viernes, 23 de noviembre de 2018

A la memoria de José Manuel de la Huerga. ¡No puede ser, aún resuenan tus pasos en la piedra!

José Manuel de la Huerga y Pedro Ojeda

A la memoria del escritor José Manuel de la Huerga que hoy se nos fue, publico de nuevo la crónica, en dos partes, de nuestro encuentro con él, en Burgos, un 20 de mayo de 2017. 

http://aranitacampena.blogspot.com/2017/05/pasos-en-la-piedra-en-la-sala-polison-1.html
http://aranitacampena.blogspot.com/2017/06/pasos-en-la-piedra-en-la-sala-polison-2.html

¡No puede ser, aún resuenan tus pasos en la piedra! 

Crónica sobre la presentación, en la Feria del Libro de Burgos, de la novela Pasos en la piedra de José Manuel de la Huerga, comentada por la que esto escribe, María Ángeles Merino, junto a su inseparable amiga de lecturas, la llamada Austringiliana, Austri para los amigos. Redactada para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda. 

El sábado 20 de mayo a las 19 horas, los miembros del Club de Lectura pudimos asistir a la presentación, del libro que va a ocuparnos  este mes de junio.  Tuvo lugar en la Sala Polisón del Teatro Principal, con motivo de la Feria del Libro de Burgos, Recordáis que se trata de Pasos en la piedra del novelista José Manuel de la Huerga, premio de la Crítica de Castilla y León 2016. Tuvimos el privilegio de contar con la presencia de su autor, en un ameno e interesante diálogo con nuestro profesor Pedro Ojeda y con el público asistente. 


Ya conocéis mi costumbre de tomar notas rápidas en una especie de pseudotaquigrafía. Esta mañana, mientras pasaba a ordenador los apuntes de aquella tarde, me sorprendió una visita que no llamó al timbre de casa. Era mi amiga Austri, mi compañera de lecturas:

-(Austri) ¡María Ángeles! ¡Llevas un mes sin requerir mi presencia! ¡Desde aquella reunión con las cinco mujeres de Media vida, la de Care Santos!

-(María Ángeles) Bueno, en realidad, yo escribo poco, últimamente. Puedes comprobar que del poemario Brillante se ha ocupado mi hermano, Agustín Merino.

--(Austri) Ya, ya he visto que ese tipo de poesía no es lo tuyo, tal vez porque los desengaños amorosos no...

--(María Ángeles) ¡Calla, deslenguada! Vamos a la lectura de este mes, aquí tienes mi libro de notas. Tú eres una verdadera experta en descifrarlo.


-(Austri) Ya, ya sé lo que dice el librillo porque yo estuve allí, otra cosa es que te dieras cuenta de mi presencia. Comienzo a descifrar lo que apuntaste:

Pedro Ojeda nos sitúa en el "espacio mágico que son los libros" y nos presenta Pasos en la piedra:

(P.O.) El premio de la Crítica de Castilla y León se concede al mejor libro de un autor castellano-leonés, publicado en el año anterior, tras una selección de diez libros.

Es una novela de un autor consolidado, a pesar de su juventud. Viene publicando desde el 92 relatos y cuentos. El tema está centrado en Castilla y León, aunque es universal. La editorial Menos cuarto añade la calidad del producto, es un libro cuidado.

Al abrir Pasos en la piedra nos encontramos con un mapa que nos introduce en el mismo espacio de su anterior novela Solitarios: Barrio de Piedra.  Unos periódicos han dicho que transcurre en León, otros que en Medina de Rioseco, otros que en Zamora.



-(J.M. de L.H.) Es una de las cosas más bonitas que me han ocurrido, dice el autor: que sea un espacio creíble, reconocible, reconocemos la ciudad como si fuera nuestra, nos la podemos apropiar. Es la Semana Santa de 1977, cuando se legalizó el Partido Comunista, noticia que recordamos.

-(María Ángeles) Yo estuve convencida, durante muchas páginas, de que era Zamora. En cuanto a lo de la legalización del P.C, los de nuestra generación lo recuerda bien.

(Austri): Vivíamos en nuestra ciudad provinciana aquella Semana Santa. Era la transición, aquel tiempo en que pasaba un coche y derramaba disimuladamente unas octavillas que la gente leía, también disimuladamente, sin osar despegarlas del suelo. Recuerdo un día de lluvia con las octavillas mojadas y adheridas al asfalto, deshechas y arrastradas, nadie las cogía. El miedo de aquellos años. 

(María Ángeles) Yo pasé aquellas vacaciones reunida con cuatro compañeras, en una cafetería de la calle Miranda, estábamos haciendo la Revolución...francesa. Era un trabajo de Historia, había que hacerlo en grupo y en la biblioteca no se podía hablar. El camarero nos miraba con cara de aburrimiento. No imaginábamos lo histórica que iba a ser esa Semana Santa y no por nuestro trabajillo escolar. 

(Austri) Tú andabas equivocada de revolución. Recuerdo, en la televisión en blanco y negro, al ministro de Marina que presentó su dimisión. ¡Los comunistas, los que tenían rabo y cuernos! 



-(María Ángeles)  La extrema derecha era muy violenta en aquellos años. Nunca podré olvidar un 20 de noviembre de 1979 que me pilló, por casualidad, en Madrid. Los helicópteros de la policia volando sobre una manifestación de chicos muy jóvenes vestidos con camisas azules y boinas rojas. Algunos llevaban cadenas y pinta de bestias. 

-(Austri) Decían que entraban en un bar y obligaban a la gente a cantar el Cara al sol y a levantar el brazo. Fue terrible la matanza de los abogados de Atocha ese mismo año de 1977. Lo que no me cuadraba era lo de la joven Yolanda González que fue secuestrada, torturada y asesinada...en 1980. Un novelista se toma licencias. ¿Te acuerdas de los gobernadores civiles? Germán Ojeda es hijo de un gobernador civil metido a "rojo". 

-(María Ángeles) Sí, eran personajes que mandaban muchísimo, con sus eternas gafas negras. Recuerdo a un gobernador de Burgos comiendo cangrejos con los cómicos Zori y Santos, en un restaurante, Gaona, famoso por sus fluviales crustáceos. Los actores invitaban, había que congraciarse con la autoridad, que hiciera la vista gorda con las faldas menguantes de las vicetiples. No olvidaré a aquel gobernador ordenando, con voz de trueno, la inmediata retirada...

-(Austri) ¿De quién? ¿De los cómicos?

-(María Ángeles) No, de los cangrejos que no tenían suficiente tamaño. No tenían categoría suficiente para la mesa de un gobernador. 

-(Austri) Venga, que estamos divagando. Sigo con Pedro Ojeda. 

(P.O.) Cuenta la historia, sin estropear la trama, de un joven  estudiante que se ve obligado a apartarse de un Madrid convulso por las acciones de la extrema derecha. Llega a su ciudad, Barrio de Piedra, con un compañero alemán. ¿Y sabéis cómo se llama el estudiante? ¡Se llama Germán Ojeda! ¡Y  el alemán es Peter Gesteine !

-(J.M. de L.H.) Sí, podría parecer un desdoblamiento de tu nombre, Pedro Ojeda, lo elegí por su sonoridad. Respecto a otros personajes: Claudio Pino es un desdoblamiento de Claudio Rodríguez y Francisco Pino, "un toque personal de mis lecturas". El nombre del alemán es "un homenaje a mi amigo Pedropiedra".

-(P. O.) Germán Ojeda es el hijo de un preboste local. Toda la, historia sucede en Semana Santa y tiene que ver su simbología con lo que está pasando en España: necesidad de un paraíso y necesidad del perdón. La novela está muy bien escrita y, aunque camina entre el realismo y el costumbrismo, mantiene su carácter lírico, no olvidemos que el autor escribe también poesía. Novela real que retrata la sociedad castellana de la época: los jóvenes, el contraste entre una sociedad que está cambiando y una sociedad que no cambia nunca. Lo de Lampedusa, en El gatopardo: hacer que todo cambie para que nadie cambie.

--(J.M. de L.H.) ¡El protagonista es éste! (Nos muestra un dibujo de un pájaro)



-(P.O.) Amablemente critica a la sociedad con un caso de misterio que no es misterio. Le doy la bienvenida a Burgos y le cedo la palabra:

-(J.M. de L.H.) Gracias a Burgos, al espacio que me alberga, en la Feria del Libro. Estar aquí, en la ciudad de Óscar Esquivias. Un referente para mí: Óscar Esquivias junto a Alberto Pérez, lector devoto de los grandes clásicos. Mi agradecimiento para las instituciones y para los que estáis aquí.


Óscar Esquivias y Pedro Ojeda

-P.O. :¿Qué pretendiste hacer con Pasos en la piedra?

-(J.M. de L.H.) Me planteé en el 2012, dos sentimientos. Por un lado, soy no creyente y devoto de la Semana Santa de Castilla y León: Medina de Rioseco, Valladolid, Toro, Zamora...Mi padre es creyente y yo veía la fiesta, la celebración, el encuentro de amigos, yo veía poco sufrimiento y dolor, salvo el de los costaleros, mi padre me transmitía una fiesta. El sacrificio del justo, antropológicamente hablando. El ciclo de la naturaleza, el espacio mítico de la infancia está presente, lo recuperas. Tiene que haber habido un Paraíso. El ángel expulsado del Paraíso. ¿Por qué la Iglesia Católica se arroga el privilegio de monopolizar esta historia? Yo tuve formación cristiana, estudié en un seminario y me moví en grupos juveniles.

En 2009, a un escritor muy querido, Gustavo Martín Garzo, le encargó el Ayuntamiento de Valladolid el pregón de Semana Santa. Ocurrió un enfrentamiento entre las cofradías: cómo un no creyente podía hacerlo. Unas cofradías asistieron, otras no. ¡Qué una ciudad tan rica culturalmente tenga unas actitudes tan mezquinas! "Jesús es de todos", me dijo mi amiga Katy Montes. Nadie había escrito una novela sobre la legalización del P.C. en Semana Santa, en 1977, cuando media España estaba en Semana Santa y la otra media en la playa. Abrir puertas, sacudir el polvo de debajo de las alfombras de una sociedad vetusta.



-(Austri) Ni tú ni yo somos devotas de la Semana Santa. Tal vez porque la Semana Santa de Burgos no es gran cosa. Fiesta, folklore, tradición, esencias patrias, fe lo que se dice fe...poca. 

-(María Ángeles) El espacio mítico de la infancia. Cuando te decían no hagas ruido que se ha muerto Jesús. Aquellas películas religiosas de la televisión en blanco y negro. Las de Jesús, las de romanos y aquella de las carmelitas guillotinadas durante la Revolución Francesa. Los capirotes, qué gracia, algunos que eran identificables incluso con el capuchón: eh tú, Fulanoooo. 

-(Austri) Los niños nos sentábamos en las aceras y a comer pipas. El viernes santo solía hacer mucho frío. ¿Nos conmovía el sacrificio del Justo?  Tal vez, de puro repetida dejaba pronto de conmovernos. Yo ahora voy a la Catedral en Semana Santa y me fijo en la urna vacía, la que luego servirá para procesionar a Cristo muerto.  Dejemos nuestra particular e infantil Semana Santa. Lo de Martín Garzo dice mucho de estas castellanas tierras, del monopolio de la figura de Jesús.



-(María Ángeles) A mí no me extrañó, tanto polvo le calculo yo a la sociedad vetusta. Eso sí, nos lo contó Pedro Ojeda en la última reunión de lectura del curso pasado y me motivo para leer esta novela. Al día siguiente, fui a la librería a comprar Pasos en la piedra. No la tenían y la encargué. Mientras tanto leí Apuntes de medicina interna del mismo autor, la saqué de la biblioteca, y encantada con un buen escritor que no conocía. Seguimos con lo del premio:



(P.O.) Me gustó mucho tu discurso de agradecimiento al premio de la Crítica de Castilla y León, con las palabras de tu abuela Viges, ese diálogo que va construyendo a los personajes, esa forma de dialogar tan castellana, un diálogo reconocible.

-(María Ángeles) La que esto escribe, se permite buscar las viejas palabras de la abuela Viges, "mientras doblaba la ropa blanca puesta en el verde":

"Anda, galán, marcha a la huerta y dile a tu tía Asunción que estamos en sin patatas. Van a llegar los tus tíos a comer y todo manga por hombro, bah-báh… Y ten cuidado, no andes entre los sucos y vuelvas hecho un zupio, como ayer del reguero. Marcha cuitao…, qué amorosa está esta muda, ¡como las rosas!…"

-(J.M. de L.H.) Comencé escuchando a mi abuela contando historias: voy a poner una vela, que he oído golpes en el doble porque está el alma de tu abuelo que está pidiendo misas. Galdós ponía la oreja muy bien, yo lo intento.

-(María Ángeles) A mí también me gustan mucho esas palabras de la abuela Viges. Lo de galán lo había oído yo en Zamora. Galán es una palabra muy amorosa, sí, como la muda limpia de cuando éramos niñas. Mi madre calentaba la muda cerca de la chapa, antes de vestirnos. Las amatxos  de mis alumnitos de Legazpia entraban en la mercería, a comprar una muda, para el niño, cuando tocaba ir al médico.

-(Austri) El doble debe ser el sobrao ¿verdad? 

-(María Ángeles) Sí, otra palabra que asocio con Zamora, en Manzanal del Barco era la habitación de arriba, la de descarga. Seguimos. 

P.O. ¿Hay elemento poético o no en Pasos en la Piedra?

-(J.M. de L.H.) Germán quiere ser director de cine, va a clase de cinematografía, está intentando entrar en una célula comunista, Yolanda es asesinada, recojo ese dato histórico, se le recomienda volver a su ciudad. 

El autor nos lee las páginas 40, 41 y 42. Germán Ojeda y su amigo alemán atraviesan Barrio de Piedra en el dogedar oficial: 



"Regresaron a casa en coche oficial, un "dogedar" negro y alargado, con su banderita de chapa pintada rojigualda...el conductor, un soldado raso...se lamentó con acento extremeño...otra vez se habían quedado atascados...el coche de don Poli, ¡cómo no! Aparcado delante de la farmacia. Él dice que aparca bien pegado contra las columnas, pero ya se ve que el autobús no pasa. Y lo gracioso es que dice que hasta que no se acabe el primer plato no baja a mover el vehículo...Que el señor gobernador coma a su hora es razón de peso...¿No os parece, chicos?"

-(María Ángeles) Lo que está claro es que don Poli manda todavía más que el gobernador civil. 

(P.O.) Los personajes están muy bien caracterizados, es una novela colectiva. El protagonista tú dices que es el pájaro.

J.M. de L.H. nos muestra el dibujo de un pájaro, sin terminar.

-(J.M. de L.H.) Es un pinzón vulgar que dibujó mi hija a mano alzada, en el mes de marzo del año pasado. Yo había ido a Cistérniga a dar un paseo, a la orilla de la carretera encontré un pinzón muerto, aún caliente, aún no tenía el rigor mortis. Me quedé con él, mi hija trazó un apunte al natural que quedó sin terminar. Cuando quiso acabarlo le dije que lo dejara incompleto, que representaba el espíritu de la novela.

Antonio Lozano lleva toda su  vida buscando un pájaro singular en un río, el Duero. Sólo canta en el plenilunio de primavera, sólo en el atardecer y en el amanecer del jueves y viernes santo. El Carduelis lozania. 

-(María Ángeles) Todos buscamos un pájaro singular, fugaz, algo que dé sentido a nuestra vida, que nos salve, que nos redima. Nunca acabamos el dibujo. 

Seguiremos con la crónica y el comentario de un libro que nos habla de redención y perdón. ¿Y de fe? ¿Y de una sociedad vieja que se resiste a dar paso a la nueva? ¿Y de amor? ¿De Semana Santa tal vez? 

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí:

María Ángeles Merino y su amiga Austri.

Gracias, José Manuel de la Huerga


Segunda parte de la crónica sobre la presentación, en la Feria del Libro de Burgos, el día 20 de junio, de la novela Pasos en la piedra de José Manuel de la Huerga, comentada por la que esto escribe, María Ángeles Merino, junto a su inseparable amiga de lecturas, la llamada Austringiliana, Austri para los amigos. Redactada para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda. 


-(María Ángeles) En la entrada de la semana pasada, dejé inacabada la crónica de la presentación de Pasos en la Piedra. Nos quedamos soñando con un pájaro singular que sólo canta en el plenilunio de primavera, en el amanecer y en el atardecer del jueves y del viernes santo: Lunada, Carduelis lozanía. 

Por un momento, la Sala Polisón se metamorfoseó en espesas orillas de un río mágico, y ocultos en las orillas, entre  carrizos, acompañábamos al personaje de Antonio Lozano, el Pajarero que lleva toda su vida buscándolo, a pesar de la rechifla de su colegas biólogos. El oído muy atento y los ojos clavados en la primera luna de la primavera, la de la corona de espinas. Fue un instante, créeme, Austri, cantaba un pájaro.



--(Austri) ¡Anda que no hay pájaros allí cerca! En los árboles del Espolón, en las riberas del río, todo pegadito al Teatro Principal y a la Sala Polisón.

--(María Ángeles) No, Austri, que cantaba muy cerca. ¡Y su canto es inconfundible! ¡Era el Carduelis lozania! 

"Dulcemente modulado, más quejoso que el ruiseñor bastardo, con más variedades cromáticas que el verdecillo, no tan urgido como el mirlo, pero sí preciso en el mensaje en el límite de la dejación." (página 62)

-(Austri)¿Qué entenderás tú de pájaros y sus matices musicales? Me parece que tú también has caído en el realismo mágico del escritor.

-(María Ángeles) Sí, eso debe ser. Hubo un lector que así lo manifestó y el autor lo confirmó:

-(Un lector) Esta presentación me ha llevado al realismo mágico de García Márquez.

-(J.M. de L.H.) Hay elementos, el realismo mágico empezó con Pedro Páramo que dejó una huella tan honda en todos los que van detrás como García Márquez o Vargas Llosa. En Solitarios, mi anterior novela, está más presente: una mujer que regenta un ultramarinos, vive con sus padres sordos, escucha la radio y juega a las cartas; un viajero portugués llega, tiene un hijo llamado Cachelo (Cachito) que nace sordo. Un curandero le dice que la lengua portuguesa es la mejor y se va a Portugal en busca del caballero...



Hay un espacio mágico; la presencia del pájaro en la novela. El arranque de la novela tiene algunos ingredientes simbólicos, líricos. 

--(María Ángeles) José Manuel de la Huerga nos va mostrando sus pequeños tesoros poéticos: una estrella de mar, la pluma de un jilguero, un nido y algo que nuestra amiga Carmen Ugarte, allí presente,  tradujo como "pajarito". Ya sabéis esos pitos que se llenan de agua y al soplar suenan como el canto de un pájaro. El autor lo llamó tzitzitlin, yo apunté "chichitrín", nos dijo que que se lo regalaron en Guadalajara, México.

--(Austri) Sí, como los trinos incansables de los niños, aquí, en el Espolón, cuando ponen las casetas de la Feria de la Cerámica. Los "pajaritos" son de barro y sólo tienen una caída. Los tzitzitlines aztecas aguantan más, no recuerdo de qué material dijo que eran. Echó un poco de agua de la botellita de agua mineral y nos hizo la demostración.

(J.M. de L.H.) «La primera luna llena de primavera lleva corona de espinas". 

La tradición de las golondrinas que recogieron la sangre de Cristo, el petirrojo manchado por la sangre de Cristo.

-(P.O.)  Has atrapado al público, te atrapa por la virtud del que sabe contar, perdimos la oralidad en la narrativa, el Quijote es un relato oral. Nos has vendido muy bien el libro.

-(P.O.) Torrente Ballester y su Saga Fuga de J.B..

-(J.M. d L h) Está Torrente Ballester muy presente.

-(María Ángeles) ¡El Corpo Santo y Santa Lilaila nos asistan!

(Un lector) ¿Qué pasó con el pajarito? (Se refiere al pinzón que encontró muerto y que su hija dibujó). 

(J.M. de L.H.) Enterrado bajo un tejo.

El tejo, el árbol mítico para los celtas, es un árbol muy especial para el escritor. Nos habla de su potente veneno, pero la "gominola" se come. Pedro Ojeda y nuestro amigo Paco Cuesta comparten ese amor hacia el tejo. Como Alas, personaje de la novela, fraile amigo de la Teología de la Liberación, que encuentra en el tejo un buen lugar para huir del mundo:

"Hasta un tejo sin tronco, cuyas ramas desde el suelo habían cerrado una cúpula espesa en la que Alas se escondía algún día de verano, cuando jugaba a desaparecer del mundo." (Página 224)


-(J.M. de L.H.) Hay mucho de mí, toda novela es autobiográfica. Una cosa tan casposa, una tradición que me gusta y me cuesta digerirla.

-(P.O.) Rechazo ante un tiempo que debía cambiar porque somos mezcla de intelecto y sentimiento. Tal y como dije, nos ha atrapado con la palabra, nos ha atrapado con el relato. Otras para un tirón, nos atrapan las pequeñas cosas, retratos y ambientes.

--(María Ángeles) José Manuel de la Huerga padece la misma contradicción que su personaje Germán Ojeda. Las tradiciones de Semana Santa de su pueblo le parecen fuera de tiempo pero no dejan de atraerlo irremediablemente. ¡Y las muestra con cierto orgullo, y un poco de rubor, a su amigo extranjero! Incluso esas barbaridades de azotarse y dejar que la sangre corra...

--(Austri) Es una novela llena de pequeñas cosas, a veces pequeñísimas. Botellas de butano que hacen guardia, sábanas infinitas que rozan melenas, compunciones de madre, silencios de adolescente, peluquerías  de caballeros de las de antes, cafeterías de nombre americano con ka a ser posible, un dogedar entre calles estrechas, un gobernador civil que saca el pañuelo ante una dirección prohibida, los lomos de bacalao de El Pez de Oro...

-(María Ángeles)  Unos retratos de ambientes que reconocemos especialmente los que vivimos en aquella sociedad vieja. La mirada cinematográfica de Germán que barre toda la ciudad provinciana y la del joven alemán. Antropológía, qué cosas tan raras estudian por ahí fuera: 

"Él era el intelectual que tenía el poder de explicar su supuesta dolencia a aquella gente sencilla, atrasada del progreso de Europa más de medio siglo...pero todo tiene su explicación en las raíces antropológicas, en el atraso democrático en que estáis inmersos y que a mí me beneficia, porque estáis detenidos en el tiempo y sois puros, sois auténticos."

-(P.O.)  Animo a leer esta novela, disfrutar de las palabras, de la adjetivación, de enfrentarnos al pasado. Nos va a sorprender. Leerlo con cariño. Un premio al lector.


Para finalizar, José Manuel de la Huerga nos lee un encuentro de los amantes, a la manera del Cantar de los Cantares, como unión física y espiritual.

"La flor del rosal silvestre huele a tu cuello, cuando retozábamos en la hierba.
Trenzaré una corona con las flores menudas de la orilla y te coronaré.
Tu desnudez se esconderá en la espesura y nadie alcanzará a distinguir nuestros abrazos.
Tronco de árbol es tu talle, que cimbrea.
Y tus brazos ramas que acogen el nido de los pájaros.
Como coronas, tejidos de ramas y penachos son los nidos, donde nuestro amor pondrá su cima.
Disfrazados entre los juncos, ¿quién nos señalará?  
Túmbate amor, cubriré tus cumbres con los pétalos, corolas sean coronas en el monte del amor.
Durmamos al abrigo de las hojas, o en las cuevas del vino que me embriaga.
O no, que amor surge, salgamos al claro entre los árboles, la nieve cae.
¿Cómo se coronará el amor bajo los copos?"
(Página 184)

"No podrá el invierno con tanta primavera",  foto de Agustín Merino (Palacios de Benaver)

Con estas bellas palabras del amor en el frío acaba el acto. Saludamos al autor que dedica nuestros ejemplares con el clavel de Grandola Vila Morena. Un placer conocerlo.



Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de María Ángeles Merino.
Y Austri.

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Gracias, Mª Ángeles. Es un bellísimo recuerdo.

Ele Bergón dijo...

Sé de este autor por lo que me habéis contado vosotras y siempre es triste la muerte de una persona, en especial, como es el caso, cuando es tan joven e creo inesperada.

Confieso que " Los pasos en la piedra", lo empecé a leer pero no lo terminé.

Que la tierra le sea leve.


Besos