martes, 29 de enero de 2019

Pequeña crónica de la sesión conjunta del Club de Lectura de "La Acequia" con el Aula de Historia de Alumni: "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" y la Primera Guerra Mundial.




El martes, 22 de enero, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua acogió, a las 16.30 horas, una sesión conjunta del Club de Lectura "La Acequia" y del Aula de Historia de Alumni para charlar sobre la Primera Guerra Mundial y sus repercusiones en el mundo del arte, con el comentario de la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Vicente Blasco Ibáñez. 

El encuentro reunió a los alumnos asistentes al curso "La gran guerra. De la euforia de la catástrofe a la catástrofe de la euforia" dirigido por la profesora Carlota Martínez Sáez en el Aula de Historia de Alumni UBU y a los miembros del Club de Lectura de "La Acequia" y Alumni UBU dirigido por el profesor Pedro Ojeda Escudero. 


Comienza el acto con las presentaciones y agradecimientos. Se agradece a los responsables y al personal del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, así como a Pilar Lorente de Alumni UBU, su trabajo y las facilidades dadas. Se agradece la iniciativa a Pedro Ojeda Escudero y a Carlota Martínez Sáez, puesto que suman una visión total con dos perspectivas diferentes. 


-Pedro Ojeda: He preparado un recorrido.

"De la euforia dela catástrofe a la catástrofe de la euforia". 

"De la euforia dela catástrofe a la catástrofe dela euforia". Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado.  

Miles de jóvenes se apuntaron pensando que la guerra iba a ser muy corta, llegó el infierno de las trincheras, acabó con una generación y cambió el mundo para siempre.

La primera edición de Los cuatro jinetes del Apocalipsis es de 1916. 



Fue la primera novela de la guerra, publicada antes de que hubiera terminado y posicionada en el lado de los aliados. Es interesante la editorial, Prometeo, cuyo editor era muy amigo de Blasco Ibáñez.

Una novela que superó su éxito fue Adiós a las armas, pero esta no tuvo impacto universal.
Hubo ediciones piratas, como esta de Chile.


Edición pirata chilena. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

La edición que tuvo el gran impacto fue la traducción al inglés: The four horsemen of the Apocalypse. Un impacto enorme en Estado Unidos: se convierte en 1919 en el libro más vendido.

The four horsemen  of the Apocalypse. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

Llegó a la 177ª edición.

177ª edición. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

Paco Cuesta  ha explicado, en su blog, que lo que le hace millonario es lo que viene después.
En esa época coinciden dos valencianos universales y son amigos: Sorolla y Blasco Ibáñez.
En 1917 ya había sido traducida al francés y, en 1918, al italiano. 

En francés. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

En italiano. Foto tomada de El Argonauta valenciano. 
En 1920, en holandés.


En holandés. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado.  

También hubo una primera edición ¡en alemán!

En alemán. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

¿Quién era Blasco Ibáñez en 1919? Político, aventurero, periodista y novelista.
Era un hombre de una biografía apasionante. En España no se ha hecho una película sobre su vida llena de aventuras, como la que vivió con la esposa de un diplomático en Chile.

Vicente Blasco Ibáñez. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

Hasta 1905, Blasco Ibáñez fue político. Su corriente política, caracterizada por su radicalidad y dimensión vital, se llamó blasquismo y le trajo muchos problemas con la policia. Dejó la política activa para dedicarse a la novela de ambiente valenciano.


Foto en un mitin republicano en 1905. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

En 1914 se había arruinado y decidió viajar a París a contar la guerra en primera línea. No era algo especial, desde mediados del XIX existía el cronista de guerra. Él cuenta que habló con Poincaré y éste le pidió contarla como narrador, "desde nuestra visión". Le comprometió. 

Foto de Blasco Ibáñez, en París, de cuando la guerra. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

Lo que cuenta es testimonio suyo o lo que le han contado, lo está viviendo. En 1915 llega la guerra de trincheras, visita las trincheras.


Visita de Blasco Ibáñez a las trincheras. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

La novela le permite enriquecerse y vivir con comodidad el resto de su vida. Es bien conocida la casa que se manda hacer en Valencia, con cariátides y terraza mirando al mar. 


El escultor Benlliure le hizo un sarcófago que no se utilizó. Él dejó escrita su voluntad: "Quiero descansar en el más modesto de los cementerios valencianos. Junto al Mare Nostrum que llenó de ideal mi espíritu, quiero que mi cuerpo se confunda con esta tierra de Valencia que es el amor de todos mis amores."

Sarcófago de Benlliure en honor de Blasco Ibáñez. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

Tumba (sencilla) de Vicente Blasco Ibáñez. Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

La novela tuvo un enorme éxito en la versión cinematográfica de 1921, protagonizada por Rodolfo Valentino. Al año siguiente, el mismo actor protagonizaría otra novela de Blasco Ibáñez: Sangre y arena

Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1921) en versión DVD.  Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

En 1962, Vicente Minnnelli dirige una nueva versión, con la peculiaridad de estar ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Dada la universalidad del tema, se puede ambientar en la Segunda Guerra Mundial y la historia sigue funcionando.



Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1962) . Foto de la proyección cortesía Yolanda Delgado. 

Ahora Carlota nos va a decir si corresponde históricamente.

-Carlota Martínez Sáez: A mí me parece una novela muy fácil de leer, de estilo directo y la perspectiva no engaña: es francófila. Pero hay cosas que no encajan: el papel de Latinoamérica, el mundo cainita de las dos familias, Francia y los aliados, Alemania y el Imperio Austrohúngaro...Ya en el capítulo del barco, culpan de la guerra a los alemanes, aquello no es que lo hicieran los alemanes, la guerra la querían todos, todos iban a obtener algo. En Francia, la pobre Francia, Alsacia y Lorena duele mucho y todo su afán es conquistarlas. Lo recordaban todos los días los niños en la escuela.  El nacionalismo lo padecían todos, no solo Francia. En la novela, se habla poco de Inglaterra, nada de Austria-Hungria, ni de los Balcanes, verdaderos culpables. A la guerra solo le faltaba el soplo que empujara: la muerte del archiduque.



En el castillo, en el Marne, conviven con los alemanes. El sobrino conserva el infantilismo: es mi tío, es mi sangre, pero la guerra es la guerra. Escribe una orden: que nadie toque los enseres de mi tío.
No sabemos a qué fue el primo alemán a Francia. Decía que la guerra iba a durar nada, vamos a ir por aquí, cómo va a ir por aquí si el plan era ultrasecreto.


Encuentro de Marcelo Desnoyers con su sobrino alemán en el Marne.

Los franceses fueron un desastre. En la novela está a punto de caer París, París no cae porque Gallieni tiene la idea de envolver a los alemanes. Marcelo Desnoyers habla con orgullo del quepis y los pantalones rojos. El mayor error fue no cambiar ese uniforme por uniformes de tierra, de camuflaje. No era propio de un ejército el color rojo, los alemanes practicaron el tiro al quepis. Adolece de una autocrítica. Dicen que su artillería era la más atinada del mundo, la más atinada era la alemana. La batalla del Marne fue tremenda para evitar que conquistasen París, pilló a los franceses sin ningún plan. La novela es de 1916, después del Marne sienten la emoción de que van a ganar la guerra, faltaban todavía Verdún y el Somme. El optimismo de la novela no se corresponde con la realidad, no controlan la situación. Más tarde, el triunfalismo quedaba lejos y en Europa ya no se quería leer la novela. En 1917, Estados Unidos que había vendido mucho a los aliados, entra en la guerra y promueve una campaña a favor de los aliados, aquí encaja el éxito de la novela. Lo de los alemanes robando muebles en el castillo para enviarlos a sus casas, para sus mujeres, es una caricatura.



Paco Cuesta: No discuto temas de historia que no domino. Blasco Ibáñez lo hizo para decantarse por un lado y no por otro, lo hizo con toda intención y ya está. 

Hay un litigio entre el Ayuntamiento de Valencia y la Casa Museo por el legado del escritor, esperamos que se resuelva de manera que se quede en la ciudad. 

(L.) Tengo una duda. En la novela, Latinoamérica era un oasis, con todo lo que estaba pasando, por qué fue posible.

Carlota Martínez Sáez: Eran países muy colonizados para meterse en una guerra. Hubo una batalla naval en Chile. Estados Unidos entró en el 17, no pisó el suelo europeo hasta el 18.

(L.) Me llamó la atención como se refleja el espíritu nazi, en el personaje del primo alemán.

Pedro Ojeda: Hitler fue soldado en la Primera Guerra Mundial, además de mal pintor. La ideología que va a llegar a los nazis viene del auge de los nacionalismos. Ese misticismo del mundo nazi viene del nacionalismo de las primeras décadas del siglo XX que va a nutrirlo. Estaba ahí, había movimientos ideológicos y espirituales, junto a fronteras mal cerradas. Un personaje que removió todas las fronteras fue Napoleón, los conflictos vienen desde allí, con tensiones de clase e ideológicas. También están los hechos de 1870, sin ellos no se podía entender esta novela. Viene de la Debacle de Zola, el final del Imperio en 1870.

Cuando se está leyendo, una de las cosas que más sorprende es un formato de ideologías, igual que el de la Segunda Guerra Mundial. El sobrino alemán y profesor dice cosas que hemos escuchado en películas de alemanes. Blasco Ibáñez va a construir una forma de contar esa primera Guerra Mundial, ese nacionalismo alemán. Un modelo de narración bélica, de exaltación de la guerra, construido por Blasco Ibáñez. Será Blasco Ibáñez el que va a construir el formato de narración de una guerra, el que influirá  en como se cuente la Segunda Guerra Mundial. Una manipulación emocional del lector.

Paco Cuesta: Hay que leerlo al margen de las ideologías, leerlo como expresión de una guerra, sin meter ideologías. En cualquier guerra, en todos los bandos, se destruye, se saquea, se viola.

Carlota Martínez Sáez: Los franceses utilizan la guerra de guerrillas que sufrieron en España, a mano de los españoles.

Una lectora

(L.) Opino como Paco. Con independencia de la ideología, es una exposición de la guerra. Os felicito por la actividad conjunta, por el proyecto de la Universidad, también por lo de Sevilla. Me ha enriquecido la historia. La otra perspectiva de la guerra es el valor de la vida. En cuanto a los personajes, hay una transformación, un cambio de actitud. Sin embargo, las mujeres aportan muy poco. Me gusta la exposición del ruso Tchernoff sobre la cultura de la civilización de Francia. El personaje más tratado es Marcelo Desnoyers, el hombre de la deuda, el que no había querido servir a la patria en su juventud y ahora se transforma: lleva un cinturón de oro y se va despojando de todo. Hace una reflexión: de qué sirve la guerra, sin mi hijo, en Argentina había paz. Julio Desnoyers es interesante: el milagro de Lourdes, ve a los malheridos y se pregunta qué sentido tiene su vida, y se hace soldado.


Carlota Martínez Sáez: Frivolidad de las mujeres que llevan a los hombres a la guerra.

(L.) Es un alegato pacifista. Las futuras guerras van a ser terribles, la población civil es la que va a sufrir la barbarie de la guerra. Un aspecto premonitorio.

(L.) La sorprendente alegría de la gente que va a la guerra.

(L.) La Bestia no muere, se esconde.

(L.) Me ha parecido una gran obra, fruto de las tres pasiones de Blasco Ibáñez: el periodismo, la política y la literatura. Muy bien reflejado el deseo de vivir. También me ha gustado mucho la relación padre e hijo.

(L.) En este momento, estaba recordando a mi abuela, que vivió la Guerra Civil, cuando me contaba su indignación al ver que las mujeres animaban a sus hijos a ir a la guerra. ¿Qué es lo que más me ha llamado la atención? La magnífica descripción de la destrucción de la guerra: los bosques arrasados, la explosión de vísceras humanas, el tremendo ruido. El ritmo muy rápido, trepidante. La emoción con que lo cuenta. Lo que menos, los personajes femeninos bastante tontos, frívolos. La transformación increíble de Margarita.

Pedro Ojeda: Un modelo de contar la guerra, muy visual. Hay que tener en cuenta que ya existía ya el cine.

(L.) Destacaría la evolución de los personajes, la transformación de los personajes es fantástica.

Pedro Ojeda: Puede ser modelo para escribir un best seller.  Es un acierto, perfecto para construir una novela. A través de testimonios, con emociones primarias muy medidas. Lo vamos a ver para la Guerra Cívil. Ante el final definitivo de las guerras románticas, las formas antiguas de guerra, se construye un relato al servicio de una propaganda, con buenos y malos. Se produce una transformación de los personajes.

(L.) Unos rezan a un Dios alemán y otros a un Dios francés. Dios está con nosotros y no con vosotros. Como las dos hermanas: Luisa y Elena: cada una reza a su Dios.

(L.) ¿Por qué Apocalipsis?

Carlota Martínez Sáez: Se llamó así a esta guerra.

Pedro Ojeda: No se sabía que iban a morir tantos. Fue la primera guerra destructiva. Blasco Ibáñez, al servicio de la propaganda, quiere que se lea y sea eficaz.

Aparecen personajes con perspectivas ideológicas diferentes, para que todos se sientan apelados.

Carlota Martínez Sáez: Una novela es una novela. Un acto encantador, nunca lo había hecho así. Muy enriquecedor.

Encantador y enriquecedor, gracias a todos los que lo hicieron posible, a los dos profesores y a los lectores (L.). 

Cae la tarde en el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, en el Palacio de la Isla de Burgos. 



Mi crónica está redactada, como otras veces, siguiendo mis rápidos apuntes tomados en la reunión, con la voluntad de acertar con su espíritu, ya que con la letra, toda la letra, es humanamente imposible. 

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

Gracias , Yolanda Delgado, por la cortesía de tus fotos. 

4 comentarios:

la seña Carmen dijo...

Como si hubiera estado allí.

Muy interesante el contrapunto de la historiadora.

Enhorabuenas.

Ele Bergón dijo...

Como siempre, muy buena crónica de ese día, que quise, pero no pude, estar con todos vosotros y que debió de ser muy interesante al tener las dos visiones de la historia y la literatura.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Da gusto tenerte en las reuniones para que levantes acta tan fiel de lo allí ocurrido para los que no pudieron estar. Muchas gracias por el trabajo, Mª Ángeles.

pancho dijo...

Estos encuentros mensuales ya van siendo un clásico, en jerga del fútbol el partido más importante de la temporada, ahora ampliado y con lleno hasta la bandera como atestiguan las imágenes, gran despliegue gráfico y textual en la entrada.
Un abrazo.