lunes, 5 de octubre de 2015

Diego Fernández Magdaleno, con sus palabras y su música, en la inauguración del curso 2015-2016, del Club de Lectura de "La acequia".



Entrada final para la lectura colectiva del libro "El tiempo incinerado" del músico Diego Fernández Magdalenodirigida por el profesor Pedro Ojeda, en su blog "La acequia" y en el Club de Lectura de la UBU. 

En esta ocasión, redacto un pequeño reportaje que recoge la inauguración del curso 2015-2016 del Club de Lectura, el día 2 de octubre de 2015, en el Auditorio de la Fundación Caja Círculo, en la calle Julio Sáez de la Hoya, en Burgos.

Comienza el acto con la intervención del presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, D. Manuel Sancho. Tras el agradecimiento a la Fundación Caja Círculo, y saludarnos a todos los asistentes, nos presenta a Diego Fernández Magdaleno y a Pedro Ojeda:

D.F.M. ocupa un importante lugar en el panorama de la Música Española Contemporánea, con doscientos cincuenta estrenos absolutos y el Premio Nacional de Música. Culto, sólido y sensible, con una creatividad fresca y entusiasmada.

El tiempo intimista, sentimientos que van y vienen, el debate se presenta interesante. Toman la palabra Diego Fernández Magdaleno y Pedro Ojeda. Gracias y éxitos.


Pedro Ojeda puntualiza que Diego Fernández Magdaleno viene como autor, como un gran escritor, un magnífico escritor.

Estamos, además, ante uno de los mejores intérpretes de piano que hay en Europa y vamos a escuchar unas piezas musicales dedicadas a su padre. No es la primera vez que toca para su padre; pero es la primera vez que se unen las dos líneas: la literatura y la música. Es un acto bonito, un privilegio, gracias a la generosidad de Diego.



“El tiempo incinerado” es el diario de 2004. Ha sido nuestra lectura durante este mes de septiembre.





Continúa en “Razón y desencanto”, los de 2005 y 2006. Son libros prácticamente agotados que no van a volver a estar en el mercado.


En el mismo caso está  el “Poemario” ("El libro del miedo") del que le hubiera gustado proponer una lectura colectiva, pero no es posible, ya no existe.


Pedro Ojeda nos pide que no le cansemos mucho, que "lo bueno si breve, dos veces bueno", que nos quedemos con ganas de que venga otro día.



Diego Fernández Magdaleno lee como escribe y como da clases. Hay una coherencia que se percibe en su obra. ¿De qué manera esa coherencia?

Antes de contestar a la pregunta, D.F.M. destaca el trabajo extraordinario de "La acequia" y da las gracias a la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos por hacer posible este acto tan especial para él y a los lectores "por la paciencia que han tenido para leerme".

Desde pequeño necesita la música y la escritura de tal manera que no sabe distinguir cuando surge una y otra necesidad. La técnica es distinta, la vocación es, en ambos casos, es la de hacer "lo que no puedo no hacer": tocar y escribir. No piensa en que sean tareas distintas, no decide cuando una cuando otra.

Para P.O., cuando Diego interpreta tiene esa coherencia, se percibe el estilo.



P.O. ha recogido preguntas de gente que no ha podido venir:

-¿Por qué un diario? ¿Por qué 2004?


Por azar, ha escrito diarios siempre. Virginia Woolf decía que "las cosas suceden cuando se escriben". Él piensa algo parecido y levanta acta de algo que le ha sucedido.

¿Por qué publicar tu diario?

Por casualidad, se lo dijeron cuando ya había empezado el 2004. Se preguntó, como Virginia Woolf, qué ha pasado, cómo era el sol. No sabía que el 2004 había de ser tan importante, surgen temas que no estaban en sus diarios anteriores. No contaba con la enfermedad de su padre. El diario iba a ser sobre música, literatura, algunas personas...En un diario hay fechas, toda persona se conmueve ante una fecha, la fecha es imposible obviar.

¿Hay dos versiones del diario?

Interviene la corrección, la eliminación de cosas que, por pudor, no se pueden escribir. Escribe el día que figura, después corrige, reduce.

¿Una emoción, una idea?

Escribe por la noche, aunque no siempre. No selecciona, se impone algo concreto y sobre ese tema escribe.


Nunca lee lo que ya no puede cambiar. Ahora ha vuelto a leer "El tiempo incinerado" para responder a las preguntas. Tiene 43 años, tenía 32, es una persona distinta, hay cosas que ya no piensa como el que escribió este libro. Hay una vehemencia que ya no tiene, ahora no le importa no tener razón. Sin embargo, se reconoce en las personas que salen, lo que hay de él en esas personas. Pero la seguridad que tenía ya no la tiene. En educación, en política...ya no la tiene.

¿Cómo interpretas el mundo a partir de círculos concéntricos?

Luis, su representante, comprende que no se vaya de Medina de Rioseco. Las raíces, los amigos que le van construyendo, eso es lo que sigue vivo, las personas. Lo preocupante sería que siguiera pensando igual. Lo sustancial sigue unas coordenadas similares. 

¿Por qué vives en Medina de Rioseco?

Porque le gusta vivir en comunidad, donde le conocen, entra en una cafetería y saben lo que quiere tomar, en todas partes hay algo de él, es una relación personal. Le dicen que piensa así porque no trabaja en Medina. Sólo tiene allí relaciones positivas, "por eso soy hijo predilecto" afirma. Donde ha vivido su familia, una manera de vivir necesaria, entiende que muchas personas no lo vean así.



"Diego no es dogmático, ni para sí mismo, ni para los demás" concluye Pedro Ojeda y nos cuenta la anécdota de aquel día en que paseaba por Medina y la persona que le acompañaba miraba el escaparate de una zapatería. Empezaron a hablar con el zapatero y la conversación era Diego. Las personas son parte de su espacio, uno enseguida ve su mundo, aunque no conozca Medina de Rioseco.

Un diario se selecciona, "esa calidad de escritura es igual que cuando se acerca al piano", opina P.O. 


Para la selección, Diego dice confiar en en algunas personas que le dicen que algo está listo para ser publicado. Acaba de grabar un disco, comprende que hay que grabar discos; pero "la música es algo que no se puede fijar".  Le cuesta sujetar, fijar: "el disco no es igual, yo no soy igual". No es posible bañarse dos veces en el mismo río, como decía Heráclito. Grabar es un esfuerzo de fijación: Luis, si no está Luis yo no lo grabo. Luis dice suéltalo y yo lo suelto y si no, no. No puedo separarme de la partitura...yo veo una obra y me gusta...me dice Luis eres tú y ya no me gusta tanto". 



En cuanto a los libros, un libro suyo es como ir con una maleta vieja, él no pude verlo desde la distancia.

Pedro Ojeda habla de trilogía, aunque él no lo haya considerado así. ¿Por qué terminar con un poemario?

Siempre ha escrito poemas pero le daba miedo publicarlos. Escribir y tocar el piano, este hombre qué hace.

"El tiempo incinerado" es el libro dedicado a la memoria de su padre."El libro del miedo" lo completa. Su padre está en el libro, él estuvo en la enfermedad de su padre, en los hospitales. Tenía cáncer pero había una normalización de la experiencia porque los problemas se jerarquizan solos y se impone una norma. 

El mundo se convierte en otra cosa, se establece una relación con la personas que han muerto. Diego nota la presencia de su padre y le hace decidir. Y hay cosas de sus maestros que hasta entonces no estaba preparado para aprenderlas. Es "la luz delas estrellas que han muerto". 

"La luz de las estrellas que han muerto". 

Ante esta hermosa frase, Pedro Ojeda dice que es la mejor definición que se puede dar a la enseñanza. La que esto escribe se pone a pensar, inmediatamente, en las estrellas muertas que le siguen dando luz.


Pasamos a las preguntas. 

A un lector le ha llamado la atención la rapidez con que lee, dice leer un libro en una tarde. ¿Cómo es posible? Diego se hace la pregunta que muchos hemos pensado: ¿Cómo puede este hombre leer en...? La respuesta: "leo siempre, leo despacio, vuelvo a leer, siempre estoy con eso". 

Otro lector ve contradicción entre "lo que te gusta tu profesión" y lo de "el que aplaude...aplaude a un esclavo". Le pregunta si todavía no ha asimilado lo del público o todavía estás mejor sin público.

Diego va desgranando una respuesta:

Me dedico a la música contemporánea, algo que no interesa a nadie. Tocar un instrumento es una esclavitud, da pánico usar esa palabra. Yo no puedo no tocar el piano.No puedo vivir sin hacer eso. La vocación es lo que no puedo no hacer. Si no hay público, no puedo tocar. Hay amigos que consideran que algo están haciendo mal si lo aplauden mucho. A las personas les gusta más reconocer música que escuchar música. El público es fundamental para un intérprete. ¿Dónde dice eso del público?

Pedro Ojeda aclara que Diego utiliza la duda para reflexionar, se le impone la necesidad de la música. Utiliza la duda para saltar a una forma de conocimiento mejor. Mejor sin testigos, dice el diario. 

Hay cosas del diario, afirma D.F.M., que ahora no piensa, ha cambiado. Eso fue una reacción a una mala experiencia de ese día. No sabe vivir sin tocar; pero el "debería estar practicando" es algo que pesa mucho. Lo resume todo la palabra angustia.

Toman la palabra otros lectores:

"Me ha parecido más fácil leer el libro ahora que te conozco".

"Es un libro difícil, es un libro para enseñar a pensar"

P.O. le pregunta si sigue pensando lo mismo de los "gerentes"

Diego tiene ahora una opinión parecida; pero no la escribiría de una forma tan cruda:

La música contemporánea, su mundo, no existe en el mundo de la lectura, si le preguntan a alguien por ella...hay quien pensaría en Ramoncín. Y las personas que la gestionan no saben nada. Y no se puede ser gestor sin saber lo que se gestiona, no tiene sentido. Es como si a él le llamaran para gestor de la industria agroalimentaria de Castilla y León...Es imposible serlo sin saber cómo y sin saber qué.

Pedro Ojeda recuerda aquello de "pero es un buen gestor". Y cita el caso de gestores de teatro que nunca han visto una obra. 

El escritor Óscar Esquivias, tan querido en nuestro grupo de lectura, estaba entre el público y le preguntó:

¿Te cambió tu forma de escribir el diario cuando sabías que ibas a tener un lector? ¿Cambió tu forma de sentir el saber que se iba a publicar? ¿Publicarías los de la adolescencia? ¿Se los dabas a leer a alguien?



Óscar Esquivias entre el público.

Diego contesta que no modificó nada la escritura. En cuanto a los de la adolescencia se lo tendría que decir a Luis. Se los daba a leer a sus hermanos. Ahora no lo tiene tan claro como antes, cada día duda más de lo que piensa y no tiene tanta fuerza. Y nos confiesa:

"Estoy especialmente bajo últimamente".


P.O. piensa que "El tiempo incinerado" nos ofrece un abanico cultural muy amplio, maravilloso. Y tiene otro valor, el del testimonio de parte de la vida de un buen escritor y de uno de los mejores intérpretes de piano.

D.F.M. se define: Soy ahora menos dogmático. Esta nota no puede ser, yo nunca digo eso, yo voy hacia atrás.

Así es Diego Fernández Magdaleno. Gracias, Diego.

Se interrumpe el acto unos minutos, el pianista necesita concentración y silencio. Pedro nos recuerda la advertencia de no grabar en ningún soporte, respetando los derechos de autor y de imagen.  

Diego Fernández Magdaleno nos ofrece diez emocionantes minutos de gran música. Es una obra que Albert Sardá compuso en homenaje al padre de Diego, este conocía al compositor y le gustaba. Es una pieza basada en la música del flamenco. Después, todo seguido, como una suite, otras composiciones de autores españoles e ingleses. 

Diego se transforma al piano, ya no hay muerte, todo es vida. ¡Y qué vida la que brota de sus manos!


La que esto escribe no se sintió capaz de preguntar, le intimida hablar cuando no está en su salsa, en su ambiente habitual. Le hubiera preguntado por su fascinación ante la vida y la obra de tres poetas suicidas: Woolf, Sexton y Plath. Y por  la voz  que se desliza  "para buscar tu atención y no abandonarte nunca". Tal vez la de quien, tras el 11M, le cambió la ciudad en llamas por los amados cielos de Goya, "ella".

Las notas de mi cuaderno han cumplido su misión, hay cosas que se me habrán pasado por alto, los que estuvisteis allí podéis completar mi cuaderno y enmendar lo enmendable.


Un abrazo para los que pasáis por aquí y uno, muy especial, para el músico y escritor Diego Fernández Magdaleno. Los de la lectura colectiva de "La acequia" no olvidaremos las dos horas de la tarde del 2 de octubre de 2015, en el salón de Cajacírculo de Burgos, nunca, seguro. 

Gracias, Pedro, por traérnoslo.

María Ángeles Merino


11 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Buena crónica de lo que allí ocurrió. Gracias por tu presencia y tu trabajo. Disfrutamos todos, eso es lo importante.

pancho dijo...

De pequeño reportaje nada de nada, una entrada grande y minuciosa como la catedral de tu ciudad, con todas las de la ley. Y muy bien ilustrada, de experto profesional.
Un abrazo y agradecido por todos los detalles que nos das del acto.

Bertha dijo...

Y gracias a ti por dejarnos estos apuntes y saber un poco más de este autor y gran músico.

Un abrazo Mª Angeles.

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

¡Gracias!, nos has dejado una estupenda crónica .
Es una suerte que existan personas enamoradas de lo que hacen, porque el resultado tiene que llevar el sello de lo bien hecho.

“Me dedico a la música contemporánea, algo que no interesa a nadie. Tocar un instrumento es una esclavitud, da pánico usar esa palabra. Yo no puedo no tocar el piano. No puedo vivir sin hacer eso. La vocación es lo que no puedo no hacer.”

Iba a señalar la frase de:
"Estoy especialmente bajo últimamente", pero confío que después de sentir lo que se le aprecia por sus escritos y por la "incomprendida música contemporánea", DFM, remonte, cargado de energía.

Abrazos.

mojadopapel dijo...

Exhaustivo trabajo Maria Ángeles, si alguien sintió pena por no haber asistido puede resarcirse con este detallado resumen , al que no le falta ni sobra nada, del fantástico acto que tuvimos allí. Magnifico.

mojadopapel dijo...

Exhaustivo trabajo Maria Ángeles, si alguien sintió pena por no haber asistido puede resarcirse con este detallado resumen , al que no le falta ni sobra nada, del fantástico acto que tuvimos allí. Magnifico.

Edurne dijo...

Leer tus crónicas es como estar allí...
Y a mí s eme pone el colmillo larguísimo!
Jejejeje!
Gracias!
Y besos.
;)

DORCA´S LIBRARY dijo...

Gracias a ti pude saber que se celebraba ese acto. No sabía exactamente lo que me iba a encontrar, y la verdad es que fue mágico. Vi a un hombre de una gran sensibilidad y por momentos, muy frágil, como todo lo bello.
Me fijé en sus manos, blancas, de largos dedos, que se movían en el aire como etéreas. Reconozco que no he escuchado mucha música contemporánea, no la entiendo mucho. Quizá por eso las primeras notas que Diego arrancó del piano, me sonaron un tanto chocantes. Luego vino la parte más melódica. Fue como la armonía del caos.
Gracias por darme la oportunidad de asistir a ese momento tan especial.
Un abrazo, amiga de caminos.

María Pilar dijo...

¡Qué buena cronista eres Mª Ángeles! Cuidas tanto el detalle que nos hacemos a la idea de haber estado allí. ¡Felicidades!
Besos

Ele Bergón dijo...

Creí que había comentado esta entrada, pero compruebo que no lo he hecho. Fue una gran tarde noche para no olvidar.A mi lado no parabas de escribir. Aquí está el excelente resultado.

Besos

Carmen Turrientes dijo...

Gracias a Pedro y a todos los que he tenido el privilegio de ver estos años. Os seguiré y leeré los libros. Todo mi cariño con un abrazo.