Comentario al capítulo 1,18 del Quijote para el blog "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda. Publicado en la entrada titulada "Las razones de la locura", del 11 de septiembre de 2008.
"Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor Don Quijote, con otras aventuras dignas de ser contadas"
Sancho se queja de su manteamiento y recuerda ¡con nombres y apellidos! a sus manteadores. Puesto que tenían sus nombres, razona, no eran fantasmas. Pero, unas líneas más abajo, manifiesta: "llevando yo de ventaja el manteamiento, y haberme sucedido por personas encantadas, de quien no puedo vengarme". ¿En qué quedamos? Sancho es como el niño que no cree en los Reyes Magos, pero le conviene creer y "sigue el rollo" a sus padres.
Cervantes nos hace reír, o sonreír, con los nombres rimbombantes de los protagonistas, en su parodia de las batallas de los libros de caballerías: Alifanfarón, Pentapolín del arremangado brazo", Brandabarbarán de Boliche...Si alguien se queda sólo con lo risible, por lo menos se queda con algo...
Piedras, muelas perdidas, hambre canina. Don Quijote resiste todo...A lo largo de la lectura del libro pensamos tantas veces que, llevado a la realidad, hubiera sido imposible la supervivencia...Politraumatismos múltiples e inanición...
La imagen de amo y escudero recíprocamente vomitados, quedando "como de perlas" posee un antecedente en la longaniza expulsada desde el estómago por el Lazarillo de Tormes, tras meterle el ciego la nariz, dentro de la boca. Realismo castellano.
Nuestro hidalgo considera todo esto como normal: "Mas a todo esto estamos sujetos los que profesamos la estrecha orden de caballería". Y a seguir su camino. Hasta la semana que viene.
Un saludo:
María Ángeles Merino
Un saludo:
María Ángeles Merino
Me gustó el comentario en La Acequia y también me gusta aquí. Me agrada que leamos juntos el Quijote.
ResponderEliminarSeguiremos leyendo el Quijote juntos. Una lectura que tiene la virtud de ser siempre nueva, nunca da la sensación de archisabido, siempre se encuentra algo en lo que antes no habías reparado. Me he llegado a preguntar: ¿Tan mala memoria tengo?
ResponderEliminarHasta la próxima lectura