martes, 30 de junio de 2009
Sansón Carrasco de Cervantes y el Isidoro de Delibes
"El pueblo en la cara"
"Cuando yo salí del pueblo, hace la friolera de cuarenta y ocho años, y me topé con el Aniano, el Cosario, bajo el chopo del Elicio, frente al palomar de la tía Zenona, Cena, ya en el camino del Pozal de la Culebra. Y el Aniano se vino a mí y me dijo: "¿Dónde va el Estudiante?". Y yo le dije: "¡Qué sé yo! Lejos". "¿Por tiempo?" dijo él. Y yo le dije: "Ni lo sé". Y él me dijo con su servicial docilidad: "Voy a la capital. ¿Te se ofrece algo?". Y yo le dije: "Nada, gracias Aniano".
Ya en el año cinco, y al marchar a la ciudad para lo del bachillerato, avergonzaba ser de pueblo y que los profesores me preguntasen (sin indagar antes si yo era de pueblo o de ciudad): "Isidoro ¿de qué pueblo eres tú?" Y también me mortificaba que los externos se dieran de codo y cuchichearan entre sí: "¿Te has fijado qué cara de pueblo tiene el Isidoro?" O, simplemente, que prescindieran de mí cuando echaban a pies para disputar una partida de zancos o de pelota china y dijeran despectivamente "Ése no; ése es de pueblo". Y yo ponía buen cuidado por entonces en evitar decir: "Allá en mi pueblo"... o "El día que regrese a mi pueblo", pero, a pesar de ello, el Topo, el profesor de Aritmética y Geometría, me dijo una tarde en que yo no acertaba a demostrar que los ángulos de un triángulo equivalen a dos rectos: "Siéntate, llevas el pueblo escrito en la cara". Y, a partir de entonces, el hecho de ser de pueblo se me hacía una desgracia y yo no podía explicar cómo se cazan gorriones con cepos o colorines con liga, que los espárragos, junto al arroyo, brotarán más recio echándoles porquería de caballo, porque mis compañeros me menospreciaban y se reían de mí. Y toda mi ilusión, por aquel tiempo, estribaba en confundirme con los muchachos de ciudad y carecer de un pueblo que parecía que le marcaba a uno, como a las reses, hasta la muerte. Y cada vez que en vacaciones visitaba el pueblo, me ilusionaba que mis viejos amigos, que seguían matando tordas con el tirachinas y cazando ranas en la charca con un alfiler y un trapo rojo, dijeran con desprecio: "Mira el Isi, va cogiendo andares de señoritingo". Así que, en cuanto pude, me largué de allí, a Bilbao, donde decían que embarcaban mozos gratis para el Canal de Panamá y que luego le descontaban a uno el pasaje de la soldada. Pero aquello no me gustó, porque ya por entonces padecía yo del espinazo y me doblaba mal y se me antojaba que no estaba hecho para trabajos tan rudos y, así de que llegué, me puse primero de guardagujas y después de portero en la Escuela Normal y más tarde empecé a trabajar las radios Philips que dejaban una punta de pesos sin ensuciarse uno las manos..."
Miguel Delibes, "Viejas historias de Castilla la Vieja"
(En Obras completas, vol. 2, Barcelona, Destino, 1966, pp. 373-74).
http://www.catedramdelibes.com/archivos/000011.html
Sansón Carrasco y el Isidoro ¿tienen algo en común?
Pedro Ojeda Escudero dijo en http://laacequia.blogspot.com/
Abejita plantea una pregunta muy inteligente sobre la similitud de un personaje de Viejas historias de Castilla la Vieja (posiblemente la mejor obra de Delibes) y Sansón Carrasco. Leed y responded.
Un abrazo, Pedro.
Tienen mucho en común. Tal vez sean un descendiente directo, aunque el propio Delibes debería contestar.
ResponderEliminarUn abrazo
Buen ojo!
Y Delibes, además, muy cervantino.
ResponderEliminarQuerida Abejita ¡me ha encantado esta descripción del gran DELIBES! Pobre Isidoro que por venir de pueblo era denostado y cuando volvía al mismo tambien por "señoritingo". ¡Claro que Sansón era igual que Isidoro! Tambien era de pueblo porque es lo que abundaba en la época. No olvidemos que España hasta hace bien poco estaba hecha de "pueblerinos" que inmigraban a las grandes ciudades. Muy buen post. Besotes, M.
ResponderEliminarEstupendo.
ResponderEliminarBesos.
Jan: el pobre Delibes está muy viejito y opilado, como dice él.Pero contestaría, pienso yo, que algo les une.
ResponderEliminarPedro:así es, cuando le entregaron el premio Cervantes, en 1993, dijo:"Miguel de Cervantes Saavedra no ha enmudecido, que su palabra sigue viva a través del tiempo, de acuerdo con el anhelo de inmortalidad que mueve la mano y el corazón del artista."
Merche:me alegro que te haya gustado. Seguro que Sansón iba por su aldea con "andares de señoritingo".
Cornelius: Miguel Delibes es estupendo, verdaderamente.
Un abrazo a todos