyes”. Fueron gritos de lástima por el estado en que venía pero también eran de alegría. Ingenuamente pensábamos: ¡Ahora no se irá!

(Seguiré hablando en el comentario al capítulo VI que toca este jueves)

María Ángeles Merino


Pedro Ojeda Escudero. dijo en este blog:

Qué buen acierto dar voz a la sobrina. Cada vez miramos la obra desde más ángulos. En cuanto a tu sobrina, antes o después leerá el libro, ya lo verás.

Gracias Pedro, buscaremos más ángulos. En cuanto a mi sobrina, después, lo leerá muchísimo después...

12 comentarios:

  1. Apreciada Doña Antonia, a pesar de la corta edad que tiene y bien lucís, tiempo para hay para entrar en la lectura necesaria del tomo que a bien comentáis.
    Esperemos la nueva entrada para seguir leyendo estas andanzas que a fecha de hoy hacen sonreír al ama mas cansada.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. ¡Has hecho trampa! Aún no he leído este VI capítulo... Tienes que esperar, Abejita, hasta el viernes que es cuando todos salimos disparados a hacer nuestros comentarios... Bueno, te perdono, me has aligerado la lectura. Besotes, M.

    ResponderEliminar
  3. No, este no es el comentario del capítulo VI.Es una introducción para recordar lo que sabemos de la sobrina que figura todo en la primera parte.Como quiero hacer hablar a este personaje tengo que poner los antecedentes. Del capítulo VI sólo he puesto lo de los bolillos. El refrán de la doncella honesta es del capítulo anterior y lo dice Teresa Panza.
    El nombre de la sobrina sólo aparece al final del Quijote,creo, en el testamento de don Alonso Quijano. Eso sí lo he adelantado para darle un nombre al personaje.
    La lectura empieza ahora...
    Besos y gracias por perdonarme...

    ResponderEliminar
  4. Encantado de conocerla, apreciada Antonia...!

    Saludos...!

    ResponderEliminar
  5. ¡Qué contenta y orgullosa está la tía de la sobrina. Lo sé de muy buena tinta, aunque ´la sobri, que no se llama Antonia, no comprenda esa locura que tiene siempre la tía por el Quijote, pero ahora lo comparte con muchos más.

    Besos.

    Espero tus comentarios,laboriosa Abejita.

    ResponderEliminar
  6. Dice un refrán popular que a quien Dios no le da hijos, el diablo regala sobrinos,yo creo que no es cierto, a tu sobri la conocí cuando ella todavia era una niña, con la hija de Pedro, María.Tu sobrina muy guapetona,y ahora ella sabrá como se siente una tia, ella ahora también lo es.Antonia estaría desesperada con su tio, le gustaría que entrara en razón, pero me parece que iba a ser que no, jajaja! besitos.

    ResponderEliminar
  7. Qué buen acierto dar voz a la sobrina. Cada vez miramos la obra desde más ángulos. En cuanto a tu sobrina, antes o después leerá el libro, ya lo verás.

    ResponderEliminar
  8. Hola troncos que me voy de vacaciones unos días al pueblo.
    Allí no tengo internet, asi que no sé si podré comentar todo esto de la Antonia. Yo no la conozco y sé que por casa del Alonso a mi padre no le pueden ni ver y mi madre tiene siempre mucho cabreo que esa familia así que yo por allí ni aparezco.

    ¡Feliz verano para todos vosotros!

    Seguro que volveré

    Choque de manos

    El Sanchico.

    ResponderEliminar
  9. Abejita, no importa el parentesco, lo importante es estar rodeada de personas que te quieran.

    Ya veo que Pedro se me ha adelantado.
    Claro que lo leerá, con ese ambiente quijotesco que se respira no hay quien se resista. ;-)
    Mª Ángeles, eres fantástica en tus comentarios.

    Un abrazo y feliz verano a todos.

    Sanchico, pásatelo bien en tu pueblo, seguro que hace menos calor, y no te preocupes por tu padre, que todo se arreglará.
    Choque de manos

    ResponderEliminar
  10. Jan: bien luce Pa...digo Antonia.
    Cornelius: encantada ...
    Ele: se me cae la baba con mi Paola, sí.Ya sabes que mi laboriosidad con la tecla está en función de apartar malas historias de mi cabeza. Terapia genial y quijotesca.
    Silvia: en mi caso no es verdad. mi sobrina es un maravillosos regalo nada diabólico. La conociste pequeñita cuando jugaba con las muñecas en medio de la calle, con las vecinitas de Campo Real. Poco tiempo pero lo recuerda con cariño.Ahora no lee el Quijote pero es un cielo...Te da las gracias por lo de guapetona.
    El tío de Antonia no entra en razón, no.

    ResponderEliminar
  11. Como dice Pedro, otra interesante visión del Quijote. A ver si lo consigues. Con los míos creo que doy la batalla por perdida. Quizás cuando el pelo le blanquee, se decidan. pancho

    ResponderEliminar
  12. Kety: aunque el ambiente sea quijotesco, mi sobri ni se entera.
    Tienes razón en lo de los parentescos...
    Creo recordar que tú sabes hacer randas con bolillos, como la sobrina de Don Quijote.Tengo curiosidad por saber si menear doce palillos es mucha habilidad o poca.Supongo que poca...
    Sanchico se lo estará pasando
    pipa...
    Pancho: batalla perdidíiiisima.
    Un abrazo y feliz verano a todos.

    ResponderEliminar