miércoles, 28 de diciembre de 2016

Don Quijote de Manhattan: ¡Hágase la luz!



Es 25 de diciembre, con la cocina de mi casa asaz abastecida con los relieves de la cena del día anterior y, sin compra ni comida que aderezar, pláceme un paseo literario con mi amiga Austri. Como en otras ocasiones, encuéntrola en un poyo del burgalés Paseo de la Isla, frente al busto de don Miguel de Cervantes. 

-¡Hola amiga!

-¡Hola! ¿Ya superaste el bloqueo de la semana pasada? ¿Está bien tu Antonia Quijana

-Sí, está bien. Hay que ver, Austri, estás en todo. Creo que hoy, con tu ayuda, seré capaz. Mira lo que escribí la semana pasada:

Don Quijote llevaba siete días de hostal y Biblia. Me imagino a Sancho, desocupado, a su vera, contando las cabras del cuento de la Torralba, las que pasaban el río en la barca de un pescador, nada más que por dar al magín algún quehacer; pues no siempre habría de enhebrar ronquidos.

-Te sales fuera del libro, ese cuento está en el de la Mancha, que no en el de Manhattan. Mira, ahora me doy cuenta que ambos topónimos tienen letras en común.



-Mi señora doña Marina me perdone el añadido, lo de las cabras era un guiño cervantino a la cultura popular, como ella hizo con los de Star Wars. Sí, el escudero tuvo tiempo de luengas siestas, aunque hubiera de salir a comprar comida y ropa con la tarjeta de plástico.



Al séptimo día, don Quijote de Manhattan salió de su encierro, dispuesto a "enmendar entuertos". La escritora optó por "la expresión que vulgarmente se ha difundido", "entuertos" en lugar de "tuertos".

-"Y quiero que sepa vuestra reverencia que yo soy un caballero de la Mancha llamado don Quijote, y es mi oficio y ejercicio andar por el mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios."

-¿Has oído? La voz viene de la estatua de Cervantes. Me parece que don Miguel anda al quite y no le place que su caballero andante enmiende dolores estomacales en lugar de cosas torcidas.

-Recuerdas que iba de androide C-3PO  y Sancho de peludo ewok . No llevaban ni tres minutos andando, hartos de gobernar sus tripas con comida precocinada, cuando se detuvieron atraídos por el olor a olla caliente que salía de uno de los más estrafalarios establecimientos hosteleros de Nueva York: un restaurante solidario, con personal ciego y siempre a oscuras para que clientes videntes se den cuenta de las dificultades de los invidentes. 


-No creas, aunque suene extraño, existen los restaurantes a oscuras y no sólo en Nueva York. Sigue leyendo.

-Un camarero los condujo, entre tinieblas, como Orfeo a Eurídice en su descenso al Hades. Don Quijote se sentó donde le indicaron, con el estruendo de su rígido disfraz de androide. A Sancho le costó menos acomodarse, pero le apenaba que las mangas peludas de su traje se bebieran la sopa entrante. Unas costillas en salsa barbacoa hicieron las delicias de ambos. Mas don Quijote no cesaba en sus fantasías y su preñado magín pronto relacionaría aquella oscuridad con el libro que le había sorbido los maltrechos sesos. 

-"Las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías". Las que abrasó el ama.



-No, sino la Biblia, don Miguel. La escritora ha explicado en la prensa:"Igual que Don Quijote utilizaba el Amadís de Gaula, que estaba completamente desfasado en su tiempo, aquí la Biblia vendría a cumplir el papel de aquel clásico, que es anacrónica, pero todavía hay gente que necesita aferrarse al texto porque están desubicados ellos mismos". ¡Nos está escuchando el señor Cervantes! Sigue, María Ángeles.

 -¡Era el mismísimo momento! La Nada estaba sumida en radical negrura, sólo él, buen entendedor de la palabra de Dios, podía evitar que las mismas tinieblas se dilataran al  resto de la ciudad. Recordó las palabras del Génesis: "La Tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo". 



Don Quijote gritó: "¡Hágase la luz!", al  mismo tiempo que volaba la bandeja del segundo plato. Como todo seguía oscuro, el caballero corría tropezando con las mesas insistiendo: "¡Hágase la luz, he dicho!". "¡Fiat lux!". Nada, ni caso, ni en latín. Los comensales alarmados se levantaban a toda prisa por salir. Hubo pisotones, empujones y hasta puñetazos. Hasta aquí escribí, ahora sigue tú. 

Escucha, se te ha adelantado don Miguel que  nos está recordando lo que sucedió en la venta que don Quijote imaginaba ser castillo:

-"Y así como suele decirse: «el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al palo», daba el arriero a Sancho, Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la moza, y todos menudeaban con tanta priesa que no se daban punto de reposo; y fue lo bueno que al ventero se le apagó el candil, y, como quedaron ascuras, dábanse tan sin compasión todos a bulto que, a doquiera que ponían la mano, no dejaban cosa sana."



-Azuzábale al caballero la urgencia de imponer armonía. Cambió la orden: "¡Háganse al menos las estrellas para alumbrar la Tierra!"

La gente, cada vez más asustada, buscaba la salida en balde. Don Quijote memorizaba el Génesis y no entendía por qué su palabra no se cumplía.  Recordó como Jehová Dios había soplado al hombre en la nariz para infundirle la vida y se le ocurrió agarrar la cabeza a los que tropezaban con él, para soplarles en las narices. Y, como aquello no funcionaba, cogió en alto una costilla a la barbacoa como si fuera la de Adán y gritó: "¡Esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada! ¡Que ponga aquí orden la mujer!"


Creación de Eva (Capilla Palatina de Palermo,siglo XII)

-¡Don Alonso recitador de las Sagradas Escrituras! ¡Déjenlo vuesas mercedes para los curas en los púlpitos que nunca  recomendaron la lectura de la Biblia predicada! ¡Cómo iba a eludirla un lector voraz y conocedor de la lengua latina! ¡Y tan buen cristiano!  Aquel escribano "dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote...".

 Aquí da en una locura asaz peligrosa, pues el Santo Oficio está en todas partes ¡Y pone a la mujer a poner orden! Lo cual se aparta del texto revelado, pero...mi mujer, mis hermanas, mi sobrina, mi hija, mi criada...hasta la gata era hembra. ¿Quiénes iban a poner orden en mi casa sino mis varonas?  ¡Valiosas costillas, pardiez! 


-No tema, don Miguel, hace siglos que fue abolido el Santo Oficio. En cuanto a la mujer, a nadie le ha de extrañar la exclamación que añade doña Marina de sus cosecha. ¡Y ahora va a ver como imponen el orden las mujeres policia de Manhattan!

La luz se hizo cuando cuatro policias irrumpieron en la sala. Mientras dos desalojaban a los comensales, otros dos, hombre y mujer, se acercaron a él. Se le figuró que eran Adán y Eva, estaban vestidos porque ya habían comido del árbol prohibido y se avergonzaban de su desnudez. ¿Sabes lo que vino después?

-Sí, quiso el hidalgo amonestar a la serpiente por incitar a Eva. Y reprender a Eva por incitar a Adán y a Adán por dejarse engañar tan a gustito por Eva. Con los ojos enrojecidos, la cólera del mismísimo Jehová y la bandeja como adarga, gritaba a la mujer policía la maldición de parir con dolor y al hombre la de trabajar la tierra. La pareja comenzaba a dudar de la salud mental del viejo vestido de androide galáctico que, a continuación, pasó de la agitación a la extrema quietud, salvo por los ojos que movía en todas direcciones y llegaba a poner en blanco. ¿Dónde estaría camuflada la serpiente? ¡Ahí, en la porra que el policia sostenía en alto!



"Tú serpiente maldita...te arrastrarás y polvo comerás..." La serpiente porra no parecía enterarse de la bíblica maldición y "seguía erguida cual cobra amenazante". ¡Y agarró la porra para hacerle comer el polvo! ¡Pobre loco la que le va a caer!

Cayó de bruces al suelo, lo redujeron y "la autoridad de la ciudad de Nueva York le recitó el derecho a guardar silencio mientras le arreaba tal paliza que ya no sabía él si estaba otra vez en las tinieblas...o si eso era el dolor del sacrificio en la cruz que...se le había adelantado."

-"Alojaba acaso aquella noche en la venta un cuadrillero de los que llaman de la Santa Hermandad Vieja de Toledo, el cual, oyendo ansimesmo el estraño estruendo de la pelea, asió de su media vara y de la caja de lata de sus títulos, y entró ascuras en el aposento, diciendo:-¡Ténganse a la justicia! ¡Ténganse a la Santa Hermandad!"

-Dejemos a la Santa Hermandad, con sus mangas verdes y su vara. Diz que asaeteaban en Peralvillo, lo cual daba pavor a Sancho. Sigo con el escudero:

De nada le sirvieron los ruegos y los lloros al bueno de Sancho. El pobre hidalgo acabó "amoratado, dolorido, perplejo y, sobre todo, afrentado al verse sin su dorada armadura". Le habían quitado la vestimenta en la ambulancia, todavía inconsciente. Volvió en sí frente a un mostrador en la sala de urgencias, cubierto con un ridículo batín de enfermo, donde alguien le preguntaba por los datos de su seguro médico. 



Respondía que perdonara su merced, que había estado haciendo nacer el mundo y por esa labor se veía molido como el Redentor. La señora de la ventanilla, impasible, como si no oyera nada, le ordenó: "Número del certificado de su seguro médico".

-Don Quijote echó mano a los inexistentes bolsillos del batín y se volvió a Sancho que, con toda naturalidad, entregó la tarjeta del seguro médico del hidalgo. La señora la cogió, hizo una llamada y le echó una veloz mirada, al mismo tiempo que recitaba como una máquina parlante:


"Este seguro médico está vencido/en este hospital usted tiene derecho a asistencia médica...recibirá usted una factura...de acuerdo con las siguientes tasas...quinientos dolares...seiscientos dólares más por cada día extra...si usted no ha efectuado el pago en el plazo de un mes recibirá una penalización del 20% y a partir de ahí los lunes pares de cada mes...un interés de un 3% ..."

-El recitado era implacable y acababa con el detalle cortés y generoso del alcalde de Nueva York que le eximía de pagar el 29 de febrero, en año bisiesto. Marina Perezagua muestra sentido del humor ante la pesadilla de no contar con seguro médico en USA. Ella misma vivió la experiencia: contrajo  una neumonía, pasó un día en coma y tuvo que aceptar una deuda de 50000 dolares. ¡La ruina!

-Don Quijote se desvaneció y acudieron un par de enfermeros que se lo llevaron. Cuando volvió en sí y se vio sin bata ni coraza, en la camilla, con dos pares de manos encima que le untaban las carnes con ungüentos infernales y azufrados, se puso a dar puñadas y a hacer aspavientos. 

-Creo entender que vuesas mercedes hablan de dinero para pagar a los médicos. Los cirujanos barberos como mi padre don Rodrigo recibían poco y, en ocasiones, en especie. Tarde, mal y nunca. Otra cosa eran los médicos como Pedro Recio Tirteafuera, el de los duques, un mal recuerdo para Sancho. Bizmar se bizmaba mucho, era lo que había. Recuerden vuesas mercedes:



"En esta maldita cama se acostó don Quijote, y luego la ventera y su hija le emplastaron de arriba abajo, alumbrándoles Maritornes, que así se llamaba la asturiana; y, como al bizmalle viese la ventera tan acardenalado a partes a don Quijote, dijo que aquello más parecían golpes que caída."

-El doctor tuvo que intervenir e inyectarle una anestesia general que le dejó profundamente dormido; aunque en sueños seguía enzarzado en aventuras, enredado en las sábanas. Decía tales sinrazones que los enfermeros que le bizmaban se tronchaban de risa. 

-Es mucha sandez además la risa que de leve causa procede...


-Aquel sueño inducido con drogas tan modernas, en cerebro tan descolocado, tal vez fue la causa del raro sueño que don Quijote más tarde contara a Sancho. Soñó con una pastora muy bella llamada Marcela, la que nació libre, metamorfoseada en dos torres que luego dieron en ser una sola. Aquí no hay Dulcinea.

-¿Y los molinos, donde están los molinos?

-Me ha parecido que don Miguel decía algo de molinos. Por hoy, ya hemos contado bastante y no es nuestra intención contar la novela toda, que de ninguna manera hemos de sustituir a la lectura de la novela en su integridad. Adelanto que los últimos capítulos son apocalípticos y oníricos. Me gustan más los primeros pero para gustos se hicieron los colores.

¡Hágase la luz! Que hay muchos tuertos que enderezar y no vale hacerse el ciego. La violencia policial, el sistema de salud, las relaciones laborales, los alimentos arrojados a la basura, la pobreza, el racismo...¿Sólo en la sociedad norteamericana? 

Un abrazo de María Ángeles Merino

Y de Austri

Con la colaboración del busto parlante de Cervantes
Texto de color naranja tomado directamente de:
Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee). Marina Perezagua. 
Primera edición: septiembre de 2016.
Los libros del lince s.l., 2016.

ISBN 978-84-15070-72-6

¡Feliz Navidad! 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Aplazo la tercera entrada sobre don Quijote de Manhattan...



Por problemas técnicos y personales, de los dos ha habido, aplazo para cuando sea posible la tercera entrada sobre Don Quijote en Manhattan de Marina Perezagua. Ya estaba en marcha...

Un abrazo para los que me visitáis:

María Ángeles 

jueves, 15 de diciembre de 2016

Don Quijote de Manhattan: "aquí los gigantes no son molinos sino rascacielos"



Comentario a los primeros capítulos de la novela Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee) , de Marina Perezagua. Para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

¡Hola, desocupados lectores que pasáis por aquí! 

Seguramente recordáis, de mi última entrada, que el 6 de diciembre caminaba por el paseo de la Isla, junto al busto de Cervantes, cuando me encontré con mi amiga Austri, compañera de lecturas. Allí hablamos de la novela Don Quijote de Manhattan de Marina Perezagua y soñamos con lo que Cervantes diría de tamaño libro, de tal manera que parecían salir las opiniones del mismísimo busto de don Miguel de Cervantes. Al final, quedamos para un nuevo encuentro en el mismo lugar. 

Hoy he vuelto a la Isla y allí estaba, esperándome en un banco cercano. La saludé y comenzamos a comentar los primeros capítulos. Aquí tenéis nuestro diálogo, con alguna interrupción de...ya sabéis quién. 


-Don Quijote y Sancho caminan por la isla de Manhattan, en silencio y sin rumbo definido. Como rozados por  una idéntica extrañeza, ambos se paran ante una predicadora negra que reparte librillos, tras una sábana pancarta que reza, obviamente en inglés, que Jesús te ama: "Jesus loves you". Tal vez fue su oscuro color o acaso el hecho de entender un idioma jamás escuchado, algo parece erosionar la memoria de sus orígenes. 



- María Ángeles se me ocurre...¿Puede ser algo parecido a eso que llaman "dèjà vu"? ¿O déjà véçu? Todo lo que habían vivido en el XVI quedó reducido a sutiles y livianas sensaciones, "algo familiar les rozaba la piel como un misterio que no llegaba a penetrarlos".

-Puede ser, Austri. 

La predicadora agradece la atención  o le divierten sus atuendos, el caso es que les regala el librillo más grueso, el librote de letras doradas: The Bible. 



Como cuando sostuvo por primera vez el Amadís de Gaula, así se sintió don Quijote. Él no lo sabía, pero "aquellas palabras bíblicas iban a guiar, en esta nueva existencia tan alejada de su tiempo y de su España natal, sus designios de caballero andante". Presiente, eso sí, que el regalo no les ha sido dado sin "imperioso motivo". 


Wikipedia

"Sin caballo, burro ni recuerdos", caminan por la isla que intentarían enmendar. No pueden imaginar que el mundo "ya no tiene arreglo". La dureza del asfalto en sus desgastados zapatos no alcanza a despertarles la conciencia ni les revela la broma macabra: "aquí los gigantes no son molinos sino rascacielos"

-¿Quién les ha podido gastar la broma de trocar molinos por torres enormes que rascan los cielos? ¿Y la de dejar a mis criaturas a pie, desvalidos, sin Rocinante y sin el rucio? ¡Ya penó Sancho por la pérdida de su asno! El viejo hidalgo diría que todo es obra de un sabio encantador que desea robarle la gloria de su vencimiento. Nunca imaginara que una dama sevillana les condujera a un mundo de pesadilla, en unas Indias desconocidas, vestidos con trajes extraños y desvestidos de recuerdos. ¡A pesar de que hice morir a don Quijote en su cama! Ya no recuerdan que la péndola quedó colgada en la espetera: "tate, tate, folloncicos"



-Me ha parecido oír la voz del otro día, Austri. Sigamos.

-Es don Miguel que manifiesta su opinión. Sigue.

-Caminan "como hombres seniles de su siglo". Están cansados y no saben a qué atribuir su agotamiento. Tienen a bien buscar dónde reposar sus huesos y se meten en el primer hostal que encuentran. 

-Un viaje a través del túnel del Tiempo debe ser agotador. ¿Y cómo identificar un hostal si sólo conocen las ventas quijotescas? Todo es aquí inverosímil, pero lo vamos aceptando. ¿Estamos dentro de un sueño de la autora? ¿Se quedó dormida escuchando el Quijote en su iPhone? Porque Marina cuenta, en una entrevista, que quiso oír las palabras cervantinas para atrapar su ritmo.


-No es mala idea, Austri, siempre que se alterne lectura y audición. De todas formas, Marina lo ha leído mucho, no hay duda. ¡Y le gusta!

Don Quijote se porta como un autómata que saca "una pequeña lámina de plástico del zurrón", de manera natural pero "un tanto insólita para él mismo", la desliza por la máquina que le entregan en recepción y paga por adelantado siete días. Entran los dos en la habitación y sienten "esa ascua en los tuétanos de la curiosidad impertinente", tocan asombrados cada objeto "como haría un ciego de nacimiento que acaba de recuperar la vista". 

Especial atención les merece la ducha, que abren y cierran, mas no por la sorpresa del agua corriente que nunca tuvieron "sino porque el rumor que hacía al correr les reparaba los ánimos, tal como si fuera agua de la fuente que les llenara a ellos, cántaros vacíos". El rumor del agua les agrada y les reconforta, pero lo de lavarse es algo poco habitual en el Quijote. ¿Recuerdas, Austri, en casa de los duques?




-Con aquella redonda pella de jabón napolitano, un extraordinario lavatorio. ¡Inolvidable! Volvemos a la habitación del hostal. 
¡Todo ha sido un intersticio del recuerdo olvidado! Vuelven al limbo, a estar "fuera de sí". Y se acuestan sin desvestirse. Y Sancho cabalga entre ronquidos mientras don Quijote comienza a leer la Biblia. Abre una página al azar y lee. No comprende nada, vuelve a leer y así cinco veces, sin mejor resultado. 

"...a fin de conocerle, y el poder de la resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser como él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos..."

-Como es un libro tan santo y de tanto provecho para la humanidad, atribuye "a su cansancio la estrechura de su juicio". Prueba a leer otra página, se exprime lo sesos y se tira de las barbas para entender algunos pasajes que "ni el mismísimo Dios". El de la Triste Figura se desvela , "pero no sin afición y gusto", acaso como cuando leía las intrincadas razones de Feliciano de Silva: "la razón de la sinrazón que a mi razón se hace...".

-Siete días permanece enfrascado en la lectura, día y noche, "hasta que del poco dormir y mucho leer terminó por secársele el celebro". Queda impresa en su voluntad "la idea de recorrer las calles de esa ciudad, que sin duda, debía limpiar de agravios y sinrazones".  Se imaginaba "ministro de la ley, por el poder que se le había otorgado como dios de su mundo". ¿Dios? ¡A tamaño atrevimiento no llegó en la Mancha!


Cerebro humano, en el MEH

-Es dios con minúscula, no con mayúscula, Austri. Seguimos.

¿Quién mejor que él, "para ensartar sus lides con la premática de los Evangelios, de acuerdo con la última lectura que hiciera la noche del séptimo día":

"...la justicia de Dios se ha manifestado..."

Así, con la Biblia y con Sancho, emprende sus "necesarias y hasta urgentes andaduras". 

-Al final del libro, en las Referencias, en la página 301, leemos que todas las citas de la Biblia corresponden a la Santa Biblia Valera, de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602), publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¡Una Biblia protestante! ¡Publicada por los mormones! No sé qué le parecerá esto a don Miguel de Cervantes.

-Bueno, tal vez sea la más adecuada para un don Quijote de Manhattan. Fíjate que dice "interpretando las Sagradas Escrituras como buenamente el juicio le alcanzaba". No sabemos si las interpreta a la manera católica o a la protestante. Aunque, ya sabes, lo propio de los católicos es aceptar lo que la Iglesia interpreta y la Biblia ni tocarla. ¡Peligro de herejía!

-¡Mi don Quijote protestante! Pudo ser erasmista, como yo lo fui sin querer ser otra cosa que católico, apostólico y romano. ¡Luterano mi viejo hidalgo! Y bien se cuidó de interpretar las Sagradas Escrituras, tate, tate. No fue demasiado piadoso, es verdad. Yo nunca conté como don Alonso asistía a misa entera los domingos y fiestas de guardar. ¡No lo puse por ser algo obvio que hacía cuando había lugar y ocasión! 

-Me ha parecido oír algo de católicos y protestantes por ahí pero yo continúo:

Ahora viene el amanecer paródico que tú resaltaste la semana pasada. Una parodia de la parodia. 

"Apenas desplegada la aurora, los sonrosados rayos de Apolo alancearon la ciudad de Nueva York como a doncella en su tálamo nupcial".

La aurora se despliega y la luz se abre camino por entre las cortinas de la ajada habitación. 


Don Quijote abre los ojos con el brillo habitual del despertar que, en esta mañana del primer día de aventuras en Manhattan, es mayor. Al llegar a este punto, la autora considera pertinente  retomar las palabras que el caballero dijera, cinco siglos antes, para referirse a los caballeros andantes: 

"Así que somos ministros de Dios en la tierra, y brazos por quien se executa en ella su justicia". 

-Aquí la escritora nos deja un tanto cortados, cuando añade: "hay que reconocer que don Quijote no volvió a decir tal cosa".

Don Quijote siente, eso sí, "ese nervio interno que antaño le arrojara más de un día de la cama". Se levanta de un salto y zarandea a Sancho, cree que el tiempo que siga encerrado será "tiempo perdido en socorrer a los menesterosos". Envía a Sancho a una tienda cercana a comprar nuevos ropajes porque no quiere "mancillar el pregón de la palabra del señor con estas sucias prendas". 

-Sancho ve la mercancía de esa tienda pero no le parece "al uso de los naturales de este lugar". Su amo le explica que no han de vestir ellos "como viste el resto de las gentes que...no sigue las liciones de este libro". 

-Sancho no quiere volver con las manos vacías, aunque se dé cuenta de que la tienda es de disfraces. Elige para don Quijote lo que más se asemeja a una armadura: "un rosario de planchas de plástico doradas y brillantes que le cubrían el cuerpo todo, salvo por los codos y las rodillas". Para él mismo, escoge como una funda de pelo rematada por una capucha con dos pequeñas orejas como de oso y garras en las manos.

-Una vez que se ven mudados con sus nuevas galas, el caballero las tiene por muy dignas de su misión. No saben que van disfrazados como un C-3PO y un ewok respectivamente. Desconocen que homenajean el estreno de una película que tampoco conocen: La guerra de las galaxias. 

-Ni siquiera pueden saber lo que es una película. Yo de cine tampoco...Acabo de leer que el personaje androide C-3PO domina seis millones de formas de comunicación. ¡No es tan inverosímil que don Quijote entienda el inglés! 



-No saben nada de cine, de hambre saben mucho. No llevan ni tres minutos andando cuando se detienen husmeando el aire. Llevan una semana ingiriendo comida precocinada y, como es natural, les atrae el olor a olla caliente que sale de un restaurante. No se imaginan la peculiaridad de tamaño restaurante. 

-Comienzan las aventuras de la entrañable pareja, en un sueño quijotesco de Marina Perezagua. ¡Un sueño con mucha agua como su nombre y sus aficiones indican! Hasta la próxima semana, Austri.


¡Agua!

-Ese nervio por socorrer a los menesterosos, así era mi don Quijote. Fiel a su misión, la que le dictaba la orden de caballería, el Amadís que no la Biblia. Esta vez no me han oído, seguiré atento los comentarios de estas dos mujeres que tanto hablan de mi libro y del de la dama sevillana pendolista. ¡Y qué cosas más extrañas dicen! ¡Escribe bien pardiez!

-Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino 

Y Austri

Con la colaboración del busto parlante de Cervantes

Texto de color naranja tomado directamente de:
Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee). Marina Perezagua. 
Primera edición: septiembre de 2016.
Los libros del lince s.l., 2016.
ISBN 978-84-15070-72-6

jueves, 8 de diciembre de 2016

Don Quijote de Manhattan: "posos de melancolía".



Comentario como introducción a la novela Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee) , de Marina Perezagua. Para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

Era 6 de diciembre. Apenas pasado el mediodía, los amarillos rayos de Apolo alanceaban algunas venerables piedras de la ciudad de Burgos y despertaban la voluptuosidad de los endomingados. Llevaba yo, en la mano, un libro intitulado Don Quijote de Manhattan, de Marina Perezagua, el cual no ha mucho tiempo que salía de la estampa en la villa de Barcelona, en papel offset ahuesado de 80 gramos. Me acerqué al busto de Miguel de Cervantes, en el Paseo de la Isla, porque  se me había pasado por  las mientes una imagen como de molde. ¡En Manhattan! ¡Las Indias septentrionales! ¿Cuál será el parecer de don Miguel sobre tamaño viaje para su creatura de ficción?

Por el paseo de al lado, caminaba con cierta prisa, un matrimonio joven con sus hijo, un  muchachito de muy tierna edad que señalaba insistentemente el pétreo monumento y preguntaba qué ponía ahí. El padre no consideró necesario acercarse para satisfacer la curiosidad del retoño y no dudó en preguntármelo a mí, la persona desconocida más próxima. Leí y proclamé con cierto retintín:"A Cervantes". El niño sonrió y la familia se alejó satisfecha, sin curiosidad añadida. Cervantes qué bien, un señor muy importante, no lo sabíamos, apúntalo, te lo pueden preguntar en el colegio...


Me quedé mirando la inscripción "A Cervantes" y coloqué Don Quijote de Manhattan, para la foto. En ese momento, descubrí a mi vieja amiga Austri.

-¡Austri! ¿Vas a echarme una mano con la nueva lectura? ¿Qué te parece?

-Esta mañana se disipó la niebla y aquí me tienes. Me parece una "graciosa y triste y alegre historia", como la define la misma doña Marina Perezagua. ¿Qué sabes de ella? Creo que Pedro Ojeda ya os adelantó algo, en la última reunión, la de Niebla. Coge tu libro de notas.

-A nuestro profesor le parece muy interesante la escritora, además de su novela. Quería leerla con nosotros porque "es una escritora que vamos a ver en los próximos años". Su vida y personalidad es interesante. Mira lo que dice aquí, en la cubierta del libro:

"Marina Perezagua nació en Sevilla y vive en Nueva York, donde se dedica a la escritura. Ha sido durante largos años profesora en las universidades de Stony Brook y de Nueva York, y en el Instituto Cervantes de Lyon...". 


Tras dos libros de cuentos, Criaturas abisales (2011) y Leche (2013), escribió la novela Yoro (2015), un éxito mundial.


Recibió el premio Sor Juana Inés de la Cruz, el premio más importante a una escritora de lengua española. Un día soñó con don Quijote y Sancho en mitad de Manhattan. Cogió a ambos y los llevó al Nueva York actual, con la Biblia en la mano. Así nació Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee), escrito en dos meses y medio de trabajo, con jornadas de catorce horas diarias. 

-En las entrevistas, se revelan tres rasgos de su personalidad:  la intensidad, la obsesión y la disciplina. Tuvo que vencer un trastorno obsesivo compulsivo que le impedía dormir, al tener que levantarse una y otra vez para comprobar que había apagado el gas. Decidió dedicarse exclusivamente a la literatura, escribiendo y leyendo desde las cinco de la mañana y dedicando cuatro o cinco horas de la tarde a la natación. La disciplina le sirvió, estamos seguros de que cae a la cama rendida.



-Rendida y hecha polvo. Practica también el buceo de apnea. Atravesó el estrecho de Gibraltar a nado. Pero dejemos el agua y vamos con don Quijote. Escucha:

"...un día 17 de enero del año 2016, el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y su leal escudero Sancho Panza, ambos amnésicos, ambos desraizados de sus recuerdos, familias o aficiones, y doloridos por sabe el diablo qué género de caída, se despertaron en una acera en pleno centro de este isla que se llama Manhattan...".

-¿No decía Unamuno que era imposible resucitar a don Quijote? Porque esto tiene todo el aspecto de una resurrección a una nueva vida. ¡Tienen recuerdos que no reconocen como recuerdos! 

"...ni hidalgo ni escudero dejaron nunca de sentir, en el fondo de sus almas, unos posos de melancolía que les llevaban a recordar cosas-que pensaban ellos-nunca habían conocido..."

-Piensan que han soñado: "...reminiscencias de molinos, pastores enamorados, jayanes, sabios, libros prohibidos y hasta el sabor de un tocino bien curado."


-¡Sueños! ¡Posos de melancolía! ¡Nunca! Mi don Quijote no puede olvidar los libros que abrasó el ama, sus amados libros de caballería. Ni la lucha contra los molinos que movían más brazos que los del gigante Briareo. Ni su ideal caballeresco. Ni Sancho Panza olvidará su ínsula y el sabor de un buen tocino. ¡Ellos saben muy bien que lo han vivido, que no lo han soñado! ¡Hacedlo saber a doña Marina, hermosa dama sevillana! ¡Ni amnésicos ni desraizados! Aunque viajen a las Indias o al reino del preste Juan. 

-¿Has oído tú lo mismo que yo, María Ángeles?

-Sí, Austri, es la voz de Cervantes que tiene su opinión al respecto. ¿No habremos sido contagiadas por alguna quijotesca e incurable locura? 

-Tranquila, María Ángeles. Sólo tenemos que mostrarle el libro y convencerlo de que la "entrañable pareja" no es desvirtuada bajo la pluma de doña Marina Perezagua.

Foto Esmeralda

-Aunque, en lugar de los libros de caballería, sea la Biblia la que le mueva a arreglar un mundo sin arreglo. Vivirá aventuras y desfacerá entuertos. Será apaleado y aclamado. Un homenaje a los dos libros más leídos del mundo que agradaría a don Miguel de Cervantes. ¿Es todavía posible pensar que el mundo pueda tener arreglo? ¿Es posible pensarlo desde Nueva York, "una ciudad desmedida donde dialoga lo peor y lo mejor del ser humano"

-Aunque don Quijote vaya vestido de androide C-3PO, con planchas de plástico y Sancho sea un bondadoso y peludo ewok. ¡Y los dos sin montura! Ni Rocinante ni rucio. Tal vez lleven las piernas algo arqueadas.

-Convenceremos a don Miguel. ¡Ay María Ángeles, que ya estás lista para la Casa del Nuncio! Has caído en la sinrazón, porque...vamos a ver. ¿Cómo es que el ingenioso hidalgo y el leal escudero aterrizan en el siglo XXI, procedentes del XVII, amnésicos perdidos? 

-Por obra del Tiempo y "las divinas leyes de la aleatoriedad".

-¿Y cómo es eso de que aterricen provistos de tarjeta de crédito ?

".Cansados..se metieron en el primer hostal que hallaron. De una manera en apariencia natural pero un tanto insólita para él mismo, sacó don Quijote una pequeña lámina de plástico del zurrón que llevaba al cinto, la deslizó por una máquina que le entregó la señora de recepción y pagó por adelantado siete días."

¿Y de tarjeta sanitaria?

"El infortunado y magullado don Quijote...se volvió a Sancho, que,...entregó en la ventanilla la tarjeta del seguro médico del hidalgo."


Las más usadas (Wikipedia)

El narrador explica y no nos convence: "Acaso...al menos en aquel instante el peso de los nuevos tiempos que corrían fuera superior a la levedad del siglo disipado en el que habían nacido."

-El seguro médico está vencido y le pasarán factura, pero los lectores ya no nos extrañamos de nada. 

-Les acompañamos en su aventuras, que "nublada su capacidad de discernimiento, quedó impresa en su voluntad, como en letras de bronce, la idea de recorrer las calles de esa ciudad que, sin duda, debía limpiar de agravios y sinrazones".

-¡Este es mi don Quijote!

-Escuche don Miguel, que la dama sevillana nos pinta un amanecer de los suyos:

"Apenas desplegada la aurora, los sonrosados rayos de Apolo alancearon la ciudad de Nueva York como a doncella en su tálamo nupcial".

-A don Miguel le ha debido hacer gracia el amanecer paródico. Se oyen carcajadas. 

-¡Ja ja ja ja ja ja ja ja! ¡Qué habilidad con la péndola la de la dama sevillana aclimatada en las Indias septentrionales! ¡La que nada como un peje! ¡Dos raras habilidades para una mujer, voto a Dios!

Vamos por buen camino. Y yo llevo el que va directo al psiquiátrico. Tengo una amiga ente de ficción y las esculturas me hablan. ¡Y escribo en un blog!

Eso último es lo más grave, ya me lo dijeron en una venerable ocasión. ¡Bloguera!

Hasta otro día, Austri, aquí junto al busto de Cervantes. 

Un abrazo de María Ángeles Merino

Y Austri

Con la colaboración del busto parlante de Cervantes

Texto de color naranja tomado directamente de:
Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee). Marina Perezagua. 
Primera edición: septiembre de 2016.
Los libros del lince s.l., 2016.
ISBN 978-84-15070-72-6