lunes, 11 de febrero de 2019

Cuaderno de vacaciones de Luis Alberto de Cuenca: alba milagrosa en la Caverna.


Mi sobrina me acompañó a comprar Cuaderno de vacaciones de Luis Alberto de Cuenca. 


Comentario en torno al libro de poemas Cuaderno de Vacaciones de Luis Alberto de Cuenca, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.


Luis Alberto de Cuenca da rienda suelta a lo que anida en su interior y es "un acto de liberación no exento de alegría". Y lo que anida puede ser una "Plegaria de la buena muerte", un "Tengo miedo" o una "Caverna perpetua"

"Hacer versos es una fiesta" siempre, ya sea en torno a un vestido nuevo, un "Ensueño celta", algo de Ágatha Christie, un himno a la Gran Diosa, "Tewp y Gärensen", quiénes serán esos, las runas sacras, la Movida madrileña, el profeta Amós, la mujer amada o a saber. Lo mismo puede ser Lee Miller en la bañera de Hitler que un dinosaurio sobre una colcha de ositos azules. Lo normal en unas vacaciones. El lector no adivina qué referencia, y de qué calado, se le va a cruzar en el verso siguiente. Todo lo fusiona, todo adquiere sentido en  Luis Alberto de Cuenca, con su "proverbial jeta". No en vano es el autor del "Hola mi amor, yo soy el lobo". Y de un inmenso trabajo de investigación filológica. 

Cuaderno de Vacaciones, el "Vacaciones Santillana" de un humanista que no sabe hablarnos directamente de la vida si no la pasa por el tamiz de la cultura, la más elevada o la más cotidiana, cultura siempre, que él no admite distinciones. Reúne ochenta y cinco poemas, de 2009 a 2012, fruto de su manía de trabajar en los meses de agosto, como un escolar aplicado, en los veraneos con Alicia, su mujer; que no la Alicia del otro lado del espejo, aunque también. 



El poeta en períodos de holganza se ejercita en "un alborozo íntimo, y a la vez, expansivo". 

¿Alborozo? 

"Sueño del alba milagrosa" "acunado por el amanecer", el de "la memoria de tus ojos al despertar", "de esos ojos iniciándose/en la fiesta del mundo, en la alegría/de existir" o el de "la infancia como antorcha en el subterráneo" "en mis victoriosas mañanas, tantos años después, y alumbra la noche oscura de mi alma". Alborozo platónico. Brindis vitalista, dicen. 

Unas victorias pasajeras porque  la muerte no está lejos y le hace carantoñas y vive, vivimos, en una "caverna perpetua""persiguiendo inútilmente la fuente primordial, donde confluyen todos los hilos de agua del recuerdo".  La fe está oxidada y la esperanza anonada, "duro es vivir sin dioses ni diosas" . La vida es "un desvaído infierno sin colores y sin formas" "donde la angustia, donde la ansiedad". "¡Ah de la vida!" 



Los poemas se sitúan en un territorio cada vez más sombrío, "en las profundidades de mí mismo/donde la angustia, donde la ansiedad."¿Para qué la voz del poeta? ¿Para amargarse y amargarnos? No, aquí tenemos las claves: 

"El objeto de la literatura 
no es inventar enigmas para iniciados cursis.
Su meta es reflejar los anhelos, angustias
y emociones reales de la especie
en un espejo imaginario.
Y hacerlo de la forma más nítida posible."

Una poesía que sea espejo del alma humana y algo más: 

"Y su voz no ha de ser solamente memoria, 
sino también columna en que se asiente 
la condición humana, fundamento 
que alivie su temor al vacío, mitigue 
su angustia y vierta luces 
en su noche perpetua. "

Poesía que alivia, mitiga e ilumina. Poesía medicina y poesía conocimiento. La "Cucharada" será así menos amarga. Y un poco más dulce si nos entregamos a los clásicos:

"Los clásicos ayudan a vivir,
y a morir, y a olvidar nuestras miserias,
y a no perdernos por el laberinto 
sin Teseo ni Ariadna que es el mundo."

Del verano de 2009, me ganó su "Tengo miedo", el que dedicó a Neruda y a mí se me cruzó con Gustavo Adolfo Bécquer. 

TENGO MIEDO. 
Homenaje a Pablo Neruda

Tengo miedo. El pasillo de mi casa me aterra.
Los muebles y los libros de mi cuarto se mueven.
Debajo de mi cama los diablos piden guerra,
lo desbaratan todo y con todo se atreven.

Tengo miedo. La voz lúgubre de la noche
resuena en mis oídos diciéndome: "Soy yo,
he venido a colgar de tu alma este broche
que me dio para ti la mujer que te amó."

Está hecho de dolor y de horror primigenio,
es un monstruo de fauces perpetuamente abiertas
que te engulle el espíritu, milenio tras milenio,
y sella para siempre con pez todas tus puertas."

Tengo miedo. No sé qué pensar ni decir,
ni como defenderme de tanta oscuridad.
¡Quiero olvidarlo todo y tan solo dormir,
sin que nada ni nadie turbe mi soledad!

Tengo miedo. El fantasma de la muerta regresa
del más allá, y penetra en mi lecho maldito,
y me lleva con ella al fondo de la huesa,
convirtiéndome en víctima de un pavoroso rito.

 "Tengo miedo". Será el viento-digo; y pongo la mano sobre el corazón para tranquilizarme. Pero mi corazón late cada vez con más violencia. Las puertas crujen sobre sus goznes, "con un chirrido agudo, prolongado y estridente". "El pasillo de mi casa me aterra". "Debajo de mi cama los diablos piden guerra"..."lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi no se sienten".

"Tengo miedo. La voz lúgubre de la noche/ resuena en mis oídos diciéndome: Soy yo, /he venido a colgar de tu alma este broche /que me dio para ti la mujer que te amó." ¿La mujer? ¿Un broche? ¿No era una cinta azul la que Alonso fue a buscar al Monte de las Ánimas? ¿No soy acaso Beatriz? Alguien ha dado la vuelta a la leyenda. 



"Está hecho de dolor y de horror primigenio". Es el monstruo que todo lo engulle y todo lo sella, el que todos los de la caverna tememos. "Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y cuando, dilatándose, las fijaba en un punto, nada; oscuridad, las sombras impenetrables." "Tengo miedo. No sé qué pensar ni decir, /ni como defenderme de tanta oscuridad". 

"Y cerrando los ojos intentó dormir...; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma". "¡Quiero olvidarlo todo y tan solo dormir,/sin que nada ni nadie turbe mi soledad!"

"y me lleva con ella al fondo de la huesa, /convirtiéndome en víctima de un pavoroso rito. "
"...la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca, blancos los labios, rígidos los miembros: muerta, ¡muerta de horror!"


Hay una mujer muerta, novia de juventud, en la vida y en todos los poemarios de Luis Alberto de Cuenca. La poesía mitiga la angustia, alivia expresar nuestros miedos, los fantasmas de nuestro cerebro, en un "espejo imaginario". "El fantasma de la muerta" penetra en el lecho y le lleva "al fondo de la huesa" para convertirlo en víctima de un pavoroso rito. Huesa, podía haber dicho sepultura, pero huesa da más miedo...todavía. El pavoroso rito, pavor da más miedo que el miedo. Ahora me  parece oír a Dorotea con Juan Preciado, platicando bajo tierra. ¿Empacho literario?

En Cuaderno de vacaciones cabe una pesadilla terrorífica, en vacaciones también hay lugar para "el monstruo de fauces perpetuamente abiertas". ¿Y qué decía el "Tengo miedo" de Neruda? 


"Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto."
...
Todos tenemos miedo, pero los poetas lo condimentan con la belleza de la palabra. Alivian, mitigan, iluminan. "Alba milagrosa" en la "Caverna perpetua" de nuestra vida. 

Le pido disculpas a Luis Alberto de Cuenca por cruzar su poema con la leyenda becqueriana. Los lectores somos niños juguetones con los libros. 

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino




Palabras en rojo tomadas directamente de Cuaderno de vacaciones de Luis Alberto de Cuenca, colección Visor de Poesía, Visor Libros, cuarta edición, marzo 2017.

El Monte de las Ánimas, leyenda de Gustavo Adolfo, Bécquer. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 

Una ayudita: 

https://laacequia.blogspot.com/search/label/Luis%20Alberto%20de%20Cuenca

https://www.ritmos21.com/12697/cuaderno-de-vacaciones-de-luis-alberto-de-cuenca-.html

3 comentarios:

Ele Bergón dijo...

Sí, todos tenemos miedo.Unas veces esos miedos están fundados y otras no tienen su por qué, pero el miedo nos hace escribir y también huir, privarnos de situaciones que nos pueden aportar felicidad ( Delibes decía que la felicidad está en no tener miedo) o enfrentarnos a él. El miedo tiene sus dos vertientes,nos protege y a la vez también nos paraliza. Luis Alberto de Cuenca es tan versátil que escribe de todo tipo de conceptos, aderezados con su bagaje del gran intelectual, pero es precisamente esto, a mi entender, lo que le puede quitar en algunos de sus poemas la frescura y también el sentimiento y la emocionalidad.

¡Ya sabes, cosas de la poesía!

Buena entrada

Besos

Bertha dijo...

-Miedo: siempre que se sepa separar, el miedo a lo desconocido o ese miedo neurótico:(una palabra que se emplea mucho cuando la intensidad del ataque no tiene nada que ver con el peligro):ese miedo escénico, que muchos hemos sentido.

Sin miedo no habría superación, aunque también es paralizante y quita arrojo.



-De estos apuntes, acerca de este estupendo escritor y poeta.Me gusta esta observación que haces de su escritura; que jamás escribe sino lo pasa por el tamiz de la cultura, y que no hace distinciones:como debe de ser.Todo bien canalizado en el plano que sea: se enriquece con la fusión que una cosa empuja a la otra.

Un fuerte abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto: una de las claves de la poesía de Luis Alberto de Cuenca es precisamente esta, la visión de la vida a partir de la cultura, que ayuda a transitarla, explicarla o sirve como refugio al poeta...
Buen comentario, María Ángeles.