Comentario al capítulo XXXVI del Quijote, segunda parte. Publicado en http://laacequia.blogspot.com/
Leemos el título: “Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto, con otros raros sucesos que en la venta sucedieron”. Pero, don Miguel esa batalla ya la hemos presenciado. Hay que ver como olía a vinazo el capítulo anterior. Otro gazapo. Estos impresores…
Vamos con los raros sucesos.
Como dice el poeta Manuel Machado:” su mercé el ventero en la puerta atisba si alguien llega”. Y sí, alguien llega, “una hermosa tropa de huéspedes”, gente misteriosa, de categoría, habrá “gaudeamus”. Uy, un ventero que sabe latín… Llevan lanzas, adargas y una dama vestida monjilmente y de blanco que suspira, solloza ,calla… No responde a la solidaridad femenina de Dorotea, sólo se sentirá obligada a replicar al antipático embozado secuestrador que la tilda de desagradecida y mentirosa. Conocemos a este personaje del que teníamos referencias: Fernando. El de las tres traiciones, más traidor que Lotario, que ya es decir, un tipo donjuanesco, un arrogante miembro de la alta nobleza, tal vez un Osuna, personaje que va a sufrir esa sorprendente metamorfosis que señala Pedro, de bronce a mantequilla, el duro se ablanda , casi se le caen las lágrimas e incluso pierde la color.
Acabo de aprender la palabreja que expresa lo que se inicia ahora: la anagnórisis teatral o reconocimiento. Por deformación profesional, me pongo un ejemplo sencillito a mi misma, como si estuviera ante mis "sanchicos:
Encuentro entre una madre y un hijo que, tras muchísimos años y vicisitudes se reúnen:-Hijooooooooooo--Madreeeeee. Algo así es la anagnórisis, a ver si se me queda en el disco duro.
Cardenio reacciona ante la deseada voz de su Luscinda. Voces amadas, antifaces que se caen, rostros conocidos, desmayos, qué fácilmente se desmayan estas señoras, cada oveja encuentra a su pareja. Fernando mantiene agarrada todavía a Luscinda que suplica, en un emotivo discurso: “Dejadme llegar al muro de quien yo soy yedra” y “acabadme con él la vida”.Estamos ante la enamorada dispuesta a morir.
La que no desea morir es Dorotea, la que conocimos en la sierra vestidita de varón, lavando aquellos pies “que no parecían sino dos pedazos de blanco cristal que entre las otras piedras del arroyo se habían nacido”, la Micomicona del “miémbresele” que “sólo” leía libros piadosos. ¡Menuda mujer! Llorando y de rodillas , confesando que le entregó las “llaves”, algo tremendo entonces ; pero la humilde labradora, le lee la cartilla al señorito:
“Tú no puedes ser de la hermosa Luscinda, porque eres mío, ni ella puede ser tuya, porque es de Cardenio; y más fácil te será, si en ello miras, reducir tu voluntad a querer a quien te adora, que no encaminar la que te aborrece a que bien te quiera… quieras o no quieras, yo soy tu esposa”.
El triple traidor reconoce su derrota, no tiene ánimo para negar las verdades de la hermosa. El lobo suelta a la corderilla Luscinda que no cae al suelo porque allí están los amorosos brazos de Cardenio para sujetarla. Fernando echa mano a la espada para vengarse de Cardenio, mas Dorotea tiene buenos reflejos y “con no vista presteza se abrazó con él por las rodillas, besándoselas y teniéndole apretado, que no le dejaba mover.”
Sus palabras y las de todos los presentes, incluidas las más valiosas del cura, amansan a Fernando que casi, casi llora, se “abaja” y manifiesta el deseo de vivir sus días junto a la inteligente mujer .Se disculpa de sus faltas de una manera muy tenue, muy alambicada:” volved y mirad los ojos de la ya contenta Luscinda, y en ellos hallaréis disculpa de todos mis yerros”. A la vez da el visto bueno a Cardenio y a Luscinda. Sancho prefería a Micomicona y también llora. Aquí llora hasta el apuntador, bueno no, que aunque parezca teatro, no lo es.
Un saludo a Pedro, a todos los paseantes y, uno muy especial, a Merche Pallarès.
Firmado: María Ángeles Merino Moya
Pedro Ojeda Escudero dijo en http://laacequia.blogspot.com/
ABEJITA: Bien señalado el gazapo, hablaré de ello en las Noticias.Me gusta tu humor al abordar el lío amoroso y la cesión del lobo, que se "abaja", en efecto.Llorar, hasta yo, ya lo has visto.Saludos.
En este blog dijo:
Como te he dicho en La Acequia, me gusta tu humor al enfocar este lío de lágrimas y la forma en la que el lobo, en efecto, "se abaja". Y tanto.Y al Sanchico, que siga sobrio, por supuesto.
GRACIAS, PEDRO POR LO BIEN QUE LO PASO Y LO QE APRENDO.
Hola Abejita.
ResponderEliminarAyer conocí a tu antigua alumna Silvia y ella creía que El Sanchico que soy yo, pues que era tu alumno también, o sea , un Sanchico de verdad. No está mal.
Porque vamos a ver ¿soy real o irreal? y aunque no lo fuera, tampoco lo es El Quijote ni Sancho y fíjate a todas las realidades que está llevando o ¿no? En fin que se me han contagiado vuestras diarreas mentales.
Me gusta, me gusta la aventura esta del vino. Yo no, yo no bebo calimocho que luego se me sube a la cabeza y no controlo y le digo cosas a mi pibita de las que me arrepiento. Ya me lo ha advertido mi padre. "Tú Sanchico, sereno, siempre sereno" Claro que eso me lo dice mientras se mete para el cuerpo dos vasos de vino tinto y unos buenos trozos de queso ( ¿cuál es la marca? Tú lo sabes abejita ) y charla con El Alonso de todas esas aventuras. Le he oído decir al Alonso que se lo había pasado muy pero que muy bien con ese asunto del vinorro.
Al jaleo ese de los enamoraos pues parece un culebrón de los de antes.
Bueno tronca que me llama El Richi y me tengo que ir para jugar un partido con los del barrio y ya sabes, eres mi profe.
El Sanchico.
Como te he dicho en La Acequia, me gusta tu humor al enfocar este lío de lágrimas y la forma en la que el lobo, en efecto, "se abaja". Y tanto.
ResponderEliminarY al Sanchico, que siga sobrio, por supuesto.
En tu anterior post, no sé por qué, igual ya veo doble (la edad...) pensaba que eran un Sanchico y una Sanchica, ahora veo que no, que es UN Sanchico solo pues mejor que nada... Con tal de que UNO de las nuevas generaciones se enganchen al Quijote ya habrás conseguido MUCHISIMO, mi admirada ABEJITA... Besotes, M.
ResponderEliminarEl personaje de ficción creado por Luz del Olmo (Ele Bergon)es un chico que representaría lo que podría ser un Sanchico de hoy.Tambén está su hermana Sanchica,Kety la hizo cajerade supermercado.
ResponderEliminarCuando yo hablo de sanchicos y sanchicas,me refiero a ciertos adolescentes de esa edad más o menos que conozco muy bien, los veo mucho, je, je.
De todas formas abejita...cada vez que entro por aquí me lio como la coleta de un chino...con los sanchicos... y demás... es como lo Fernan Caballero , que nunca doy en si es el seudónimo o si es el escritor...en fin..a lo que venía... que cierto, que el capítulo es como una mezcla de sonrisas y lagrimas mezclado con un poco de culebrón venezolano...si que si....un saludo
ResponderEliminarEs mejor que Sanchico camine sólo ya que su hermana Sanchica le aporta "poco"... Hummmm
ResponderEliminarSeguiré atenta a vuestras entradas. Vuevo a repetir, son geniales.
Ya había visto tu foto. Nunca es tarde para decirte que estás muy bien.
Kety,a ver si nos traes a Sanchica, que de ella Cervantes contó más que de Sanchico.La entrada de la cajera quedó estupenda.
ResponderEliminarUn beso
Manuel: el capítulo, un culebrón venezolano, claro. ¿Leerían el Quijote los guionistas de "Cristal",por ejemplo? A lo mejor,sí.
Un beso
Me parece a mí, que este capítulo es el más dramático de los ciento treinta y uno que componen el Quijote.
ResponderEliminarHay que ver. Todos lloran y cada uno por su propio interés; unos por su honra, otros por su deshonra, otros por que no cobran y el pobre Sancho, porque ve que la promesas de su ínsula se esfuma.
Mientras tanto, don Quijote tan feliz, creyendo haber ganado una batalla.