viernes, 29 de diciembre de 2017

"La noche que no paró de llover" de Laura Castañón. Amor, felicidad y culpa (2).


Un ratito de felicidad este verano.

Comentario a la novela La noche que no paró de llover, de Laura Castañón. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda. En forma de diálogo con Austri, mi fiel compañera de lecturas.

¡Hola, visitantes de mi blog!

Aquí me tenéis, que no arranco con la entrada y la semana pasada la pasé en blanco. 

En la del día 13 de diciembre, me echó una mano mi amiga Austri para, tal y como comentó Pedro Ojeda, lanzarme "a todo pulmón con la novela de Laura Castañón comenzando por el recuerdo del encuentro que tuvimos los lectores con ella a raíz de su primera novela...los resortes para abrir La noche que no paró de llover".

"El lector curioso" ya tenía los resortes y Austri nos adelantó algunas pinceladas en su ataque de "bocachanclez": "pareja, temores, amor, familia, consulta psicológica, memoria histórica, taller de escritura, intriga, sentimientos de culpa, tal vez un asesinato, maternidad, Gijón casi como un personaje...". 



-Llevas días y días dando vueltas a lo que quieres escribir, tienes por ahí varios borradores. Sé que disfrutaste de la lectura, en verano, y de la relectura, en invierno. Hemos pasado horas comentando, que qué amorosa Enma, con su diario forrado de violetas victorianas, un poco cursi tal vez, gordita pero nada que ver con Bridget Jonesque si Laia lee a Spinoza, en verdad que es necesaria la fría razón para escuchar a doña Valeria; que verbalizar sus culpas la humanizó y redimió, solo amó a su sobrina y la perdió, no conoció el orgasmo, a no ser con el guaje aquel, uy no, una señorita de ciudad, cada uno en su sitio; que Feli, la limpiadora encuentra en la literatura el rastro de la felicidad perdida en un accidente...Sin embargo, ahí estás estancada y tu blog sin entradas.

¿Me dejas ahora extenderme un poco? 

-Te dejo, Austri. Mira, podemos dar nuestra visión de la novela, y disfrutar con ello, para eso lo hacemos; pero nuestro papel es contar sin contar. No quisiera que algún posible lector, por nuestras torpes palabras, se desmotivara y dejara "de leer como si escucháramos" a Laia, a Enma, a doña Valeria y a Feli. Comienza:

-El lector entra "de puntillas" en la primera página y encuentra un sueño nítido, con un soñador culpable y un muerto viviente soñado, mientras "no para de llover":

"A veces sueño que respira"

El relato onírico atrapa y empuja hacia el misterio: 

"...que nunca tendrá una vida, porque yo lo maté"



-El lector se queda pensativo. Tal vez hojee y ojee, en busca de más microrrelatos sibilinos como el de la página 9, delatados por la cursiva; pero es mejor que pase a la siguiente página, donde un narrador omnisciente le va acercando a Laia, en su lucha con el viento y la lluvia, en el barrio de La Arena

-Laia es una psicóloga catalana que comienza, con amor y muchas dudas, en Gijón, una nueva vida junto a la gijonesa Enma, de la misma profesión; porque muchas cosas se le vuelven del revés, como su paraguas arcoíris. ¿Recuerdas la portada de Dejar las cosas en sus días, de la misma autora?

"Porque el paraíso, de eso Laia estaba segura, no podía estar en las calles del barrio de la Arena y sus corrientes de viento inclemente y lluvia asesina."


-Pasamos a la primera persona. Escuchamos a Enma que se nos embala en su diario, con su catarata amorosa de ilusión : 

"...la promesa de un tiempo de olas y besos, de libros compartidos y palabras, de olor a bizcochos en el horno y atardeceres cómplices con el sol ocultándose detrás de la iglesia de San Pedro, de saltar del jueves hasta el sábado, bebiendo juntos café para dos, la vida en buena compañía, fumando un bocadillo a medias, haciendo broma con las cosas serias. Mucho más felices dónde va a parar."


-El más completo cuadro de la felicidad, el soñado por Enma. La canción de Paloma San Basilio también ayuda a expresarlo, aunque los bocadillos se fumen. 

 Nos conmueve su temor al abandono:

"Y la miré y empecé justo lo que no quería ni debía hacer: a confesarle mi amor inquebrantable, a decirle que no me dejara, a suplicarle que no se fuera. A jurarle que yo haría cualquier cosa, que entendería lo que fuera necesario, que haría los cambios precisos, para que no se fuera. Añadí que era la mujer de mi vida. Y que yo quería estar todos y cada uno de mis días a su lado, Y que no me dejara. Que por favor no me dejara...Hablaba y hablaba, y mi cabeza iba a su aire tratando de traducir la letra del Ne me quitte pas..."

CONTINUARÁ

-Austri, si te parece, dejamos la entrada así y seguimos en otra. Gracias por tu ayuda.


Felicitamos el año a todos los del club de lectura y a todos los que nos visitan. 

Un abrazo de María Ángeles Merino.

Y Austri. 

7 comentarios:

La seña Carmen dijo...

La novela vista como una sucesión de miedos, miedos a quedarnos solos.

Ele Bergón dijo...

Pues sí, dices sin decir y creas expectación de lo que puede ser. Tengo ganas de leer y más, si como apuntas, es una novela psicológica.

Tengo por medio otros libros, no obstante, a ver si encuentro esta novela y la puedo leer para opinar.

Besos

pancho dijo...

Nada es fácil y gratuito en esta novela, es larga y con varias aristas que dan qué pensar. A medida que pasa el tiempo y piensas y leo vuestras opiniones más me creo que es una gran novela.

Un abrazo y Féliz año nuevo ( uno más) que este ya se nos escapa.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Bien por Austri, que te empujó sabiamente!
En efecto: miedos y felicidad. A veces aquellos nos impiden disfrutar de esta.
¡¡Feliz año sin miedos!!

Bertha dijo...

El que tiene un amigo, tiene un tesoro todo esto va por Austri y ese ataque de bacachanclez, rico idioma el nuestro...

La ventaja de poder leer vuestras opiniones, es ir por seguro a la lectura de este libro que se antoja una estupenda novela.

¡Feliz entrada de año!

Edurne dijo...

Ser un bocachanclas es algo totalmente asumido en estos días, de esos especímenes hay unos cuantos sueltos.... jajajaja!

Bueno, amí mem gusta leer tus crónicas lectoras porque lo haces con muchísimo humor, tu amiga Austri es única, y sabiduría.
Así que de vez en cuando me doy una vuelta por tu casa y disfruto.

Ahora también aprovecho para desearte el nuevo año, ya sabes, lo hago desde mi retiro forzado de maestra griposa de vacaciones caseras, jajajaja!

Que la vida no deje de echarnos una sonrisilla de vez en cuando!

Un besote!
;)

Paco Cuesta dijo...

Miedos que se eclipsan con amor.
Besos