martes, 27 de febrero de 2024

"Un vistazo más o menos curioso a esas orillas lujuriantes..."

  



Viene de mi otro blog, Sor Austringiliana me lo trae.

Hace poco cayó en mis manos el libro Aquel Burgos sombrío donde fuimos felices del escritor burgalés Jesús Carazo y, a pesar de no  coincidir en el tiempo, yo soy del cincuenta y siete y él del cuarenta y cuatro, conozco y reconozco el Burgos de su recorrido sentimental: la ciudad de la catedral gris casi negra, de los omnipresentes hábitos y sotanas con sus largas ceremonias, la de los uniformes ya fueran de oficiales "chorchis" o milicias aéreas, la del tontódromo del Espolón con encuentros chico- chica en un punto del paseo, el cine de los domingos de estreno o pipero como vía de escape, los baños en el río o en la piscina de los militares los privilegiados, las tiendas de "coloniales", los sombríos colegios de frailes para chicos y de monjas para chicas, las chachas de pueblo, la sanidad de la Casa de Socorro, las barracas en San Pedro, los campamentos falangistas qué peligro, los bares de dudosa higiene, la autoridad que estaba en todas partes... Una pintura muy viva la de mi paisano. 

Fuimos felices, siempre existen luces entre las sombras. Jesús Carazo fue feliz en Aquel Burgos sombrío, la escritura, la lectura y el teatro de aficionados acudieron en su auxilio, junto a las primeras novias y los amores efímeros. Fue un niño mimado, dentro de un orden, no sufrió carencias, eso también ayuda. 

Y ahora, con un Burgos de colores, ¿con qué nos identificamos los burgaleses? Leemos al escritor: 

"Aunque divide en dos partes la ciudad, el Arlanzón es quizá el río que nos une y apostaría que con él nos identificamos los burgaleses tanto o más que con la Catedral, el Espolón o el Paseo de la Isla. No hay día en que no echemos un vistazo más o menos curioso a esas orillas lujuriantes y a ese lánguido y soñoliento caudal. Sin duda, lo sentimos muy nuestro...".

"Nuestro apacible río exhibía en aquella época dos orillas ralas, amarillentas, que sólo adquirían un aspecto agradable cuando la nieve las cubría. Nada que ver con la arbórea exuberancia de los tiempos presentes..."

(Jesús Carazo en Aquel Burgos sombrío donde fuimos felices)

Así es, paisano, el río Arlanzón nos identifica. Y, como a ti, nos gusta más ahora que antes, cuando estaba pelado, amarillento, era de difícil acceso salvo en algunos tramos, e incluso escondía sorpresas vivas y poco gratas. Solo los chavales más ágiles y atrevidos salvaban el elevado pretil, mi hermano y alguno de sus aguerridos amigotes. 
 

Ya ve, Sor Austringiliana, ahora nuestro paseo favorito tiene lugar bajo los árboles y sin perder de vista el río con sus orillas "lujuriantes": un descanso para la vista, la mente, o el alma si queréis. Lo de "lujuriantes" puede ir con un poco de guasa, ¿o no?

Leemos a Jesús Carazo, novelista y dramaturgo. El siguiente puede ser La tentación, caed en ella.


María Ángeles Merino

https://www.jesuscarazo.com/images/portada16.jpg

jueves, 22 de febrero de 2024

Dos hermanos separados. "Los hermanos Machado y la guerra" por Monique Alonso.

 

Esta entrada procede de mi otro blog "El blog de Sor Austringiliana", el que suelo utilizar para pequeños textos rápidos que escribo en mi móvil. El tema de "Dos hermanos separados" viene como de molde porque hoy es 22 de febrero de 2024 y se cumplen 85 años de la muerte de Antonio Machado. Sirva como modesto homenaje a nuestro gran poeta que "murió lejos del hogar". 

Para mí, fue un placer escuchar, el jueves 15 de febrero, en el Salón de Estrados de la Diputación de Burgos, a la doctora  Monique Alonso, recién nombrada académica de la Institución Fernán González, en su conferencia: "Los hermanos Machado y la guerra". 

Nacida en Francia, hija de exiliados españoles, ha dedicado toda una vida a la investigación sobre don Antonio y don Manuel Machado.

 Una visión documentada y humanísima por parte de quien conoció a muchos testigos vivos de la historia de los dos hermanos, separados por la guerra civil, sin maniqueísmo, sin buenos ni malos. Lo primero:  agradeció a sus padres que con mucho esfuerzo hicieran posible sus estudios. Nosotros también. Os invito a escucharla, os pongo el enlace. 

No se desvió ni un momento mi atención: la odisea de la familia Machado, la despedida, el viaje, las penurias, el cariño, la separación, la enfermedad y la muerte. 

Ya ve, Sor Austringiliana, un don Antonio que se sentía viejo y enfermo y no se quería ir,  escritor ya de poca poesía y mucha prosa; pero atento a la educación de  sus pequeñas y queridas sobrinas que tuvieron el mejor profesor de lengua, literatura y también de matemáticas. 

 El numeroso grupo familiar vivió la angustia y la incertidumbre de la guerra en desangeladas casonas prestadas, en Valencia y en Barcelona: Villa Amparo y Torre Castañer. En la primera había acequia y limonero, en ambas la comida y   el combustible eran asaz escasos. 

Don Antonio escribía por la noche, envuelto en una manta con café, tabaco o...cigarrillos de hojas de eucalipto. Imágenes impagables. Al final, las de la frontera, el hotel Quintana y el cementerio de Collioure. Un pasaporte dudoso, un modesto hotel, una receta médica con poca fe, una tumba, mamá Ana muere también. Chile, Rusia, la familia se dispersa.

Mientras Manuel, en Burgos, tenía que adaptarse a los valores del otro lado, los de su mujer y su cuñada monja, los de Pemán y Franco, cuestión de supervivencia. 

María Ángeles Merino

viernes, 2 de febrero de 2024

Paseo embozada

 




Tomado de El blog de Sor Austringiliana, mi otro blog, el de los sentimientos.

Ayer paseaba junto a un parque infantil solitario, embozada con mascarilla, no fuera a complicarse con el frío el catarro tontorro que acabo de pasar. Los pocos  paseantes de la Isla se apartan, cielos, ante una mujer enmascarillada. 

Fue un paseo interesante, encontré a quien no veía hace tiempo, y eché un vistazo al libro que acababa de comprar: "Mendizábal", episodio galdosiano, veintidós, tercera serie. Acabé con el de la boina, "Zumalacárregui", otro que tal, cuánta sangre y crueldad por otro Dios, otra patria y otro rey. 

¿Quién era aquel Mendizábal tan denostado por desamortizador? Si me ve un cura de los  que pasan por aquí, como escarpias se le ponen. El de la portada encajaba con el alcalde gigantillo, al menos en la vestimenta. Lo coloqué para la foto, son de un tiempo, pero no es el susodicho, es un tal Vicente Blasco García, vaya...

Ay, el siglo XIX, un tiempo que prepara este otro que estamos viviendo. Ahora a las desamortizaciones las llaman privatizaciones. Y las carlistas no fueron sino guerras civiles. 

Leo: 

" -¿Qué le parece usted, amigo don Fernando?- dijo Hillo-. ¿Nos cumplirá ese señor Mendizábal todo lo que ha prometido? Porque ya ve usted si ha venido con ínfulas. Que acabará la guerra carlista en seis meses, y que para entonces no veremos un faccioso ni buscándolo con candil. Que pondrá término a la anarquía, cortando el revesino a todas las Juntas. Que arreglará la Hacienda, y pronto rebosarán las arcas del Tesoro. Que hará de la España una nación tan grande y poderosa como la Inglaterra, y seremos todos felices, y nos atracaremos de libertad y orden, de pan y trabajo, de buenas leyes, justicia, religión, libertad de imprenta, luces, ciencia, y, en fin, de todo aquello que ahora no comemos ni hemos comido nunca."

Mucho prometía, ya sabemos lo que hubo. Y para lo que no sabemos, tenemos los libros de Historia. Sí, también en los canalículos de Internet, Sor Austringiliana.

Sigo paseando y leyendo. Y parece ser que empezamos el Club de Lectura. 

María Ángeles Merino

https://elblogdesoraustringiliana.blogspot.com/2024/01/paseo-embozada.html