María Ángeles Merino Moya tomando notas en la Casa Museo Zorrilla, con su pluma zorrillesca. Cortesía de Paloma Fernández Villa.
"Y en la sala Narciso Alonso Cortés celebramos la sesión académica con el comentario de la lectura del drama Don Juan Tenorio que nos ha ocupado los pasados días."
-Mis recuerdos del Tenorio van unidos a las versiones televisivas en blanco y negro, cuando asistíamos a la actuación de magníficos actores y actrices expertos en declamar textos de rotundas rimas consonantes que hacían eco en nuestros oídos.
Era muy popular, la fraseología del Tenorio circulaba en nuestra vida cotidiana, en boca de quienes, como mi padre, si oía gritos le faltaba tiempo para meter la cuña de "¡Cuál gritan esos malditos!". Incluso había versiones escatológicas para patios de colegio.
Leerlo, lo leí por primera vez para un trabajo de estudiante, algo que parecía escandalizar al conserje que me prestó el libro, en la biblioteca pública. Al final, lo compré y aquí veis mi Tenorio de la colección Austral, edición de 1974. De mi primera lectura, se me quedó el don Juan que, a los pies de de doña Inés, se sienta "capaz aún de la virtud". Nunca lo vi en el teatro y espero poner remedio pronto.
-En el Calderón.
-Es una obra para ser representada y ha ganado con las representaciones. Hubo muchos Tenorios famosos. Está en nuestro inconsciente. Una obra correcta, pero dudosa, que ha trascendido de manera que todo el mundo sabe quién es el don Juan. Es cuestionable por qué es tan popular. En el teatro cautiva.
-Tenemos recuerdos de la televisión.
-No nos obligaban a leerla.
-¿Don Juan Tenorio está muerto, al final de la obra?
-¿?
-Está muerto. Es el alma de don Juan. La Teología: si el alma está cerca del cuerpo y hay un punto de contrición, el alma puede salvarse.
-Tema ciertamente trascendente para una iglesia de cierto oscurantismo Don Juan era una forma de mantener vivo el tema. Era catequesis religiosa para los que iban al teatro.
-¿Catequesis?
_¿Tuvo problemas el Tenorio con la Iglesia?
-¿Arrepentimiento de don Juan en el último momento?
-Zorrilla tiene un concepto de la religión que no encaja con la religión del castigo: una religión del amor o del perdón.
-Don Juan salva al mundo. Don Álvaro condena al mundo (¿Don Álvaro o la fuerza del sino?)
-Zorrilla no es un integrista religioso, un integrista es incapaz de meter en un momento de gran tensión aquello de "llamé al cielo y no me abrió..." Magistral.
Como en todas las grandes obras, se hace algo distinto, innovador, el perdón por amor.
-Triunfo del amor.
-Zorrilla presumió de que su gran creación fuera doña Inés. Don Juan se enamora de la pureza de doña Inés.
-Quién no se enamora de Enma Cohen en sus buenos tiempos...
-No lo habéis visto. Cuando dicen: "¡Justicia por doña Inés!". Doña Inés, con su padre muerto, contesta: "Pero no contra don Juan". Nunca lo ponen en el teatro, ni en el cine. Se cargan una frase. En el manuscrito, Zorrilla dice que se puede eliminar.
-La sexualidad de don Juan da para libros enteros. A mí me parece posible homosexual. No se contenta con doña Inés. Marañón propone su posible homosexualidad.
-¿Complejo de Edipo?
-Insatisfacción con respecto a su propio padre. Ese vacío lo lleva siempre.
-Una obra teatral que funciona con dos elementos represores: don Gonzalo y don Diego.
-Son el sistema establecido.
-El represor comendador se convierte en convidado de piedra.
-Perdedor en el sentido de los personajes actuales de cómic. Un Batman, un Spiderman. El sentido moral que va cambiando.
-Hoy no encaja. El sentido del honor era todo.
-Doña Inés es la pureza, la candidez.
- Doña Inés es la primera dama, tiene diecisiete años de edad. En un juego muy bien establecido, los muertos no han crecido en edad, don Juan sí, ha madurado, ha envejecido. Algunas versiones alternan dos actores: uno maduro y uno joven. Cuando vuelve al panteón, Inés sigue siendo una adolescente. Don Juan es un adulto cansado de su pasado. Don Gonzalo es un convidado de piedra, no ha cambiado. Es un juego muy sutil. Zorrilla es un hombre de teatro, pisaba el teatro. La gente ha ampliado las críticas de Zorrilla. En el teatro arrolla, te lleva, funciona.
¿Funciones? Las ha habido malas, incluso en el Calderón. La segunda parte es muy difícil de hacer. Recomendable la de los "Amigos del Teatro", en Valladolid.
Los que habéis leído la obra...
-Se lee muy bien, la métrica es variada y arrolla.
-Ha tenido tanto éxito por la métrica, porque son versos muy fáciles de recordar. La fraseología, como la del padre de María Ángeles. Muy popular y muy fácil de recordar.
-Tiene partes magistrales. Los ovillejos, Don Juan con Lucía, velocidad y gracia, retranca, arrastra, pura oralidad.
-Sentido del ritmo, oralidad pura. Os aconsejo Recuerdos del tiempo viejo.
"¡Ah! ¡Callad por compasión!, que oyéndoos me parece que mi cerebro enloquece..."
El poder seductor de la palabra. Criticada por facilona. El personaje de don Juan es la palabra.
-El demonio arrastra con la palabra.
-Experiencia de este día: maravillosa (nuestra buena amiga sefardita Myriam Goldenberg de Argentina a Israel, pasando por Valladolid).
-No se representa de don Juan Tenorio:
(...De sus bocas salen sus almas, representadas en dos brillantes llamas que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el telón.)
Pedro Ojeda en la Casa Museo Zorrilla. Cortesía de Paloma Fernández Villa.
-El mundo entero hubiera sido castigado.
-Don Diego y don Gonzalo son el mismo personaje.
-Ultracatólico-moderno.
-Es un personaje trasgresor.
-Zorrilla sorprende más que don Juan Tenorio, revalorizado por la persona de José Zorrilla. Me maravilla su psicología, su forma de ver el mundo.
Acercaos a la vida de Zorrilla (un buen consejo).
No hay mucho tiempo, tenemos que coger el autobús de regreso a Burgos. Damos por terminada la reunión lectora, tenemos que dejar tiempo para el sorteo de dos ejemplares de Zorrilla, su vida y sus obras, de Narciso Alonso Cortés, en una cuidada edición facsímil, con estudio introductorio de Pedro Ojeda. Una monumental obra que ahora nos va apeteciendo leer, al principio su tamaño imponía un poquillo.
Unas papeletas, una mano inocente y dos afortunados ganadores. ¡Enhorabuena! ¡Uno de ellos volará lejos!
Nos vamos, con el mejor sabor de boca. Un día inolvidable. Para completar la crónica, me falta la de la visita a la Casa Museo Zorrilla, estoy en ello. Es que...se me ha aparecido un fantasma, bueno no, un fantasmita, encantador. Ya veréis.
Un abrazo de María Ángeles Merino