lunes, 25 de julio de 2016

Recuerdo de cuando un río nos llevaba (12 de julio de 2014).


"Los hombres contemplaban satisfechos su obra final. El último adobo en la última presa: la del molino de Aranjuez, al pie mismo del jardín real de la Isla…"

Palacio de Aranjuez y río Tajo (Wikipedia)

"... el ángulo blanco y rosa del palacio real, con su graciosa cúpula emplomada"


"Sí, desde aquel momento conducir la maderada era un jugoso paseo por la orilla del río,  a la sombra de los árboles frondosos..."


"Parece que allí florecen todavía los discretos galanes y los placeres del Real Sitio".


"Hay como un aire más denso y vivo a la vez, de pasión y de picardía..."


"...llegó el maestre con todos los cuadrilleros a ejecutar la última y tradicional ceremonia del viaje"


"Aquí olía a fresco..."


"el agua susurraba por todas partes en lugar de los secos aletazos del aire"


"Y después de recibir las felicitaciones  de todos..."


"Por encima de las frondas seguía la furia del fuego, la garra del verano..."


He aprovechado las palabras del capítulo "Real Sitio", el último de "El río que nos lleva", para confeccionar un pequeño reportaje "collage"de la última lectura colectiva de este curso, la que disfrutamos en Aranjuez, el pasado sabado, 12 de julio. 

Era "la última y tradicional ceremonia". El agua susurraba y las altas frondas nos protegían de la garra del verano. Y Pedro Ojeda nos cautivó con sus palabras, a la sombra del dios Apolo. Los lectores terminamos de tejer nuestra visión de "El río que nos lleva", de José Luis Sampedro. Los árboles de Aranjuez nos prestaron hilo verde para rematar una satisfactoria labor. Porque la novela nos había gustado a todos. Y todos aprendimos de todos, por eso es una lectura colectiva.

Gracias a todos los que lo hicieron posible.

María Ángeles Merino

Enlace interesante: este pequeño vídeo publicado en la página de la AAAAUBU. Comprobad con qué ímpetu hablo del palio que compró el cura de Viana. 

6 comentarios:

DORCA´S LIBRARY dijo...

Hablar de literatura en un entorno tan bonito, es lo más parecido al Paraíso.
El río de José Luis Sampedro no es el mismo que vosotros visteis. El río cambia a cada instante. La velocidad del agua, el color de sus aguas, todo se transforma haciéndose eco de la luz que le ilumina o la sombra que le acoge. Hay muchos ríos en uno.
Sois unos privilegiados por poder disfrutar de todo eso.
Me ha gustado mucho tu entrada. Un abrazo, caminante.

Paco Cuesta dijo...

Bonito recuerdo. Gracias.
Besos

Abejita de la Vega dijo...

El río no es el mismo ni nosotros tampoco. Sólo queda el recuerdo. Un abrazo amiga caminante.

Abejita de la Vega dijo...

Un abrazo Paco.Recordemos.

Abejita de la Vega dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Abejita de la Vega dijo...
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