miércoles, 25 de abril de 2018

Akúside: el riesgo de la literatura poco amable.

Compré el pan y me senté a tomar un café, con Akúside recién comprado y Diario de Burgos. 

Comentario en torno a El Sílex,  primera parte de Akúside de Ángel Vallecillo, novela ganadora ex aequo del Premio de la Crítica de Castilla y León 2018, para la lectura colectiva de La acequia dirigida por Pedro Ojeda.

-Akúside. ¿Qué decía yo de Akúside

Comenzaba a leerlo y comentaba en La acequia:

"Hay que tener más valor que Gerineldo para publicar un libro como Akúside. Iba leyendo...y se me antojó ir a por un clásico, una distopía que leí muy a gusto en mis tiempos de estudiante: Un mundo feliz de Huxley. Un libro lleva a otro libro, está muy bien, pero corro el riesgo de dejar plantado al de Vallecillo. 

Voy con esos cuentos bestiales y circulares del principio, más bestias que las versiones originales de los cuentos de los hermanos Grimm, que ya es decir. Ánimo a todos, empezando por mí misma. Algo tendrá el agua cuando la bendicen."

Esta distopía me llevó a aquella utopía distopía.

A la semana siguiente, en mi comentario:

"Voy con el sacrificio del hijo. Poco amable el autor. Lo dicho: más valor que Gerineldo."

Porque Pedro Ojeda había escrito: "La lectura de la novela de Vallecillo es apasionante e interroga continuamente al lector, nada amable ni en lo temático ni en la disposición estructural."

El mismo autor, Ángel Vallecillo, nos contesta, en relación al "poco amable", nacido del "nada amable" de Pedro Ojeda:

"Lo que pasa es que a veces uno se sume de tal forma en el espacio y tiempo en los que está escribiendo que prescinde o se olvida de señalizar correctamente el camino. Es lo que ustedes, tan cortésmente, describen como poco amable." 

El escritor lo reconoce. 

"Reconozco la dificultad del libro y lo considero un lastre. Me hubiera gustado que no fuera tan abstruso, por eso valoro tanto la decisión del jurado del premio, y comentarios que valoran el riesgo."



Gracias, Ángel Vallecillo. "Abstruso", dices. Desde aquí, mi aplauso amable, de verdad, pero creo que necesito ayuda. Mi amiga Austri, mi compañera de lecturas, tal vez me pueda ayudar:

-¡Eh! ¡Que aquí estoy!

-Ya estabas tardando. ¿A ti te gusta Akúside?

-Bueno, vayamos por partes. Akúside es una novela dividida en tres: El Sílex, República y Las Memorias de Axiámaco. Empezamos a leer y, tras la imagen de la terrorífica portada, nada amable, chocamos brutalmente contra unos cuentos bestiales y circulares:

"La primera, El Sílex, es un conjunto de veintinueve textos breves que narran leyendas de la prehistoria de Akúside, patria de los akusaras, un pueblo cuyo origen se pierde en el tiempo". El Sílex es el libro sagrado de los akusaras."


--Una abigarrada y cruel aleación de leyendas que han de sonar a antiquísimas, con la violencia elevada a la enésima: brahmánicas, mesopotámicas, grecorromanas, árabes, medievales, centroeuropeas...de todo. Fundida con muchas serpientes y muchas hachas, iconos harto conocidos de la banda terrorista ETA. 

Y todavía hay más, mira aquí dice: "Burkina Fasso y Mali son algunos de los países que ha visitado Ángel Vallecillo para nutrir su ficción, países de raíces milenarias y culturas ancestrales donde la sangre y la estirpe ordenan jerárquicamente la sociedad"

-¡Nos olvidábamos de África! La sangre y la estirpe, ahí está la madre del cordero. La sangre propia marcada por algún errehache exclusivo de los puros o la sangre ajena derramada en las aras del sacrificio patrio. Unos cuentos presuntamente auténticos que aparecieron escritos en la concha de una tortuga. Mira amiga, escucha y entenderás por qué tienen que ser crueles y sangrientos en grado sumo. ¡Y muy antiguos!

-- Hay leyendas muy útiles para la formación del espíritu nacional. ¡Uy! ¿En qué rincón de mi cerebro estaba guardado eso del "espíritu nacional"?



-Deja aquellos espíritus y vamos con una fábula distópica válida para cualquier nacionalismo excluyente y criminal, aunque Akúside pueda entenderse como el anagrama de Euzkadi. Un pueblo con un pasado perdido en la noche de los tiempos, con sus leyendas falsas o falseadas que destilan las más puras esencias de la nación. Algo que se repite en la historia, de aquí, de allí y de allá, siempre con trágicas consecuencias. 

"Durante la segunda parte (República) varios personajes se refieren a él como una invención creada tras la Guerra de Independencia de Akúside contra Sur, para afianzar entre los akusaras su origen legendario."

--¡Invención! Y, para esas malas pedagogías que afianzan tanto , son muy útiles las repeticiones. Todos los relatos de El Sílex comienzan:

"En el reino de Akúside, a orillas del mar Alado, en el norte..."


Este bellísimo mar no puede ser el mar Alado (Cantábrico en Donosti)

Y terminan: "...en una caja, la llenaron de plomo y la arrojaron al mar." 

-En el desenlace, siempre hay algo o alguien que se sale de los rígidos esquemas y  se impone encerrarlo y arrojarlo para que no salga nunca más a flote. El hermano envidiado, la esperanza con ecos de la caja de Pandora, el elegido que resultó ser un tirano, el guerrero sin armas que sólo traía silencio, el joven rey que "prometió acabar con la guerra" y sucumbió como "verdadero enemigo del pueblo", el niño que reivindicaba el significado auténtico de las palabras, el músico con "el arpa cuya música hacía que quien lo oyera dijera la verdad", la culebra que sabe "donde se esconde la mujer del corazón de oro", el hombre que expuso a los jueces un dilema, la cabeza vieja del niño de dos cabezas, el guerrero disfrazado de perro que susurraba al rey consignas de odio y de guerra, el roble que era el mismísimo Akúside resucitado tras 777 años..."...en una caja, la llenaron de plomo y la arrojaron al mar." 




--Ya me he perdido, los primeros fueron...

-"Los ancestros, los penantes, construyeron un enorme barco de madera y se hicieron a la mar. "

--Tenían su arca de Noé, como en la Biblia o en el Gilgamesh, sufrieron una inundación. 


Arca de Noé

-Primero fue una larga sequía, vagaron cien años por los océanos hasta que, por azar, volvieron a su tierra, pero nadie recordaba que aquella fuera la misma que abandonaron sus antepasados.  "Al reino lo llamaron Akúside, y a su mar, mar Alado". 

--¿Otra vez?

-Paciencia, escucha: 

"Levantaron una ciudad de hierro y lucharon contra los enemigos del sur. La guerra les hizo fuertes y soberbios y el reino de Akúside sufrió un diluvio..."

--Tres veces se repite la historia: catástrofe, larga navegación de cien o mil años qué más da, vuelta a su patria, no la reconocen, le ponen por nombre Akúside y al mar, mar Alado y guerrean inevitablemente contra los vecinos del sur. 

"Levantaron un país, amaron una patria y guerrearon hasta vencer a sus enemigos del sur."

Los del sur, los culpables de todo, ya se llame sequía, diluvio o plaga. Siempre hay un sur enemigo, aunque se llame norte. ¿Recuerdas a los romanos con sus bárbaros del norte? 

-Pero todavía no hemos hablado de los Atul, el origen de los ukintzas.

--¿Pero hay un origen del origen? 

-Sí y puede que explique muchas cosas. Hubo una primera tribu y una guerra que terminó con la victoria de los Atul. Escucha, esto no lo supera ni la bruja de Hansel y Gretel:

"Su apetito sólo se saciaba con fetos humanos. Conservaban óvulos fecundados en frascos de cristal que comían a cucharadas. Los fetos...eran su manjar. Abrían los vientres de las embarazadas...asaban los fetos...los comían enteros...demediándolos en vida los hervían y los comían con las manos."



--¿Qué hicieron las horrorizadas madres?

-"Las madres sabían que sus hijos serían devorados por los monstruos, y se acostumbraron y ellas también comieron, y el primer Akúside...sucumbió bajo la losa del horror, y encerraron la esperanza en una caja, la llenaron de plomo y la arrojaron al mar."

--¿Los ukintzas descienden de madres caníbales? 

¡Uy! Dejémoslo por hoy, Austri, seguiremos con algunos cuentos y pasaremos a República. 



-"Akúside es".

-No estoy muy segura de haber entrado en el libro, amiga mía. Gracias por tu ayuda.

Un abrazo de María Ángeles Merino para los que amablemente pasáis por aquí. 

Y de Austri. 

Las palabras en rojo, en cursiva, están tomadas directamente de la novela Akúside, de Ángel Vallecillo, editorial DIFÁCIL, 2017.

12 comentarios:

La seña Carmen dijo...

Demasiadas claves que se hunden en el imaginario colectivo, pero solo en el cultísimo. ¡Menos mal que Austri y tú sabéis trabajar en equipo!

Kety dijo...


María Ángeles y su amiga Austri, Tanto monta, monta tanto. Buenas aliadas.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Excelente comentario, así que ya no podrás decir que todo se lo debes a Austri...

Ángel Vallecillo dijo...

MIl gracias!
Akúside es.

Ángel Vallecillo dijo...

Excelente montaje narrativo. Muchas gracias.

Abejita de la Vega dijo...

Se hunden en el imaginario colectivo y son difíciles de rescatar e interpretar. Pensé en ti, Carmen, al leerlos y sacarles la sustancia. Besos.

Abejita de la Vega dijo...

Austri es la que siempre va conmigo. Un abrazo, Kety.

Abejita de la Vega dijo...

Gracias, profe. A veces sabe más ella, a veces sé yo más. Tus explicaciones en La acequia son fundamentales para una y otra. Que Austri también lo lee. Un abrazo, Pedro Ojeda.

Abejita de la Vega dijo...

¡Qué sorpresa, Ángel Vallecillo! Este blog es tu casa, seas bienvenido. Te deseo los mayores éxitos en tu carrera literaria.Los merece un escritor con más valor que Gerineldo, un autor que corre el riesgo de la literatura poco amable. ¡Y abstrusa! Gracias y un abrazo.

Ele Bergón dijo...

Bueno bueno, cada vez tengo más ganas de leerlo y eso que en un principio no estaba muy por la labor. Ya veo que hasta el autor viene a visitaros. Lo único es la dificultad de encontrarlo.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Viene a visitarnos y lo conoceremos en la Feria del Libro de Burgos, en la tercera semana de mayo. Si te gusta Borges...
Besos, Luz.

pancho dijo...

Trabajoso comentario, como tantos otros a los que ya nos tienes acostumbrados, con este artefacto narrativo tan desarrollado ya. Marca registrada, je, je.
Mali, el país donde casi todas las mujeres sufren la ablación del clítoris. Eso escuché el otro día en la radio.
Algunas cosas del libro recuerdan la censura durante el franquismo y lo que ocurre en países con regímenes en los que los dirigentes son siempre los mismos hasta que se mueren. Sólo se pueden escribir adulaciones al régimen y a los gobernantes.
Un abrazo.