Compré el pan y me senté a tomar un café, con Akúside recién comprado y Diario de Burgos.
-Akúside. ¿Qué decía yo de Akúside?
Comenzaba a leerlo y comentaba en La acequia:
Voy con esos cuentos bestiales y circulares del principio, más bestias que las versiones originales de los cuentos de los hermanos Grimm, que ya es decir. Ánimo a todos, empezando por mí misma. Algo tendrá el agua cuando la bendicen."
Esta distopía me llevó a aquella utopía distopía.
A la semana siguiente, en mi comentario:
"Voy con el sacrificio del hijo. Poco amable el autor. Lo dicho: más valor que Gerineldo."
Porque Pedro Ojeda había escrito: "La lectura de la novela de Vallecillo es apasionante e interroga continuamente al lector, nada amable ni en lo temático ni en la disposición estructural."
El mismo autor, Ángel Vallecillo, nos contesta, en relación al "poco amable", nacido del "nada amable" de Pedro Ojeda:
"Lo que pasa es que a veces uno se sume de tal forma en el espacio y tiempo en los que está escribiendo que prescinde o se olvida de señalizar correctamente el camino. Es lo que ustedes, tan cortésmente, describen como poco amable."
El escritor lo reconoce.
"Reconozco la dificultad del libro y lo considero un lastre. Me hubiera gustado que no fuera tan abstruso, por eso valoro tanto la decisión del jurado del premio, y comentarios que valoran el riesgo."
Gracias, Ángel Vallecillo. "Abstruso", dices. Desde aquí, mi aplauso amable, de verdad, pero creo que necesito ayuda. Mi amiga Austri, mi compañera de lecturas, tal vez me pueda ayudar:
-¡Eh! ¡Que aquí estoy!
-Ya estabas tardando. ¿A ti te gusta Akúside?
-Bueno, vayamos por partes. Akúside es una novela dividida en tres: El Sílex, República y Las Memorias de Axiámaco. Empezamos a leer y, tras la imagen de la terrorífica portada, nada amable, chocamos brutalmente contra unos cuentos bestiales y circulares:
"La primera, El Sílex, es un conjunto de veintinueve textos breves que narran leyendas de la prehistoria de Akúside, patria de los akusaras, un pueblo cuyo origen se pierde en el tiempo". El Sílex es el libro sagrado de los akusaras."
Y todavía hay más, mira aquí dice: "Burkina Fasso y Mali son algunos de los países que ha visitado Ángel Vallecillo para nutrir su ficción, países de raíces milenarias y culturas ancestrales donde la sangre y la estirpe ordenan jerárquicamente la sociedad".
-¡Nos olvidábamos de África! La sangre y la estirpe, ahí está la madre del cordero. La sangre propia marcada por algún errehache exclusivo de los puros o la sangre ajena derramada en las aras del sacrificio patrio. Unos cuentos presuntamente auténticos que aparecieron escritos en la concha de una tortuga. Mira amiga, escucha y entenderás por qué tienen que ser crueles y sangrientos en grado sumo. ¡Y muy antiguos!
-- Hay leyendas muy útiles para la formación del espíritu nacional. ¡Uy! ¿En qué rincón de mi cerebro estaba guardado eso del "espíritu nacional"?
"Durante la segunda parte (República) varios personajes se refieren a él como una invención creada tras la Guerra de Independencia de Akúside contra Sur, para afianzar entre los akusaras su origen legendario."
--¡Invención! Y, para esas malas pedagogías que afianzan tanto , son muy útiles las repeticiones. Todos los relatos de El Sílex comienzan:
"En el reino de Akúside, a orillas del mar Alado, en el norte..."
Este bellísimo mar no puede ser el mar Alado (Cantábrico en Donosti)
Y terminan: "...en una caja, la llenaron de plomo y la arrojaron al mar."
-En el desenlace, siempre hay algo o alguien que se sale de los rígidos esquemas y se impone encerrarlo y arrojarlo para que no salga nunca más a flote. El hermano envidiado, la esperanza con ecos de la caja de Pandora, el elegido que resultó ser un tirano, el guerrero sin armas que sólo traía silencio, el joven rey que "prometió acabar con la guerra" y sucumbió como "verdadero enemigo del pueblo", el niño que reivindicaba el significado auténtico de las palabras, el músico con "el arpa cuya música hacía que quien lo oyera dijera la verdad", la culebra que sabe "donde se esconde la mujer del corazón de oro", el hombre que expuso a los jueces un dilema, la cabeza vieja del niño de dos cabezas, el guerrero disfrazado de perro que susurraba al rey consignas de odio y de guerra, el roble que era el mismísimo Akúside resucitado tras 777 años..."...en una caja, la llenaron de plomo y la arrojaron al mar."
--Ya me he perdido, los primeros fueron...
-"Los ancestros, los penantes, construyeron un enorme barco de madera y se hicieron a la mar. "
--Tenían su arca de Noé, como en la Biblia o en el Gilgamesh, sufrieron una inundación.
Arca de Noé
-Primero fue una larga sequía, vagaron cien años por los océanos hasta que, por azar, volvieron a su tierra, pero nadie recordaba que aquella fuera la misma que abandonaron sus antepasados. "Al reino lo llamaron Akúside, y a su mar, mar Alado". --¿Otra vez?
-Paciencia, escucha:
"Levantaron una ciudad de hierro y lucharon contra los enemigos del sur. La guerra les hizo fuertes y soberbios y el reino de Akúside sufrió un diluvio..."
--Tres veces se repite la historia: catástrofe, larga navegación de cien o mil años qué más da, vuelta a su patria, no la reconocen, le ponen por nombre Akúside y al mar, mar Alado y guerrean inevitablemente contra los vecinos del sur.
"Levantaron un país, amaron una patria y guerrearon hasta vencer a sus enemigos del sur."
Los del sur, los culpables de todo, ya se llame sequía, diluvio o plaga. Siempre hay un sur enemigo, aunque se llame norte. ¿Recuerdas a los romanos con sus bárbaros del norte?
-Pero todavía no hemos hablado de los Atul, el origen de los ukintzas.
--¿Pero hay un origen del origen?
-Sí y puede que explique muchas cosas. Hubo una primera tribu y una guerra que terminó con la victoria de los Atul. Escucha, esto no lo supera ni la bruja de Hansel y Gretel:
"Su apetito sólo se saciaba con fetos humanos. Conservaban óvulos fecundados en frascos de cristal que comían a cucharadas. Los fetos...eran su manjar. Abrían los vientres de las embarazadas...asaban los fetos...los comían enteros...demediándolos en vida los hervían y los comían con las manos."
-"Las madres sabían que sus hijos serían devorados por los monstruos, y se acostumbraron y ellas también comieron, y el primer Akúside...sucumbió bajo la losa del horror, y encerraron la esperanza en una caja, la llenaron de plomo y la arrojaron al mar."
--¿Los ukintzas descienden de madres caníbales?
¡Uy! Dejémoslo por hoy, Austri, seguiremos con algunos cuentos y pasaremos a República.
-"Akúside es".
-No estoy muy segura de haber entrado en el libro, amiga mía. Gracias por tu ayuda.
Un abrazo de María Ángeles Merino para los que amablemente pasáis por aquí.
Y de Austri.
Las palabras en rojo, en cursiva, están tomadas directamente de la novela Akúside, de Ángel Vallecillo, editorial DIFÁCIL, 2017.